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Se lidiará con el orgullo - Isaías 14:12-17

Basado en Isaías 14:12-17 (Versión Reina Valera 1960)

¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las naciones. Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte; sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo. Mas tú derribado eres hasta el Seol, a los lados del abismo. Se inclinarán hacia ti los que te vean, te contemplarán, diciendo: ¿Es este aquel varón que hacía temblar la tierra, que trastornaba los reinos; que puso el mundo como un desierto, que asoló sus ciudades, que a sus presos nunca abrió la cárcel?

Este pasaje revela lo que causo y como fue la caída de Lucero, el que ahora es conocido como Satanás. El enemigo no siempre fue lo que es hoy. El comenzó como algo distinto. Pero dado el misterio de la iniquidad, en algún momento en la antigüedad entro la envidia en él y dio a luz el orgullo, y el orgullo dió el más horrible producto, y como tal, quiso ser como Dios. La gran mayoría de las personas, especialmente los que profesan a lo menos tener algo de fe en Dios, pensarían de esto como algo inaceptable o hasta horrible, y lo es, pero la gran mayoría hoy hacen tal o hasta peor mal, y por desgracia, dentro de los que dicen creer en Dios, y si persisten en su pecado, sin un completo arrepentimiento, terminarán en el mismo lugar que el enemigo, eternamente condenados por el juicio de Dios.

Hay un mal inexplicable en el hombre hoy, y es inexplicable porque no tiene nada de lógica. Es una necedad que sobrepasa los limites hasta de lo natural, pero claro, todo como producto de la tentación e influencia diabólica. Mucho del hombre hoy envidia a Dios, aún el supuesto creyente porque desea ser como Dios. Dirán muchos: ¿Cómo puede ser esto? Y esto los asombrará porque es un mal muy enlazado en todo en su vida, aún dentro de su supuesta fe. La gran mayoría del ser humano desea ser como Dios, muy parecido a Lucero, en el sentido de que desea llevar a cabo su voluntad y no la de Dios. Y es más, la gran mayoría de los supuestos creyentes ven a Dios como su siervo y no como el Señor y Dios que es. Tratan a Dios como si El existiera para servirle a ellos, y para que El cumpla sus deseos. Y esto es tal orgullo, y tal desorden, que solo es castigable con el infierno, tal como Dios condenará al enemigo por toda la eternidad al lago de fuego, donde el mismo infierno será echado. Algunos preguntarán, ¿Pero no podemos buscar de Dios para que nos ayude con nuestros problemas? Si, se puede, pero eso no puede ser la base de nuestra relación con Dios. No se puede tratar nuestra relación con Dios de que El haga nuestra voluntad. Muchos tratan a Dios como muchas distintas cosas, pero si no se someten a El como Señor, sencillamente no hay salvación. Es imposible, por mucha fe que profesen tener, por mucho que digan que hasta le sirven, si el Señor Jesucristo no es aceptado y tratado literalmente como el Señor en tu vida, nunca veras la vida eterna, sino que dejarás a la envidia y el orgullo preparar tu propio camino a la perdición, tal como le sucedió a Lucero.

La Palabra de Dios dice esto: Mas ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos: que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. Romanos 10:8-10. El asunto es que la salvación solo se alcanza si se acepta y se trata al Señor Jesucristo como Señor, y debe ser algo de corazón y en la práctica. No puede ser algo de palabras nada más. Si El es Señor, entonces debemos sujetarnos a hacer lo que El diga que hagamos a través de lo que guie el Espíritu Santo y la Palabra de Dios. ¿Es tratado el Señor como tal cuando una persona solo le busca para sacar provecho de El? ¿Es tratado como Señor cuando se escoge que seguir de Su Palabra, a su conveniencia carnal? La Palabra de Dios dice así: No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad. Mateo 7:21-23. Entonces, ¿Qué podemos entender con esto? Qué, aunque una persona haga cosas espirituales, que luzcan como Su voluntad, si una persona no está sujeta a Su voluntad y señorío, de nada servirá. Y si Dios no acepta a personas que hacen cosas espirituales fuera de Su orden, ¿Qué creen que pensará el Señor de personas que ni siquiera buscan hacer cosas que le pertenecen a Su reino? ¿Qué hará Dios con aquellos que solo buscan satisfacer su propia voluntad, y aún más, que atientan poner a Dios en servidumbre, para sus placeres y sus deleites?

El Señor nos dejó un modelo de oración, algo que debemos tomar en cuenta como ejemplo no solo para pedir, sino aún más, para vivir de tal manera, como está escrito: Y les dijo: Cuando oréis, decid: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. Lucas 11:2. Así que, ¿Cuál debe ser nuestra prioridad? ¿Qué es lo que encabeza el ejemplo de oración que nos dió el Señor? Claramente se vé que debemos buscar y orar por la voluntad del Padre, especialmente si decimos creer en El cómo Padre. Dios no se deja llevar por nuestros cambios sociológicos que existen hoy, donde los padres malcrían, y así, pierden todo tipo de autoridad ante sus hijos. Dios no es un padre moderno, que se deja pisar y hasta que le falten el respeto como hijos. Dios es Dios, y tanto el diablo, sus huestes, y todo ser que no se sujete a Dios también tendrán que llegar a la realidad de que el Señor es Dios, y no será para salvación o perdón, sino para destrucción y perdición eterna. Porque escrito está: Vivo yo, dice el Señor, que ante mí se doblará toda rodilla, y toda lengua confesará a Dios. Romanos 14:11.

¿Qué es lo que produce la salvación y hasta la transformación en una persona? Cuando una persona realmente acepta y trata al Señor Jesucristo como su literal Señor. Este ejemplo vemos en el Apóstol Pablo, en su conversión, como lo relatan las Escrituras: Mas yendo por el camino, aconteció que al llegar cerca de Damasco, repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo; y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Él dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón. Él, temblando y temeroso, dijo: Señor, ¿qué quieres que yo haga? Y el Señor le dijo: Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer. Hechos 9:3-6. La única manera que una persona pueda llegar a la salvación y a la vida eterna que Dios ofrece es solo con esta actitud, con reverencia, con sujeción, tratando al Señor como tal. Este es un llamado no para juicio, sino para que haya un entendimiento claro para alcanzar la salvación. Debemos llegar y seguir a Dios bajo sus términos y no los nuestros. Y si existimos, es para hacer Su voluntad y no la nuestra. De otra manera, solo se estarán preparando para el día más horrible de toda su existencia, cuando Dios en Su santo trono diga en el día del juicio, …nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad. Dios lidiara con todo orgullo, más tarde o más temprano. Así que, ¿Qué reina en tu vida, el orgullo o el Señor? ¡Qué el Señor les bendiga! John ¡Dios bendiga a Israel!

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Un llamado a un cambio permanente - Jeremías 34:8-22

Basado en Jeremías 34:8-22 (Versión Reina Valera 1960)

Palabra de Jehová que vino a Jeremías, después que Sedequías hizo pacto con todo el pueblo en Jerusalén para promulgarles libertad; que cada uno dejase libre a su siervo y a su sierva, hebreo y hebrea; que ninguno usase a los judíos, sus hermanos, como siervos. Y cuando oyeron todos los príncipes, y todo el pueblo que había convenido en el pacto de dejar libre cada uno a su siervo y cada uno a su sierva, que ninguno los usase más como siervos, obedecieron, y los dejaron. Pero después se arrepintieron, e hicieron volver a los siervos y a las siervas que habían dejado libres, y los sujetaron como siervos y siervas. Vino, pues, palabra de Jehová a Jeremías, diciendo: Así dice Jehová Dios de Israel: Yo hice pacto con vuestros padres el día que los saqué de tierra de Egipto, de casa de servidumbre, diciendo: Al cabo de siete años dejará cada uno a su hermano hebreo que le fuere vendido; le servirá seis años, y lo enviará libre; pero vuestros padres no me oyeron, ni inclinaron su oído. Y vosotros os habíais hoy convertido, y hecho lo recto delante de mis ojos, anunciando cada uno libertad a su prójimo; y habíais hecho pacto en mi presencia, en la casa en la cual es invocado mi nombre. Pero os habéis vuelto y profanado mi nombre, y habéis vuelto a tomar cada uno a su siervo y cada uno a su sierva, que habíais dejado libres a su voluntad; y los habéis sujetado para que os sean siervos y siervas. Por tanto, así ha dicho Jehová: Vosotros no me habéis oído para promulgar cada uno libertad a su hermano, y cada uno a su compañero; he aquí que yo promulgo libertad, dice Jehová, a la espada y a la pestilencia y al hambre; y os pondré por afrenta ante todos los reinos de la tierra. Y entregaré a los hombres que traspasaron mi pacto, que no han llevado a efecto las palabras del pacto que celebraron en mi presencia, dividiendo en dos partes el becerro y pasando por medio de ellas; a los príncipes de Judá y a los príncipes de Jerusalén, a los oficiales y a los sacerdotes y a todo el pueblo de la tierra, que pasaron entre las partes del becerro, los entregaré en mano de sus enemigos y en mano de los que buscan su vida; y sus cuerpos muertos serán comida de las aves del cielo, y de las bestias de la tierra. Y a Sedequías rey de Judá y a sus príncipes los entregaré en mano de sus enemigos, y en mano de los que buscan su vida, y en mano del ejército del rey de Babilonia, que se ha ido de vosotros. He aquí, mandaré yo, dice Jehová, y los haré volver a esta ciudad, y pelearán contra ella y la tomarán, y la quemarán con fuego; y reduciré a soledad las ciudades de Judá, hasta no quedar morador.

Hoy veremos un problema muy común dentro del pueblo de Dios, pero que es algo que Dios no tolera, el asunto de cambios o conversiones momentáneas. Dios sencillamente no toleró las constantes inestabilidades de Su pueblo antes de Cristo, y no lo tolerará hoy en la dispensación de Su gracia. Hay muchos que se aferran a este pasaje: Clemente y misericordioso es Jehová, lento para la ira, y grande en misericordia. Salmo 145:8. ¿Es Dios clemente y misericordioso? Claro que sí. ¿Es grande en misericordia? No hay otro como El en misericordia. Pero ¿Qué dice de Su ira? Dice que es lenta Su ira, pero implica dentro de sí mismo que “lento” no significa que nunca vendrá, si se persiste en hacer el mal, si se trata de sobrepasar los límites. Su gracia, Su misericordia, son increíbles, y especialmente para salvación, pero Dios no tolera la inestabilidad del creyente, de la persona que cambia de parecer de acuerdo con sus circunstancias, y esto es muy claro en toda Su Palabra, y en especial en el Nuevo Testamento. Dios es amor, pero también es Santo y también fuego consumidor, como lo enseña la Palabra.

Este mensaje no es para la persona que ignora el Evangelio, sino más bien, para la persona que profesa creer en Cristo, la que profesa haber adoptado una conversión, pero que desgraciadamente, toma la gracia de Dios como algo en que se puede abusar, y que atenta tratar a Dios como un juguete, porque esa es la realidad cuando no se toma en serio la salvación, cuando no se cuida lo que ha recibido por Su gracia, cuando se toma por asentada u obligación la gracia continua del Señor, tal como lo hizo el pueblo de Dios antes. El pueblo de Israel y de Juda fueron casi extinguidos de la faz de la tierra por Nabucodonosor como el castigo que Dios mismo trajo sobre ellos por su continua prevaricación, por sus arrepentimientos inconstantes y momentáneos. En el pasaje que vimos, Dios le da una oportunidad a Su pueblo a hacer el bien, antes que viniera el castigo, aunque ya en ese momento, Babilonia ya había atacado a Israel, pero Dios lo hizo retirarse para dar oportunidad al arrepentimiento. ¿No suena esto familiar, que Dios a veces permite ciertos eventos para ayudar a venir al arrepentimiento, y cuando pasa el susto, por decir, las personas vuelven a hacer lo malo ante Dios? Recuerdo cuando sucedió el ataque terrorista del 911 en EEUU, que nuestras iglesias estaban llenas de personas, pero después de un tiempo, cuando paso el susto, dejaron de buscar, y recayeron aún peor que antes.  

¿Qué nos enseña la Palabra sobre las inestabilidades en el pueblo de Dios? Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente! Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca. Apocalipsis 3:15-16. Porque si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados, sino una horrenda expectación de juicio, y de hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios. El que viola la ley de Moisés, por el testimonio de dos o de tres testigos muere irremisiblemente. ¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia? Pues conocemos al que dijo: Mía es la venganza, yo daré el pago, dice el Señor. Y otra vez: El Señor juzgará a su pueblo. ¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo! Hebreos 10:26-31. ¿Dan lugar estos pasajes a que Dios puede ser burlado, a que se puede abusar de Su gracia? No. Esto dice también: No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna. Gálatas 6:7-9. Y esto dice la Palabra de la persona que atenta jugar con Dios y tomar por asentada Su gracia: Ciertamente, si habiéndose ellos escapado de las contaminaciones del mundo, por el conocimiento del Señor y Salvador Jesucristo, enredándose otra vez en ellas son vencidos, su postrer estado viene a ser peor que el primero. Porque mejor les hubiera sido no haber conocido el camino de la justicia, que después de haberlo conocido, volverse atrás del santo mandamiento que les fue dado. Pero les ha acontecido lo del verdadero proverbio: El perro vuelve a su vómito, y la puerca lavada a revolcarse en el cieno. 2 Pedro 2:20-22. Y esto también advierte Dios: El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles. Apocalipsis 3:5. Este último pasaje enseña que uno debe permanecer en el Señor hasta el fin, la definición del vencer, o si no, corre el riesgo que El borre su nombre del libro de la vida. Si viniste a Cristo, vive la nueva vida que El te otorga por Su gracia y por Su amor de una vez y por todas. Así que, ¿Te hás convertido permanentemente de todos tus pecados? ¡Qué el Señor les bendiga! John ¡Dios bendiga a Israel!

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Arrepentimiento, recibir, y seguir - Lucas 9:57 – 10:20

Basado en Lucas 9:57 – 10:20 (Versión Reina Valera 1960)  

Yendo ellos, uno le dijo en el camino: Señor, te seguiré adondequiera que vayas. Y le dijo Jesús: Las zorras tienen guaridas, y las aves de los cielos nidos; más el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la cabeza. Y dijo a otro: Sígueme. Él le dijo: Señor, déjame que primero vaya y entierre a mi padre. Jesús le dijo: Deja que los muertos entierren a sus muertos; y tú ve, y anuncia el reino de Dios. Entonces también dijo otro: Te seguiré, Señor; pero déjame que me despida primero de los que están en mi casa. Y Jesús le dijo: Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios. Después de estas cosas, designó el Señor también a otros setenta, a quienes envió de dos en dos delante de él a toda ciudad y lugar adonde él había de ir. Y les decía: La mies a la verdad es mucha, más los obreros pocos; por tanto, rogad al Señor de la mies que envíe obreros a su mies. Id; he aquí yo os envío como corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa, ni alforja, ni calzado; y a nadie saludéis por el camino. En cualquier casa donde entréis, primeramente decid: Paz sea a esta casa. Y si hubiere allí algún hijo de paz, vuestra paz reposará sobre él; y si no, se volverá a vosotros. Y posad en aquella misma casa, comiendo y bebiendo lo que os den; porque el obrero es digno de su salario. No os paséis de casa en casa. En cualquier ciudad donde entréis, y os reciban, comed lo que os pongan delante; y sanad a los enfermos que en ella haya, y decidles: Se ha acercado a vosotros el reino de Dios. Mas en cualquier ciudad donde entréis, y no os reciban, saliendo por sus calles, decid: Aun el polvo de vuestra ciudad, que se ha pegado a nuestros pies, lo sacudimos contra vosotros. Pero esto sabed, que el reino de Dios se ha acercado a vosotros. Y os digo que en aquel día será más tolerable el castigo para Sodoma, que para aquella ciudad. ¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! que si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que se han hecho en vosotras, tiempo ha que sentadas en cilicio y ceniza, se habrían arrepentido. Por tanto, en el juicio será más tolerable el castigo para Tiro y Sidón, que para vosotras. Y tú, Capernaum, que hasta los cielos eres levantada, hasta el Hades serás abatida. El que a vosotros oye, a mí me oye; y el que a vosotros desecha, a mí me desecha; y el que me desecha a mí, desecha al que me envió. Volvieron los setenta con gozo, diciendo: Señor, aun los demonios se nos sujetan en tu nombre. Y les dijo: Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo. He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará. Pero no os regocijéis de que los espíritus se os sujetan, sino regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos.

Viendo el conjunto de la Palabra (como debe tomarse), podemos entender por medio del Espíritu Santo que la salvación, la sana doctrina consta de tres cosas fundamentales, tres decisiones que el hombre debe tomar para poder lograr entrar en el reino de Dios. Y si falta una de las tres, no es posible que entre en Su reino. Para comenzar, estas tres cosas o decisiones están plenamente sujetas al libre albedrio, lo cual Dios ha otorgado a todo ser, desde los ángeles hasta el ser humano. El enemigo y sus demonios una vez fueron parte del reino de Dios, pero por el misterio de la iniquidad, escogieron rebelarse en contra de Dios. Dios hizo al hombre con este mismo libre albedrio. Cada uno de nosotros tenemos la habilidad de razonar y escoger si deseamos sujetarnos a Dios o de rehusar hacerlo. Por lo tanto, Dios ha establecido estas tres cosas para que el hombre escoja hacerlas o no hacerlas, porque el libre albedrio va en conjunto con la obra.

