Basado en Santiago 5:7-10 (Versión Reina Valera 1960)
Por tanto, hermanos, tened paciencia hasta la venida del Señor. Mirad cómo el labrador espera el precioso fruto de la tierra, aguardando con paciencia hasta que reciba la lluvia temprana y la tardía. Tened también vosotros paciencia, y afirmad vuestros corazones; porque la venida del Señor se acerca. Hermanos, no os quejéis unos contra otros, para que no seáis condenados; he aquí, el juez está delante de la puerta. Hermanos míos, tomad como ejemplo de aflicción y de paciencia a los profetas que hablaron en nombre del Señor.
Este no es un mensaje fácil de aceptar, pero es necesario, para proseguir adelante hacia la meta. Si solo miráramos a nuestro alrededor, entenderiamos que estamos cada vez mas cerca de la venida del Señor. Vivimos durante un tiempo donde muchas de las profecías escritas ya se han cumplido. Todo apunta a que Su venida puede ser en cualquier momento, y si no estamos despiertos y atentos a los tiempos que estamos viviendo, nos va a encontrar muy desprevenidos, tal como nuestro enemigo lo desea. Esto es lo que dicen las Escrituras: Cuando Jesús salió del templo y se iba, se acercaron sus discípulos para mostrarle los edificios del templo. Respondiendo él, les dijo: ¿Veis todo esto? De cierto os digo, que no quedará aquí piedra sobre piedra, que no sea derribada. Y estando él sentado en el monte de los Olivos, los discípulos se le acercaron aparte, diciendo: Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo? Respondiendo Jesús, les dijo: Mirad que nadie os engañe. Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán. Y oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin. Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares. Y todo esto será principio de dolores. Entonces os entregarán a tribulación, y os matarán, y seréis aborrecidos de todas las gentes por causa de mi nombre. Muchos tropezarán entonces, y se entregarán unos a otros, y unos a otros se aborrecerán. Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos; y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará. Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo. Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin. Mateo 24:1-14. El momento preciso de la caída de cualquier persona es cuando esta confiado o distraído, y el diablo ha puesto falsas confianzas y mensajes de paz y de prosperidad, y también muchas distracciones dentro de nuestras propias iglesias. ¿Qué estamos haciendo para estar listos?
Una de las falsas enseñanza que es muy común dentro de la iglesia es que, cuando ya hemos llegado a Cristo, ya todo esta hecho, y que no hay nada de qué preocuparnos. De cierto punto de vista es verdad, pero también hay que ver el lado practico que nos enseñan las Escrituras. Si, es verdad que Cristo lo hizo todo posible, y que El ha vencido la muerte. Pero ahora, nos toca a cada uno de nosotros cumplir la voluntad de Dios en nuestras vidas. Tenemos que llevar a cabo la voluntad de Dios, no dormirnos espiritualmente, por decir, o esperar sentados a que venga el Señor. Esa no es la voluntad de Dios, sino mas bien, es el deseo de Satanás. La voluntad del Señor se tiene que cumplir en nuestras vidas, y no nuestra voluntad. La verdadera fe en Cristo consiste en hacer buenas obras, en hacer lo que Dios manda, en cumplir la voluntad del Señor para nuestras vidas. Pero, si nos sumergimos en nuestros quehaceres, en nuestros problemas y preocupaciones, o en nuestros deseos y entretenciones, ¿Cómo entonces se cumplirá la voluntad de Dios en nuestra vida? ¿Comó seguirá esparciéndose el Evangelio de Cristo si no seguimos adelante? ¿Y cómo creerán las personas que tanto necesitan la salvación de Dios si no ven el mover de Cristo en nuestras vidas? ¿Se imaginan si Pedro, no hubiera dejado todo por el Señor; o si Mateo, no hubiera seguido al Señor cuando le llamó; o si Juan, hubiera ignorado las cosas que vió; o si Pablo se hubiera dedicado a recuperarse nada mas de su encuentro momentáneo con el Señor en el camino a Damasco? Ni tendríamos mucho de la Biblia que tenemos hoy en día y tantas otras cosas faltarían. La obra es del Señor, pero hubo personas que entendieron el propósito de Dios para sus vidas, y se dejaron llevar por la obra del Espíritu Santo. Cumplieron el propósito de Dios en el tiempo de vida que el Señor le dió para cumplirlo. El tiempo que el Señor nos dá aquí es la oportunidad que tenemos para cumplir Su voluntad.
Ahora bien, se habla mucho de fe como si fuere un tipo de positivismo, o un medio para cumplir deseos, pero eso no es lo que enseña la Biblia. Y el error y desvío principal es cuando se trata de usar la fe como algo que puede llevar a Dios a cumplir lo que queremos. Esto es lo que leemos acerca de la fe: ¿Y qué más digo? Porque el tiempo me faltaría contando de Gedeón, de Barac, de Sansón, de Jefté, de David, así como de Samuel y de los profetas; que por fe conquistaron reinos, hicieron justicia, alcanzaron promesas, taparon bocas de leones, apagaron fuegos impetuosos, evitaron filo de espada, sacaron fuerzas de debilidad, se hicieron fuertes en batallas, pusieron en fuga ejércitos extranjeros. Las mujeres recibieron sus muertos mediante resurrección; mas otros fueron atormentados, no aceptando el rescate, a fin de obtener mejor resurrección. Otros experimentaron vituperios y azotes, y a más de esto prisiones y cárceles. Fueron apedreados, aserrados, puestos a prueba, muertos a filo de espada; anduvieron de acá para allá cubiertos de pieles de ovejas y de cabras, pobres, angustiados, maltratados; de los cuales el mundo no era digno; errando por los desiertos, por los montes, por las cuevas y por las cavernas de la tierra. Y todos éstos, aunque alcanzaron buen testimonio mediante la fe, no recibieron lo prometido; proveyendo Dios alguna cosa mejor para nosotros, para que no fuesen ellos perfeccionados aparte de nosotros. Hebreos 11:32-40. La verdadera fe consiste en creer en el Señor, y hacer lo que nos manda, cueste lo que nos cuesta, con los ojos puestos en Jesús, sabiendo que lo que verdaderamente vale la pena es lo que nos espera después de esta vida, no aquí. Este mundo es solo una ilusión, un momento en el gran esquema de la eternidad, algo que hoy está y mañana dejará de ser. Y si nos concentramos solo en esto, entonces nuestra recompensa será solamente aqui, y no habrá nada para nosotros en la eternidad. Esa es la Verdad. Eso es lo que enseña la Palabra de Dios, y eso es lo que creyeron los gigantes de la fe de quienes leemos en la Palabra de Dios. Esto fue lo que dijo el Apóstol Pablo, poco antes de llegar a su fin aquí, o mas bien, antes del comienzo de su eternidad: Porque yo ya estoy para ser sacrificado, y el tiempo de mi partida está cercano. He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida. 2 Timoteo 4:6-8.
Leímos de un labrador al comienzo, uno que espera el precioso fruto de la tierra. Pero, para que un labrador pueda recibir algo de la tierra, tiene que trabajar arduamente, bajo el calor del sol, rompiendo la tierra con un arado, sembrando la semilla. Si no trabaja, no hay nada que esperar. Así que, ¿estas trabajando pacientemente, a pesar de las circunstancias del aquí y ahora, aguardando la venida de nuestro Señor, para recibir lo que El tiene preparado para aquellos que aman Su venida? ¡Qué el Señor les bendiga! John