Basado en Juan 19:17-24 (Versión Reina Valera 1960)
Y él, cargando su cruz, salió al lugar llamado de la Calavera, y en hebreo, Gólgota; y allí le crucificaron, y con él a otros dos, uno a cada lado, y Jesús en medio. Escribió también Pilato un título, que puso sobre la cruz, el cual decía: JESÚS NAZARENO, REY DE LOS JUDÍOS. Y muchos de los judíos leyeron este título; porque el lugar donde Jesús fue crucificado estaba cerca de la ciudad, y el título estaba escrito en hebreo, en griego y en latín. Dijeron a Pilato los principales sacerdotes de los judíos: No escribas: Rey de los judíos; sino, que él dijo: Soy Rey de los judíos. Respondió Pilato: Lo que he escrito, he escrito. Cuando los soldados hubieron crucificado a Jesús, tomaron sus vestidos, e hicieron cuatro partes, una para cada soldado. Tomaron también su túnica, la cual era sin costura, de un solo tejido de arriba abajo. Entonces dijeron entre sí: No la partamos, sino echemos suertes sobre ella, a ver de quién será. Esto fue para que se cumpliese la Escritura, que dice: Repartieron entre sí mis vestidos, y sobre mi ropa echaron suertes. Y así lo hicieron los soldados.
¿Entendemos bien el sacrificio del Señor por nosotros? Yo creo que todos comprendemos a grandes rasgos lo que sucedió (aunque hay muchos que profesan hasta creer en Cristo, pero ni esto creen totalmente), pero a muchos nos falta comprender la profundidad, lo que realmente sucedió. Entender lo que el Señor hizo por nosotros es como uno ir en un gran barco atravesando el Océano Pacífico; que ve solo lo que su vista le permite ver de la superficie del agua con sus olas, pero no tiene ni idea ni de la profundidad de lo que está atravesando, ni de todo lo que contiene ese gran mar mientras va cómodamente en ese barco, sin esfuerzo, ignorando la realidad que atraviesa.
Para comenzar (y esto lo hemos visto antes), hay que siempre tratar de entender lo mas claro posible el “Quien” del evento. Jesús fue Hombre, pero también fue (y es) Dios. El Dios del universo se dejo clavar en esa cruz. Aquí es donde topan no solamente muchos gentiles, pero la gran mayoría de los judíos, de que Jesús era el mismo Jehová (o Señor) del Antiguo Testamento. El fue el que estuvo en la creación como parte de la Trinidad, donde Genesis relata un Dios plural, o sea, un Dios que se trataba más que de un ser. El Dios de que habla Genesis 1 y 2 es la Trinidad. El Apóstol Juan comienza con este preciso concepto, explicando la deidad de Jesús, como esta escrito: En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. Juan 1:1-3. Históricamente hablando, Juan precisamente se cree que escribe su evangelio con el propósito de aclararle a las iglesias que fueron formadas después para dejar totalmente determinado de que Jesús es Dios, tratando de contrarrestar un movimiento que se formó con el tiempo de que ese hecho ya se estaba poniendo en cuestión. Así que, este mismo Jesús fue el que estuvo envuelto en la creación de todo, incluyendo la creación del hombre, cuando Dios dijo “hagamos”. Este mismo Jesús fue el que estuvo con Abraham, con Jacob, con Moisés, con David, con Elías, y con todos los más. Este mismo Jesus es la razón por lo cual podemos existir hoy, porque Dios es el que hace posible la existencia de todo a través de Su presencia. El Apóstol Pablo lo explica de esta manera: Porque en él [hablando del Señor] fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten. Colosenses 1:16-17. Así que, aunque sea repetitivo, es ultra necesario comprender el “Quien” del asunto.
El otro aspecto que hay que entender, en particular, para que una persona genuinamente llegue a la salvación, o el nacer de nuevo que habla la Biblia es el asunto del arrepentimiento, lo cual es el todo del sacrificio de la cruz. Para poder entender este concepto, uno tiene que viajar hacia atrás, hacia los orígenes de los sacrificios, lo que mismo Dios uso para demostrar lo que vendría después con el Señor. Cuando una persona traía la inocente victima (un animal sin mancha, como lo dictaba la ley) para ser sacrificado como expiación o cubrir de pecados ante Dios, el sacerdote tomaba la victima y la posicionaba y ataba sobre el altar, pero la persona por lo cual se estaba haciendo el sacrificio tenia que poner su mano sobre la cabeza de la víctima, mientras el sacerdote lo sacrificaba como señal de que el inocente estaba muriendo para cubrir (porque antes de Cristo, no existía ni perdón de pecados, ni lavamiento de pecados, era para cubrir temporalmente la responsabilidad del pecado) su pecado ante Dios. Al poner la mano sobre la cabeza de la victima es que esta reconociendo ante Dios la responsabilidad por su muerte.
Y esto es crucial entender para cada uno de nosotros. Hay muchos que dirían: Si yo hubiera estado presente, yo no hubiera estado de acuerdo con la muerte del Señor. Pero la realidad es que, si no tomas responsabilidad por la muerte del Señor en la cruz, no tienes salvación. Tienes que asumir completa responsabilidad por la muerte del Inocente en la cruz, porque El tomo tu lugar para pagar por tus pecados. Como el sacrificio de la ley, tienes que poner tu mano sobre la cabeza de Cristo para tomar responsabilidad por Su muerte ante Dios para que todos tus pecados puedan ser mas allá de cubiertos, sino lavados y perdonados. Y esto solo ocurre a través del arrepentimiento y la conversión, cuando vienes ante Dios con un corazón contrito y humillado, reconociendo todo lo que haz hecho mal, y aferrándote al sacrificio del Señor en la cruz, donde El derramo Su sangre, y entrego Su vida para que puedas tener perdón, entonces el milagro del perdón puede suceder. Sin eso, no hay conversión. Sin eso, no hay vida eterna ni salvación. Por eso que lo que es locura para muchos, es el todo del evangelio que predicamos, el evangelio de un Cristo crucificado. Como lo dijo el Apóstol Pablo: Porque los judíos piden señales, y los griegos buscan sabiduría; pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, para los judíos ciertamente tropezadero, y para los gentiles locura; más para los llamados, así judíos como griegos, Cristo poder de Dios, y sabiduría de Dios. 1 Corintios 1:22-24. En su exactitud, el pasaje que estamos viendo hoy relata prácticamente el todo de nuestra salvación: Que Dios, siendo Dios, tomó la forma de Hombre y la Sagrada Victima para que pudiéramos tener completa remisión de pecados.
Así que, es completamente necesario entender “Quien” precisamente fue el que estuvo en la cruz, y lo que sucedió en la cruz para que pueda haber salvación. Sin ese reconocimiento y completa fe en ese gran hecho, nunca experimentaras el perdón de Dios, ni a Dios mismo. Sin eso, se convierte lo mas preciado del universo en una triste y pobre religión más, sin vida, y sin esperanza. Entonces, ¿entiendes que Dios murió por ti en la cruz, y aceptas completa responsabilidad por aquello, para que puedas tener la vida que tanto anhela el Señor que tengas a través de El? ¡Qué el Señor les bendiga! John