La sana doctrina o la manera de lograr entrar en el reino de Dios consta de lo siguiente: del arrepentimiento y conversión de todos los pecados; de recibir por fe al Señor Jesucristo como Señor; y de seguirle como tal hasta nuestro fin carnal, y todo esto tiene sus correspondientes acciones u obras. El arrepentimiento y la conversión de todos los pecados es lo primero que debe hacer una persona para poder recibir el perdón de Dios. Sin esto, no hay perdón, y como consecuencia, no puede entrar Cristo en el corazón de una persona, por mucha fe que profese tener. El Señor no entrará en una persona que no se arrepienta y se convierta de no solo algunos pecados, sino de todos sus pecados. Esto dice la Palabra: Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios, diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio. Marcos 1:14-15. Y también dice esto: Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio, y él envíe a Jesucristo, que os fue antes anunciado. Hechos 3:19-20. Por lo tanto, esta primera acción debe suceder.

Lo segundo es el recibir por fe al Señor Jesucristo como Señor, lo cual va más allá de Salvador o de Maestro, o de cualquier otra forma. Muchos hablan de Dios genéricamente, pero el creer en Dios genéricamente es una fe incompleta para la salvación. Dios sí existe, y son tres personas: Dios Padre, Dios Hijo, y Dios Espíritu Santo, pero Dios Padre mismo ha establecido un camino muy exacto para llegar a El, y ese es el de Su unigénito Hijo, del Señor Jesucristo, como está escrito: Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre. 1 Timoteo 2:5. Por eso que el propio Señor dijo esto también, lo cual no fue ni una ilusión de grandeza, ni nada por estilo, sino una sencilla realidad: …Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. John 14:6. Dios Padre mismo hizo esta designación personalmente desde lo cielos, como leemos en lo siguiente: Entonces vino una nube que les hizo sombra, y desde la nube una voz que decía: Este es mi Hijo amado; a él oíd. Y luego, cuando miraron, no vieron más a nadie consigo, sino a Jesús solo. Marcos 9:7-8. Por lo tanto, si se interpone a cualquier otra persona o ser, o se dirige a Dios genéricamente, no hay salvación. El Señor Jesucristo debe ser literalmente el Señor de nuestras vidas.  

Y la tercera cosa, consta de seguir al Señor como tal, y de hacer la voluntad de Dios, y permanecer en esto hasta el fin. Escrito esta: No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Mateo 7:21. Y seréis aborrecidos de todos por causa de mi nombre; más el que persevere hasta el fin, este será salvo. Mateo 10:22. Y no podemos tomar esta salvación por asentado o livianamente, porque el libre albedrio no termina con la conversión, sino todo lo contrario, está aún más en efecto ya que fuimos hechos libres del pecado a través de Cristo. Esto dice la Palabra: Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor. Filipenses 2:12. El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles. Apocalipsis 3:5. Si deseas realmente entrar en el reino de Dios eternamente, este es el Camino que debes seguir hasta el fin, y debes vencer en Cristo para que tu nombre permanezca en el libro de la vida. Entonces, ¿vives tu vida como dice la Palabra de Dios o sigues haciendo las cosas como a ti te parecen? ¡Qué el Señor les bendiga! John ¡Dios bendiga a Israel!

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Todos estamos llamados a servir al Señor - Ezequiel 44:15-28

Basado en Ezequiel 44:15-28 (Versión Reina Valera 1960)  

Mas los sacerdotes levitas hijos de Sadoc, que guardaron el ordenamiento del santuario cuando los hijos de Israel se apartaron de mí, ellos se acercarán para ministrar ante mí, y delante de mí estarán para ofrecerme la grosura y la sangre, dice Jehová el Señor. Ellos entrarán en mi santuario, y se acercarán a mi mesa para servirme, y guardarán mis ordenanzas. Y cuando entren por las puertas del atrio interior, se vestirán vestiduras de lino; no llevarán sobre ellos cosa de lana, cuando ministren en las puertas del atrio interior y dentro de la casa. Turbantes de lino tendrán sobre sus cabezas, y calzoncillos de lino sobre sus lomos; no se ceñirán cosa que los haga sudar. Cuando salgan al atrio exterior, al atrio de afuera, al pueblo, se quitarán las vestiduras con que ministraron, y las dejarán en las cámaras del santuario, y se vestirán de otros vestidos, para no santificar al pueblo con sus vestiduras. Y no se raparán su cabeza, ni dejarán crecer su cabello, sino que lo recortarán solamente. Ninguno de los sacerdotes beberá vino cuando haya de entrar en el atrio interior. Ni viuda ni repudiada tomará por mujer, sino que tomará virgen del linaje de la casa de Israel, o viuda que fuere viuda de sacerdote. Y enseñarán a mi pueblo a hacer diferencia entre lo santo y lo profano, y les enseñarán a discernir entre lo limpio y lo no limpio. En los casos de pleito ellos estarán para juzgar; conforme a mis juicios juzgarán; y mis leyes y mis decretos guardarán en todas mis fiestas solemnes, y santificarán mis días de reposo. No se acercarán a hombre muerto para contaminarse; pero por padre o madre, hijo o hija, hermano, o hermana que no haya tenido marido, sí podrán contaminarse. Y después de su purificación, le contarán siete días. Y el día que entre al santuario, al atrio interior, para ministrar en el santuario, ofrecerá su expiación, dice Jehová el Señor. Y habrá para ellos heredad; yo seré su heredad, pero no les daréis posesión en Israel; yo soy su posesión.

Esta enseñanza que vemos en este pasaje, ¿aplica hoy, y para todos nosotros, tanto como para el judío como para el gentil? Y la respuesta es sí, y de una manera muy literal, en el sentido de que todos a través de Cristo estamos llamados a ministrar ante el Señor. Cada persona que profese tener fe en Cristo y que ha aceptado al Señor como tal, es necesario que sirva al Señor. Y aún más, y como veremos, si una persona no sirve al Señor, no obtendrá entrada en Su reino. Es imposible que una persona entre en el reino de Dios si no le sirve como El manda, sin excepciones.

Hay un pensamiento en muchos creyentes, que la fe en Cristo solamente consta en creer en El y nada más. Pero eso, es un error, y claro, un error causado por malas doctrinas que tienen un autor, el diablo. Si hay alguien que tiene toda la razón de retener al hombre a que no sirva a Dios, es el enemigo. El es el mas interesado de obstaculizar los propósitos de Dios, y de destruir la razón por lo cual Dios hizo al hombre. Desde el comienzo, Dios hizo al hombre para servir, desde el jardín del Edén. Dios puso al hombre para cuidar del jardín, aún antes que entrará el pecado en el mundo. Y ¿Qué hizo el enemigo? El se acerco al hombre para desviarlo de sus responsabilidades, y cuestionó el mandato de Dios, y así, no solo paró la obra, sino que hizo caer al hombre en pecado a través de la tentación, y tenemos lo que tenemos hoy, un mundo lleno de muerte, de destrucción, y aún peor, que hasta se pueden perder las personas eternamente si permanecen en sus pecados. Entonces, lo peor que puede ocasionar el enemigo es persuadir al hombre a que no sirva a Dios, y no le importa como lograr hacerlo.

¿Qué nos enseña la Palabra? Para comenzar, el Señor hablo de un nuevo nacer para poder entrar en Su reino. Cuando venimos a Cristo, a través del arrepentimiento de nuestros pecados, y de aceptarle por fe como nuestro Señor (porque hay que aceptarle como tal si una persona genuinamente desea ser salva), se produce ese nuevo nacimiento, o una conversión. Pero lo que el enemigo usa para desviar a los creyentes es algo tan sencillo como dejar de usar nuestro raciocinio, quitando así la lógica elemental para poder entender las cosas celestiales. Cuando un niño nace, ¿Se queda como esa criatura que salió del vientre de su madre? La naturaleza que Dios mismo creo nos enseña que esa criatura debe crecer, y fortalecerse, y aprender, para que pueda sobrevivir por sí misma el día de mañana. Entonces, ¿podemos justificar que cuando nace de nuevo una persona, que se deba quedar tal como esta? Imposible. Y, olvidémonos por un momento de que, si una persona se convirtió de verdad, o no lo hizo, o si es Dios el que produce las cosas, o no, porque esos mismos cuestionamientos son los que causan precisamente la falta de raciocinio. Un ser cuando nace, especialmente en Cristo, de una manera u otra, e igual como es la naturaleza, debe crecer, debe fortalecerse, debe desarrollarse, como sea. Y si no pasa, sencillamente hay un problema grande, porque no va a sobrevivir nunca por si mismo. Cuando nacemos de nuevo en Cristo, es un comienzo, tal como lo implica el propio dicho. Es el comienzo de un largo camino. Hay muchas cosas que tienen que suceder para que llegue a donde Dios mismo quiere que llegue.

La Palabra nos enseña en muchas partes que debemos aumentar en conocimiento y en obras para con Dios como parte de nuestro desarrollo espiritual, y de tal manera para que estemos listo para lo que viene en la eternidad, después que pase todo este mundo temporal. Esto dice por ejemplo la Palabra: ¿Osa alguno de vosotros, cuando tiene algo contra otro, ir a juicio delante de los injustos, y no delante de los santos? ¿O no sabéis que los santos han de juzgar al mundo? Y si el mundo ha de ser juzgado por vosotros, ¿sois indignos de juzgar cosas muy pequeñas? ¿O no sabéis que hemos de juzgar a los ángeles? ¿Cuánto más las cosas de esta vida? Si, pues, tenéis juicios sobre cosas de esta vida, ¿ponéis para juzgar a los que son de menor estima en la iglesia? Para avergonzaros lo digo. ¿Pues qué, no hay entre vosotros sabio, ni aun uno, que pueda juzgar entre sus hermanos, sino que el hermano con el hermano pleitea en juicio, y esto ante los incrédulos? 1 Corintios 6:1-6. Entonces, ¿Cómo llegaremos a juzgar al mundo y hasta a los ángeles si nunca se busca la voluntad de Dios, o se estudia la Palabra, o se llega a madurar en las cosas del Señor? Y si no puede llegar a eso una persona, y estar preparado para lo que viene, entonces, ¿Para que le sirve a Dios? El cielo consta más allá de canciones, o de tocar arpas como muchos piensan. Hay cosas que tendremos que hacer en el más allá, y debemos estar listos. Dios permite todo lo que permite en este mundo, y especialmente en la vida del creyente para que estemos listos para lo por venir. Por lo tanto, esto dice la Palabra: Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. Santiago 1:5.

El Señor lo ha preparado todo para que podamos tener entrada en Su reino, pero es nuestra decisión de aferrarnos a la fe y buscar hacer Su voluntad para servirle, para que podamos ser dignos de entrar en Su reino a través de Jesucristo. Esto se repite, vez tras vez, porque es algo esencial: No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Mateo 7:21. Así que, ¿Estas sirviendo a Dios, o sigues sirviéndote a ti mismo para tu propia perdición? ¡Qué el Señor les bendiga! John ¡Dios bendiga a Israel!

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Desatadle y dejadle ir - Juan 11:17-44

Basado en Juan 11:17-44 (Versión Reina Valera 1960)  

Vino, pues, Jesús, y halló que hacía ya cuatro días que Lázaro estaba en el sepulcro. Betania estaba cerca de Jerusalén, como a quince estadios; y muchos de los judíos habían venido a Marta y a María, para consolarlas por su hermano. Entonces Marta, cuando oyó que Jesús venía, salió a encontrarle; pero María se quedó en casa. Y Marta dijo a Jesús: Señor, si hubieses estado aquí, mi hermano no habría muerto. Mas también sé ahora que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo dará. Jesús le dijo: Tu hermano resucitará. Marta le dijo: Yo sé que resucitará en la resurrección, en el día postrero. Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto? Le dijo: Sí, Señor; yo he creído que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, que has venido al mundo. Habiendo dicho esto, fue y llamó a María su hermana, diciéndole en secreto: El Maestro está aquí y te llama. Ella, cuando lo oyó, se levantó de prisa y vino a él. Jesús todavía no había entrado en la aldea, sino que estaba en el lugar donde Marta le había encontrado. Entonces los judíos que estaban en casa con ella y la consolaban, cuando vieron que María se había levantado de prisa y había salido, la siguieron, diciendo: Va al sepulcro a llorar allí. María, cuando llegó a donde estaba Jesús, al verle, se postró a sus pies, diciéndole: Señor, si hubieses estado aquí, no habría muerto mi hermano. Jesús entonces, al verla llorando, y a los judíos que la acompañaban, también llorando, se estremeció en espíritu y se conmovió, y dijo: ¿Dónde le pusisteis? Le dijeron: Señor, ven y ve. Jesús lloró. Dijeron entonces los judíos: Mirad cómo le amaba. Y algunos de ellos dijeron: ¿No podía este, que abrió los ojos al ciego, haber hecho también que Lázaro no muriera? Jesús, profundamente conmovido otra vez, vino al sepulcro. Era una cueva, y tenía una piedra puesta encima. Dijo Jesús: Quitad la piedra. Marta, la hermana del que había muerto, le dijo: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días. Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios? Entonces quitaron la piedra de donde había sido puesto el muerto. Y Jesús, alzando los ojos a lo alto, dijo: Padre, gracias te doy por haberme oído. Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de la multitud que está alrededor, para que crean que tú me has enviado. Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven fuera! Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies con vendas, y el rostro envuelto en un sudario. Jesús les dijo: Desatadle, y dejadle ir.

Mucho se puede aprender a través de lo que paso con Lázaro, mucho desea revelar siempre el Espíritu Santo a través de esta obra, y también, esto nos muestra que hoy falta mucho algo dentro del pueblo de Dios, que veremos más adelante. Para comenzar, la respuesta para todo en nuestras vidas debe ser Cristo. El es la resurrección y la vida, tal como lo dijo, no porque tenía ilusiones de grandeza, sino porque sencillamente era (y todavía sigue siendo) una gran realidad. Y si no nos aferramos a esa fe como es debido, como enseñan las Escrituras, nunca alcanzaremos la vida eterna. No alcanzaremos a vivir la nueva vida que Dios desea que vivamos.

La sana doctrina consta de tres cosas muy fundamentales que se tienen que cumplir en la vida de cada creyente, para que pueda alcanzar la salvación y llegar a cumplir el propósito de Dios para su vida, y estas tres están centradas en la fe en Cristo: Una persona debe arrepentirse y convertirse de todos sus pecados, una persona debe no solo creer sino que también hacer al Señor Jesucristo el literal Señor de su vida, y una persona debe seguir al Señor no solo por momentos en su vida, sino por el resto de su vida, hasta que llegue a su final en la carne. Estas tres componen la sana doctrina, lo esencial para poder obtener genuinamente la vida eterna. Si falta una de las tres, basándome en la Palabra de Dios, es imposible que llegue a obtener la vida eterna.

Y esto nos lleva a lo principal que trataremos hoy, según lo que dicta el Espíritu Santo. Una de las cosas que más falta hoy en el pueblo de Dios es lo práctico de seguir a Cristo, porque la fe en Cristo no consta de metáforas o cosas teóricas, sino de cosas muy prácticas, lo cual envuelve lo que Dios nos ha dado como parte de Su creación: la voluntad y el raciocinio. Cuando venimos al Señor, no nos podemos olvidar de los elementos fundamentales de nuestra vida, sino todo lo contrario, someterlos a la fe en el Señor. Puede que las personas lleguen al arrepentimiento (aunque también falta mucho esto hoy). Puede que las personas lleguen a creer en Cristo, y hasta le confiesen como su Señor. Pero, la gran mayoría fracasa hoy porque sencillamente no le sigue. Falta algo tan practico como la obediencia, y aún más, el sometimiento consciente dentro de sí, de que, si confiesa una fe, debe vivir esa fe. Vivimos en un mundo de flojos, o de irresponsables, o no sé qué más decir, pero eso es lo que se ve en general. Muchos no buscan la Palabra de Dios. Muchos no buscan cambiar su estilo de vida. La gran mayoría quieren que Dios le siga aceptando su modo de vida, y que, de esa manera, les de vida eterna, recompensa, bendiciones, y claro, que hasta conteste sus oraciones. ¿Cómo va a cambiar una persona sino busca hacer la voluntad de Dios? ¿Cómo podrá Dios transformar su vida si quiere seguir viviendo en sus pecados? ¿Cómo sabrá vivir esta vida de acuerdo con el propósito de Dios, si desecha las instrucciones, la Palabra de Dios? Esto dice Su Palabra: Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento. Por cuanto desechaste el conocimiento, yo te echaré del sacerdocio; y porque olvidaste la ley de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos. Oseas 4:6. Noten que dice “Mi pueblo”. Y también noten que dice: olvidaste la ley de tu Dios. Si el pueblo de Dios desecha el conocimiento, y olvida la Palabra de Dios, ¿hallará gracia delante de su Dios? No. Esto también dice la Palabra: No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Mateo 7:21.

