Basado en 2 Corintios 5:1-10 (Versión Reina Valera 1960)
Porque sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos. Y por esto también gemimos, deseando ser revestidos de aquella nuestra habitación celestial; pues así seremos hallados vestidos, y no desnudos. Porque asimismo los que estamos en este tabernáculo gemimos con angustia; porque no quisiéramos ser desnudados, sino revestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida. Mas el que nos hizo para esto mismo es Dios, quien nos ha dado las arras del Espíritu. Así que vivimos confiados siempre, y sabiendo que entre tanto que estamos en el cuerpo, estamos ausentes del Señor (porque por fe andamos, no por vista); pero confiamos, y más quisiéramos estar ausentes del cuerpo, y presentes al Señor. Por tanto procuramos también, o ausentes o presentes, serle agradables. Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo.
Abraham Lincoln dijo: Nosotros aquí altamente resolvemos que estos muertos no murieron en vano – que esta nación, bajo Dios, tendrá un nuevo nacimiento de libertad – y este gobierno del pueblo, por el pueblo, para el pueblo, no perecerá de la tierra. El Presidente Lincoln hablo estas palabras durante su discurso de Gettysburg en la tarde del jueves, 19 de noviembre del 1863, mientras una de las guerras más sangrientas de la historia Estado Unidense estaba en su transcurso. La Guerra Civil de los EU fue entre 1861 hasta 1865. Cobro más de 785,000 vidas. Los EU estaban dividos donde familiares se mataron el uno al otro: padre contra hijo, y hermano contra hermano. Cientos de miles de vidas fueron sacrificadas por distintos ideales y principios. ¿Qué tipo de determinación fue necesaria para que un país se sanara de tal horror?
Una de las palabras claves que uso el Presidente Lincoln en su discurso tan significativo fue la palabra: resolver. Hoy no usamos mucho esta palabra. Se define así: Llegar a una decisión definida y sincera; determinado (a hacer algo) (traducción del inglés). Es una idea del pasado cuando se trata de ideales significativos. La resolución o la determinación de la mayoría se ha vuelto para alcanzar cosas más temporáneas o mundanas como las posesiones materiales, relaciones superficiales, aventuras, pasatiempos, etc. Algunos hasta arriesgan la vida por un pasatiempo, por ejemplo. No quiere decir que algunas de estas cosas sean malas (aunque algunas si pueden serlas). El problema es que no hay ninguna resolución o determinación para aquellas cosas que tienen real significado o desinteresado. No hay real sacrificio para aquellas cosas que importan en la vida. Luce que la mayoría están determinados en sacrificar aquello que si vale por cosas que no valen nada. ¿Por qué?
Si examinamos la fe cristiana en general de hoy en día, hay poco o ninguna resolución para las cosas de Dios. La mayoría se rinden a la primera señal de dureza. Ya no les interesa mucho seguir a Cristo cuando la Biblia dice algo en contra de lo que desean o quieren practicar. Muchos se avergüenzan de declarar su fe públicamente. Prefieren mantener su relación con Cristo como un secreto, con la excusa de que es algo “muy personal”. Si un grupo de personas resolvieron dentro de sí mismo de ayudar a unir y sanar una nación después de algo tan horrible (como la Guerra Civil de Estados Unidos), ¿Por qué nos es tan difícil vivir por y seguir a Cristo?
Una de las respuestas es que a muchos le han lavado el cerebro con un evangelio muy fácil y sin sentido. Es un tipo de doctrina de flojera y despreocupación, donde prácticamente se anima a las personas a ser débiles e infieles a Dios. Se selecciona pasajes bíblicos muy cuidadosamente para sustanciar un estilo de vida irresponsable. Muchos adoctrinan a las personas a creer en un Dios “que perdona y tiene misericordia de todo”, tratando de eliminar la Santidad de Dios y el discipulado. Es un evangelio que abandona los otros principios que Dios enseña a través de toda Su Palabra. Creo que esos otros miles de capítulos son rellenos nada más, ¿verdad? ¡Claro que no! La Santa Biblia es el completo consejo de Dios para el hombre, y necesita ser tomada en Su plenitud; no solo las partes que te gustan o que favorecen tus propósitos.
Pretendamos por un momento que te vas a casar con alguien, y que la persona con la que estas por casarte solo quiere aceptar ciertas partes de ti. Digamos que le gustan tus ojos, tu pelo, y porque no; tus piernas. Pero no sienten nada por el resto. Así que, de alguna manera físicamente separan esas partes que les gusta y botan el resto. Sé que la visual es horrible y exagerada, pero entiendes el punto, ¿no? Si las personas desean ser aceptadas completamente, con todas sus partes, entonces, ¿Por qué tantos tratan de solo sacar lo que les gusta de Dios, o solo esas cosas que le favorecen? Y, si deseamos que alguien esté con nosotros, vayan las cosas bien o no, ¿Por qué tantos abandonan a Dios tan fácilmente?
Creo que todos quieren ir al cielo, pero no muchos quieren hacer nada al respecto. Y aquí está la otra falsa enseñanza. ¿Somos salvos por gracia y no por obras? ¡Por supuesto que somos salvos por gracia nada más! Pero, ¿significa que no es importante seguir a Cristo? ¡De ninguna manera! El intento de Dios no es que solo seamos creyentes en Cristo. Debemos ser seguidores o discípulos de Cristo; lo cual significa que debemos seguirle y vivir lo que nos enseña. Cuando rendimos nuestras vidas a Cristo, es solo el comienzo. Debemos permitirle al Espíritu Santo a que trabaje en nuestras vidas, dejándolo que nos transforme a lo que Dios quiere que seamos. Dios está en el asunto de transformar y cambiar las vidas; no en dejarlas rotas y caídas.
Y aquí es donde entra nuestro pasaje de hoy. Debemos resolver o determinar dentro de nosotros mismos si deseamos realmente seguir a Cristo, o no. Debemos mantener en mente, si hemos resuelto seguir a Cristo, que lo que hacemos aquí y ahora cuenta hacia la eternidad. Porque escrito esta: Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo. Lo bueno o malo que hacemos aquí cuenta en contra, o a favor nuestro. ¡Hay un juicio final! ¡Dios juzgara a Su pueblo también! Si entendemos esto, entonces debemos entender que tenemos una responsabilidad con la fe. No debemos vivir nuestras vidas irresponsablemente, asumiendo que a Dios no le importa lo que hacemos con nosotros mismos. A Él le importa, y cada ser humano (especialmente los creyentes) darán cuentas por sus acciones. Así que, la pregunta es: ¿Has resuelto en tu corazón de hacer lo mejor posible con la eterna oportunidad que Dios te ha dado a través de Jesucristo? ¡Qué el Señor les bendiga! John