Basado en Santiago 5:7-11 (Versión Reina Valera 1960)

Por tanto, hermanos, tened paciencia hasta la venida del Señor. Mirad cómo el labrador espera el precioso fruto de la tierra, aguardando con paciencia hasta que reciba la lluvia temprana y la tardía. Tened también vosotros paciencia, y afirmad vuestros corazones; porque la venida del Señor se acerca. Hermanos, no os quejéis unos contra otros, para que no seáis condenados; he aquí, el juez está delante de la puerta. Hermanos míos, tomad como ejemplo de aflicción y de paciencia a los profetas que hablaron en nombre del Señor. He aquí, tenemos por bienaventurados a los que sufren. Habéis oído de la paciencia de Job, y habéis visto el fin del Señor, que el Señor es muy misericordioso y compasivo.

En conjunto con el amor, la paciencia es lo más difícil de lograr cultivar en la vida de una persona. Es más, la paciencia de la cual habla el Señor en Su Palabra no se vé de momento a momento, sino solo se verá en su producto al final. Por eso que el mismo pasaje que leímos hoy nos anima a tener paciencia hasta la venida del Señor, hasta nuestro final, porque el Señor puede venir mundialmente y ese ser nuestro fin, o cuando nos suceda individualmente. De eso se trata la venida del Señor. El Señor finalmente es el que determina el final de cada persona, cuando viene por nosotros.

Por desgracia (a lo menos carnalmente hablando), la paciencia puede significar mucho dolor y tribulación. Cuando uno camina con el Señor, buscando hacer la voluntad de Dios, puede pasar de todo. Pueden pasar cosas que nos parecerán increíbles, maravillosas, y hasta milagrosas, como también, pueden suceder cosas muy tristes y dolorosas, humanamente hablando. Esto es lo que leemos acerca de la fe, y de lo que sucedió con distintas personas: ¿Y qué más digo? Porque el tiempo me faltaría contando de Gedeón, de Barac, de Sansón, de Jefté, de David, así como de Samuel y de los profetas; que por fe conquistaron reinos, hicieron justicia, alcanzaron promesas, taparon bocas de leones, apagaron fuegos impetuosos, evitaron filo de espada, sacaron fuerzas de debilidad, se hicieron fuertes en batallas, pusieron en fuga ejércitos extranjeros. Las mujeres recibieron sus muertos mediante resurrección; mas otros fueron atormentados, no aceptando el rescate, a fin de obtener mejor resurrección. Otros experimentaron vituperios y azotes, y a más de esto prisiones y cárceles. Fueron apedreados, aserrados, puestos a prueba, muertos a filo de espada; anduvieron de acá para allá cubiertos de pieles de ovejas y de cabras, pobres, angustiados, maltratados; de los cuales el mundo no era digno; errando por los desiertos, por los montes, por las cuevas y por las cavernas de la tierra. Y todos estos, aunque alcanzaron buen testimonio mediante la fe, no recibieron lo prometido; proveyendo Dios alguna cosa mejor para nosotros, para que no fuesen ellos perfeccionados aparte de nosotros. Hebreos 11:32-40. Sé que esto no suena muy alentador, pero la Biblia nos advierte a que pueden pasar muchas cosas, y aún cuando hacemos la voluntad de Dios.

¿Por qué hablar de cosas así, y especialmente ahora que las cosas están muy difíciles? Y la razón es, porque hay que vivir una realidad, que el Señor nunca nos prometió que este mundo sería un paraíso. La esperanza en Cristo no necesariamente envuelve el aquí y ahora. El Apóstol Pablo dijo esto al respecto: Si en esta vida solamente esperamos en Cristo, somos los más dignos de conmiseración de todos los hombres. 1 Corintios 15:19. La razón por lo cual muchas personas la mayoría de las veces desisten en su fe en el Señor, es porque se les ha dado un evangelio falso, que si hacen la voluntad de Dios, que todo saldrá bien aquí y ahora. Pero también, no les vamos a echar toda la culpa solamente a aquellos que predican cosas para sacar provecho de las personas. Ellos darán cuentas ante Dios por sus mentiras y manipulaciones baratas. Pero también, hay personas que prefieren aferrarse a lo momentáneo, y por eso que caen en tales trampas, porque escogen reemplazar la verdad con algo que creen que les conviene más. Aquí se puede dibujar un paralelo muy parecido para explicar el punto aún más. Es tan responsable las personas que consumen las drogas como las personas que las venden. Hay muchos que se meten en tal negocio porque saben que hay muchas personas que les gusta también. Es una ley simple de economía, de demanda y abastecimiento. Lo mismo pasa con los que desprecian la verdad de Dios por cosas que suenan atractivas y superficiales.   

Ahora bien, el Señor nos enseñó que vendrían tiempos difíciles, y especialmente en nuestros tiempos, pero dijo que teníamos que perseverar para poder ser salvos, como está escrito: Respondiendo Jesús, les dijo: Mirad que nadie os engañe. Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán. Y oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin. Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares. Y todo esto será principio de dolores. Entonces os entregarán a tribulación, y os matarán, y seréis aborrecidos de todas las gentes por causa de mi nombre. Muchos tropezarán entonces, y se entregarán unos a otros, y unos a otros se aborrecerán. Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos; y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará. Mas el que persevere hasta el fin, este será salvo. Mateo 24:4-13.

Entonces, la realidad es que, pase lo que pase, es necesario perseverar, es necesario aprender la paciencia. Necesitamos vencer la tentación de dar pie atrás en nuestra fe en el Señor. Esta es la gran tentación con la cual el diablo siempre nos está atacando. Y esto nos dice la Palabra: Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman. Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie; sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte. Santiago 1:12-15. Por esto que el Señor nos anima de la siguiente manera: No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos. Gálatas 6:9. De esto se trata la verdadera paciencia que necesitamos desarrollar para poder recibir lo que Dios solo puede dar a través de Jesucristo. Y Dios permite tanta lucha, y que seamos tentados porque es demasiado valioso lo que El tiene para dar, y sencillamente no se lo puede dar a personas que no están preparadas para recibirlo. El premio es muy grande, y solamente se puede obtener al amar y seguir al Señor fielmente. Eso es lo que Dios tiene que comprobar en nosotros a través de nuestra lucha, a través de nuestra paciencia. Así que, ¿Amás al Señor y valorás lo que El tiene para nosotros de tal manera de hasta estar listo para vivir y morir por El? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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