¿Qué podemos ver en Lázaro? Dios Hijo mandó que se le desatará y que se le dejará ir. ¿Qué implica eso? Lázaro había sido resucitado, pero si no se remueven las ataduras, y todo lo que lo envolvía, lo que estaba contaminado y hasta hediondo (porque si estuvo muerto en le sepulcro cuatro días), iba a morir de nuevo. Esto dice la Palabra: ¿Qué, pues? ¿Pecaremos, porque no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia? En ninguna manera. ¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia? Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados; y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia. Hablo como humano, por vuestra humana debilidad; que así como para iniquidad presentasteis vuestros miembros para servir a la inmundicia y a la iniquidad, así ahora para santificación presentad vuestros miembros para servir a la justicia. Romanos 6:15-19. Por lo tanto, busca la Palabra de Dios y aplica lo que enseña. Deja el pecado atrás, de seguir haciendo tu voluntad. Santifícate para que puedas servirle. Y persiste en esto hasta el fin, tal como dice la Palabra: Mas el que persevere hasta el fin, este será salvo. Mateo 24:13. Así que, ¿Sigues atado y envuelto con tu vida pasada, muriendo así de nuevo, y así pierdes la oportunidad que Cristo te da? ¡Qué el Señor les bendiga! John ¡Dios bendiga a Israel!

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El ladrón arrepentido - Lucas 23:26-47

Basado en Lucas 23:26-47 (Versión Reina Valera 1960)  

Y llevándole, tomaron a cierto Simón de Cirene, que venía del campo, y le pusieron encima la cruz para que la llevase tras Jesús. Y le seguía gran multitud del pueblo, y de mujeres que lloraban y hacían lamentación por él. Pero Jesús, vuelto hacia ellas, les dijo: Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, sino llorad por vosotras mismas y por vuestros hijos. Porque he aquí vendrán días en que dirán: Bienaventuradas las estériles, y los vientres que no concibieron, y los pechos que no criaron. Entonces comenzarán a decir a los montes: Caed sobre nosotros; y a los collados: Cubridnos. Porque si en el árbol verde hacen estas cosas, ¿en el seco, qué no se hará? Llevaban también con él a otros dos, que eran malhechores, para ser muertos. Y cuando llegaron al lugar llamado de la Calavera, le crucificaron allí, y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda. Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Y repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes. Y el pueblo estaba mirando; y aun los gobernantes se burlaban de él, diciendo: A otros salvó; sálvese a sí mismo, si este es el Cristo, el escogido de Dios. Los soldados también le escarnecían, acercándose y presentándole vinagre, y diciendo: Si tú eres el Rey de los judíos, sálvate a ti mismo. Había también sobre él un título escrito con letras griegas, latinas y hebreas: ESTE ES EL REY DE LOS JUDÍOS. Y uno de los malhechores que estaban colgados le injuriaba, diciendo: Si tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros. Respondiendo el otro, le reprendió, diciendo: ¿Ni aun temes tú a Dios, estando en la misma condenación? Nosotros, a la verdad, justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos; más este ningún mal hizo. Y dijo a Jesús: Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino. Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso. Cuando era como la hora sexta, hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena. Y el sol se oscureció, y el velo del templo se rasgó por la mitad. Entonces Jesús, clamando a gran voz, dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. Y habiendo dicho esto, expiró. Cuando el centurión vio lo que había acontecido, dio gloria a Dios, diciendo: Verdaderamente este hombre era justo. 

Como veremos, este testimonio del malhechor quien justifico al Señor, puede ser el de más fe en todas las Escrituras. Para comenzar, ¿Por qué era que estaba este malhechor siendo crucificado? De acuerdo con la Palabra, era ladrón, como está escrito: Entonces crucificaron con él a dos ladrones, uno a la derecha, y otro a la izquierda. Mateo 27:38. No sabemos si robo mucho, o poco, o a quién le robo, etc. Solo sabemos que era un ladrón. Por lo tanto, de acuerdo con los diez mandamientos, siendo parte de la ley de Moisés, era lo que usaba Israel para juzgar y condenar, como también las leyes cívicas que Roma había establecido, este hombre tenía que ser castigado, tenía que pagar por su crimen. Cualquiera diría en nuestra sociedad hoy que era un castigo extremo, porque hoy, ningún país desarrollado condena a muerte a un ladrón. Mirándolo sociológicamente, han cambiado mucho las cosas entre aquel entonces y hoy, y por eso que también tenemos lo que tenemos hoy, porque se ha perdido el nivel del orden, y el peso, por decir, de los males que se hacen.

Así que, este hombre, por su misma confesión declaró que lo que le estaba sucediendo era lo justo. El no excusaba su maldad. El no reclamó que era injusto lo que le estaban haciendo. El no comenzó a reclamar sus supuestos derechos como muchos criminales los reclaman hoy. El no le echó la culpa a la sociedad o a sus problemas familiares por el mal que hizo. Y aún lo más importante, él no se rebeló en contra de Dios por su condena. Entonces, no solo habiendo sido condenado a muerte, sino sufriendo su muerte en la manera más cruel y prolongada que pudiera ser posible que una persona sufriera, en esta condición fue en la que se vió cuando se encontró con el Señor. No sabemos si este hombre tuvo un encuentro previo con el Señor. Solo vemos que tenía un conocimiento general, y que sabía que el Señor no había hecho ningún mal para merecer ser crucificado. Lo conocía como un hombre inocente siendo malamente condenado.

Para argumentar el punto principal sobre este hombre, tenemos que ver lo que significa la fe. La Palabra de Dios define la fe como tal: Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. Hebreos 11:1. Aún más sencillamente, la fe se trata de creer o tener convicción en algo que no puedes ver al momento. ¿Cuál es la diferencia en la fe entre este hombre, y todos los que los precedieron, los que vivieron en su tiempo, y hasta con nosotros hoy? Si vemos las cosas antes de que fuera crucificado el Señor, se podía tener la fe en Dios porque todos habían visto palpablemente los grandes hechos de Dios, comenzando por Enoc, hasta Noe, Abraham, Isaac, Jacob, Moisés, David, Elías, y tantos otros que experimentaron al Señor, viendo sus obras supernaturales como Dios. Cuando estuvo en la carne en esta tierra, las personas también vieron muy tangiblemente las obras del Señor como todas sus maravillas y milagros, que hasta levanto a los muertos. Después de la muerte y la resurrección, y la ascensión del Señor al cielo, todos nosotros tenemos los testimonios escritos de aquellos fieles que vieron con sus ojos las maravillas del Señor. Nosotros sabemos no solo como comenzó la historia, sino también como siguió, y como sigue hoy, que Jesús es Dios. Pero ¿Qué vió este ladrón? El vió el momento más difícil de poder creer en el Señor. El vió parte de la historia que hasta puso a los apóstoles a prueba, y temo decir que hasta ellos fallaron en su fe en ese momento, cuando fue arrestado como está escrito: Entonces todos los discípulos, dejándole, huyeron. Marcos 14:50. Este ladrón vió al Señor en Su peor momento, cuando no se podían ver ni las grandes maravillas, ni los grandes prodigios, ni los increíbles milagros. ¿Qué fue lo que vió este ladrón? Como profetizo el profeta Isaías: Subirá cual renuevo delante de él, y como raíz de tierra seca; no hay parecer en él, ni hermosura; le veremos, mas sin atractivo para que le deseemos. Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos. Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros. Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca. Isaías 53:2-7. Entonces, este hombre mostró una fe superior a todo lo de antes y hasta ahora, porque creyó en el Señor estando en el momento más difícil de creer, humanamente hablando. A pesar de que estaban sufriendo el mismo mal, escogió ver al Señor como era (y es), y permaneció en esa fe hasta el último momento, sin ver su propio problema físico resuelto y ver al Dios en quien confío también morir delante de sus ojos, y fue justificado por su fe. Hoy tenemos muchas razones para tener fe en el Señor, porque sabemos que resucitó y está a la diestra del trono de Su Padre, como el Rey y Señor que es. Así que, ¿tienes una fe que a lo menos se asemeje a la de este ladrón arrepentido? ¡Qué el Señor les bendiga! John ¡Dios bendiga a Israel!

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La misericordia de Dios - Salmo 136

Basado en Salmo 136 (Versión Reina Valera 1960)  

Alabad a Jehová, porque él es bueno, porque para siempre es su misericordia. Alabad al Dios de los dioses, porque para siempre es su misericordia. Alabad al Señor de los señores, porque para siempre es su misericordia. Al único que hace grandes maravillas, porque para siempre es su misericordia. Al que hizo los cielos con entendimiento, porque para siempre es su misericordia. Al que extendió la tierra sobre las aguas, porque para siempre es su misericordia. Al que hizo las grandes lumbreras, porque para siempre es su misericordia. El sol para que señorease en el día, porque para siempre es su misericordia. La luna y las estrellas para que señoreasen en la noche, porque para siempre es su misericordia. Al que hirió a Egipto en sus primogénitos, porque para siempre es su misericordia. Al que sacó a Israel de en medio de ellos, porque para siempre es su misericordia. Con mano fuerte, y brazo extendido, porque para siempre es su misericordia. Al que dividió el Mar Rojo en partes, porque para siempre es su misericordia; e hizo pasar a Israel por en medio de él, porque para siempre es su misericordia; y arrojó a Faraón y a su ejército en el Mar Rojo, porque para siempre es su misericordia. Al que pastoreó a su pueblo por el desierto, porque para siempre es su misericordia. Al que hirió a grandes reyes, porque para siempre es su misericordia; y mató a reyes poderosos, porque para siempre es su misericordia; a Sehón rey amorreo, porque para siempre es su misericordia; y a Og rey de Basán, porque para siempre es su misericordia; y dio la tierra de ellos en heredad, porque para siempre es su misericordia; en heredad a Israel su siervo, porque para siempre es su misericordia. Él es el que en nuestro abatimiento se acordó de nosotros, porque para siempre es su misericordia; y nos rescató de nuestros enemigos, porque para siempre es su misericordia. El que da alimento a todo ser viviente, porque para siempre es su misericordia. Alabad al Dios de los cielos, porque para siempre es su misericordia.

Vemos por todo este pasaje la palabra misericordia mencionada muchas veces. ¿Qué significa esta palabra? La palabra “misericordia” la podemos definir con otros sinónimos como: compasión, benevolencia, y bondad. Podemos explicar aún más su significado como, cuando haces algo por alguien sin tener por qué. También es sinónimo de la gracia. En la misericordia, no existe la obligación. Cuando se demuestra misericordia a alguien, es porque no tiene derecho a ella el que la recibe, o aún menos, algo que se pueda tomar por asentado. Y esta misericordia es precisamente lo que Dios tiene con cada uno de nosotros. Le debemos absolutamente todo a El, por Su misericordia.

Hay algo que es crucial y esencial que debemos entender, si es que en realidad deseamos alcanzar la salvación de Dios, el perdón de nuestros pecados, en fin, la vida eterna y todo lo que Dios da la oportunidad de poder obtener a través del Señor Jesucristo. Es necesario entender Su misericordia para con nosotros. ¿Tiene Dios algún tipo de obligación o deuda con el hombre? ¿Existe algo que obligue a Dios que nos pertenezca a nosotros? ¿Tenemos algún tipo de poder sobre El? No. Dios no nos debe absolutamente nada. No hay nada que nosotros tengamos o que seamos, para que obligue a Dios a tener misericordia de nosotros, el cual es todo el punto. Este asunto que muchas personas tienen que sienten o que piensan que tienen derechos delante de Dios están absolutamente equivocados. ¿Qué somos delante de Dios? Nada. Sé que esto es difícil de aceptar, y que algunos se sentirán humillados, pero esta es nuestra realidad. Todo lo que Dios hace por nosotros es solo por su misericordia, por compasión, por piedad, por benevolencia, por bondad, en fin, por Su gracia, y por nada más. Y todo eso proviene de El. Así de bueno es Dios. Como está escrito: Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos. Mateo 5:43-45.

Ahora bien, muchos puede que piensen: Yo no soy perfecto, pero tampoco soy malo e injusto. Pensemos bien en el asunto, y de la perspectiva del único que importa, de Dios. Esto dice la Palabra: Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios. Romanos 3:23. Todos se desviaron, a una se han corrompido; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno. Salmo 14:3. Esto es lo que ve Dios. No hay ningún ser que pueda decirle a Dios que está equivocado. Puedes tratar de decirle que está equivocado, y ve cómo te va con eso. Pero, no obstante, esa es nuestra realidad colectiva. Pensémoslo de esta manera. La Biblia dice que la paga del pecado es muerte. ¿Qué puede ser sinónimo con la muerte? Digamos, el veneno. El veneno produce muerte. Si ponemos unas gotas de veneno en un vaso de agua, o llenamos el vaso de veneno, ¿hay alguna diferencia entre ambos? Sean unas gotas o un vaso lleno, el fin va a ser lo mismo para el que tome del vaso. Lo mismo es el pecado, sea poco o mucho, delante de Dios y para justificación ante El, es exactamente el mismo mal. Pero si somos sinceros, todos hemos cometido muchos pecados, y no hay nadie que se pueda justificar delante de un Dios que es Santo. Esto dice la Palabra: Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. 1 John 1:8.

Así que, podemos concluir que no solo no tenemos ningún derecho delante de Dios, sino también, para hacer las cosas aún más difíciles, hemos ofendido directamente a Dios con nuestros pecados, porque cuando pecamos, le ofendemos a El. Entonces, ¿Cuál es nuestro verdadero lugar delante de Dios? No solamente somos menos que nada en comparación a todo lo demás creado, y claro, aún menos somos delante de El quien lo creo todo, sino que le hemos ofendido, y muchas veces. ¿Van comenzando a entender nuestra verdadera posición? Entonces, ¿podremos decir que Dios no es bueno, y que no es misericordioso? Bajo ningún punto. Imposible. Es total necedad pensar otra cosa, alimentada solamente por la decepción y las mentiras de Satanás mismo. Por lo tanto, debemos aprender a valorar Sus muchas misericordias. Por nuestro propio bien, debemos tomar el peso, por decir, de todo lo que El ha hecho, hace, y promete hacer el Señor. Nuestra actitud debe cambiar. Porque también esto es cierto: Clemente y misericordioso es Jehová, lento para la ira, y grande en misericordia. Salmo 145:8. Esto nos enseña que su misericordia es grande pero no ilimitada. Aún Dios tiene un límite, y si no aprendemos lo necesario, y cambiamos nuestra actitud delante de El, Su misericordia terminará. Hay un juicio donde todos, sin excepción, daremos cuentas por nuestros hechos. Escrito esta: Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio. Hebreos 9:27. Por tanto procuramos también, o ausentes o presentes, serle agradables. Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo. Conociendo, pues, el temor del Señor, persuadimos a los hombres… 2 Corintios 5:9-11a. Dios es grande en misericordia, pero si una persona no reconoce al Señor como corresponde y le trata como se lo merece, no experimentará más la misericordia de Dios, sino solo Su ira eterna. Dios es amor, pero también, es fuego consumidor. Así que, ¿hás aprendido a valor la misericordia de Dios? ¡Qué el Señor les bendiga! John ¡Dios bendiga a Israel!

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La ley de la casa del Señor - Ezequiel 43:1-12

Basado en Ezequiel 43:1-12 (Versión Reina Valera 1960)  

Me llevó luego a la puerta, a la puerta que mira hacia el oriente; y he aquí la gloria del Dios de Israel, que venía del oriente; y su sonido era como el sonido de muchas aguas, y la tierra resplandecía a causa de su gloria. Y el aspecto de lo que vi era como una visión, como aquella visión que vi cuando vine para destruir la ciudad; y las visiones eran como la visión que vi junto al río Quebar; y me postré sobre mi rostro. Y la gloria de Jehová entró en la casa por la vía de la puerta que daba al oriente. Y me alzó el Espíritu y me llevó al atrio interior; y he aquí que la gloria de Jehová llenó la casa. Y oí uno que me hablaba desde la casa; y un varón estaba junto a mí, y me dijo: Hijo de hombre, este es el lugar de mi trono, el lugar donde posaré las plantas de mis pies, en el cual habitaré entre los hijos de Israel para siempre; y nunca más profanará la casa de Israel mi santo nombre, ni ellos ni sus reyes, con sus fornicaciones, ni con los cuerpos muertos de sus reyes en sus lugares altos. Porque poniendo ellos su umbral junto a mi umbral, y su contrafuerte junto a mi contrafuerte, mediando solo una pared entre mí y ellos, han contaminado mi santo nombre con sus abominaciones que hicieron; por tanto, los consumí en mi furor. Ahora arrojarán lejos de mí sus fornicaciones, y los cuerpos muertos de sus reyes, y habitaré en medio de ellos para siempre. Tú, hijo de hombre, muestra a la casa de Israel esta casa, y avergüéncense de sus pecados; y midan el diseño de ella. Y si se avergonzaren de todo lo que han hecho, hazles entender el diseño de la casa, su disposición, sus salidas y sus entradas, y todas sus formas, y todas sus descripciones, y todas sus configuraciones, y todas sus leyes; y descríbelo delante de sus ojos, para que guarden toda su forma y todas sus reglas, y las pongan por obra. Esta es la ley de la casa: Sobre la cumbre del monte, el recinto entero, todo en derredor, será santísimo. He aquí que esta es la ley de la casa.

Vemos en este pasaje muchas cosas, pero las principales son: los pecados del pueblo de Dios, la necesidad de arrepentirse, y que hay algo que hacer para poder cumplir la ley de la casa del Señor. Lo primero es entender los pecados del pueblo, porque fue lo que Dios uso para pesar sus obras y juzgarlos para destrucción. Y una cosa hay que tener muy en cuenta, que todo lo que sucedió antes, fue dejado escrito para nuestra enseñanza, aún estando en la dispensación de la gracia de Dios. Lo que Dios explicó como pecado antes, sigue siendo pecado hoy, y Dios traerá destrucción temporal o eterna de la misma manera que antes si no hay arrepentimiento y conversión. No se dejen engañar por falsas enseñanzas que atentan establecer que ya no hay ni más disciplina, ni destrucción para aquellos que pecan en contra de Dios.

