Basado en Colosenses 1:24-2:10 (Versión Reina Valera 1960)
Ahora me gozo en lo que padezco por vosotros, y cumplo en mi carne lo que falta de las aflicciones de Cristo por su cuerpo, que es la iglesia; de la cual fui hecho ministro, según la administración de Dios que me fue dada para con vosotros, para que anuncie cumplidamente la palabra de Dios, el misterio que había estado oculto desde los siglos y edades, pero que ahora ha sido manifestado a sus santos, a quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria, a quien anunciamos, amonestando a todo hombre, y enseñando a todo hombre en toda sabiduría, a fin de presentar perfecto en Cristo Jesús a todo hombre; para lo cual también trabajo, luchando según la potencia de él, la cual actúa poderosamente en mí. Porque quiero que sepáis cuán gran lucha sostengo por vosotros, y por los que están en Laodicea, y por todos los que nunca han visto mi rostro; para que sean consolados sus corazones, unidos en amor, hasta alcanzar todas las riquezas de pleno entendimiento, a fin de conocer el misterio de Dios el Padre, y de Cristo, en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento. Y esto lo digo para que nadie os engañe con palabras persuasivas. Porque aunque estoy ausente en cuerpo, no obstante en espíritu estoy con vosotros, gozándome y mirando vuestro buen orden y la firmeza de vuestra fe en Cristo. Por tanto, de la manera que habéis recibido al Señor Jesucristo, andad en él; arraigados y sobreedificados en él, y confirmados en la fe, así como habéis sido enseñados, abundando en acciones de gracias. Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo. Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad, y vosotros estáis completos en él, que es la cabeza de todo principado y potestad.
Al leer este pasaje, yo me pregunté: ¿Si el Apóstol Pablo visitará una de nuestras iglesias hoy, que diría? ¿Se sentiría contento con lo que sucede hoy? ¿Sentiría una gran satisfacción por todo su esfuerzo, dedicación, y hasta en la manera que murió por el Evangelio? ¿Cuáles serian sus pensamientos si viera lo que en realidad sucede en la gran mayoría de las iglesias modernas (no en todas, por la gracia de Dios)? Si viera los distintos edificios que se han construido o se mantienen, o los grandes sueldos que se distribuyen, o los sociales que se promueven, o la política interna que se ha levantado, o los grupitos o círculos cerrados que se forman, o los estilos de vida que se promueven, etc., etc., ¿Qué diría? Conociéndolo por su trabajo y sus escritos, yo creo que Pablo diría: Menos mal que lo hice todo por el Señor, y que mi sacrificio por la iglesia fue un producto de mi amor por Cristo, y no por esto. Me atrevería a pensar que, en lo más mínimo, se sentiría muy decepcionado, y que el evangelio que él predicó no tiene cabida en las iglesias del presente. Y posiblemente, lo mas aterrante del caso es que muchos lideres y ministros que dirigen las iglesias le dirían a Pablo: La iglesia tuvo que “evolucionar”, y tú Pablo eres el pasado de la iglesia, y nosotros somos el presente de la Iglesia.
Ahora, lo que vivimos hoy como iglesia universal de Cristo, ¿es realmente un desarrollo sano, u otra cosa? Si lo comparamos a lo que enseñan las Escrituras, y claro, comenzando por El que fundó la Iglesia (Cristo), nos daríamos cuenta de que lo que vemos hoy no tiene nada que ver con lo que El diseño. Para comenzar, el Señor nunca recibió sueldo, o tuvo propiedades, o derecho a acciones, etc., por Sus hechos. El nunca mandó construir un templo, sino todo lo contrario, hizo la aclaración que Dios no habitaba en templos hechos por manos de hombre. El Señor le daba libre acceso a cualquiera que quería venir a El. Es más, El iba al pobre, al enfermo, al débil, a los que la sociedad desprecia. El nunca vendió Su tiempo para dar un discurso o para predicar. Nunca cobró por Sus ayudas sociales. Y también, El mismo dijo que el Hijo del Hombre no tenia donde recostar Su cabeza. Hay una diferencia muy grande entre cómo vivió Jesús y lo que se hace hoy.
