Basado en Mateo 5:43-48 (Versión Reina Valera 1960)

Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos? Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles? Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.

Aparte del aire, el agua es lo más necesario para que el ser humano pueda vivir. Es más, aproximadamente el 60% del cuerpo humano es compuesto por agua. De acuerdo a H.H. Mitchell, Journal of Biological Chemistry 158, 73% del cerebro y del corazón es compuesto por agua, 83% de los pulmones es agua, 64% de la piel es agua, 79% de los músculos y los riñones son agua, y 31% de los huesos es agua. Y una persona común y corriente puede morir de sed si no toma agua durante 3 días. Indudablemente, el agua es importante para toda función del cuerpo, para poder sobrevivir. Pensemos por un momento, ¿Qué pasaría si no hubiera lluvia? Se han visto seguías en el pasado en distintas partes del mundo y a través de la historia de la humanidad, y han sido realmente destructivas. Todo comienza a sufrir si no hubiera agua. No habría agua para los alimentos y para los animales. No habría agua para funciones esenciales de distintas industrias. Y claro, nosotros comenzaríamos a tener serios problemas no solamente porque escasearían los alimentos y funciones esenciales de la sociedad, sino también, porque nosotros mismos no tendríamos que tomar. Y si una sequia fuere muy larga, es posible que hasta la civilización dejaría de existir. ¡Que increíble que si algo tan sencillo faltara, como afectaría todo, y ninguna riqueza ni ningún poder humano podría arreglar el problema!    

El pensamiento sobre el agua me vino al corazón el otro día cuando manejaba hacia el trabajo, al ver caer lluvias muy fuertes en el camino. Para comenzar, pensé, ¡Qué feo se ve el día! Pero, de un repente vino a mí, ¿Qué sucedería si no hubiera tal cosa? La gran mayoría de las personas no les gusta la lluvia. La lluvia hace verse el cielo oscuro y gris. A muchas personas hasta le deprime la lluvia. Muchas personas reclaman cuando llueve porque les arruinan sus planes. En fin, para muchos de nosotros, la lluvia y las tormentas son fastidiosas y desagradables. No obstante, vimos antes que el agua es esencial para todo en el cuerpo humano, y para todo sobre este planeta, y sin el agua, todo se destruiría. Y ¿cómo es que se produce el agua para que nosotros podamos tenerla? A través de la lluvia, de las tormentas, cuando se ve desagradable y feo el tiempo, cuando el cielo se pone gris y oscuro, de la manera que les molesta a muchos, y hasta de maneras que pueden ser destructivas, porque las inundaciones pueden ser devastadoras también. Qué asunto, ¿no? ¿Qué podríamos sacar en limpio con todo esto?

Para poder tener algo tan necesario como el agua, y poder soportar cuando viene muy fuerte, la única manera de poder sobrevivir una tormenta y hasta las inundaciones cuando vienen, es de construir sobre algo más alto de una posible inundación e inconmovible. Porque, ¿que sacaríamos si tuviéramos toda el agua que necesitamos, pero no poder sobrevivir cuando viene de maneras posiblemente destructivas, de tal manera que hasta perdemos la vida? El Señor nos hablo acerca de esto mismo, y de que es necesario fundamentar nuestras vidas sobre la roca, y tal cosa conviene no solamente para aguantar la tormenta, pero para poder vivir para aprovechar la bendición que si deja el agua. Como está escrito: Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca. Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina. Mateo 7:24-27.

Ya vimos que el agua es esencial para todo en la vida, y que, sin agua, nada subsistiría. Por lo tanto, si el agua es tan necesaria, entonces uno tendría que venir a la conclusión que las lluvias y las tormentas son necesarias también, porque así es que viene el agua comúnmente. Tienen que haber días grises, y oscuros, y hasta tormentosos para poder obtener algo tan valioso y necesario como el agua. Esto nos enseña que las tormentas de la vida son necesarias para que pueda venir la bendición que Dios produce a través de ellas. Por eso que, en vez de evitar o renegar en contra de las tormentas, hay que buscar la manera de poder soportarlas y de hasta cosechar de ellas las grandes bendiciones que si producen. La dificultad es necesaria para la vida cristiana. Nada en la Biblia nos dice que tendríamos una vida perfecta y sin problemas aquí, y como lo comprobamos, los problemas son necesarios y hasta producen bendición. Esto también leemos: En gran manera me gocé en el Señor de que ya al fin habéis revivido vuestro cuidado de mí; de lo cual también estabais solícitos, pero os faltaba la oportunidad. No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. Filipenses 4:10-13.

Lo grande de Dios es que, si estamos en Cristo, con los ojos puestos en Cristo, podríamos hasta caminar sobre el agua en medio de la tormenta, como leemos aquí: Y ya la barca estaba en medio del mar, azotada por las olas; porque el viento era contrario. Mas a la cuarta vigilia de la noche, Jesús vino a ellos andando sobre el mar. Y los discípulos, viéndole andar sobre el mar, se turbaron, diciendo: ¡Un fantasma! Y dieron voces de miedo. Pero en seguida Jesús les habló, diciendo: ¡Tened ánimo; yo soy, no temáis! Entonces le respondió Pedro, y dijo: Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas. Y él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús. Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame! Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste? Mateo 14:24-31. Por eso es que necesitamos una fe genuina y verdadera, como se nos advierte: Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan. Hebreos 11:6. No es necesariamente la voluntad de Dios evitar los problemas y hasta las personas problemáticas (los malos y los enemigos), sino más bien, crecer y fructificar a través de ellos, porque Dios quiere sacar un producto eterno de nuestras vidas, para prepararnos para esto: Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman. 1 Corintios 2:9. ¿Entiendes lo necesario que es el agua para ti? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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