El pecado principal que más ofendió a Dios fue la idolatría, y veremos que la idolatría es la raíz de donde todos los demás pecados tienen su raíz. Por lo tanto, es apremiante y necesario entender que es la idolatría. Podemos primero comenzar por ver los diez mandamientos, los cuales también siguen en efecto hoy. Esto dice el primero de los diez (y que sea primero no es ni coincidencia ni accidente), cuando dice: Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre. No tendrás dioses ajenos delante de mí. No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen. Éxodo 20:2-5. Ahora, ¿la idolatría solo consta de dioses ajenos y de imágenes, y de rendirles culto? No. La Palabra enseña aún con más detalle de lo que consta la idolatría, como está escrito: Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría; cosas por las cuales la ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia. Colosenses 3:5-6. Noten que explica que la ira de Dios viene por causa de estos pecados, sobre todo aquel que practique estas cosas, tal como lo hizo con Su pueblo en el pasado. Por algo está escrito. Y ¿Qué más es idolatría? Esto enseñó el propio Señor: El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí; y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí. Mateo 10:37-38. Esto también vemos en la Palabra: Y dijo a otro: Sígueme. Él le dijo: Señor, déjame que primero vaya y entierre a mi padre. Jesús le dijo: Deja que los muertos entierren a sus muertos; y tú ve, y anuncia el reino de Dios. Entonces también dijo otro: Te seguiré, Señor; pero déjame que me despida primero de los que están en mi casa. Y Jesús le dijo: Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios. Lucas 9:59-62. Entonces, ¿Qué podemos entender que es la idolatría en su plenitud delante de los ojos del Señor? Básicamente todo a lo que le damos prioridad sobre El. Todo lo que se pone primero, antes que a Dios es idolatría, y por tal pecado Dios sí trae la destrucción temporal. Y si no hay un arrepentimiento y conversión total de este mal, también traerá la destrucción eterna sobre una persona.

El arrepentimiento es indispensable porque es la única manera de hallar Su gracia. Siempre pecaremos mientras estemos en este cuerpo temporal, por lo tanto, el arrepentimiento y la conversión siempre deben estar presente en la vida de un creyente, pero en especial, cuando se comete el pecado de idolatría, de poner cosas o a personas antes que a Dios. Esto dice la Palabra: Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio. Hechos 3:19. Sin arrepentimiento, no se pueden borrar los pecados.

Ahora bien, ¿Cuál es la ley de la casa del Señor? La santidad. Todo lo que le pertenece debe ser santísimo, comenzando por nuestro corazón. Ahora, ¿Cómo se llega a eso? A través del Señorío del Señor en nuestras vidas, y no por nuestra opinión. Todo en el Señor tiene su prioridad, pero principalmente la obediencia. Como está escrito: No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Mateo 7:21. Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. Romanos 12:1-2. El poder conservarnos como algo santísimo ante nuestro Señor es sencillamente tratarle como Señor, de darle a El nuestra prioridad en todo, de hacer lo que El quiera cuando El quiera. El es el que debe mandar en nuestras vidas. Por eso que dice: Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento. Marcos 12:30. Cuando amas al Señor como corresponde, sencillamente no habrá lugar para ídolos, y buscaremos complacerle en todo en nuestra vida, en vez de ceder al pecado que todavía nos trata de asediar. Hay lugar para todo lo que es bueno en nuestra vida, pero el Señor siempre debe ser primero y por amor a El. Así que, ¿Cumples la ley de la casa del Señor para que puedas tener entrada? ¡Qué el Señor les bendiga! John ¡Dios bendiga a Israel!

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La sabiduría de Dios en la estructura - Proverbios 13:24 – 14:2

Basado en Proverbios 13:24 – 14:2 (Versión Reina Valera 1960)  

El que detiene el castigo, a su hijo aborrece; mas el que lo ama, desde temprano lo corrige. El justo come hasta saciar su alma; mas el vientre de los impíos tendrá necesidad. La mujer sabia edifica su casa; mas la necia con sus manos la derriba. El que camina en su rectitud teme a Jehová; mas el de caminos pervertidos lo menosprecia.

El filósofo, matemático, y físico francés, Blaise Pascal dijo: "En el corazón de todo hombre existe un vacío que tiene la forma de Dios. Este vacío no puede ser llenado por ninguna cosa creada. Él puede ser llenado únicamente por Dios, hecho conocido mediante Cristo Jesús." Uno de los problemas más grandes de nuestra sociedad hoy, e inclusive dentro de nuestras comunidades cristianas, es el problema de desafiar la estructura que Dios ha creado para nuestra raza, comenzando con la estructura de la familia. Porque sencillamente, la gran mayoría de las personas, a pesar de confesar tener alguna fe en Dios, han dejado llenar el vacío de su corazón con las cosas del mundo que son totalmente ajenas a Dios. Vivimos en un tiempo donde muchos supuestos creyentes se dejan llevar por las ideas y las filosofías mundanas que son influenciadas por el propio Satanás, y que dicten su estilo de vida. Y de esa manera piensan que de todas maneras tendrán la bendición de Dios y entrada al cielo, lo cual es un error.

Lo que el diablo siempre ha tratado de atacar es la estructura familiar, desde el comienzo. Y no entraremos en los asuntos que tengan que ver con las preferencias sexuales o parejas del mismo sexo, aunque ya sabemos que esas cosas están plenamente en contra del diseño de Dios. El diablo comenzó por destruir la familia desde el comienzo, desde Adán y Eva. Dios siempre quiso que el hombre propagará la tierra, siendo obvio, que lo quería hacer sin pecado. Y esto lo vemos en este pasaje: Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra. Genesis 1:27-28. Así que, el que piensa que a través de la caída del hombre fue que se hizo posible la multiplicación de la humanidad, esta errado. Y ¿cómo ataco el diablo a la familia en aquel entonces? Para comenzar, el poner duda sobre lo que dijo Dios. Y ¿no es esto lo mismo que hace hoy, de poner en duda las cosas de Dios, y hacer que parezcan necedad las enseñanzas del Altísimo? Y ¿Qué paso? Y sé que lo que próximo diré no gustara, precisamente por el desorden que existe hoy. La mujer aparentemente andaba sola, y tendiendo conversaciones con un ser que estaba desafiando lo que Dios dijo. Ella conocía bien lo que Dios mando, pero se dejó llevar por su deseo, por su propio criterio. Y el hombre se dejó manipular por su debilidad por la mujer, y para mal, para comer del fruto prohibido, lo cual también sabía muy bien que era desobediencia. Y ¿Qué se produjo? El desastre que tenemos hoy, un mundo lleno de muerte, de enfermedades, de guerras, y de todo lo destructivo que trae el pecado, de una manera u otra, porque el pecado solo produce destrucción y muerte.

Y, ¿Qué seguimos teniendo hoy, aún dentro de nuestras iglesias? Personas que se dejan llevar por lo que les parece, en vez de dejarse guiar por la voluntad de Dios quien los creo. Tanto el hombre como la mujer hace como le parece, y para peor transgresión, piensan que Dios le debe servir y hasta cumplir sus deseos, y que se merecen las bendiciones de Dios y la entrada al cielo. Si volvemos al pasaje de hoy, vemos que uno de los principios bíblicos es de corregir a los hijos, y comenzarlo desde temprano. Y por supuesto, no como nos parece, sino como Dios manda, usando los principios bíblicos para edificar en sus vidas, para hacerlos personas de bien, que sean una bendición para nuestra tierra y no otra persona que aumente el mal en el mundo. También los padres deben tener muy en cuenta que serán tenidos por responsables delante de Dios en Su juicio por lo que hicieron con sus hijos. No yerren, todos daremos cuentas delante de Dios por nuestros hechos, tanto el inconverso como el creyente, porque escrito esta: Por tanto procuramos también, o ausentes o presentes, serle agradables. Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo. Conociendo, pues, el temor del Señor, persuadimos a los hombres… 2 Corintios 5:9-11a. Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios, el cual pagará a cada uno conforme a sus obras: vida eterna a los que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad, pero ira y enojo a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia; tribulación y angustia sobre todo ser humano que hace lo malo, el judío primeramente y también el griego, pero gloria y honra y paz a todo el que hace lo bueno, al judío primeramente y también al griego; porque no hay acepción de personas para con Dios. Romanos 2:5-11. Así que, la persona que piensa que los creyentes estamos excluidos del juicio de Dios y que no daremos cuenta por nuestros hechos, está muy errada. Una cosa es cierta: Nuestra opinión no dicta la realidad.

Y, ¿Qué más podemos ver en este pasaje? Que el justo, o sea, la persona que le teme a Dios y le obedece, tendrá su alma saciada, pero el impío, la persona que no le teme a Dios, y por virtud de que no teme a Dios, no le obedece, siempre estará vacío. No importa cuánto dinero obtenga, o poder adquiera, o relaciones tenga, o cuanto sea querido o venerado por el mundo, siempre estará incompleto. Lo que logre tener lo hará feliz, pero por instantes. Pero vuelve pronto, y aún más fuerte, la dura realidad de que nada le llena, nada lo satisface, mientras su alma yace en el producto del pecado: la muerte eterna. Por fuera, los demás verán sonrisas o risas, pero en su profundidad, un increíble vacío que carcome todo su ser. Pero, cuando estamos en Cristo, no solo Dios llena el vacío, pero nos da de Su paz que sobrepasa todo entendimiento, cuando nos mantenemos enfocados en Su reino y en lo que llegaremos a obtener a través del Señor Jesucristo.

Finalmente, toda persona que es necia y que no busca de Dios, ni respeta lo que El dice, solo traerá destrucción a su propia vida y en los que le rodean. Nada bueno se puede construir fuera de la voluntad de Dios. Nada será perfecto aquí, pero cuando le obedecemos al Señor, El estará con nosotros, y todo lo que hacemos para cumplir Su voluntad en la tierra, contará en la eternidad. A Dios sí le importa lo que hacemos, y nos recompensará eternamente de acuerdo a nuestros hechos, si efectivamente hacemos Su voluntad. Porque escrito esta: No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Mateo 7:21. Nadie que menosprecia al Señor y Su instrucción vera la vida eterna, ni tampoco el bien en esta vida, lo que va más allá del dinero, el poder, la fama, y las relaciones. Así que, ¿Buscás la sabiduría de Dios y la estructura que El ha creado por tu propio bien? ¡Qué el Señor les bendiga! John ¡Dios bendiga a Israel!

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El verdadero cumplimiento de la ley - Mateo 12:1-14

Basado en Mateo 12:1-14 (Versión Reina Valera 1960)  

En aquel tiempo iba Jesús por los sembrados en un día de reposo; y sus discípulos tuvieron hambre, y comenzaron a arrancar espigas y a comer. Viéndolo los fariseos, le dijeron: He aquí tus discípulos hacen lo que no es lícito hacer en el día de reposo. Pero él les dijo: ¿No habéis leído lo que hizo David, cuando él y los que con él estaban tuvieron hambre; cómo entró en la casa de Dios, y comió los panes de la proposición, que no les era lícito comer ni a él ni a los que con él estaban, sino solamente a los sacerdotes? ¿O no habéis leído en la ley, cómo en el día de reposo los sacerdotes en el templo profanan el día de reposo, y son sin culpa? Pues os digo que uno mayor que el templo está aquí. Y si supieseis qué significa: Misericordia quiero, y no sacrificio, no condenaríais a los inocentes; porque el Hijo del Hombre es Señor del día de reposo. Pasando de allí, vino a la sinagoga de ellos. Y he aquí había allí uno que tenía seca una mano; y preguntaron a Jesús, para poder acusarle: ¿Es lícito sanar en el día de reposo? Él les dijo: ¿Qué hombre habrá de vosotros, que tenga una oveja, y si esta cayere en un hoyo en día de reposo, no le eche mano, y la levante? Pues ¿cuánto más vale un hombre que una oveja? Por consiguiente, es lícito hacer el bien en los días de reposo. Entonces dijo a aquel hombre: Extiende tu mano. Y él la extendió, y le fue restaurada sana como la otra. Y salidos los fariseos, tuvieron consejo contra Jesús para destruirle.

¿Cuál es finalmente la verdadera voluntad de Dios? ¿El seguir a Dios se trata de hacer cosas religiosas, de observar reglamentos y costumbres? ¿Se trata de obtener conocimiento, de tratar de saber lo más posible? ¿La fe se trata de observar ciertos días y tiempos, con sus ritos y tradiciones? ¿Se trata de ir a una iglesia o un lugar de reunión? ¿Dios quiere nuestro dinero? ¿Qué es lo que desea realmente Dios? Puedo decir basado en la Palabra de Dios, que El busca algo mucho más profundo y de valor.

Para comenzar, Dios va más allá de juzgar simples hechos. El vé lo profundo de nuestros corazones, las intenciones que hay muy dentro de nosotros. Dios nos juzgará de la siguiente manera, como está escrito: Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras. Jeremías 17:9-10. El, por ejemplo, juzgó al antiguo mundo, a los habitantes de la tierra durante el tiempo de Noe, por lo siguiente: Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal. Genesis 6:5. Estos malos pensamientos en el corazón de los hombres, y de que eran de continuo solamente el mal, fue la razón por lo cual Dios condenó al mundo, y lo destruyó con una gran inundación. Por lo tanto, no solo nuestras obras están escritas delante de Dios que juzgará a toda persona, sino aún más, también todos nuestros pensamientos e intenciones, y no hay nada que se pueda esconder de El. Esto dice la Palabra: Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta. Hebreos 4:12-13. Y sabemos que la Palabra de Dios es más que palabras escritas o impresas sobre papel, o hasta como lo conocemos hoy, como data en una pantalla de un teléfono inteligente o computadora. La Palabra de Dios es el Señor Jesucristo, como está escrito: En el principio era el Verbo [la Palabra], y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Juan 1:1-2. Entonces, el Señor lo sabe todo y lo vé todo, aún lo que está en lo profundo de nuestro ser. Y esto escribió el Apóstol Pablo sobre el juicio que nos espera a cada uno de nosotros, y de tal manera que se incluyó hasta a él mismo, pues dice así: Por tanto procuramos también, o ausentes o presentes, serle agradables. Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo. Conociendo, pues, el temor del Señor, persuadimos a los hombres… 2 Corintios 5:9-11a. Así que, si Pablo se incluyó, ¿Qué quedará para nosotros? Absolutamente todos, sin excepciones, seremos juzgados por el Señor, y El juzgará nuestros pensamientos e intenciones, como también nuestras obras.

Así que, es apremiante saber qué es lo que busca Dios. El propio Señor dijo esto: No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad. Mateo 7:21-23. ¿Qué podemos entender con esto? Que el cumplir la ley o el complacer a Dios (porque son lo mismo delante del Señor) no se trata solamente ni de cosas que se vean como espirituales o hasta supernaturales, sino de hacer la voluntad de Dios. ¿Podemos decir que profetizar o predicar, o el echar fuera demonios, o el hacer milagros no es la voluntad de Dios? Bajo ningún punto. La voluntad de Dios se trata de hacer las cosas, pero con una intención y un corazón recto delante de El. Si se profetiza o se predica, se debe hacer por las razones correctas para cumplir la voluntad de Dios, si se echa fuera demonios, se debe hacer por las razones correctas, si se hacen milagros, se deben hacer por las razones correctas, y así es todo en el Señor, hasta lo más cotidiano.  

Esto dice la Palabra también: Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve. 1 Corintios 13:1-3. Entonces, ¿de qué amor se está hablando aquí? ¿De sentimientos o de emociones? No. El amor consta de mucho más que esas cosas superficiales y pasajeras. Se trata de una decisión, de serle leal en todo aspecto a alguien, a Dios, y por virtud de amar a Dios, como consecuencia de nuestro amor por El, que también amemos a nuestro prójimo a través de nuestras obras (porque el amor consta de acciones y no de bonitas palabras o contacto físico). Escrito esta: Y uno de ellos, intérprete de la ley, preguntó por tentarle, diciendo: Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley? Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas. Mateo 22:35-40. Nuestro amor por Dios debe ser lo que le da razón a todo en nuestra vida, especialmente cuando buscamos amar a nuestro prójimo, cumpliendo así también el segundo mandamiento. De esto siempre se ha tratado y se seguirá tratando la ley. Así que, ¿Estás cumpliendo la ley como corresponde a través del Señor Jesucristo? ¡Qué el Señor les bendiga! John ¡Dios bendiga a Israel!

