Basado en 1 Corintios 7:1-5, 10-11 (Versión Reina Valera 1960)  

En cuanto a las cosas de que me escribisteis, bueno le sería al hombre no tocar mujer; pero a causa de las fornicaciones, cada uno tenga su propia mujer, y cada una tenga su propio marido. El marido cumpla con la mujer el deber conyugal, y asimismo la mujer con el marido. La mujer no tiene potestad sobre su propio cuerpo, sino el marido; ni tampoco tiene el marido potestad sobre su propio cuerpo, sino la mujer. No os neguéis el uno al otro, a no ser por algún tiempo de mutuo consentimiento, para ocuparos sosegadamente en la oración; y volved a juntaros en uno, para que no os tiente Satanás a causa de vuestra incontinencia… …Pero a los que están unidos en matrimonio, mando, no yo, sino el Señor: Que la mujer no se separe del marido; y si se separa, quédese sin casar, o reconcíliese con su marido; y que el marido no abandone a su mujer.

¿Quién fue el que invento o estableció el matrimonio, Dios o el hombre? Para aquellos de nosotros que creemos en el Altísimo y en lo que revela Su Palabra, creemos fielmente que fue Dios el que creo no solo al hombre, o a la raza humana, sino también la institución del matrimonio. Y ya que el asunto es así, entonces, ¿A quién debiéramos buscar para saber cómo es que debe ser el matrimonio? Si somos creyentes en Dios, ¿debiéramos dejarnos llevar por lo que dice la sociedad, por nuestras propias opiniones, o como debiera ser, de buscar de Dios para saber cómo es que debe trabajar esto mismo que El creo? Si hay algo de lógica, entenderíamos que nadie sabe más de como algo debe trabajar, sino que su Creador. Así que, si una persona realmente desea saber cómo ha de funcionar un matrimonio, debiera buscar al Señor, al Creador.

Para comenzar, en el libro de Genesis vemos como Dios creo el matrimonio. Esto leemos: Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él. Jehová Dios formó, pues, de la tierra toda bestia del campo, y toda ave de los cielos, y las trajo a Adán para que viese cómo las había de llamar; y todo lo que Adán llamó a los animales vivientes, ese es su nombre. Y puso Adán nombre a toda bestia y ave de los cielos y a todo ganado del campo; mas para Adán no se halló ayuda idónea para él. Entonces Jehová Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras este dormía, tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar. Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre. Dijo entonces Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; esta será llamada Varona, porque del varón fue tomada. Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne. Genesis 2:18-24. ¿Qué podemos ver con esto? ¿Cuántas personas debe haber para que un matrimonio funcione? Debe haber tres: Dios quien lo creo y lo formo, y un hombre y una mujer. Y esto es el primer problema por lo cual hoy muchos matrimonios no funcionan, porque sencillamente no está Dios. Dios es el que falta de alguna manera u otra. Si se une un matrimonio solo entre un hombre y una mujer, no va a trabajar como corresponde, por mucho que traten de hacerlo trabajar, y aunque luzcan felices, no está siendo formado como es debido. Dios hizo el matrimonio con el mismo propósito que todo lo demás, El lo creo todo, y todo lo hizo para El, para que le sirva a El, para que cumpla Su propósito. Así que, puede estar una pareja unida, aparentemente felices, pero si Dios no está, es un total fracaso. ¿Por qué puedo decir esto? Si dos personas no le pertenecen al Señor, ni aún menos, sino están haciendo ambas la voluntad de Dios, ¿Dónde terminan, en la gloria o en el infierno? Entonces, si dos personas terminan condenadas en el infierno por toda una eternidad, ¿puede decirse que ese matrimonio fue un éxito? No. Y si uno de ellos se salva y el otro se pierde, ¿Se puede decir que el matrimonio fue un éxito? No. Porque precisamente, el matrimonio se define como tal por la unión de dos personas, y teniendo a Dios como centro. Un matrimonio que funciona como Dios manda va a constar de dos personas unidas en Cristo, para que ambas juntas alcancen la vida eterna, por su dedicación a ayudarse el uno al otro para seguir al Señor juntos.

Ahora, si recordamos cuando entro el pecado en el mundo, precisamente fue con Adán y Eva, entenderemos que, si Dios no está dentro del matrimonio, todo se vuelve en un rotundo fracaso. Esto leemos: Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto? Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis. Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal. Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella. Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales. Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto. Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú? Genesis 3:1-9. Este fue el peor momento de este matrimonio, y no solo de ellos, sino de toda la raza humana, cuando entro el pecado en el mundo bueno que creo Dios. ¿Qué paso? Primero, ¿Dónde estaba Dios? ¿Dios se apartó del hombre? Imposible. El hombre y la mujer se apartaron de Dios, por alguna razón. ¿Qué fue lo otro que paso? La serpiente encontró a la mujer sola. Por alguna razón, o la mujer se puso a aventurar sola por allí, o el hombre la dejo sola, pero, de cualquier manera, estaban separados. Y en esa separación, entro la vulnerabilidad. Y en esa vulnerabilidad, la serpiente aprovecho el momento, y convenció a la mujer con cosas que desgraciadamente le fueron muy atrayentes, tanto como para llegar a desobedecer a Dios, y después, hacer caer a su esposo, Adán. Ambos cayeron. Si ambos juntos hubieran vuelto a Dios a tiempo, la historia de su matrimonio y de este mundo sería algo totalmente distinto.    

Y como final, esto enseñó el Señor: Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio. Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón. Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno. Y si tu mano derecha te es ocasión de caer, córtala, y échala de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno. También fue dicho: Cualquiera que repudie a su mujer, dele carta de divorcio. Pero yo os digo que el que repudia a su mujer, a no ser por causa de fornicación, hace que ella adultere; y el que se casa con la repudiada, comete adulterio. Mateo 5:27-32. La única razón por lo cual puede haber divorcio es por el acto (no el pensamiento) del adulterio. Pero también, si hay un arrepentimiento genuino del adultero, y un perdón genuino (porque para que el matrimonio trabaje, debe haber un acuerdo), Dios también puede restaurar y rehacer lo que el pecado destruye, si ambos ponen a Dios en Su lugar apropiado, en el centro de su matrimonio. Así que, ¿estas llevando a cabo la voluntad de Dios en tu matrimonio? ¡Qué el Señor les bendiga! John ¡Dios bendiga a Israel!

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