Basado en Deuteronomio 12:29-13:18 (Versión Reina Valera 1960)
Cuando Jehová tu Dios haya destruido delante de ti las naciones adonde tú vas para poseerlas, y las heredes, y habites en su tierra, guárdate que no tropieces yendo en pos de ellas, después que sean destruidas delante de ti; no preguntes acerca de sus dioses, diciendo: De la manera que servían aquellas naciones a sus dioses, yo también les serviré. No harás así a Jehová tu Dios; porque toda cosa abominable que Jehová aborrece, hicieron ellos a sus dioses; pues aun a sus hijos y a sus hijas quemaban en el fuego a sus dioses. Cuidarás de hacer todo lo que yo te mando; no añadirás a ello, ni de ello quitarás. Cuando se levantare en medio de ti profeta, o soñador de sueños, y te anunciare señal o prodigios, y si se cumpliere la señal o prodigio que él te anunció, diciendo: Vamos en pos de dioses ajenos, que no conociste, y sirvámosles; no darás oído a las palabras de tal profeta, ni al tal soñador de sueños; porque Jehová vuestro Dios os está probando, para saber si amáis a Jehová vuestro Dios con todo vuestro corazón, y con toda vuestra alma. En pos de Jehová vuestro Dios andaréis; a él temeréis, guardaréis sus mandamientos y escucharéis su voz, a él serviréis, y a él seguiréis. Tal profeta o soñador de sueños ha de ser muerto, por cuanto aconsejó rebelión contra Jehová vuestro Dios que te sacó de tierra de Egipto y te rescató de casa de servidumbre, y trató de apartarte del camino por el cual Jehová tu Dios te mandó que anduvieses; y así quitarás el mal de en medio de ti. Si te incitare tu hermano, hijo de tu madre, o tu hijo, tu hija, tu mujer o tu amigo íntimo, diciendo en secreto: Vamos y sirvamos a dioses ajenos, que ni tú ni tus padres conocisteis, de los dioses de los pueblos que están en vuestros alrededores, cerca de ti o lejos de ti, desde un extremo de la tierra hasta el otro extremo de ella; no consentirás con él, ni le prestarás oído; ni tu ojo le compadecerá, ni le tendrás misericordia, ni lo encubrirás, sino que lo matarás; tu mano se alzará primero sobre él para matarle, y después la mano de todo el pueblo. Le apedrearás hasta que muera, por cuanto procuró apartarte de Jehová tu Dios, que te sacó de tierra de Egipto, de casa de servidumbre; para que todo Israel oiga, y tema, y no vuelva a hacer en medio de ti cosa semejante a esta. Si oyeres que se dice de alguna de tus ciudades que Jehová tu Dios te da para vivir en ellas, que han salido de en medio de ti hombres impíos que han instigado a los moradores de su ciudad, diciendo: Vamos y sirvamos a dioses ajenos, que vosotros no conocisteis; tú inquirirás, y buscarás y preguntarás con diligencia; y si pareciere verdad, cosa cierta, que tal abominación se hizo en medio de ti, irremisiblemente herirás a filo de espada a los moradores de aquella ciudad, destruyéndola con todo lo que en ella hubiere, y también matarás sus ganados a filo de espada. Y juntarás todo su botín en medio de la plaza, y consumirás con fuego la ciudad y todo su botín, todo ello, como holocausto a Jehová tu Dios, y llegará a ser un montón de ruinas para siempre; nunca más será edificada. Y no se pegará a tu mano nada del anatema, para que Jehová se aparte del ardor de su ira, y tenga de ti misericordia, y tenga compasión de ti, y te multiplique, como lo juró a tus padres, cuando obedecieres a la voz de Jehová tu Dios, guardando todos sus mandamientos que yo te mando hoy, para hacer lo recto ante los ojos de Jehová tu Dios.
