Basado en Hechos 21:26 – 22:2 (Versión Reina Valera 1960)
Entonces Pablo tomó consigo a aquellos hombres, y al día siguiente, habiéndose purificado con ellos, entró en el templo, para anunciar el cumplimiento de los días de la purificación, cuando había de presentarse la ofrenda por cada uno de ellos. Pero cuando estaban para cumplirse los siete días, unos judíos de Asia, al verle en el templo, alborotaron a toda la multitud y le echaron mano, dando voces: ¡Varones israelitas, ayudad! Este es el hombre que por todas partes enseña a todos contra el pueblo, la ley y este lugar; y además de esto, ha metido a griegos en el templo, y ha profanado este santo lugar. Porque antes habían visto con él en la ciudad a Trófimo, de Éfeso, a quien pensaban que Pablo había metido en el templo. Así que toda la ciudad se conmovió, y se agolpó el pueblo; y apoderándose de Pablo, le arrastraron fuera del templo, e inmediatamente cerraron las puertas. Y procurando ellos matarle, se le avisó al tribuno de la compañía, que toda la ciudad de Jerusalén estaba alborotada. Este, tomando luego soldados y centuriones, corrió a ellos. Y cuando ellos vieron al tribuno y a los soldados, dejaron de golpear a Pablo. Entonces, llegando el tribuno, le prendió y le mandó atar con dos cadenas, y preguntó quién era y qué había hecho. Pero entre la multitud, unos gritaban una cosa, y otros otra; y como no podía entender nada de cierto a causa del alboroto, le mandó llevar a la fortaleza. Al llegar a las gradas, aconteció que era llevado en peso por los soldados a causa de la violencia de la multitud; porque la muchedumbre del pueblo venía detrás, gritando: ¡Muera! Cuando comenzaron a meter a Pablo en la fortaleza, dijo al tribuno: ¿Se me permite decirte algo? Y él dijo: ¿Sabes griego? ¿No eres tú aquel egipcio que levantó una sedición antes de estos días, y sacó al desierto los cuatro mil sicarios? Entonces dijo Pablo: Yo de cierto soy hombre judío de Tarso, ciudadano de una ciudad no insignificante de Cilicia; pero te ruego que me permitas hablar al pueblo. Y cuando él se lo permitió, Pablo, estando en pie en las gradas, hizo señal con la mano al pueblo. Y hecho gran silencio, habló en lengua hebrea, diciendo: Varones hermanos y padres, oíd ahora mi defensa ante vosotros. Y al oír que les hablaba en lengua hebrea, guardaron más silencio…
Podemos ver distintas cosas en este pasaje. Una de las primeras cosas es que hay que tener cuidado con dejarse llevar por la multitud. La gran mayoría de las veces, están siendo guiados o hasta controlados por influencias espirituales malas. Debemos siempre recordar que, aunque Dios es Dios, y El es Quien gobierna todo, El mismo ha permitido por un tiempo limitado que el príncipe de este mundo tenga dominio sobre este lugar que es temporal. Y por desgracia, la mayoría de este mundo está bajo su influencia y dominio. Debemos recordar también que no todas las personas son hijos de Dios. La única manera de llegar a ser hijo de Dios es cuando se recibe a Cristo como Señor, como mismo esta escrito: Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios. Juan 1:12. Y esto también enseña la Palabra: Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás. Efesios 2:1-3. Entonces, cuando una persona todavía no se ha sometido al Señorío del Señor Jesucristo, desgraciadamente, está siendo guiado y hasta dominado por el enemigo. Esta es la verdad, y por eso que es apremiante hacer la voluntad de Dios.
Entonces, ¿Cuál es la voluntad de Dios? Debemos ser la diferencia en este mundo. Nosotros tenemos la tarea de ir en contra de la corriente del mundo, y nunca dejarnos influenciar por el mundo y sus creencias. Porque, aunque seamos creyentes en Cristo, si nos dejamos llevar por el mundo y por su opinión, no estamos haciendo la voluntad de Dios, sino todo lo contrario, estamos siguiendo y haciendo la voluntad del enemigo, y ¿Qué crees que Dios diga de eso? ¿Podrá una persona encontrar justificación delante de Dios si esta escogiendo dejarse llevar por el mundo? ¿Entienden lo grave que es adoptar ideas populares? Esto dijo el Señor: Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres. Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos. Mateo 5:13-16. Entonces, nosotros que somos del Señor estamos llamados a pensar, a meditar, y, sobre todo, a actuar de acuerdo a lo que Dios dice, por el bien nuestro, y por el bien de los que nos rodean. Porque si no somos sal y luz en el mundo, si no somos nosotros las voces y las acciones de las razones de Dios ¿Cómo serán rescatados los que todavía están perdidos, de la misma manera que nosotros estábamos perdidos antes de venir a conocer a Cristo?
¿Qué más debemos hacer? Esto enseña Dios: Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos. Porque los magistrados no están para infundir temor al que hace el bien, sino al malo. ¿Quieres, pues, no temer la autoridad? Haz lo bueno, y tendrás alabanza de ella; porque es servidor de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, teme; porque no en vano lleva la espada, pues es servidor de Dios, vengador para castigar al que hace lo malo. Por lo cual es necesario estarle sujetos, no solamente por razón del castigo, sino también por causa de la conciencia. Pues por esto pagáis también los tributos, porque son servidores de Dios que atienden continuamente a esto mismo. Pagad a todos lo que debéis: al que tributo, tributo; al que impuesto, impuesto; al que respeto, respeto; al que honra, honra. Romanos 13:1-7. Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres; por los reyes y por todos los que están en eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad. Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador, el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad. Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, el cual se dio a sí mismo en rescate por todos, de lo cual se dio testimonio a su debido tiempo. 1 Timoteo 2:1-6. Sé que hay todo tipo de gobernantes y autoridades, pero independientemente de que estemos de acuerdo o no con ellos, el deber nuestro delante del Señor es orar por todos, y de hacer lo posible para que también lleguen a Cristo, porque cada uno de nosotros dará cuenta delante de Dios, y lo único que debiera importarnos es Su opinión de nosotros individualmente, especialmente cuando llegue ese juicio. Así que, ¿Te dejás llevar por la multitud, o por Dios? ¡Qué el Señor les bendiga! John ¡Dios bendiga a Israel!