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Debemos vencer el pecado dentro de nosotros - Ezequiel 22:1-16

Basado en Ezequiel 22:1-16 (Versión Reina Valera 1960)  

Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: Tú, hijo de hombre, ¿no juzgarás tú, no juzgarás tú a la ciudad derramadora de sangre, y le mostrarás todas sus abominaciones? Dirás, pues: Así ha dicho Jehová el Señor: ¡Ciudad derramadora de sangre en medio de sí, para que venga su hora, y que hizo ídolos contra sí misma para contaminarse! En tu sangre que derramaste has pecado, y te has contaminado en tus ídolos que hiciste; y has hecho acercar tu día, y has llegado al término de tus años; por tanto, te he dado en oprobio a las naciones, y en escarnio a todas las tierras. Las que están cerca de ti y las que están lejos se reirán de ti, amancillada de nombre, y de grande turbación. He aquí que los príncipes de Israel, cada uno según su poder, se esfuerzan en derramar sangre. Al padre y a la madre despreciaron en ti; al extranjero trataron con violencia en medio de ti; al huérfano y a la viuda despojaron en ti. Mis santuarios menospreciaste, y mis días de reposo has profanado. Calumniadores hubo en ti para derramar sangre; y sobre los montes comieron en ti; hicieron en medio de ti perversidades. La desnudez del padre descubrieron en ti, y en ti hicieron violencia a la que estaba inmunda por su menstruo. Cada uno hizo abominación con la mujer de su prójimo, cada uno contaminó pervertidamente a su nuera, y cada uno violó en ti a su hermana, hija de su padre. Precio recibieron en ti para derramar sangre; interés y usura tomaste, y a tus prójimos defraudaste con violencia; te olvidaste de mí, dice Jehová el Señor. Y he aquí que batí mis manos a causa de tu avaricia que cometiste, y a causa de la sangre que derramaste en medio de ti. ¿Estará firme tu corazón? ¿Serán fuertes tus manos en los días en que yo proceda contra ti? Yo Jehová he hablado, y lo haré. Te dispersaré por las naciones, y te esparciré por las tierras; y haré fenecer de ti tu inmundicia. Y por ti misma serás degradada a la vista de las naciones; y sabrás que yo soy Jehová.

Lo que se debe compartir hoy no es fácil, y mayormente para aquellos que profesan ser creyentes. Debo comenzar por los acontecimientos que estamos experimentando en estos tiempos en todo el mundo. ¿Podemos decir que el mundo y su estado es el mismo de siempre? Y si somos sinceros y lógicos, nos daríamos cuenta de que no todo está igual, sino que seguimos un curso progresivamente donde las cosas se ponen cada vez más difíciles y malas. Las familias se destruyen cada vez más. Hay enfermedades como nunca antes, y comenzando a edades muy tempranas. Los alimentos ya no son lo que eran. Compras algo de comer, y al poco tiempo se echa a perder. El costo de vida sube cada vez más, y el dinero pareciere como si se nos fuera por entremedio de los dedos. Y hay guerras y rumores de guerras, guerras entre naciones, y guerras entre grupos de personas sin uniformes y sin banderas, sino guiados por la avaricia y la maldad, y mueren miles de miles de personas en poco tiempo. Y, ¿Qué podemos decir del hambre que ya cubre gran porcentaje de nuestro planeta? Habiendo dicho todo esto: ¿Podremos creer que son coincidencias, o el trascurrir normal de las cosas, o como muchos piensan, un producto de la evolución del hombre? O, ¿Hay algo más que está pasando?

Si creemos en Dios y en Su Palabra, entenderíamos bien claramente que nada de lo que sucede es porque si y nada más. Hay una sola razón por lo cual todo esto está ocurriendo, el pecado. Y aún más claro, por el pecado de los supuestos creyentes en Dios. Se cree que un tercio de todos los habitantes del planeta creen en Dios y pertenecen a algún grupo de la fe cristiana. No quiero decir con esto que si seguimos al Señor como es debido, que el mundo sería un bello lugar lleno de prosperidad y bendición, porque este mundo esta corrompido por el pecado. Pero, no se estaría tan mal como está si Su llamado pueblo siguiera al Señor más como corresponde. Recordemos por un momento cuando Abraham intercedía por Sodoma y Gomorra, y que si a lo menos hubiera habido 10 justos, que Dios no hubiera destruido a esos lugares. Pero, sabemos que hubieron menos de 10 porque Dios los destruyo por completo, por su pecado. El único justo en realidad era Lot porque hasta su mujer se volvió en una estatua de sal al mirar atrás con el deseo de volver, y sus hijas se aprovecharon de su padre cuando se vieron solas con él para poder concebir. Este mismo concepto podemos seguir, que cuando hay una sobreabundancia de destrucción en el mundo, es porque hay una gran sobreabundancia de pecado en contra de Dios, y pecado a propósito, no por accidente o ignorancia.

Algunos dirían: Estamos en el tiempo de la gracia, y Dios perdona los pecados de Su pueblo. Pero a través de las Escrituras, entendemos que lo que sucedió antes con Israel, y como Dios lo castigo, aplica también a nosotros hoy, porque sucedió como ejemplo, como está escrito: Porque no quiero, hermanos, que ignoréis que nuestros padres todos estuvieron bajo la nube, y todos pasaron el mar; y todos en Moisés fueron bautizados en la nube y en el mar, y todos comieron el mismo alimento espiritual, y todos bebieron la misma bebida espiritual; porque bebían de la roca espiritual que los seguía, y la roca era Cristo. Pero de los más de ellos no se agradó Dios; por lo cual quedaron postrados en el desierto. Mas estas cosas sucedieron como ejemplos para nosotros, para que no codiciemos cosas malas, como ellos codiciaron. Ni seáis idólatras, como algunos de ellos, según está escrito: Se sentó el pueblo a comer y a beber, y se levantó a jugar. Ni forniquemos, como algunos de ellos fornicaron, y cayeron en un día veintitrés mil. Ni tentemos al Señor, como también algunos de ellos le tentaron, y perecieron por las serpientes. Ni murmuréis, como algunos de ellos murmuraron, y perecieron por el destructor. Y estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están escritas para amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos. 1 Corintios 10:1-11. Y esto también dicen las Escrituras: Porque si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados, sino una horrenda expectación de juicio, y de hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios. El que viola la ley de Moisés, por el testimonio de dos o de tres testigos muere irremisiblemente. ¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia? Pues conocemos al que dijo: Mía es la venganza, yo daré el pago, dice el Señor. Y otra vez: El Señor juzgará a su pueblo. ¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo! Hebreos 10:26-31. Así que, no se dejen engañar ni por falsos profetas o maestros, ni por sus propios malos deseos, el mal esta sobre nosotros globalmente por nuestro pecado, y hay que hacer algo.

¿Qué debemos hacer? Arrepentirnos, pero no en base a lo que creemos, sino como Dios manda. Y esto debe ser siempre nuestra base: …Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas. Mateo 22:37-40. Entonces, ¿Amás a Dios con todo lo que eres, y sobre todas las cosas? ¿Amás a tu prójimo como a ti mismo? ¿Demuestra tu estilo de vida, tus acciones, este amor? Vence el pecado en ti a través del Señor, por tu propio bien, antes que sea muy tarde. ¡Qué el Señor les bendiga! John ¡Dios bendiga a Israel!

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Lo que significa seguir a Cristo - Mateo 19:16-30

Basado en Mateo 19:16-30 (Versión Reina Valera 1960)  

Entonces vino uno y le dijo: Maestro bueno, ¿qué bien haré para tener la vida eterna? Él le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno sino uno: Dios. Mas si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos. Le dijo: ¿Cuáles? Y Jesús dijo: No matarás. No adulterarás. No hurtarás. No dirás falso testimonio. Honra a tu padre y a tu madre; y, Amarás a tu prójimo como a ti mismo. El joven le dijo: Todo esto lo he guardado desde mi juventud. ¿Qué más me falta? Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme. Oyendo el joven esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones. Entonces Jesús dijo a sus discípulos: De cierto os digo, que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos. Otra vez os digo, que es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios. Sus discípulos, oyendo esto, se asombraron en gran manera, diciendo: ¿Quién, pues, podrá ser salvo? Y mirándolos Jesús, les dijo: Para los hombres esto es imposible; mas para Dios todo es posible. Entonces respondiendo Pedro, le dijo: He aquí, nosotros lo hemos dejado todo, y te hemos seguido; ¿qué, pues, tendremos? Y Jesús les dijo: De cierto os digo que en la regeneración, cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de su gloria, vosotros que me habéis seguido también os sentaréis sobre doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel. Y cualquiera que haya dejado casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por mi nombre, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna. Pero muchos primeros serán postreros, y postreros, primeros.

Hay muchas enseñanzas en este pasaje, entonces trataremos de ver las que son mas aplicativas para nuestro diario vivir, y de como podemos seguir a Cristo prácticamente, porque hay cosas muy prácticas que hacer en nuestra relación con el Señor, lo cual nos lleva a lo primero. ¿Es verdad que la ley ya no tiene ningún tipo de validez para la vida eterna ahora que esta la gracia de Dios? Y la respuesta es, no. Esto dijo el Señor: No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir. Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido. De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que los haga y los enseñe, este será llamado grande en el reino de los cielos. Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos. Mateo 5:17-20. Pero, algunos dirán, ¿No está escrito que el viejo pacto va a desaparecer y ser substituido por el nuevo pacto, por la gracia, como está escrito: Al decir: Nuevo pacto, ha dado por viejo al primero; y lo que se da por viejo y se envejece, está próximo a desaparecer (Hebreos 8:13)? Lo que tenía que ver con el lidiar con el pecado en el antiguo pacto, ya no aplica, ya que Cristo murió en la cruz. Entonces, ni la circuncisión, ni los holocaustos ya son necesarios. Pero, debemos recordar que nunca hubo perdón de pecados antes porque los holocaustos solo “cubrían” el pecado temporalmente, pero nunca quitaban del todo el pecado. Y la relación con Dios fue siempre a través de la fe. Nosotros venimos a ser hijos de Abraham a través de la fe, porque él fue justificado delante de Dios por su fe. Entonces, es antibíblico creer que la ley y los profetas fueron eliminados a través de Cristo, sino todo lo contrario, ahora tienen mas significado y valor que nunca a través de Cristo, en nuestro diario vivir.  

Y esto nos lleva a nuestro próximo punto: ¿Cómo sabemos que la ley aplica ahora? Porque el propio Señor lo explicó, el mismo que vino a hacer posible la gracia a través de Su persona, de Su sacrificio. Ahora. ¿Qué fue lo que le preguntó el rico al Señor? ¿Qué bien haré para tener la vida eterna? Y, ¿qué le respondió el Señor? El Señor le dijo: Mas si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos. Y más encima, El se los comenzó a recordar. Ahora, una persona diría: Pero ¿no somos salvo por gracia y fe nada más? Y la respuesta es, sí. Pero, el propio Señor reitero con esto de que hay una práctica, hay cosas que hacer que deben venir a raíz de la fe y de la gracia. O si no, ¿Para que estudiar la Palabra de Dios si solo somos salvos por gracia y fe? ¿Para que predicar y enseñar la Palabra si ya todo esta resuelto con la fe y la gracia? ¿Para que preocuparnos de nuestros hechos si nuestras obras supuestamente no nos salvan? ¿Entienden que es absurdo pensar que la fe y la gracia invalidan la ley y las obras que son producidas a raíz de la instrucción de la ley? En el amor, hay estructura, hay dirección, hay parámetros, hay instrucciones para que el amor pueda ser amor. El Señor hablo del matrimonio, como ejemplo, de una relación fundada sobre el amor entre un hombre y una mujer. Y El explicó que un matrimonio se puede romper si hay adulterio, como esta escrito:  Él les dijo: Por la dureza de vuestro corazón Moisés os permitió repudiar a vuestras mujeres; mas al principio no fue así. Y yo os digo que cualquiera que repudia a su mujer, salvo por causa de fornicación, y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada, adultera. Mateo 19:8-9. Entonces, ¿Qué es lo práctico que uno debe evitar si esta casado o casada? El adulterio, porque hasta en la gracia, un matrimonio se puede romper si hay tal cosa, y el ofendido puede rehacer su vida con otra persona, si lo desea, y el que adulteró solo le queda recuperar a la persona que ofendió. Porque si el adultero se casa con otra persona, vivirá en adulterio mientras este casado con alguien más. Esto enseñó el Señor.

Ahora bien, ¿y qué de lo que dijo el Señor, que debemos dejar todo para seguirle a El si deseamos heredar la vida eterna? ¿Hay que realmente abandonar a todos nuestros seres queridos, y deshacernos de nuestros bienes materiales, para poder ser salvo? Y aquí viene la respuesta, precisamente a través de el fundamento de la ley, como está escrito: Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas. Mateo 22:37-40. Y esto también declaró el Señor: El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí; y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí. Mateo 10:37-38. Entonces, al que debemos amar por sobre todas las cosas y personas, es al Señor, pero eso no quiere decir que no podemos amar a nadie más. La base de la ley es que aprendamos a amar al Señor, sobre todo, y que El tenga la prioridad en todo, y en esto va la obediencia. Si el Espíritu Santo nos guía a través de la Palabra a hacer algo, y nuestros padres o nuestro esposo o esposa nos dicen hacer otra cosa, la preeminencia la debiera tener el Señor. Pero claro debiera ser, que el Señor no nos va a guiar a hacer algo que va totalmente en contra de lo que enseña Su Palabra. Y nuestro claro ejemplo es Abraham con Isaac. El Señor le pidió a Abraham sacrificar a su primogénito Isaac, pero cuando Abraham estuvo a punto de hacerlo, el ángel lo detuvo, porque Dios solo quería “ver” (y no solo saber) que Abraham lo amaba sobre todas las cosas. El amor al Señor finalmente se tiene que “ver” en acción, lo cual implica obra. Entonces, ¿entiendes que seguir a Cristo implica fe y obra, como fruto de nuestro inconmovible amor por El? ¡Qué el Señor les bendiga! John ¡Dios bendiga a Israel!

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No te dejes ser influenciado por la multitud - Hechos 21:26 – 22:2

Basado en Hechos 21:26 – 22:2 (Versión Reina Valera 1960)  

Entonces Pablo tomó consigo a aquellos hombres, y al día siguiente, habiéndose purificado con ellos, entró en el templo, para anunciar el cumplimiento de los días de la purificación, cuando había de presentarse la ofrenda por cada uno de ellos. Pero cuando estaban para cumplirse los siete días, unos judíos de Asia, al verle en el templo, alborotaron a toda la multitud y le echaron mano, dando voces: ¡Varones israelitas, ayudad! Este es el hombre que por todas partes enseña a todos contra el pueblo, la ley y este lugar; y además de esto, ha metido a griegos en el templo, y ha profanado este santo lugar. Porque antes habían visto con él en la ciudad a Trófimo, de Éfeso, a quien pensaban que Pablo había metido en el templo. Así que toda la ciudad se conmovió, y se agolpó el pueblo; y apoderándose de Pablo, le arrastraron fuera del templo, e inmediatamente cerraron las puertas. Y procurando ellos matarle, se le avisó al tribuno de la compañía, que toda la ciudad de Jerusalén estaba alborotada. Este, tomando luego soldados y centuriones, corrió a ellos. Y cuando ellos vieron al tribuno y a los soldados, dejaron de golpear a Pablo. Entonces, llegando el tribuno, le prendió y le mandó atar con dos cadenas, y preguntó quién era y qué había hecho. Pero entre la multitud, unos gritaban una cosa, y otros otra; y como no podía entender nada de cierto a causa del alboroto, le mandó llevar a la fortaleza. Al llegar a las gradas, aconteció que era llevado en peso por los soldados a causa de la violencia de la multitud; porque la muchedumbre del pueblo venía detrás, gritando: ¡Muera! Cuando comenzaron a meter a Pablo en la fortaleza, dijo al tribuno: ¿Se me permite decirte algo? Y él dijo: ¿Sabes griego? ¿No eres tú aquel egipcio que levantó una sedición antes de estos días, y sacó al desierto los cuatro mil sicarios? Entonces dijo Pablo: Yo de cierto soy hombre judío de Tarso, ciudadano de una ciudad no insignificante de Cilicia; pero te ruego que me permitas hablar al pueblo. Y cuando él se lo permitió, Pablo, estando en pie en las gradas, hizo señal con la mano al pueblo. Y hecho gran silencio, habló en lengua hebrea, diciendo: Varones hermanos y padres, oíd ahora mi defensa ante vosotros. Y al oír que les hablaba en lengua hebrea, guardaron más silencio…

Podemos ver distintas cosas en este pasaje. Una de las primeras cosas es que hay que tener cuidado con dejarse llevar por la multitud. La gran mayoría de las veces, están siendo guiados o hasta controlados por influencias espirituales malas. Debemos siempre recordar que, aunque Dios es Dios, y El es Quien gobierna todo, El mismo ha permitido por un tiempo limitado que el príncipe de este mundo tenga dominio sobre este lugar que es temporal. Y por desgracia, la mayoría de este mundo está bajo su influencia y dominio. Debemos recordar también que no todas las personas son hijos de Dios. La única manera de llegar a ser hijo de Dios es cuando se recibe a Cristo como Señor, como mismo esta escrito: Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios. Juan 1:12. Y esto también enseña la Palabra: Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás. Efesios 2:1-3. Entonces, cuando una persona todavía no se ha sometido al Señorío del Señor Jesucristo, desgraciadamente, está siendo guiado y hasta dominado por el enemigo. Esta es la verdad, y por eso que es apremiante hacer la voluntad de Dios.