El Dr. Charles Stanley dijo: La voz de Dios es quieta y suave, y fácilmente enterrada bajo una avalancha de clamor. El mundo es un lugar activo y ruidoso. Está lleno de distracciones, actividad, energía, entretención, guerra, plaga, etc. ¡Hay tanto que mirar y observar! Tenemos tantas cosas que compiten por nuestra atención. Todo a nuestro alrededor emite algún tipo de ruido, luz, movimiento, etc.; con el intento de atraer a uno, o a todos nuestros cinco sentidos. Es muy difícil poder concentrarse en una sola cosa en un momento dado.
La mayoría de esa actividad es Satanás, especialmente cuando tiene que ver con quitarte tu atención de Dios. En el pasaje de hoy, leemos de advertencias muy estrictas de Dios relacionadas a la adoración de otros dioses. Las advertencias de Dios eran tan apremiantes que, si algo o alguien trataba de llevarte a otro lugar, que esa persona o cosa tenía que ser destruida. Y durante el tiempo que Dios estaba dando estas directivas a Su pueblo, habían muchos dioses. La gente adoraba a distintos dioses, animales, y aun a demonios y criaturas malévolas, con el intento de ganar favor, u obtener algún tipo de beneficio o poder. Adoraban a estas variaciones de deidades por alguna razón que les era lógico.
Había horribles prácticas como la adoración a Moloc. Él era un dios cananeo, precisamente del cual Dios les advirtió en este pasaje. Para encontrar favor con este dios, las personas hacían sacrificios de niños. La estatua era de bronce, moldeada con brazos extendidos. El rito consistía de calentar la estatua con fuego hasta que estuviera ardiendo. Cuando estaba suficientemente caliente, las personas acostaban sus hijos (vivos) sobre sus brazos extendidos, quemándolos hasta morir. ¿Por qué alguien haría algo tan horrible, ofreciendo sus propios hijos e hijas como sacrificios de fuego? ¡No sé, y no sé cómo podían ver y escuchar lo que esta sucediendo! Horrible, ¿no?
Algunos puede que digan: Bueno, yo seguramente no adoro a otros dioses. Y aquí es donde tenemos que tener cuidado. Muchos pueden que no adoren ídolos con forma de animal, u observen practicas crueles, pero Satanás ha logrado darles brillantes disfraces a los dioses de hoy. Lo que debemos entender es que somos seres creados para adorar. Lo entendamos o no, porque fuimos creados para adorar, nuestra función es la adoración; no importa lo que hagamos. Y lo que determina nuestra adoración es nuestra devoción. Si tu principal y más significativa atención no está hacia Dios, entonces estas adorando algo más. Esa cosa o persona a la que le prestas más atención se ha convertido en un dios. Aun si el ateo dice: No creo en nada. Como somos criaturas de adoración, él se ha convertido en su propio dios. Esta el dios del dinero, del placer, y del ego. Muchas personas matan a sus hijos no nacidos hoy a través del aborto, para que las metas o planes personales no sean interferidas (ese es su dios). Puede que no pongan a sus hijos en una estatua ardiente, pero matan al inocente de todas maneras (la adoración a Moloc sigue – en el 2013, hubo 664,435 abortos inducidos legalmente en los EU). Está el dios de la familia, de las carreras, etc. Aun tus problemas pueden convertirse en un ídolo, cuando solo piensas en aquello, consumido por las circunstancias. Todo lo que le das prioridad sobre el Señor se convierte en un dios, en un ídolo. Y cuando eso sucede, todo se vuelve en un error, un problema, una vuelta equivocada; y te conllevara a una cierta destrucción al final. Podemos volver hasta las bendiciones de Dios en ídolos si les prestamos más atención a ellas que a Él. Hay un lugar para todo, pero nada debe tomar el lugar de Dios; por tu propio bien.
Así que, ¿estas sirviendo a otros dioses e ídolos? ¡Qué el Señor les bendiga! John