¿Por qué comencé por ver lo que diría Pablo, por ejemplo, y no el Señor? El grave problema es que muchos dirían que ese era Dios, y que tenían que ser así las cosas, para que se cumpliese lo que se predijo de El. Y con personas que piensan así, no sé que decir, porque son seres que toman muy livianamente todo lo que hizo el Señor por nosotros. Entonces, a lo menos, trato de dibujar una línea entre alguien semejante a nosotros (como Pablo), para que podamos ver un ejemplo mas cercano. Pablo vivió de una manera muy parecida al Señor, e hizo muy cercanamente las cosas como las hizo el Señor. Una de las cosas principales que sucedió con Pablo es que se dedico al esparcimiento del evangelio durante un tiempo que hubo hostilidad en contra del mismo. La prosperidad o la época dorada de la Iglesia, por decir, duro muy poco después de la conversión de Pablo, porque cuando mas predico Pablo fue durante el tiempo malo del imperio Romano, cuando fue perseguida la Iglesia. Y claro, bendito sea el Señor, que Pablo no era el único que también se esforzó y hasta llego a sacrificar su vida por el Evangelio. Hubo muchos más que se sacrificaron para que nosotros hoy tuviéramos acceso al Evangelio de Cristo y a Su Santa Palabra, la Santa Biblia, la cual llevan ya mucho tiempo alterando.
Y sé que algunos dirían: No es culpa nuestra que le toco vivir ese tiempo a Pablo y que a nosotros nos toque otro tiempo mejor. Y yo les diría: No se preocupen, el tiempo que vivió Pablo volverá a suceder, y viene más pronto de lo que creen, y ya no será tan fácil el seguir a Cristo como lo es hoy en muchos lugares del mundo. Ya hay algunos hermanos que sí saben lo que es luchar y sacrificarse mucho por una fe, en distintas partes del mundo. El gran problema que vivimos hoy, en general, dentro de la iglesia universal, es que lo que precisamente advirtió Pablo es lo que se ha infiltrado en nuestros pulpitos y lugares de adoración, están muy bien arraigados estas filosofías y huecas sutilezas, y claro, tradiciones de hombres, y los rudimentos del mundo. Esto es lo que sucede muchas veces: El Espíritu Santo y la Palabra no es lo que genera el mensaje o la enseñanza, sino que, se crea un pensamiento humano, y claro, atractivo para las masas, y se usa (erróneamente) la Palabra de Dios para poder apoyar ese pensamiento, y lo que les conviene. Es fácil ver eso porque es lo mismo que hace Satanás, si vemos como trató de tentar al propio Señor de la misma manera, tratando de hacer sonar como verdad lo que le estaba diciendo. Y claro, de esa manera se han justificado diferentes malos estilos de vida que no glorifican a Dios, y de justificar el exceso que muchos tratan de sacar de las cosas de Dios. Ya no es Cristo el que reina en muchos lugares, sino más bien, el pecado y el materialismo. Finalmente, han creado una gran populación que busca mas el bienestar temporal y el lograr metas humanas que tener los ojos puestos en Cristo y en la eternidad que El ofrece. Eso es lo que prevalece hoy. Todos quieren ir al cielo, pero casi nadie soporta sufrir, ni aun menos, morir para poder entrar. Creen poder meter al mundo en el cielo, y eso no va a suceder.
El asunto es, que si realmente valorarán lo que Cristo y también tantos otros que le siguieron genuinamente hicieron, creo que el estilo de vida de muchas personas cambiaria, y el mal dentro de la iglesia seria menos. Se dejaría de glorificar tanto al pecado y al hombre. Pero, para que las cosas puedan cambiar para bien, debe comenzar una transformación personal dentro de nosotros mismos. Entonces, ¿deseas seguir viviendo la corrupción que existe hoy, o ser parte de la iglesia de Cristo, que sí glorifica a Dios, la cual sí entrará al cielo? ¡Qué el Señor les bendiga! John,