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Basado en Juan 2:1-12 (Versión Reina Valera 1960)

Al tercer día se hicieron unas bodas en Caná de Galilea; y estaba allí la madre de Jesús. Y fueron también invitados a las bodas Jesús y sus discípulos. Y faltando el vino, la madre de Jesús le dijo: No tienen vino. Jesús le dijo: ¿Qué tienes conmigo, mujer? Aún no ha venido mi hora. Su madre dijo a los que servían: Haced todo lo que os dijere. Y estaban allí seis tinajas de piedra para agua, conforme al rito de la purificación de los judíos, en cada una de las cuales cabían dos o tres cántaros. Jesús les dijo: Llenad estas tinajas de agua. Y las llenaron hasta arriba. Entonces les dijo: Sacad ahora, y llevadlo al maestresala. Y se lo llevaron. Cuando el maestresala probó el agua hecha vino, sin saber él de dónde era, aunque lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua, llamó al esposo, y le dijo: Todo hombre sirve primero el buen vino, y cuando ya han bebido mucho, entonces el inferior; más tú has reservado el buen vino hasta ahora. Este principio de señales hizo Jesús en Caná de Galilea, y manifestó su gloria; y sus discípulos creyeron en él. Después de esto descendieron a Capernaum, él, su madre, sus hermanos y sus discípulos; y estuvieron allí no muchos días.

A través de este pasaje, y también a través de toda la Biblia podemos observar un principio esencial para la vida misma: la obediencia. En realidad, no existe un concepto más importante que éste en toda la Biblia. La base de la Biblia en su plenitud y de alcanzar y cultivar una relación con Dios mismo, es a través de la obediencia. Nada puede haber sin obediencia. La base de todo en la vida y en el universo es la obediencia.

Para comenzar, la caída del hombre fue por desobediencia, al no seguir las instrucciones de Dios. Dios le dijo lo que le dijo al hombre, que no comiere del fruto prohibido porque sencillamente iba morir; espiritualmente, y también carnalmente. El fruto tenia un elemento que cambio al hombre para siempre. Y esa desobediencia es lo que se ha hecho parte de cada ser humano hasta hoy. Dios instruyo al hombre para que viviera, y evitara justamente lo que sucedió. Dios le advirtió de un mal, y si hubiera obedecido, las cosas serian muy distintas.

Para continuar, la salvación a través de Jesucristo es un don, pero a la misma vez es una obediencia. La Palabra lo explica en el siguiente pasaje: Y por quien recibimos la gracia y el apostolado, para la obediencia a la fe en todas las naciones por amor de su nombre. Romanos 1:5. ¿Por qué es una obediencia? Dios es Dios, sea que lo quieras creer o no; es una realidad. Jesucristo es Dios y es el Hijo Unigénito de Dios, lo quieras creer o no. El único camino al Padre es Jesucristo; no existe otro, lo quieras creer o no. El aceptar la culpa de nuestros pecados es aceptar una realidad, lo quieras creer o no. Entonces, el poder tener una relación personal con el Dios vivo es basado en creer y aceptar con todo el corazón una realidad. No le estas haciendo un favor a Dios, sino que estas sencillamente reconociendo la existencia de una realidad. Y a través de esa obediencia en aceptar una realidad, tú te estas haciendo el bien de alcanzar la salvación eterna.  

Se nos han dado el tesoro de las Escrituras, el completo consejo de Dios para el hombre, para que no solamente conocerlas, sino mas bien, para obedecerlas. Porque escrito esta: El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre. Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala. Eclesiastés 12:13-14. Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra. 2 Timoteo 3:16-17. Si no hay obediencia, el buen efecto de las Escrituras en el ser humano nunca llegará a ser. Si no se obedece, no hay bendición, no hay vida, no hay ningún bien. Porque la obediencia implica recibir una instrucción, y llevarla a cabo implica acción. Porque también está escrito: Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas. Efesios 2:8-10.

Esto es lo que cada ser humano tiene que entender: Somos seres creados. Y cuando eres un ser creado, entonces fuiste hecho para obedecer. Tienes que seguir algo. Estas navegando una realidad basada en leyes establecidas. No tienes la potestad de alterar ninguna de esas leyes. Y también como ser creado, es parte de tu creación obedecer, por muy independiente y poderoso que tú te creas. Es parte de tu naturaleza obedecer algo. O sea, si no le obedeces a Dios, entonces, en tu rebeldía estas obedeciendo a Satanás y al pecado que mora en ti. Al no seguir un lado, entonces por virtud de que eres un ser creado que no puede cambiar lo establecido, sigues lo opuesto. No hay otros caminos. Hay solo dos caminos. Así que, si no obedeces a uno, entonces le estas obedeciendo al otro, pero a alguien estas obedeciendo porque así son las cosas, y no hay nada que le puedas hacer.

Pero, espero que entiendas esto, por tu propio bien. Como leímos en el pasaje de hoy, Maria hizo lo correcto al recurrir al Señor en un momento de necesidad, aúnque le anunciaba algo desagradable para El. Ella fue donde El para que hiciese algo. Lo otro bueno que ella hizo fue que estableció que se hiciera todo lo que El digiere. Y los siervos obedecieron, aunque humanamente no tenia mucha lógica. Pero como resultado de la sujeción y de obediencia a El, se produjo un milagro. La obediencia colectiva arreglo el asunto. Todos necesitamos la ayuda de Dios, e inclusive, necesitamos milagros de Dios. Necesitamos la intervención divina en cada aspecto de nuestra vida. Entonces, si ya te has dado cuenta de que al obedecer al pecado y a Satanás no te ha ayudado en nada (porque eso es lo que pasa cuando no le obedeces a Dios), ¿no crees que seria buena idea obedecer a Dios para ver el bien, y aún hasta los milagros de Dios en tu vida? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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