Basado en Marcos 12:1-12 (Versión Reina Valera 1960)
Entonces comenzó Jesús a decirles por parábolas: Un hombre plantó una viña, la cercó de vallado, cavó un lagar, edificó una torre, y la arrendó a unos labradores, y se fue lejos. Y a su tiempo envió un siervo a los labradores, para que recibiese de estos del fruto de la viña. Mas ellos, tomándole, le golpearon, y le enviaron con las manos vacías. Volvió a enviarles otro siervo; pero apedreándole, le hirieron en la cabeza, y también le enviaron afrentado. Volvió a enviar otro, y a este mataron; y a otros muchos, golpeando a unos y matando a otros. Por último, teniendo aún un hijo suyo, amado, lo envió también a ellos, diciendo: Tendrán respeto a mi hijo. Mas aquellos labradores dijeron entre sí: Este es el heredero; venid, matémosle, y la heredad será nuestra. Y tomándole, le mataron, y le echaron fuera de la viña. ¿Qué, pues, hará el señor de la viña? Vendrá, y destruirá a los labradores, y dará su viña a otros. ¿Ni aun esta escritura habéis leído: La piedra que desecharon los edificadores ha venido a ser cabeza del ángulo; el Señor ha hecho esto, y es cosa maravillosa a nuestros ojos? Y procuraban prenderle, porque entendían que decía contra ellos aquella parábola; pero temían a la multitud, y dejándole, se fueron.
Hay un grave problema hoy en día, y temo decir que es peor ahora que jamás antes, y es algo que no solamente no se mantendrá, sino que seguirá empeorando día a día. ¿Cuánto durará esto? Sé que Dios permitirá las cosas que prosigan, pero llegará el día que El le pondrá un límite. ¿Qué es este problema? Es el problema de la necedad. Hay tal necedad en el mundo y aún dentro del llamado pueblo de Dios que es difícil de comprender. Suena muy general el asunto, pero trataremos a través del Señor de definir el problema aún más exactamente, y claro, de verlo a través de los ojos del Altísimo. La necedad que hoy existe es que cada uno hace como quiere y piensa que su voluntad será hecha, y no la de Dios, aún en el juicio de Dios. O sea, su necedad es tal, que piensan que su opinión gobierna lo de aquí y ahora, y hasta el futuro.
Vivimos en una era donde la gran mayoría de las personas han adoptado la mentalidad de Satanás, y sorprendentemente, aún muchos del pueblo de Dios. ¿Cuál es esa mentalidad? Muchos puede que lo digan y otros no, pero el proceder de ellos es algo como así: Hágase mi voluntad en vez de la tuya Señor. ¿Cómo puedo decir esto? Muy fácil. La gran mayoría sencillamente hace como le parece, y busca cumplir sus deseos, en vez de buscar hacer la voluntad de Dios. Y eso no es nada más ni nada menos lo que Satanás ha buscado hacer desde su caída, desde que entro el misterio de la iniquidad. Es un misterio que es difícil de entender, pero porque es un misterio para nosotros no quiere decir que no haya una explicación muy lógica. Pero sea como sea, y haya venido como haya venido, este misterio de la iniquidad, este sentir que hay dentro del corazón de Satanás, es el mismo que hay dentro de muchos, de buscar hacer lo que quieren, y pensar que las cosas serán como ellos dicen.
Ahora, ¿Cómo se vé este pecado dentro del pueblo de Dios? La gran mayoría atentan tratar a Dios como siervo, y aquí es donde caen muchos supuestos creyentes, e interpretan y usan las Escrituras para respaldar sus ideas y deseos, en vez de buscar ver que es lo que Dios quiere decir, y hacer como El manda. Esto se ve en muchas doctrinas distorsionadas y demoniacas, donde el hombre se pone en el puesto de Dios, y atenta poner al Todopoderoso en la posición de servidumbre. Y claro, no buscan ver la voluntad de Dios a través de las Escrituras, sino que buscan apoyar sus ideas y usan las Escrituras para apoyar sus deseos. Prácticamente, muchos cristianos viven la vida de tal manera como lo hacia Israel hace muchos siglos, como quedo escrito: En estos días no había rey en Israel; cada uno hacía lo que bien le parecía. Jueces 21:25. Pero el asunto es que sí hay un Rey, y un Dios Todopoderoso, y el hacer como que ni existe, o como que se le puede manipular o mandar, no cambia la realidad de que El es Rey y que Su voluntad será hecha, piense lo que quiera pensar el hombre, y haga lo que haga. Dios no deja de ser Dios, aunque una persona trate de hacer como que no existe, o como que no es Dios. Nuestra opinión no gobierna la realidad.
Tal como lo vimos en la parábola, así sucederá al final de todo, que Dios es Dios y que juzgará a cada persona según lo que piensa y hace, y esto incluye al llamado pueblo de Dios. Es necedad pensar que no daremos cuenta por todos nuestros hechos muy pronto. No importa lo que digan o que prediquen ciertas personas, todos daremos cuenta de nuestras acciones, especialmente los que hemos llegado al conocimiento de la Verdad. El que conoce la Verdad y no busca hacer la voluntad del Padre es el que peor juicio vera en el futuro. Esto dice la Palabra: …Porque todos compareceremos ante el tribunal de Cristo. Porque escrito está: Vivo yo, dice el Señor, que ante mí se doblará toda rodilla, y toda lengua confesará a Dios. De manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí. Romanos 14:10b-12. Noten que el escritor de la epístola (inspirado por el Espíritu Santo), es el Apóstol Pablo, y él se incluye en este asunto de dar cuentas, porque dice: …cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de si. Y también está escrito: Por tanto procuramos también, o ausentes o presentes, serle agradables. Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo. 2 Corintios 5:9-10. Aquí hace el mismo hincapié, de que se incluye en el asunto. Entonces, ¿no es un error pensar que, si los santos apóstoles se incluían en el juicio de Dios, y que creían fielmente que serían juzgados, que esto también no nos pasara a nosotros? ¿Somos más que los apóstoles? No lo creo.
Hay que tener mucho cuidado, y en vez de buscar hacer nuestra voluntad y cumplir nuestros deseos, debemos, por nuestro propio bien, buscar hacer la voluntad de Dios. Es necesario tratar a Dios como lo que es: Dios, y que Jesucristo es Dios y Señor también. El es el heredero legítimo de todo lo que le pertenece a Dios Padre. A El lo mataron, pero resucito y ahora está sentado a la diestra del trono de Dios, reinando como lo que El es. Esto dijo el propio Señor: No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad. Mateo 7:21-23. Aún hasta haciendo cosas que pueden lucir como la voluntad de Dios pueden estar mal hechas sino están sujetas a la voluntad del Padre. Todo, y especialmente dentro de nuestro ser, debe estar sujeto y bajo la voluntad de Dios. Ese debe ser nuestro sentir, nuestro deseo, porque finalmente, el Señor vendrá y juzgará a cada persona, y El será Quien decidirá lo que sucederá con cada uno de nosotros. Y es demasiado arriesgar no buscar hacer Su voluntad. El no le va a pedir a nadie su opinión, ni aún menos, guiarse por nuestra manera de pensar. Dios es Dios, y Su voluntad será hecha y nuestra eternidad la decidirá El, a través de lo que El ha establecido en las Escrituras. Así que, ¿estás viviendo una vida necia, pensando que tu voluntad será hecha al final en vez de la de Dios? ¡Qué el Señor les bendiga! John