Basado en 1 Corintios 15:1-22 (Versión Reina Valera 1960)  

Además os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis, en el cual también perseveráis; por el cual asimismo, si retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis en vano. Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras; y que apareció a Cefas, y después a los doce. Después apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales muchos viven aún, y otros ya duermen. Después apareció a Jacobo; después a todos los apóstoles; y al último de todos, como a un abortivo, me apareció a mí. Porque yo soy el más pequeño de los apóstoles, que no soy digno de ser llamado apóstol, porque perseguí a la iglesia de Dios. Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo. Porque o sea yo o sean ellos, así predicamos, y así habéis creído. Pero si se predica de Cristo que resucitó de los muertos, ¿cómo dicen algunos entre vosotros que no hay resurrección de muertos? Porque si no hay resurrección de muertos, tampoco Cristo resucitó. Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe. Y somos hallados falsos testigos de Dios; porque hemos testificado de Dios que él resucitó a Cristo, al cual no resucitó, si en verdad los muertos no resucitan. Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó; y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aún estáis en vuestros pecados. Entonces también los que durmieron en Cristo perecieron. Si en esta vida solamente esperamos en Cristo, somos los más dignos de conmiseración de todos los hombres. Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho. Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos. Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados.

En esta iglesia de los Corintios había serios problemas, problemas con cosas muy básicas en la fe. Y muchos de ellos, aunque confesaban creer en el Señor, no estaban permaneciendo en la fe que conlleva a la vida eterna, sino estaban enfocados en otras cosas mucho menores. Estaban poniendo en duda una de las cosas mas precisas de la fe en Cristo, la resurrección. Y a raíz de esa duda, solamente se enfocaban en la vida cotidiana. Vivian para el aquí y ahora y nada más; y buscaban de Dios solamente para resolver las cosas del presente. No había ni una verdadera fe, ni aún menos, un progreso espiritual, sino todo lo contrario, un estancamiento que no conlleva a nada bueno.

Por suma desgracia, las cosas se repiten, y hoy en día existe este problema mas que nunca dentro de la iglesia universal de Dios. Hoy en día más que nunca, la gran mayoría de los supuestos creyentes sufren de estos mismos problemas, poniendo en duda la resurrección, y totalmente enfocados solamente en que Dios le resuelva sus problemas o necesidades presentes, o hasta que les cumpla sus deseos superficiales, y nada más. Hay graves problemas de fe. ¿Cómo puedo decir esto? Porque es solo cuestión de observar las cosas que hace el supuesto pueblo de Dios. Si uno quiere saber la fe que tiene una persona, solo observen sus acciones. Hoy en día, la gran mayoría de los supuestos siervos de Dios están mas preocupados de hablar y enseñar cosas para complacer a las masas, que lo que realmente enseña la Palabra. Y ¿para qué? Porque quieren vivir bien, quieren construir templos hechos por manos de hombres, quieren la admiración de la gente, y ejercer un control sobre los simples e indoctos. Y también, la gran mayoría de los supuestos creyentes buscan de Dios para solo resolver sus problemas, para solucionar el aquí y ahora nada más, y claro, que Dios le sirva también para conseguir sus metas, y cumplirle sus deseos. En fin, no hay tal vista en la resurrección, en el juicio venidero donde todos daremos cuenta, no hay una fe verdadera, y ni aun menos, un progreso espiritual. Así que, por lo tanto, no hay vida, sino solo un enfoque en el mundo terrenal y temporal. Y como lo dijo el Apóstol Pablo: Si en esta vida solamente esperamos en Cristo, somos los más dignos de conmiseración de todos los hombres. ¿Por qué? Porque todo en este mundo desaparecerá, se consumirá, no quedara nada, y eso es lo que también pasara con cada persona que no piensa en el reino de Dios y solo esta enfocado en este mundo. Toda persona será juzgada según la fe que tiene.

¿A qué nos llama Dios? Por el bien nuestro, a creer que sí hay tal resurrección de los muertos, y que hay una vida eterna por lo cual se debe luchar, porque si no se lucha por ella, si no se retiene, y se vive tal fe en Cristo, entonces no se obtendrá la vida eterna. Damas y caballeros, se debe luchar por retener una fe viva y verdadera, y si es necesario, hasta morir por esa fe, tal como lo hicieron esos grandes de la fe que vieron al Señor Jesucristo resucitado. Esto dice la Palabra: Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia, por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia; vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor. Porque si estas cosas están en vosotros, y abundan, no os dejarán estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo. Pero el que no tiene estas cosas tiene la vista muy corta; es ciego, habiendo olvidado la purificación de sus antiguos pecados. Por lo cual, hermanos, tanto más procurad hacer firme vuestra vocación y elección; porque haciendo estas cosas, no caeréis jamás. Porque de esta manera os será otorgada amplia y generosa entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. 2 Pedro 1:3-11. Pero, si no hay fe porque no se cree realmente en la resurrección, y no se vive por esa vida eterna, sino solo por las cosas del mundo, ¿se podrá añadir lo demás que es necesario para que se otorgue amplia y generosa entrada en el reino de Dios? No. Es imposible. Nada se puede construir que resista la prueba, la tentación, y la tribulación si no esta el buen fundamento de la fe en Cristo. Por lo tanto, lo mismo que se le dijo a estos Corintios aplica para hoy: Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos. ¿O no os conocéis a vosotros mismos, que Jesucristo está en vosotros, a menos que estéis reprobados? 2 Corintios 13:5.

¿Por qué es tan importante vivir una real fe en Cristo? Porque es lo único que nos impulsará a hacer la voluntad del Padre en nuestras vidas. Porque si no se cree algo genuinamente, entonces ¿cómo se luchará por aquello? Los únicos que podrán entrar en el reino de los cielos son los que se dedican a hacer la voluntad del Padre, como está escrito: No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Mateo 7:21. Así que, ¿Dónde esta tu fe? Y ¿si esta en Cristo, estas progresando en El para hacer lo necesario para poder entrar en el reino de Dios? ¡Qué el Señor les bendiga! John

Comment