Entonces, ¿Cuál es la voluntad de Dios? Debemos ser la diferencia en este mundo. Nosotros tenemos la tarea de ir en contra de la corriente del mundo, y nunca dejarnos influenciar por el mundo y sus creencias. Porque, aunque seamos creyentes en Cristo, si nos dejamos llevar por el mundo y por su opinión, no estamos haciendo la voluntad de Dios, sino todo lo contrario, estamos siguiendo y haciendo la voluntad del enemigo, y ¿Qué crees que Dios diga de eso? ¿Podrá una persona encontrar justificación delante de Dios si esta escogiendo dejarse llevar por el mundo? ¿Entienden lo grave que es adoptar ideas populares? Esto dijo el Señor: Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres. Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos. Mateo 5:13-16. Entonces, nosotros que somos del Señor estamos llamados a pensar, a meditar, y, sobre todo, a actuar de acuerdo a lo que Dios dice, por el bien nuestro, y por el bien de los que nos rodean. Porque si no somos sal y luz en el mundo, si no somos nosotros las voces y las acciones de las razones de Dios ¿Cómo serán rescatados los que todavía están perdidos, de la misma manera que nosotros estábamos perdidos antes de venir a conocer a Cristo?  

¿Qué más debemos hacer? Esto enseña Dios: Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos. Porque los magistrados no están para infundir temor al que hace el bien, sino al malo. ¿Quieres, pues, no temer la autoridad? Haz lo bueno, y tendrás alabanza de ella; porque es servidor de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, teme; porque no en vano lleva la espada, pues es servidor de Dios, vengador para castigar al que hace lo malo. Por lo cual es necesario estarle sujetos, no solamente por razón del castigo, sino también por causa de la conciencia. Pues por esto pagáis también los tributos, porque son servidores de Dios que atienden continuamente a esto mismo. Pagad a todos lo que debéis: al que tributo, tributo; al que impuesto, impuesto; al que respeto, respeto; al que honra, honra. Romanos 13:1-7. Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres; por los reyes y por todos los que están en eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad. Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador, el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad. Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, el cual se dio a sí mismo en rescate por todos, de lo cual se dio testimonio a su debido tiempo. 1 Timoteo 2:1-6. Sé que hay todo tipo de gobernantes y autoridades, pero independientemente de que estemos de acuerdo o no con ellos, el deber nuestro delante del Señor es orar por todos, y de hacer lo posible para que también lleguen a Cristo, porque cada uno de nosotros dará cuenta delante de Dios, y lo único que debiera importarnos es Su opinión de nosotros individualmente, especialmente cuando llegue ese juicio. Así que, ¿Te dejás llevar por la multitud, o por Dios? ¡Qué el Señor les bendiga! John ¡Dios bendiga a Israel!

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Nuestra futura esperanza - Zacarías 2:1-13

Basado en Zacarías 2:1-13 (Versión Reina Valera 1960)  

Alcé después mis ojos y miré, y he aquí un varón que tenía en su mano un cordel de medir. Y le dije: ¿A dónde vas? Y él me respondió: A medir a Jerusalén, para ver cuánta es su anchura, y cuánta su longitud. Y he aquí, salía aquel ángel que hablaba conmigo, y otro ángel le salió al encuentro, y le dijo: Corre, habla a este joven, diciendo: Sin muros será habitada Jerusalén, a causa de la multitud de hombres y de ganado en medio de ella. Yo seré para ella, dice Jehová, muro de fuego en derredor, y para gloria estaré en medio de ella. Eh, eh, huid de la tierra del norte, dice Jehová, pues por los cuatro vientos de los cielos os esparcí, dice Jehová. Oh Sion, la que moras con la hija de Babilonia, escápate. Porque así ha dicho Jehová de los ejércitos: Tras la gloria me enviará él a las naciones que os despojaron; porque el que os toca, toca a la niña de su ojo. Porque he aquí yo alzo mi mano sobre ellos, y serán despojo a sus siervos, y sabréis que Jehová de los ejércitos me envió. Canta y alégrate, hija de Sion; porque he aquí vengo, y moraré en medio de ti, ha dicho Jehová. Y se unirán muchas naciones a Jehová en aquel día, y me serán por pueblo, y moraré en medio de ti; y entonces conocerás que Jehová de los ejércitos me ha enviado a ti. Y Jehová poseerá a Judá su heredad en la tierra santa, y escogerá aún a Jerusalén. Calle toda carne delante de Jehová; porque él se ha levantado de su santa morada.

¿Cuándo obrará Dios? Esa es una pregunta que muchos de nosotros nos hacemos, especialmente cuando estamos pasando momentos difíciles. Para comenzar, Dios puede hacer lo que El quiera cuando El quiera. Él tiene el poder para responder nuestras oraciones ahora, como para hacer milagros, como también dejar que muchas cosas sigan su curso natural. Lo que podemos sí concluir a través de Su palabra es de que este mundo no es perfecto, y nunca lo va a ser, por el pecado, tanto por el pecado de los que nos precedieron, como por nuestros propios pecados, y también por los pecados de las personas que nos rodean. De alguna manera u otra, todos somos responsables de la presente condición del mundo, lo queramos aceptar o no, entonces lo desagradable que pasa no es culpa de Dios, sino del hombre.

Esto nos lleva a explicar algo más que no es muy fácil de aceptar, que nuestras esperanzas no deben ser puestas en el mundo actual, y por muchas razones. Eso no quiere decir que Dios no pueda actuar ahora, porque de nuevo, El sí puede hacer cosas increíbles. El sí puede hacer milagros y prodigios. El es el mismo ayer, hoy, y por los siglos, pero El no ve como prioridad las circunstancias de este mundo. Y también, unas de las aclaraciones que debemos hacer en conjunto con esto, es que nuestras circunstancias presentes no necesariamente son dictadas por nuestra espiritualidad, por decir. Aquí es donde se desacredita por ejemplo los tales evangelios de prosperidad y de bienestar, y que nuestra fe es lo que dicta nuestras condiciones presentes. Mas bien, todo depende de la voluntad de Dios, de lo que Él quiera llevar a cabo. La fe no dicta nuestras circunstancias necesariamente. Es más, la fe no se trata de positivismo, ni aún menos, de creer suficiente como para poder conseguir lo que uno quiere. Así que, si le va a un creyente bien (carnalmente hablando), no quiere decir que su fe es fuerte, o que hace todo bien. Y lo opuesto también es verdad, que porque le salen las cosas mal (carnalmente hablando) a un creyente no quiere necesariamente decir que está practicando el pecado o que tiene una fe débil. Mucho cuidado con estas cosas. Esto dice la Palabra: Pues a Moisés dice: Tendré misericordia del que yo tenga misericordia, y me compadeceré del que yo me compadezca. Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia. Romanos 9:15-16. Entonces, sí debemos orar y pedir cuando necesitamos cosas que están afines con Su voluntad, y claro, cuando tenemos necesidades, pero siempre a la expectativa de lo que El finalmente decida hacer. Debemos siempre recordar que El es Señor y no nosotros. Su voluntad debe ser hecha siempre, y no la nuestra. Y también, si Dios le da mucho a una persona, es porque Dios tiene ciertas expectativas de esa persona, como está escrito: Mas el que sin conocerla hizo cosas dignas de azotes, será azotado poco; porque a todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará; y al que mucho se le haya confiado, más se le pedirá. Lucas 12:48.

También debemos entender la razón porque el aquí y ahora no es la prioridad para Dios, y es, porque este mundo es pasajero. No vamos a estar aquí para siempre. Esto dice la Palabra: Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre. 1 Juan 2:16-17. Así que, no es buena idea enfocarse mucho en el bienestar del presente, porque se ira, es algo temporal. Todo lo que experimentamos aquí carnalmente se acabará algún día, y no quedará ni rastros de aquello. Y la misma lógica nos debiera ayudar a entender eso. El dinero va y viene, de un momento a otro. El poderío humano cambia constantemente. La salud se puede perder en instantes. Hasta las relaciones personales se pueden acabar sea por un malentendido, como por un accidente, como por muchas otras razones. ¿Qué podemos decir de las enfermades, que ni siquiera discriminan con los niños? Ya no es cuestión ni de vejez, ni de falta de cuidado, ni nada así. Cualquier persona puede dejar de estar a nuestro lado por muchas razones. Entonces, conociendo esta realidad, ¿tiene alguna lógica aferrarse tanto a este mundo temporal y a las cosas y hasta a las personas que están con nosotros? No estoy diciendo que no importan, pero, hay cosas más grandes a que aferrarnos, y esto nos lleva a considerar lo siguiente.  

Entonces, si somos seguidores de Cristo, ¿Cuál debe ser nuestro enfoque principal? Lo que leímos hoy al comienzo: La eternidad, el poder estar con nuestro Dios y Señor para siempre, donde el pecado ya no está y que solo existe la perfección perpetua. El Señor se levantará, llevará a cabo el juicio eterno, y todos los que no fueron hallados en el libro de la vida serán echados al lago de fuego, junto con el diablo y sus huestes, pero nosotros los que amamos al Señor y buscamos hacer Su voluntad como producto de nuestra fe, a pesar del precio que tengamos que pagar (porque sí hay un precio que pagar para seguir al Señor), obtendremos nuestra recompensa, el fruto de nuestras obras, y estaremos con el Señor para siempre. Esto dice la Palabra: El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo. Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda. Apocalipsis 21:7-8. Y también dice esto el Señor para fortalecer aún más nuestra esperanza: Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas. 2 Corintios 4:17-18. Entonces, tenemos mucho que ganar. Nuestra esperanza en Cristo no se compara a ningún problema que tengamos hoy, ni tampoco a nada que el mundo nos pueda ofrecer. Todo esto se acabará, pero nuestra esperance es eterna. Así que, ¿estas viviendo de acuerdo a nuestra futura esperanza en Cristo, o como si este mundo fuere lo único que importa? ¡Qué el Señor les bendiga! John ¡Dios bendiga a Israel!

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La incredulidad del hombre - Marcos 6:1-6

Basado en Marcos 6:1-6 (Versión Reina Valera 1960)  

Salió Jesús de allí y vino a su tierra, y le seguían sus discípulos. Y llegado el día de reposo, comenzó a enseñar en la sinagoga; y muchos, oyéndole, se admiraban, y decían: ¿De dónde tiene este estas cosas? ¿Y qué sabiduría es esta que le es dada, y estos milagros que por sus manos son hechos? ¿No es este el carpintero, hijo de María, hermano de Jacobo, de José, de Judas y de Simón? ¿No están también aquí con nosotros sus hermanas? Y se escandalizaban de él. Mas Jesús les decía: No hay profeta sin honra sino en su propia tierra, y entre sus parientes, y en su casa. Y no pudo hacer allí ningún milagro, salvo que sanó a unos pocos enfermos, poniendo sobre ellos las manos. Y estaba asombrado de la incredulidad de ellos. Y recorría las aldeas de alrededor, enseñando.

Este pasaje tiene mucha enseñanza, cosas que son muy profundas, y que llevan a cosas que son muy desagradables para nosotros. Pero nadie dijo que la verdad es fácil de aceptar, pero, en fin, Su Verdad es lo que nos hace libres y nos da la vida eterna, si nos acogemos a ella legítimamente. ¿Cuál fue el problema que realmente hubo aquí? ¿Podremos comenzar a dar vuelta en la psicología, por ejemplo, y comenzar a justificar la incredulidad de la gente por sus trasfondos, porque tuvieron un pasado difícil, porque era injusto pensar que un ser humano podría venir a creer que Dios tomó su misma forma humana? Muchas cosas se podrían decir para justificar la incredulidad del hombre, pero lo interesante (por decir) es que Dios no justifica la incredulidad del hombre. No existe ningún pasaje bíblico donde Dios excusa la dureza de corazón del hombre, y que haga distintas excusas basadas en las malas experiencias del hombre. Por eso que hay cosas que no se pueden aceptar si van totalmente en contra de lo que enseña la Palabra de Dios.

Entonces, ¿Por qué fue que hubo tal incredulidad? Por una razón muy sencilla, y fue la misma que llevo al Señor a la cruz: La envidia. Esto mismo nos explica la Palabra: Y Pilato les respondió diciendo: ¿Queréis que os suelte al Rey de los judíos? Porque conocía que por envidia le habían entregado los principales sacerdotes. Mas los principales sacerdotes incitaron a la multitud para que les soltase más bien a Barrabás. Marcos 15:9-11. Estos conocidos que estuvieron cercas carnalmente al Señor sencillamente se escandalizaban y no creían porque le envidiaron. Ellos pensaron en sus perversos corazones: ¿Cómo este puede ser más que nosotros, haciendo todo lo que hace, si salió del mismo lugar que nosotros? Y así, lo vieron como un simple hombre que no merecía ser más que ellos, y que tenía más habilidades que ellos, como el Hijo de Dios que era (y es). Este mismo mal de la envidia fue lo que hizo que Satanás cayera de su posición original y se convirtiera en el ser que hoy es, como explica la Palabra: ¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las naciones. Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte; sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo. Mas tú derribado eres hasta el Seol, a los lados del abismo. Isaías 14:12-15. El diablo quiso ser como Dios, envidió a Dios. La envidia también hizo caer al hombre al comienzo, como quedo escrito: Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal. Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella. Genesis 3:4-6. Lo que termino de convencer al hombre para que pecara en contra de Dios no fue que no moriría al comer el fruto, sino la idea de ser como Dios. Y este mismo mal tuvo este grupo de personas con su incredulidad.

Entonces, ¿qué podemos ver con esto? Una realidad que es muy fea, y que nos afecta a todos; que todos somos malos y muy pecaminosos. ¿Cómo se puede llegar a envidiar a Dios? No tiene sentido, pero la gran mayoría le envidia, y quieren ser como El. ¿Dudan lo que digo? Cada persona que quiere hacer su propia voluntad envidia a Dios, porque quiere ser como Dios, quiere hacer como le place, y aún peor (y aquí es donde la gran mayoría de los supuestos creyentes fallan); que desean que Dios le venga a servir a ellos en vez de ellos servir a Dios, yendo en contra de su propia existencia, porque Dios hizo al hombre para que le sirviera. Este es el peor problema que tiene el hombre, especialmente hoy en día. No puede tolerar la idea de que Dios es Dios y que nosotros somos sencillamente una creación que existe solo para Su servicio. Esto dice Dios de nosotros en general: Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? Jeremías 17:9. Cuando el Señor predicó el Evangelio, ¿cuál fue Su mensaje? ¿Excusar la incredulidad del hombre? No. Esto fue lo que predicó desde el comienzo: Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios, diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio. Marcos 1:14-15. Sea cual sea nuestro trasfondo, nuestras experiencias, Dios nos lleva a todos a lo mismo, al arrepentimiento, porque todos tenemos que volvernos de toda nuestra maldad completamente.

Ahora bien, sabiendo que tenemos un grave problema con el pecado, y por nuestra propia maldad, ¿Cómo es que podemos alcanzar la misericordia de Dios? Hay una manera, y bendito sea Dios por aquello, porque es algo que está al alcance de todo ser humano a través de Cristo. Y es un error pensar que la manera de vencer nuestra incredulidad es con más señales, prodigios, y oraciones contestadas a nuestro modo, porque como vimos, esas cosas no sirvieron de nada para los incrédulos. Leamos lo siguiente: Estaban junto a la cruz de Jesús su madre, y la hermana de su madre, María mujer de Cleofas, y María Magdalena. Cuando vio Jesús a su madre, y al discípulo a quien él amaba, que estaba presente, dijo a su madre: Mujer, he ahí tu hijo. Después dijo al discípulo: He ahí tu madre. Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa. Juan 19:25-27. La respuesta es: El amor venció la incredulidad. Los que realmente amaron al Señor fueron estas mujeres y Juan, porque fueron los que estuvieron con el Señor en Su peor momento, aún cuando Su propio Padre lo tuvo que dejar, cuando tomó todos nuestros pecados sobre Si mismo. Estas personas estuvieron a los pies de la cruz hasta que expiro. Ese fue el extremo de su amor por el Señor, cuando ya no se veían ni los grandes milagros, ni increíbles señales, ni nada de lo que uno consideraría poder, en fin, cuando nadie le podía envidiar nada. El llegar a amar al Señor por sobre todas las cosas, finalmente, al llegar a cumplir esto a través de Cristo (porque solo se puede hacer a través de El) que es el fundamento de la ley, es la única manera que podremos pasar el juicio final y obtener lo prometido, como está escrito: Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman. 1 Corintios 2:9. No es necesario entenderlo todo para llegar a apreciar a Dios y amarle como se merece. El amar es sencillamente una decisión. Así que, ¿Amás al Señor de tal manera que puedes hasta vencer tu incredulidad? ¡Qué el Señor les bendiga! John ¡Dios bendiga a Israel!

