Basado en Juan 17:24-26 (Versión Reina Valera 1960)
Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo, para que vean mi gloria que me has dado; porque me has amado desde antes de la fundación del mundo. Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te he conocido, y éstos han conocido que tú me enviaste. Y les he dado a conocer tu nombre, y lo daré a conocer aún, para que el amor con que me has amado, esté en ellos, y yo en ellos.
En este pasaje, seguimos viendo la gran importancia de los Apóstoles para el Señor. Ellos fueron personas claves para Dios porque a través de ellos era que el Señor iba a manifestarse a todo el mundo, tal como sucedió. Sin ellos, no tendríamos lo que tenemos hoy. En rendidas cuentas, ¿Por qué eran tan importantes? ¿Qué era lo que definía la increíble potencia de la fe de estos hombres (porque la fe de ellos fue única)?
El primer aspecto de la importancia de los Apóstoles fue de que sencillamente presenciaron todo lo que el Señor hizo, fueron testigos de los tres increíbles años (día y noche, porque convivieron con el Mesías), del ministerio del Señor aquí en la tierra, y también vivieron la culminación del gran poder de Dios a través de la muerte, resurrección, y ascensión del Señor, lo cual establece la Gracia de Dios para todo ser humano, a los que fueron antes del Señor (terrenalmente hablando), y a los Apóstoles y discípulos, y a los que seguimos después de aquellos, por el testimonio de ellos. Esto es lo que leemos acerca del testimonio de los Apóstoles: A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos. Hechos 2:32. Y matasteis al Autor de la vida, a quien Dios ha resucitado de los muertos, de lo cual nosotros somos testigos. Hechos 3:15. A éste, Dios ha exaltado con su diestra por Príncipe y Salvador, para dar a Israel arrepentimiento y perdón de pecados. Y nosotros somos testigos suyos de estas cosas, y también el Espíritu Santo, el cual ha dado Dios a los que le obedecen. Hechos 5:31-32. Dios envió mensaje a los hijos de Israel, anunciando el evangelio de la paz por medio de Jesucristo; éste es Señor de todos. Vosotros sabéis lo que se divulgó por toda Judea, comenzando desde Galilea, después del bautismo que predicó Juan: cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él. Y nosotros somos testigos de todas las cosas que Jesús hizo en la tierra de Judea y en Jerusalén; a quien mataron colgándole en un madero. A éste levantó Dios al tercer día, e hizo que se manifestase; no a todo el pueblo, sino a los testigos que Dios había ordenado de antemano, a nosotros que comimos y bebimos con él después que resucitó de los muertos. Y nos mandó que predicásemos al pueblo, y testificásemos que él es el que Dios ha puesto por Juez de vivos y muertos. Hechos 10:36-42.
Los Apóstoles son los más únicos testigos que Dios uso para propagar el Evangelio de la Paz de Dios a todo el mundo, con estos comenzó todo esto, y por eso que absolutamente nadie puede adjudicarse el nombre de Apóstol después de ellos, porque, aunque eran hombres semejantes a nosotros, la fe única de ellos, y la función que cumplieron en el reino de Dios era realmente única. A través de ellos fue que se predico el Evangelio al mundo a través de grandes señales, prodigios, y poder de lo alto. A través de ellos y por el testimonio de ellos fue que el Espíritu Santo inspiro lo que conocemos hoy como el Nuevo Testamento que tenemos en la Santa Biblia, desde el Evangelio de Mateo, hasta el Apocalipsis; el principio de la Gracia de Dios hasta el final de todo lo que conocemos, y la eternidad.
Y finalmente, ¿Qué fue lo que hizo tan especial y definitiva la obra de estos hombres? Al cumplirse la ultima parte de esta oración del Señor, como quedo escrito: …para que el amor con que me has amado, esté en ellos, y yo en ellos. El principal motivo por el cual hicieron todo lo que hicieron fue por amor, y por ninguna otra razón. Y damas y caballeros, como lo explica la Palabra de Dios, no podemos hacer absolutamente nada significativo ante los ojos de Dios sin amor. Porque también enseñó el Señor esto mismo: Jesús le respondió: El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos. Marcos 12:29-31. Los Apóstoles solamente actuaron a través del amor que tuvieron por el Señor. Esta fue la gran motivación que uso Dios Padre, que uso el Señor Jesus, y finalmente, a través de lo cual pudo obrar el Espíritu Santo poderosamente en sus vidas. Muchos siglos han pasado, y todavía vive refulgentemente, para la gloria de Dios, la obra de estos hombres, a través de lo cual se ve claramente que la oración del Señor si fue mas que contestada.
¿Qué debiera significar todo esto para nosotros? Que Dios puede hacer grandes cosas a través de seres imperfectos, pero cuando hay un real amor por El y por nuestro prójimo, cuando hay una fe inconmovible que se vive día a día. Como lo dijo el Apóstol Pablo: Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo. 1 Corintios 11:1. La Biblia nos enseña esto acerca del amor (lo cual muchos definen erróneamente como solo un sentimiento o afecto especial): Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve. El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará. 1 Corintios 13:1-8. Así que, el amor que estuvo en los corazones de los Apóstoles no tenia nada que ver con lo que se enseña hoy como amor. Pero este mismo amor puede y debe ser cultivado en cada uno de nuestros corazones, porque esto si es la perfecta voluntad de Dios.
Pero, en fin, todo se trata del Señor, hasta Su oración, porque escrito esta: Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, el cual se dio a sí mismo en rescate por todos, de lo cual se dio testimonio a su debido tiempo. 1 Timoteo 2:5-6. Así que, ¿has podido entender y cumplir la oración del Señor en tu vida, siguiendo los pasos de estos grandes hombres que nos precedieron, que hasta entregaron sus vidas por la Verdad de Dios, para que nosotros podamos tener lo que tenemos hoy? ¡Qué el Señor les bendiga! John