Basado en Mateo 6:1-6 (Versión Reina Valera 1960)
Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres, para ser vistos de ellos; de otra manera no tendréis recompensa de vuestro Padre que está en los cielos. Cuando, pues, des limosna, no hagas tocar trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados por los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. Mas cuando tú des limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha, para que sea tu limosna en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público. Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.
En este pasaje, el Señor está tratando con dos cosas que son esenciales o necesarias en la vida de cada uno de sus seguidores. Estas dos cosas no son opcionales, si en realidad una persona desea mantener una relación con el Señor. Para comenzar a ver esto, hay que entender lo primordial, y esto es: si una persona realmente ha decidido seguir a Cristo tiene que mostrar fruto, tiene que haber un manifestar de la obra de Dios en su vida. O sea, la raíz, de que una persona se ha sometido al Señorío de Dios, es que debe haber una manifestación del Espíritu Santo en ella. Es imposible que siga viviendo su vida, tal como lo hacía antes que tomara una decisión de seguir a Cristo.
La Biblia nos enseña que debe haber fruto, y el fruto consta de lo siguiente: Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. Gálatas 5:22-23. Y como resultado, cada una de estas cosas (por decir) se hacen evidentes a través de las buenas obras. O sea, una persona no puede decir que tiene amor si no hace nada por nadie desinteresadamente. Por ejemplo, cuando una persona le hace el bien a un ser querido, no tiene nada de especial, porque hay un interés personal en eso. Pero, cuando una persona ama a un ser desconocido o a su enemigo y le hace un bien, como lo mandó el Señor, ahí si se demuestra algo distinto, y especialmente si se hace sin la expectativa de recibir algo a cambio (porque también muchos tratan con extraños, y ayudan, pero con algún motivo o interés). Es por eso que, el fruto del Espíritu solo se puede ver a través de las buenas obras. Por esto mismo se nos dió la oportunidad de la salvación, porque fuimos creados para buenas obras, como está escrito: Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas. Efesios 2:8-10. Así que, si no hay buenas obras, si no hay hechos que demuestren el fruto del Espíritu, entonces no hay vida.
El otro asunto es que sencillamente, no puede haber egoísmo en la vida de un seguidor de Cristo. Es imposible. Y esto lo entendemos muy claramente a través de los mandamientos que reafirmo el propio Señor: Jesús le respondió: El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos. Marcos 12:29-31. Si entendemos lo explícito de estos mandamientos, entonces debemos notar aquí que en ninguna parte dice: amate a ti mismo primero. Si una persona desea realmente cumplir la voluntad de Dios, Dios debe ser el Primero y la Prioridad sobre todo. Y como segundo, amarás a tu prójimo como a ti mismo. Así que, el velar por nuestros propios intereses en realidad no tienen prioridad en lo que manda el Señor. Por eso que los caminos del Señor son tan contrarios a los del mundo, porque el mundo (sobre el cual Satanás ejerce dominio), dice todo lo contrario. Dice: Amate a ti mismo, busca tu felicidad, cumple tus deseos, lucha por tus metas, etc. Es más, si la prioridad de una persona es mayormente su propio bien, está siguiendo más que nada una influencia satánica, como mismo lo podemos ver en el siguiente pasaje: Desde entonces comenzó Jesús a declarar a sus discípulos que le era necesario ir a Jerusalén y padecer mucho de los ancianos, de los principales sacerdotes y de los escribas; y ser muerto, y resucitar al tercer día. Entonces Pedro, tomándolo aparte, comenzó a reconvenirle, diciendo: Señor, ten compasión de ti; en ninguna manera esto te acontezca. Pero él, volviéndose, dijo a Pedro: ¡Quítate de delante de mí, Satanás!; me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres. Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Mateo 16:21-24. Y este fue uno de los suyos, él cual hasta le reconoció como el Cristo. Esto demuestra que, si no se tiene cuidado, cualquiera puede caer y seguir un camino totalmente desviado, como también nos advierte la Palabra: Porque no quiero, hermanos, que ignoréis que nuestros padres todos estuvieron bajo la nube, y todos pasaron el mar; y todos en Moisés fueron bautizados en la nube y en el mar, y todos comieron el mismo alimento espiritual, y todos bebieron la misma bebida espiritual; porque bebían de la roca espiritual que los seguía, y la roca era Cristo. Pero de los más de ellos no se agradó Dios; por lo cual quedaron postrados en el desierto. Mas estas cosas sucedieron como ejemplos para nosotros, para que no codiciemos cosas malas, como ellos codiciaron. Ni seáis idólatras, como algunos de ellos, según está escrito: Se sentó el pueblo a comer y a beber, y se levantó a jugar. Ni forniquemos, como algunos de ellos fornicaron, y cayeron en un día veintitrés mil. Ni tentemos al Señor, como también algunos de ellos le tentaron, y perecieron por las serpientes. Ni murmuréis, como algunos de ellos murmuraron, y perecieron por el destructor. Y estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están escritas para amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos. Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga. 1 Corintios 10:1-12. Entonces, si está escrita la advertencia, es porque existe el peligro (El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Apocalipsis 3:22).
Finalmente, el Señor nos enseña que debemos ayudar al verdadero necesitado (Porque también cuando estábamos con vosotros, os ordenábamos esto: Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma. 2 Tesalonicenses 3:10) y orar. Pero existe un detalle, que no solamente se haga en secreto (esto no implica que no se puede orar en público, como algunos malentienden. Se necesita un poco de sentido común), pero mayormente en los dos puntos, que se haga como que Dios esta mirando (porque sí está mirando). Ese es el punto principal, y por eso, es por lo que hace el hincapié en ambos instantes. Nosotros debemos tratar al Señor como lo que El es: como Dios, como el que todo lo vé, todo lo sabe, todo lo pesa y todo lo juzgará. Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras. Jeremías 17:10. Así que, ¿estás tratando al Señor como Quién es? ¡Qué el Señor les bendiga! John