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Basado en Mateo 1 (Versión Reina Valera 1960)

Libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham. Abraham engendró a Isaac, Isaac a Jacob, y Jacob a Judá y a sus hermanos. Judá engendró de Tamar a Fares y a Zara, Fares a Esrom, y Esrom a Aram. Aram engendró a Aminadab, Aminadab a Naasón, y Naasón a Salmón. Salmón engendró de Rahab a Booz, Booz engendró de Rut a Obed, y Obed a Isaí. Isaí engendró al rey David, y el rey David engendró a Salomón de la que fue mujer de Urías. Salomón engendró a Roboam, Roboam a Abías, y Abías a Asa. Asa engendró a Josafat, Josafat a Joram, y Joram a Uzías. Uzías engendró a Jotam, Jotam a Acaz, y Acaz a Ezequías. Ezequías engendró a Manasés, Manasés a Amón, y Amón a Josías. Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos, en el tiempo de la deportación a Babilonia. Después de la deportación a Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, y Salatiel a Zorobabel. Zorobabel engendró a Abiud, Abiud a Eliaquim, y Eliaquim a Azor. Azor engendró a Sadoc, Sadoc a Aquim, y Aquim a Eliud. Eliud engendró a Eleazar, Eleazar a Matán, Matán a Jacob; y Jacob engendró a José, marido de María, de la cual nació Jesús, llamado el Cristo. De manera que todas las generaciones desde Abraham hasta David son catorce; desde David hasta la deportación a Babilonia, catorce; y desde la deportación a Babilonia hasta Cristo, catorce. El nacimiento de Jesucristo fue así: Estando desposada María su madre con José, antes que se juntasen, se halló que había concebido del Espíritu Santo. José su marido, como era justo, y no quería infamarla, quiso dejarla secretamente. Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es. Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados. Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el Señor por medio del profeta, cuando dijo: He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Emanuel, m que traducido es: Dios con nosotros. Y despertando José del sueño, hizo como el ángel del Señor le había mandado, y recibió a su mujer. Pero no la conoció hasta que dio a luz a su hijo primogénito; y le puso por nombre JESÚS.

Al estar en un mundo donde la mentira reina, y donde no se puede confiar mucho, donde hay tanto engaño y aprovechamiento, más nos debiéramos dar cuenta que necesitamos algún tipo de refugio o de seguridad superior a nosotros. Cada persona, por virtud de que es un ser humano, (un ser limitado con muchas vulnerabilidades), necesita poner su confianza en algo o en alguien para poder literalmente sobrevivir.A muchos le cuesta confiar en cosas o en personas fuera de si, porque cosas o personas importantes en el pasado les fallaron en algún punto. Para explicarlo mejor, no estamos hablando de una falla que tiene que ver con un padre de haber dicho algo inapropiado o doloroso nada más, porque sería ilógico e injusto castigar, por decir, a una persona que dijo algo mal o cometió un error en un momento dado, y desechar todo el resto de su sacrificio por algo así. Algunos hijos o hijas tratan de castigar a su padre o madre cuando algo no sale bien, o cometen un error. El deber de un padre o de una madre con un hijo, delante de Dios (lo cual va mucho más allá de lo que enseña la sociedad), es darle lo necesario: como amor, un techo, comida, ropa, cuidados, consejos, y protección, mientras se hace adulto (y Bíblicamente, una persona ya es un adulto a los 20 años de edad, porque podía ir a la guerra, aunque muchos fueron reyes de Israel y de Judá mucho antes de esa edad, así que eso varia). Pero, no obstante, después de ser adulto, ya una madre o un padre no deben nada absolutamente. Ellos no le deben a los hijos en ningún punto de su vida ni ropa de marca, ni autos, ni entretenciones, ni viajes, ni carreras universitarias, ni ayudarlos después de casarse, ni nada más por el estilo. Y si un padre o una madre te ha dado lo necesario, dentro de sus límites, y cometen algún error, y los desprecias, esto es castigable delante de los ojos de Dios, y lo único lo que estás haciendo es acortando tus días, como está escrito: Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da. Éxodo 20:12. Así que, lo que estamos hablando tiene ver con reales fallas y fracasos, con heridas duras y profundas, no de asuntos superficiales. Y por eso que les cuesta a muchas personas confiar, y vuelven su fe a sí mismo, o a otras personas, o en cosas a que se aferraron en el camino, que también pueden fallar tanto o más que sus padres.  

Ahora bien, si somos sabios y lógicos, nos debiéramos dar cuenta que necesitamos confiar en algo o en alguien inconmovible, en algo o en alguien firme, estable, y duradero. Si observamos todo los que nos rodea, y hasta nosotros mismos, por un momento, no sería muy sabio poner nuestra confianza en lo temporal, porque todo esto es terminable y muy falible. El dinero se puede ir muy fácil. El poder es una ilusión. La fama puede durar solo un instante. La salud puede cambiar en un solo momento. Nuestros seres queridos nos pueden fallar aun por accidente, sin ninguna mala intención, porque también son falibles e imperfectos igual que nosotros. Entonces, ¿dónde podemos poner nuestra confianza? ¿Qué o Quién nos ha demostrado tales cualidades de fidelidad y de seguridad? Y aquí es donde entra nuestro Dios.

Dios es fiel. ¿Cómo sabemos esto? ¿Tienes tu algo que ver con el girar del planeta? ¿El hombre es el que hace nacer y ponerse el sol cada día? ¿Tienes algún control sobre tus pulmones y el palpitar de tu corazón? ¿Quién permite que estés vivo en este mismo instante? Todo esto son solo unos pocos ejemplos de cosas que ni tienes nada que ver con ellos, ni nadie tiene ningún tipo de control sobre ellos. Dios está en todo esto. En el pasaje de hoy, vimos la fidelidad de Dios a través de muchas generaciones, al cumplir Su promesa. Para comenzar, Dios no miente, como está escrito: Además, el que es la Gloria de Israel no mentirá, ni se arrepentirá, porque no es hombre para que se arrepienta. 1 Samuel 15:29. Y El tiene el poder para cumplir cosas imposibles, como también está escrito: El consejo de Jehová permanecerá para siempre; los pensamientos de su corazón por todas las generaciones. Salmo 33:11. Y esto lo prometió siglos antes que sucediera: Y Jehová Dios dijo a la serpiente: Por cuanto esto hiciste, maldita serás entre todas las bestias y entre todos los animales del campo; sobre tu pecho andarás, y polvo comerás todos los días de tu vida. Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar. Genesis 3:14-15. Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel. Isaías 7:14. Y finalmente, Dios no cambia, como está escrito: Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos. Hebreos 13:8.

Si Dios hace cosas por todos nosotros que nadie más puede hacer por nosotros, a cada momento; cosas que están fuera del control del hombre, y hasta nos a dado el camino a la salvación a través de cumplir Sus promesas, a través de Jesucristo, entonces, puedes confiar en El, porque es distinto a todo lo demás, e inclusive, a nosotros mismos, El sí es fiel. Así que, ¿Has podido entender y apreciar la fidelidad de Dios que trasciende el tiempo, y que permanece por toda la eternidad? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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