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La voluntad de Dios vs. el libre albedrio del hombre - 1 Crónicas 12:23-40

Basado en 1 Crónicas 12:23-40 (Versión Reina Valera 1960)  

Y este es el número de los principales que estaban listos para la guerra, y vinieron a David en Hebrón para traspasarle el reino de Saúl, conforme a la palabra de Jehová: De los hijos de Judá que traían escudo y lanza, seis mil ochocientos, listos para la guerra. De los hijos de Simeón, siete mil cien hombres, valientes y esforzados para la guerra. De los hijos de Leví, cuatro mil seiscientos; asimismo Joiada, príncipe de los del linaje de Aarón, y con él tres mil setecientos, y Sadoc, joven valiente y esforzado, con veintidós de los principales de la casa de su padre. De los hijos de Benjamín hermanos de Saúl, tres mil; porque hasta entonces muchos de ellos se mantenían fieles a la casa de Saúl. De los hijos de Efraín, veinte mil ochocientos, muy valientes, varones ilustres en las casas de sus padres. De la media tribu de Manasés, dieciocho mil, los cuales fueron tomados por lista para venir a poner a David por rey. De los hijos de Isacar, doscientos principales, entendidos en los tiempos, y que sabían lo que Israel debía hacer, cuyo dicho seguían todos sus hermanos. De Zabulón cincuenta mil, que salían a campaña prontos para la guerra, con toda clase de armas de guerra, dispuestos a pelear sin doblez de corazón. De Neftalí, mil capitanes, y con ellos treinta y siete mil con escudo y lanza. De los de Dan, dispuestos a pelear, veintiocho mil seiscientos. De Aser, dispuestos para la guerra y preparados para pelear, cuarenta mil. Y del otro lado del Jordán, de los rubenitas y gaditas y de la media tribu de Manasés, ciento veinte mil con toda clase de armas de guerra. Todos estos hombres de guerra, dispuestos para guerrear, vinieron con corazón perfecto a Hebrón, para poner a David por rey sobre todo Israel; asimismo todos los demás de Israel estaban de un mismo ánimo para poner a David por rey. Y estuvieron allí con David tres días comiendo y bebiendo, porque sus hermanos habían preparado para ellos. También los que les eran vecinos, hasta Isacar y Zabulón y Neftalí, trajeron víveres en asnos, camellos, mulos y bueyes; provisión de harina, tortas de higos, pasas, vino y aceite, y bueyes y ovejas en abundancia, porque en Israel había alegría.

Todo esto que se formó para apoyar a David, ¿sucedió porque Dios lo quiso hacer solamente, o porque hubo personas que se dispusieron para formar parte? ¿David mismo fue quien fue, porque solamente Dios lo quiso, o porque se dispuso serlo? De la misma manera, ¿El hombre es lo que es, porque Dios lo quiso así, o porque decidió ser como es? ¿Todo lo que sucede es la voluntad de Dios, o el producto culminativo de la voluntad de un grupo de personas? Estos son posiblemente los dilemas más grandes que existen dentro de la enseñanza cristiana, el asunto de que si solo somos parte de un gran diseño que solo se va realizando al trascurrir el tiempo, o si el hombre en realidad tiene libre albedrio. Hay muchos por ejemplo que más secularmente, ven la predestinación como el creer que hay tal cosa como un destino, y no hay mucha diferencia entre ambas. Se puede decir que son prácticamente lo mismo. Pero ¿Cuál es la realidad o la verdad?

Para poder buscar la respuesta, es necesario acudir a la Palabra de Dios, en Su plenitud, porque el solo aferrarse a ciertos versos por allí y por allá no es buena idea, porque ahí es que comienzan muchos errores y distorsiones. ¿Existe tal cosa como la predestinación? La Biblia da lado a este pensamiento, pero en lugares muy selectos, y aún en esos sitios, hay que tener mucho cuidado con la interpretación por el contexto, porque tampoco no significa lo que muchos piensan, en lo cual basan tal doctrina. Podríamos usar como guía la repetición. O sea, si algo se menciona muchas veces más que otra cosa en la Palabra, quiere decir que es un punto que Dios quiere hacer más profundo. Cuando Dios menciona y da ejemplos de lo mismo vez tras vez, y de tal manera que hasta el propio Señor hace hincapié en aquello, es porque hay que tomar nota. Por ejemplo, la Palabra o el Nombre “Señor” aparece en la Biblia 7.830 veces. Y la palabra o nombre “Salvador” aparece en la Biblia 37 veces. Así que, ¿Qué se puede deducir muy fácilmente? Que es avasallantemente más importante para Dios que le reconozcamos y le tratemos como Señor que como Salvador. Y para hacerlo aún más claro, una persona solo alcanza la salvación al reconocer literalmente a Jesús como el Señor, como está escrito: Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Romanos 10:9. Si una persona no reconoce y trata al Señor como tal, sencillamente no hay salvación. Por eso que este asunto de la fe va mucho más allá de reconocer o creer en un dios genérico o hasta de decir creer en Cristo.    

Ahora bien, el asunto es que Dios sí es Soberano, y Su voluntad será hecha, pase lo que pase, hagamos lo que hagamos, y todo está sujeto a El. Dios ha establecido el trascurrir de las cosas y hasta del tiempo en el universo entero a través de la creación. Y Dios puso cosas o a seres superiores a nosotros los humanos para hacer pasar todo lo que pasa en el gran esquema. Esto leemos en la Palabra: Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten. Colosenses 1:16-17. Pero dentro de todo eso, hay lugar para el libre albedrio para el hombre. Y ¿cómo podemos entender esto? Fácil, porque la Palabra habla de un gran juicio donde todos daremos cuentas, e inclusive hasta nosotros los que hemos decidido seguir al Señor. El día vendrá que cada ser humano dará cuentas por sus hechos. Esto dice la Palabra aún hablando de nosotros los creyentes: Por tanto procuramos también, o ausentes o presentes, serle agradables. Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo. Conociendo, pues, el temor del Señor, persuadimos a los hombres… 2 Corintios 5:9-11a. Entonces, si hay juicio es porque hay responsabilidad por nuestros hechos, y los únicos que serán justificados en ese gran día son los que usan la salvación de Dios a través del Señor Jesucristo para hacer Su voluntad, como también está escrito: No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Mateo 7:21. Así que, no solo importa lo que creemos, sino aún más, lo que hacemos basado en lo que hemos decido creer.

Entonces, ¿Qué podemos sacar en limpio de todo esto? Que Dios va a hacer lo que El quiera, que todo lo que El dice va a cumplirse más tarde o más temprano, pero cada persona es libre para involucrarse en las cosas de Dios o no. Lo único en lo personal que nos debiera importar es si deseamos ser parte de lo que Dios está haciendo o no, y siempre con el pensamiento de que seremos juzgados un día dependiendo de cómo decidimos corresponderle a Dios con nuestros hechos. David quiso seguir y amar al Señor. Los que se unieron a David también decidieron querer ser parte de lo que Dios estaba haciendo. Ahora, la pregunta que te debieras hacer, por tu propio bien es (porque el Señor no tiene nada que perder): ¿Uso mi libre albedrio, especialmente la nueva libertad que tengo en Cristo, para buscar hacer la voluntad de Dios? ¡Qué el Señor les bendiga! John ¡Dios bendiga a Israel!

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Buscando señales - Lucas 11:29-32

Basado en Lucas 11:29-32 (Versión Reina Valera 1960)  

Y apiñándose las multitudes, comenzó a decir: Esta generación es mala; demanda señal, pero señal no le será dada, sino la señal de Jonás. Porque así como Jonás fue señal a los ninivitas, también lo será el Hijo del Hombre a esta generación. La reina del Sur se levantará en el juicio con los hombres de esta generación, y los condenará; porque ella vino de los fines de la tierra para oír la sabiduría de Salomón, y he aquí más que Salomón en este lugar. Los hombres de Nínive se levantarán en el juicio con esta generación, y la condenarán; porque a la predicación de Jonás se arrepintieron, y he aquí más que Jonás en este lugar.

En este pasaje, el Señor habla de la maldad y de la dureza del corazón de la multitud que le rodeaba. Les declaro abiertamente que eran una generación mala. Pero ¿Qué era lo que los hacia malos? El asunto de que demandaban señal de El. El demandar señales tenía varias implicaciones malas delante de Dios. Para comenzar, ellos demandaban que el Señor hiciera cosas para demostrarle a ellos que era Dios. Y este hecho está cargado de muchos males. Lo primero es el asunto de demandar, o sea, la multitud se sentía con el derecho de que se les debía algo. Para ellos, el Señor tenía la obligación de demostrarles ante sus demandas quién era El. Y esto nos lleva a lo segundo, que la multitud pedía señales o cosas que ellos deseaban, como si el Señor fuere una especie de mago. Y lo tercero que se puede ver era el asunto de que ellos no valoraban en lo absoluto lo que El ya había hecho, todos los distintos milagros, inclusive resurrecciones, y lo más importante, la verdad que El les estaba enseñando. Podríamos ver más males si tuviéramos el tiempo.

Puede que una persona pregunte: ¿Qué tiene de malo estas cosas? Si solo vemos las tres cosas que mencionamos, entenderíamos lo mal que estaban, basándose en un solo hecho, que el asunto es que el Señor era (y es) Dios. Y eso es lo que debiera poner las cosas en orden. ¿Tiene algún derecho el hombre sobre Dios? No, imposible. ¿Dios le debe algo al hombre? No, nada. ¿Dios existe para servir al hombre? No. El Señor no venía a hacer Su voluntad, sino la voluntad del Padre. Y a pesar de que todo lo que El hizo era de servicio para el hombre, eso no quería decir que Su posición era de ser siervo del hombre. O sea, nunca se debe tomar la bondad y la gracia de Dios como algo que Dios nos debe. Ni Dios Padre nos debe algo, ni aún menos, el Señor Jesucristo nos debe algo. Así que, el asunto de que ellos se sentían con el derecho de demandar, y de que Dios hiciera lo que a ellos se les antojaba, y que no valoraban en lo más mínimo las obras que El ya había hecho, demostrando conclusivamente que era (y es) Dios, esa multitud era solamente dignos de condenación con su falta de respeto y dureza de corazón.

Ahora, el Señor dió dos ejemplos. El primer ejemplo que podemos ver es la de la reina de Saba. Esto dice la Palabra de ella: Oyendo la reina de Sabá la fama que Salomón había alcanzado por el nombre de Jehová, vino a probarle con preguntas difíciles. Y vino a Jerusalén con un séquito muy grande, con camellos cargados de especias, y oro en gran abundancia, y piedras preciosas; y cuando vino a Salomón, le expuso todo lo que en su corazón tenía. Y Salomón le contestó todas sus preguntas, y nada hubo que el rey no le contestase. Y cuando la reina de Sabá vio toda la sabiduría de Salomón, y la casa que había edificado, asimismo la comida de su mesa, las habitaciones de sus oficiales, el estado y los vestidos de los que le servían, sus maestresalas, y sus holocaustos que ofrecía en la casa de Jehová, se quedó asombrada. Y dijo al rey: Verdad es lo que oí en mi tierra de tus cosas y de tu sabiduría; pero yo no lo creía, hasta que he venido, y mis ojos han visto que ni aun se me dijo la mitad; es mayor tu sabiduría y bien, que la fama que yo había oído. Bienaventurados tus hombres, dichosos estos tus siervos, que están continuamente delante de ti, y oyen tu sabiduría. Jehová tu Dios sea bendito, que se agradó de ti para ponerte en el trono de Israel; porque Jehová ha amado siempre a Israel, te ha puesto por rey, para que hagas derecho y justicia. Y dio ella al rey ciento veinte talentos de oro, y mucha especiería, y piedras preciosas; nunca vino tan gran cantidad de especias, como la reina de Sabá dio al rey Salomón. 1 Reyes 10:1-10. La reina ya iba lista para dar lo que tenía por el sencillo hecho de lo que había escuchado de terceras personas. Pero hay un detalle más profundo, la reina valoró la obra de Dios en Salomón, como está escrito: Oyendo la reina de Sabá la fama que Salomón había alcanzado por el nombre de Jehová Ella fue en busca de la obra del nombre de Jehová, y por eso que viajó de tierras muy lejanas, y traía ya consigo ofrendas por lo mismo.

El segundo ejemplo es de Nínive, y esto dice la Palabra: Vino palabra de Jehová por segunda vez a Jonás, diciendo: Levántate y ve a Nínive, aquella gran ciudad, y proclama en ella el mensaje que yo te diré. Y se levantó Jonás, y fue a Nínive conforme a la palabra de Jehová. Y era Nínive ciudad grande en extremo, de tres días de camino. Y comenzó Jonás a entrar por la ciudad, camino de un día, y predicaba diciendo: De aquí a cuarenta días Nínive será destruida. Y los hombres de Nínive creyeron a Dios, y proclamaron ayuno, y se vistieron de cilicio desde el mayor hasta el menor de ellos. Y llegó la noticia hasta el rey de Nínive, y se levantó de su silla, se despojó de su vestido, y se cubrió de cilicio y se sentó sobre ceniza. E hizo proclamar y anunciar en Nínive, por mandato del rey y de sus grandes, diciendo: Hombres y animales, bueyes y ovejas, no gusten cosa alguna; no se les dé alimento, ni beban agua; sino cúbranse de cilicio hombres y animales, y clamen a Dios fuertemente; y conviértase cada uno de su mal camino, de la rapiña que hay en sus manos. ¿Quién sabe si se volverá y se arrepentirá Dios, y se apartará del ardor de su ira, y no pereceremos? Y vio Dios lo que hicieron, que se convirtieron de su mal camino; y se arrepintió del mal que había dicho que les haría, y no lo hizo. Jonás 3. El mensaje que el rey y todo el pueblo de Nínive valoró fue en realidad corto: De aquí a cuarenta días Nínive será destruida. No se dijo nada más. No hubo gran explicación o disertación teológica, ni aún de como hallar gracia ante Dios. Solo fue una declaración de destrucción. Pero el pueblo dedujo por sí mismo que este mensaje venia departe de Dios, a pesar de que eran paganos, totalmente aparte del pueblo de Israel y de sus creencias. Y el rey pensó por sí mismo como obtener la misericordia de Dios, con el arrepentimiento de la nación.

Ahora bien, ¿Qué tenemos ahora nosotros para poder creer en Dios? Tenemos lo más grande de Dios: la vida, la muerte, y la resurrección del Hijo de Dios, del Señor, y que si nos arrepentimos de todos nuestros pecados y le recibimos en nuestro corazón como lo que El es, el Señor y Dios Todopoderoso, tendremos la vida eterna. No hay señal más grande, no solo del poder de Dios, sino también de Su amor por nosotros. Pero él que no sepa respetar y adoptar tal fe, se condenará merecidamente por toda la eternidad, porque no hay desprecio más grande que ese. El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él. Juan 3:36. Así que, ¿sigues buscando señales de Dios para tu propia perdición? ¡Qué el Señor les bendiga! John ¡Dios bendiga a Israel!

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Como poder experimentar a Dios - Ezequiel 47:1-12

Basado en Ezequiel 47:1-12 (Versión Reina Valera 1960)  

Me hizo volver luego a la entrada de la casa; y he aquí aguas que salían de debajo del umbral de la casa hacia el oriente; porque la fachada de la casa estaba al oriente, y las aguas descendían de debajo, hacia el lado derecho de la casa, al sur del altar. Y me sacó por el camino de la puerta del norte, y me hizo dar la vuelta por el camino exterior, fuera de la puerta, al camino de la que mira al oriente; y vi que las aguas salían del lado derecho. Y salió el varón hacia el oriente, llevando un cordel en su mano; y midió mil codos, y me hizo pasar por las aguas hasta los tobillos. Midió otros mil, y me hizo pasar por las aguas hasta las rodillas. Midió luego otros mil, y me hizo pasar por las aguas hasta los lomos. Midió otros mil, y era ya un río que yo no podía pasar, porque las aguas habían crecido de manera que el río no se podía pasar sino a nado. Y me dijo: ¿Has visto, hijo de hombre? Después me llevó, y me hizo volver por la ribera del río. 7 Y volviendo yo, vi que en la ribera del río había muchísimos árboles a uno y otro lado. Y me dijo: Estas aguas salen a la región del oriente, y descenderán al Arabá, y entrarán en el mar; y entradas en el mar, recibirán sanidad las aguas. Y toda alma viviente que nadare por dondequiera que entraren estos dos ríos, vivirá; y habrá muchísimos peces por haber entrado allá estas aguas, y recibirán sanidad; y vivirá todo lo que entrare en este río. Y junto a él estarán los pescadores, y desde En-gadi hasta En-eglaim será su tendedero de redes; y por sus especies serán los peces tan numerosos como los peces del Mar Grande. Sus pantanos y sus lagunas no se sanearán; quedarán para salinas. Y junto al río, en la ribera, a uno y otro lado, crecerá toda clase de árboles frutales; sus hojas nunca caerán, ni faltará su fruto. A su tiempo madurará, porque sus aguas salen del santuario; y su fruto será para comer, y su hoja para medicina.

Puede que, de un punto de vista humano, este pasaje no tenga mucho sentido. ¿Cómo puede salir tanta agua de una casa? ¿Qué significa todo esto, que no lo entiendo? Y, esta es una de las cosas mas fundamentales que deben suceder dentro de una persona, que lo que Dios dice y hace supera nuestra manera de pensar, nuestra lógica, e intelecto. Las cosas de Dios van mucho más allá e inclusive de nuestra imaginación. ¿Por qué? Porque somos seres muy limitados, y especialmente los que se creen ser muy inteligentes y capaces. No es que la educación sea algo necesariamente malo, pero sencillamente, el conocimiento divino siempre va a superar nuestras habilidades y conocimientos. Y claro, cuando el ser humano trata de competir con Dios, más necedades piensan y hacen. Esto dice la Palabra: Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos. Isaías 55:8-9.

