Basado en 2 Samuel 2:1-7 (Versión Reina Valera 1960)
Después de esto aconteció que David consultó a Jehová, diciendo: ¿Subiré a alguna de las ciudades de Judá? Y Jehová le respondió: Sube. David volvió a decir: ¿A dónde subiré? Y él le dijo: A Hebrón. David subió allá, y con él sus dos mujeres, Ahinoam jezreelita y Abigail, la que fue mujer de Nabal el de Carmel. Llevó también David consigo a los hombres que con él habían estado, cada uno con su familia; los cuales moraron en las ciudades de Hebrón. Y vinieron los varones de Judá y ungieron allí a David por rey sobre la casa de Judá. Y dieron aviso a David, diciendo: Los de Jabes de Galaad son los que sepultaron a Saúl. Entonces envió David mensajeros a los de Jabes de Galaad, diciéndoles: Benditos seáis vosotros de Jehová, que habéis hecho esta misericordia con vuestro señor, con Saúl, dándole sepultura. Ahora, pues, Jehová haga con vosotros misericordia y verdad; y yo también os haré bien por esto que habéis hecho. Esfuércense, pues, ahora vuestras manos, y sed valientes; pues muerto Saúl vuestro señor, los de la casa de Judá me han ungido por rey sobre ellos.
Uno de los problemas más grandes que hay, es que no se busca la dirección del Señor. La gran mayoría buscan seguir sus propias ideas y buscan hacer su propia voluntad. Muchos solo desean cumplir sus deseos carnales, por desgracia. Muchos del pueblo de Dios han determinado más bien buscar de Dios, para ver como El les pueden servir y solucionar sus problemas (por decir), a poner a trabajar al Altísimo para que cumpla sus voluntades. Y eso va totalmente en contra de todo orden establecido. Esa es la razón por la cual tenemos lo que tenemos hoy en día en el mundo, que ha sido desde el comienzo cuando cayó el hombre, porque el hombre se había apartado de su Creador, y dió lugar a que apareciera el diablo. El diablo vino a llenar el vacío que el hombre había creado entre si con Dios, porque claramente se ve que Dios no estaba en el pensamiento del hombre cuando el hombre fue tentado.
El ejemplo que vemos en el pasaje de hoy es lo que hace David. David consultó al Señor. El no se dejó llevar por sus ideas, ni aún menos, busco cumplir sus deseos. David trato al Señor como Señor. Y cuando el Señor le dió dirección, él fue y lo hizo, y no solamente eso, sino que llevo a todos los que estaban bajo su responsabilidad a hacerlo también. David siguió, y supo guiar a todo lo que tenía hacia esa misma obediencia. David en ese instante muestra el patrón que debemos seguir, si realmente deseamos lo que Dios tiene para nosotros. La única manera de recibir lo que solamente Dios puede dar, es a través de buscar Su voluntad, de hacer como El guía, y también, llevar a aquellos que están bajo nuestra responsabilidad a hacerlo. Esto es lo que es recto ante el Señor.
Esto fue lo que vino a establecer como ejemplo el propio Señor, al venir al mundo. El vino a salvar al mundo, y también, a demostrar cómo se consigue lo eterno. El es nuestro modelo. Por eso que hasta nos enseñó esta manera de orar, como está escrito: Y les dijo: Cuando oréis, decid: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. Lucas 11:2. En este patrón de oración que nos dejó, vemos que debemos entender a Quién es que nos estamos acercando, y este es un increíble problema que existe hoy en el hombre. Es imposible que pueda haber un trato por decir de “tú a tú”, entre Dios y el hombre. Y tan distorsionada esta la mentalidad de muchos que ven a Dios como a igual, o aún peor, como alguien que existe para servirles a ellos. Si Dios hace algo, lo hace porque quiere, pero no porque le debe algo a alguien, ni aún menos, El no es súbdito de nadie, especialmente del hombre. Dios es Dios, y se le debe tratar como tal. Así que, el propio Señor que era (y es) el Hijo unigénito de Dios Padre, y también Dios, enseñó que debemos buscar que se haga la voluntad del Padre. Ese debe ser el foco de nuestra oración, y ese debe ser nuestro foco de vida. Para eso nos hizo Dios.
En el siguiente pasaje veremos un claro ejemplo de cómo una persona se debe dejar guiar por el Espíritu Santo, a través de aquellos que están determinados hacer la voluntad de Dios Padre: Un ángel del Señor habló a Felipe, diciendo: Levántate y ve hacia el sur, por el camino que desciende de Jerusalén a Gaza, el cual es desierto. Entonces él se levantó y fue. Y sucedió que un etíope, eunuco, funcionario de Candace reina de los etíopes, el cual estaba sobre todos sus tesoros, y había venido a Jerusalén para adorar, volvía sentado en su carro, y leyendo al profeta Isaías. Y el Espíritu dijo a Felipe: Acércate y júntate a ese carro. Acudiendo Felipe, le oyó que leía al profeta Isaías, y dijo: Pero ¿entiendes lo que lees? Él dijo: ¿Y cómo podré, si alguno no me enseñare? Y rogó a Felipe que subiese y se sentara con él. El pasaje de la Escritura que leía era este: Como oveja a la muerte fue llevado; y como cordero mudo delante del que lo trasquila, así no abrió su boca. En su humillación no se le hizo justicia; mas su generación, ¿quién la contará? Porque fue quitada de la tierra su vida. Respondiendo el eunuco, dijo a Felipe: Te ruego que me digas: ¿de quién dice el profeta esto; de sí mismo, o de algún otro? Entonces Felipe, abriendo su boca, y comenzando desde esta escritura, le anunció el evangelio de Jesús. Y yendo por el camino, llegaron a cierta agua, y dijo el eunuco: Aquí hay agua; ¿qué impide que yo sea bautizado? Felipe dijo: Si crees de todo corazón, bien puedes. Y respondiendo, dijo: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios. Y mandó parar el carro; y descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco, y le bautizó. Cuando subieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe; y el eunuco no le vio más, y siguió gozoso su camino. Pero Felipe se encontró en Azoto; y pasando, anunciaba el evangelio en todas las ciudades, hasta que llegó a Cesarea. Hechos 8:26-40.
¿Cuál es finalmente el lado práctico de porqué debemos buscar la dirección del Señor y cumplirla? Veamos esto por un momento: Desde entonces comenzó Jesús a declarar a sus discípulos que le era necesario ir a Jerusalén y padecer mucho de los ancianos, de los principales sacerdotes y de los escribas; y ser muerto, y resucitar al tercer día. Entonces Pedro, tomándolo aparte, comenzó a reconvenirle, diciendo: Señor, ten compasión de ti; en ninguna manera esto te acontezca. Pero él, volviéndose, dijo a Pedro: ¡Quítate de delante de mí, Satanás!; me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres. Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Mateo 16:21-24. ¿Pedro fue poseído por Satanás en ese instante? No. Pero, al buscar solamente cumplir sus deseos carnales y egoístas, estaba haciendo la voluntad del enemigo. Y eso pasa cuando nos dejamos llevar por el pecado que mora dentro de nosotros mismos. Este es el consejo que nos da la Palabra: Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y estos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis. Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley. Gálatas 5:16-18. Entonces, ¿estás buscando la dirección del Señor y tratas de hacer como El dice, y también, tratas de influenciar a los demás que están contigo a hacer lo mismo? ¡Qué el Señor les bendiga! John