¿Cuáles son las cosas de Dios que nos superan ilimitadamente? Por ejemplo, el concepto de que Dios es eterno, un ser sin principio, y sin final. ¿Por qué tal cosa es incomprensible o inaceptable para la gran mayoría? Porque somos seres finitos, porque tenemos físicamente un comienzo y un final definido. A muchos les es imposible aceptar que Dios creo todo, y especialmente de la manera que lo hizo, con solo El mencionar las cosas. Y, ¿Por qué muchos no pueden aceptar eso? Porque el ser humano no puede crear absolutamente nada. Todas las cosas que hacemos son simples manipulaciones o cambios de formas de lo que ya existe. Y por supuesto, porque decimos algo no quiere decir que se hará una realidad (aunque muchos viven con esa ilusión). A la gran mayoría le cuesta aceptar que existe un Dios todopoderoso. Y ¿por qué? Porque cada uno de nosotros somos débiles, limitados, y muy frágiles. ¿No lo creen? Entonces, ¿por qué se le tiene tanto miedo a un terremoto, o a un huracán, o a un tornado? O, ¿Por qué nos puede matar algo tan pequeño como una bacteria o un virus, que ni siquiera se puede ver a plena vista, sino que se necesita un microscopio para poder verse? ¿Le temen a una guerra nuclear? Claro que se le debiera tener temor, porque podrían morir miles o hasta millones en cuestión de segundos. Pero, a pesar de que muchos no pueden llegar a creer en lo que Dios puede hacer, y aunque muchos no pueden aceptar la existencia de Dios, nada de eso afecta la existencia de Dios, ni le hace mas débil.

Entonces, ¿Qué debe hacer una persona para poder experimentar los misterios de Dios en su vida? Debe hacer algo que es muy lógico cuando se entiende quién es Dios, y eso es comenzar de nuevo, asumir que lo que sabe o ha hecho no ha servido de nada, porque en realidad es así. La Palabra de Dios dice que: la paga del pecado es muerte. Si eso es así (lo cual lo es), entonces, ¿Qué sacamos con retener o aferrarnos a cosas que solo nos están llevando a una muerte segura? Albert Einstein (una persona que fue muy inteligente, y que creía en Dios) dijo: La definición de la locura es hacer la misma cosa una y otra vez y esperar que los resultados sean distintos. Lo mismo se puede decir del pecado. ¿Cómo puedes esperar vivir para siempre si sigues haciendo cosas que solo producen la muerte? Por desgracia, vivimos en un mundo lleno de locos. Pero esto dice la Palabra: Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio. Hechos 3:19. Esto también dijo el propio Señor: Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer? Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo. Juan 3:3-7. La implicación del nacer de nuevo es de comenzar de nuevo, de cambiar de camino, de ir en contra de lo que se hacia antes. El agua del cual habló el Señor se refiere al bautismo de Juan, del bautismo del arrepentimiento, que significa dejar atrás el pecado, de abandonar el pecado, de dar un giro totalmente en la dirección opuesta. Y nacer del Espíritu implica tomar la nueva vida que solo se puede obtener al someterse a Cristo como Señor y Dios. Si deseas ver el poder del Creador en tu vida, para que El haga algo nuevo de ti, debes rendirte a El, y dejarlo que sea El, el que te enseñe lo que has de hacer. No hay otro ser que pueda crear, o que pueda dar vida eterna. Esto dice la Palabra: De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. 2 Corintios 5:17.

Y, ¿Qué mas debe pasar? Cuando se comienza de nuevo en el Señor, debemos dejarnos llevar como niños, que El sea quien nos lleve de la mano, y claro, obedecerle como tal. Este es el lado practico de comenzar de nuevo, de dejar ir lo antiguo, de olvidarse lo que sabias antes para aprender algo totalmente nuevo. Esto dijo el Señor: En aquel tiempo los discípulos vinieron a Jesús, diciendo: ¿Quién es el mayor en el reino de los cielos? Y llamando Jesús a un niño, lo puso en medio de ellos, y dijo: De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Así que, cualquiera que se humille como este niño, ese es el mayor en el reino de los cielos. Mateo 18:1-4. Entonces, uno debe hacerse como un niño en conocimiento y en obediencia para que Dios obre. Así que, ¿Haz decidido dejar atrás el pecado, y comenzar de nuevo, para poder experimentar los grandes misterios de Dios en tu vida? ¡Qué el Señor les bendiga! John ¡Dios bendiga a Israel!

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No te olvides del pasado - Nehemías 13:14-31

Basado en Nehemías 13:14-31 (Versión Reina Valera 1960)  

Acuérdate de mí, oh Dios, en orden a esto, y no borres mis misericordias que hice en la casa de mi Dios, y en su servicio. En aquellos días vi en Judá a algunos que pisaban en lagares en el día de reposo, y que acarreaban haces, y cargaban asnos con vino, y también de uvas, de higos y toda suerte de carga, y que traían a Jerusalén en día de reposo; y los amonesté acerca del día en que vendían las provisiones. También había en la ciudad tirios que traían pescado y toda mercadería, y vendían en día de reposo a los hijos de Judá en Jerusalén. Y reprendí a los señores de Judá y les dije: ¿Qué mala cosa es esta que vosotros hacéis, profanando así el día de reposo? ¿No hicieron así vuestros padres, y trajo nuestro Dios todo este mal sobre nosotros y sobre esta ciudad? ¿Y vosotros añadís ira sobre Israel profanando el día de reposo? Sucedió, pues, que cuando iba oscureciendo a las puertas de Jerusalén antes del día de reposo, dije que se cerrasen las puertas, y ordené que no las abriesen hasta después del día de reposo; y puse a las puertas algunos de mis criados, para que en día de reposo no introdujeran carga. Y se quedaron fuera de Jerusalén una y dos veces los negociantes y los que vendían toda especie de mercancía. Y les amonesté y les dije: ¿Por qué os quedáis vosotros delante del muro? Si lo hacéis otra vez, os echaré mano. Desde entonces no vinieron en día de reposo. Y dije a los levitas que se purificasen y viniesen a guardar las puertas, para santificar el día del reposo. También por esto acuérdate de mí, Dios mío, y perdóname según la grandeza de tu misericordia. Vi asimismo en aquellos días a judíos que habían tomado mujeres de Asdod, amonitas, y moabitas; y la mitad de sus hijos hablaban la lengua de Asdod, porque no sabían hablar judaico, sino que hablaban conforme a la lengua de cada pueblo. Y reñí con ellos, y los maldije, y herí a algunos de ellos, y les arranqué los cabellos, y les hice jurar, diciendo: No daréis vuestras hijas a sus hijos, y no tomaréis de sus hijas para vuestros hijos, ni para vosotros mismos. ¿No pecó por esto Salomón, rey de Israel? Bien que en muchas naciones no hubo rey como él, que era amado de su Dios, y Dios lo había puesto por rey sobre todo Israel, aun a él le hicieron pecar las mujeres extranjeras. ¿Y obedeceremos a vosotros para cometer todo este mal tan grande de prevaricar contra nuestro Dios, tomando mujeres extranjeras? Y uno de los hijos de Joiada hijo del sumo sacerdote Eliasib era yerno de Sanbalat horonita; por tanto, lo ahuyenté de mí. Acuérdate de ellos, Dios mío, contra los que contaminan el sacerdocio, y el pacto del sacerdocio y de los levitas. Los limpié, pues, de todo extranjero, y puse a los sacerdotes y levitas por sus grupos, a cada uno en su servicio; y para la ofrenda de la leña en los tiempos señalados, y para las primicias. Acuérdate de mí, Dios mío, para bien.

¿Estaba haciendo Nehemías la voluntad de Dios? Por supuesto que sí, y en cada aspecto. ¿Qué era lo que Nehemías estaba haciendo exactamente? El le estaba recordando al pueblo lo que era correcto ante Dios, que no se olvidarán del desastre que Dios mismo trajo sobre toda la nación por sus pecados, también hizo cosas prácticas para ayudar al pueblo a que no pecara, dentro de sus límites, y todo lo que hacía, lo hacía con la convicción de que Dios lo estaba tomando en cuenta, porque le interesaba solamente lo que Dios pensaba de él. Y todas estas cosas son totalmente aplicativas hoy, para los que profesamos ser seguidores de Cristo.

Lo primero es un asunto que tiene que ver con malas doctrinas que se han propagado dentro de muchas de nuestras iglesias, y esa es: que las obras ya no importan en la gracia. No hay peor error que ese, porque si fuere así, entonces no le importaría a Dios si hacemos el bien o el mal, y eso no es así. A Dios le importa lo que hacemos, y de tal manera que hasta seremos juzgado según nuestros hechos, como está escrito: Por tanto procuramos también, o ausentes o presentes, serle agradables. Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo. Conociendo, pues, el temor del Señor, persuadimos a los hombres… 2 Corintios 5:9-11a. Lo que tenemos que tomar en cuenta en este pasaje es su escritor (porque el Autor es el Espíritu Santo, porque Su Palabra es de divina inspiración). El Apóstol Pablo es el escritor, y se refiere y se incluye así mismo cuando dice que “todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo”. Si Pablo dijo que sería juzgado por lo bueno y lo malo que hizo, ¿Qué quedará para nosotros? Y la carta va dirigida a la iglesia en Corinto, y no a los inconversos. Y también, el usa la frase “el temor del Señor” pero la frase es traducida más exactamente del original como “el terror del Señor”. Entonces, esto es algo que debe tomarse muy seriamente. Así que, debe ser muy claro que a Dios sí le importa todo lo que hacemos. Por lo tanto, la buena obra cobra mucho valor delante de Dios después de nuestra conversión, como fruto de nuestra fe. Porque la fe sin obras es muerta, escribió el Apóstol Santiago repetidas veces.

Ahora bien, ¿Qué es lo que Nehemías estaba haciendo que también aplica para hoy? Lo que el Señor mismo dijo: Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres. Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos. Mateo 5:13-16. Nosotros debemos ser sal y luz en el mundo, practicando las cosas que enseña el Señor y ayudar a los demás a practicarlas también. Esto dice la Palabra: Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado. Gálatas 6:1. Nehemías estaba tratando los problemas de no guardar el día de reposo y el yugo desigual. El verdadero guardar del día de reposo fue como lo demostró el Señor, y no lo que pensaban los fariseos, como está escrito: Si retrajeres del día de reposo tu pie, de hacer tu voluntad en mi día santo, y lo llamares delicia, santo, glorioso de Jehová; y lo venerares, no andando en tus propios caminos, ni buscando tu voluntad, ni hablando tus propias palabras, entonces te deleitarás en Jehová; y yo te haré subir sobre las alturas de la tierra, y te daré a comer la heredad de Jacob tu padre; porque la boca de Jehová lo ha hablado. Isaías 58:13-14. Y esto dice la Palabra sobre el yugo desigual: No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? ¿Y qué concordia Cristo con Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo? ¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos, y seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. 2 Corintios 6:14-16. Dios destruyó a Su pueblo porque pecaron en contra El, y Dios también nos destruirá no solamente aquí en la tierra si practicamos el pecado, sino que también seremos juzgados en la eternidad. Así que, ¿Estás sirviendo al Señor, recordando el pasado del cual te rescató? ¡Qué el Señor les bendiga! John ¡Dios bendiga a Israel!

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Haciendo la voluntad de Dios - 2 Tesalonicenses 3

Basado en 2 Tesalonicenses 3 (Versión Reina Valera 1960)  

Por lo demás, hermanos, orad por nosotros, para que la palabra del Señor corra y sea glorificada, así como lo fue entre vosotros, y para que seamos librados de hombres perversos y malos; porque no es de todos la fe. Pero fiel es el Señor, que os afirmará y guardará del mal. Y tenemos confianza respecto a vosotros en el Señor, en que hacéis y haréis lo que os hemos mandado. Y el Señor encamine vuestros corazones al amor de Dios, y a la paciencia de Cristo. Pero os ordenamos, hermanos, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que os apartéis de todo hermano que ande desordenadamente, y no según la enseñanza que recibisteis de nosotros. Porque vosotros mismos sabéis de qué manera debéis imitarnos; pues nosotros no anduvimos desordenadamente entre vosotros, ni comimos de balde el pan de nadie, sino que trabajamos con afán y fatiga día y noche, para no ser gravosos a ninguno de vosotros; no porque no tuviésemos derecho, sino por daros nosotros mismos un ejemplo para que nos imitaseis. Porque también cuando estábamos con vosotros, os ordenábamos esto: Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma. Porque oímos que algunos de entre vosotros andan desordenadamente, no trabajando en nada, sino entremetiéndose en lo ajeno. A los tales mandamos y exhortamos por nuestro Señor Jesucristo, que trabajando sosegadamente, coman su propio pan. Y vosotros, hermanos, no os canséis de hacer bien. Si alguno no obedece a lo que decimos por medio de esta carta, a ese señaladlo, y no os juntéis con él, para que se avergüence. Mas no lo tengáis por enemigo, sino amonestadle como a hermano. Y el mismo Señor de paz os dé siempre paz en toda manera. El Señor sea con todos vosotros. La salutación es de mi propia mano, de Pablo, que es el signo en toda carta mía; así escribo. La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros. Amén.

En todo este pasaje vemos que se nos enseñan cosas que son fundamentales para poder cumplir con la voluntad de Dios. Las instrucciones que recibimos no son para ciertos creyentes, sino para todos. Puede que pregunten personas que son nuevas en su fe en Cristo o que no han sido instruidas correctamente en la fe ¿Por qué es necesario obedecer a la Palabra de Dios, y hacer Su voluntad? Y la respuesta la dió el propio Señor cuando dijo: No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Mateo 7:21. Puede que algunos repliquen, ¿Por qué entonces muchos dicen y creen que la fe en Cristo no consta de obras, y que, si no fuimos salvos por obras, tampoco de nada sirven las obras después de la conversión? Y la respuesta es sencilla: Porque están muy equivocados porque o desconocen la plenitud de la Palabra de Dios, o porque sencillamente han adoptado una doctrina errada. No somos salvos por obras, y nunca podremos ganar la salvación por nuestros propios méritos. Eso es muy claro en la Palabra, porque dice: Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Efesios 2:8-9. Pero el problema se forma cuando la gran mayoría o desconoce el siguiente versículo, o muy convenientemente, no lo toman en cuenta, lo que también dice: Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas. Efesios 2:10. Dios creo al hombre para que le sirviera. Este fue el propósito de nuestro existir. Si desean la respuesta a la pregunta ¿Por qué existimos?, esta es la respuesta: para servir a Dios. Esto fue desde el principio, desde antes que cayera el hombre en desobediencia, como también está escrito: Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase. Genesis 2:15. Así que, Dios le dió al hombre una tarea inmediatamente después de ser creado.

Y entonces, puede que también pregunten, ¿el trabajo no era castigo de Dios porque el hombre había pecado? No. El hombre siempre tuvo que trabajar, siempre fue el propósito de Dios para que el hombre hiciera buenas obras, la voluntad del Padre. La gran diferencia fue, entre lo que Dios originalmente quiso, y la consecuencia del pecado. El pecado hizo que el trabajo fuere más difícil, por la decadencia y la muerte que produce el pecado. Este fue el castigo: Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida. Espinos y cardos te producirá, y comerás plantas del campo. Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás. Genesis 3:17-19. Entonces, el pecado convirtió algo bueno como el servir a Dios en algo más difícil y complicado. Pero, el trabajar o servir a Dios fue siempre el plan de Dios.

Ahora bien, ¿Qué fue entonces lo que hizo Dios a través de Cristo? Dios nos dió una nueva oportunidad para hacer Su voluntad, para servirle, para hacer aquellas cosas por las cuales fuimos creados y se nos permite seguir existiendo. Entonces, a través de esto es que ahora entendemos que el hombre no es salvo por sus obras, pero sí, para buenas obras. O sea, las obras, o el servir a Dios cobra de nuevo valor a través de Cristo. Y esto es lo que nos ayuda a entender que la persona que no sirve a Dios como fruto de su fe, no podrá entrar en el reino de Dios. Si la fe de una persona no tiene obras como fruto, entonces su fe está muerta. Esto dice la Palabra: Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras. Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan. ¿Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta? Santiago 2:18-20. Entonces, es fácil concluir que, si una persona no tiene obras que glorifiquen a Dios como el fruto de su fe, quiere decir que, en lo más mínimo, hay un grave problema. ¿Podrá acaso una persona que tiene una fe muerta vivir para siempre? No. Es imposible.

Así que, ¿Qué vemos en este pasaje que es la voluntad de Dios para nosotros? De estar en oración, preocupados de que la Palabra de Dios corra a través de nosotros, o en lo más mínimo, ayudar a otros a que la hagan correr. Y ¿Qué más? Que trabajemos tanto como para el Señor, como en lo secular. Es desorden no trabajar y no proveer para las necesidades de uno mismo como para las necesidades de los demás que no pueden proveerse para sí mismos, que son necesitados (pero no los flojos, ni los irresponsables, ni menos, los que usan el ministerio para su propia ganancia). El propio Apóstol Pablo habla de su propia manera de vivir, de que trabajaba duro secularmente para no ser carga, como también en el ministerio (obviamente). Es más, se estima que Pablo viajó más de 10.000 millas (16.000 km) para predicar el Evangelio y para ayudar e instruir a los creyentes, en un tiempo que no existía ni los automóviles, ni los trenes, ni los aviones, ni aún menos, la televisión, la radio o el internet. Con todo lo que tenemos hoy, ¿Cómo sería este mundo si todos los que nos llamamos seguidores de Cristo estuviéramos más preocupados de servir a Dios, de trabajar como corresponde, y de amar a nuestro prójimo? El mundo seria otro lugar muy distinto. Así que, hoy te pregunto, ¿Estás buscando hacer la voluntad de Dios para vida eterna? ¡Qué el Señor les bendiga! John ¡Dios bendiga a Israel!

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