Basado en Ester 6-7 (Versión Reina Valera 1960)
Aquella misma noche se le fue el sueño al rey, y dijo que le trajesen el libro de las memorias y crónicas, y que las leyeran en su presencia. Entonces hallaron escrito que Mardoqueo había denunciado el complot de Bigtán y de Teres, dos eunucos del rey, de la guardia de la puerta, que habían procurado poner mano en el rey Asuero. Y dijo el rey: ¿Qué honra o qué distinción se hizo a Mardoqueo por esto? Y respondieron los servidores del rey, sus oficiales: Nada se ha hecho con él. Entonces dijo el rey: ¿Quién está en el patio? Y Amán había venido al patio exterior de la casa real, para hablarle al rey para que hiciese colgar a Mardoqueo en la horca que él le tenía preparada. Y los servidores del rey le respondieron: He aquí Amán está en el patio. Y el rey dijo: Que entre. Entró, pues, Amán, y el rey le dijo: ¿Qué se hará al hombre cuya honra desea el rey? Y dijo Amán en su corazón: ¿A quién deseará el rey honrar más que a mí? Y respondió Amán al rey: Para el varón cuya honra desea el rey, traigan el vestido real de que el rey se viste, y el caballo en que el rey cabalga, y la corona real que está puesta en su cabeza; y den el vestido y el caballo en mano de alguno de los príncipes más nobles del rey, y vistan a aquel varón cuya honra desea el rey, y llévenlo en el caballo por la plaza de la ciudad, y pregonen delante de él: Así se hará al varón cuya honra desea el rey. Entonces el rey dijo a Amán: Date prisa, toma el vestido y el caballo, como tú has dicho, y hazlo así con el judío Mardoqueo, que se sienta a la puerta real; no omitas nada de todo lo que has dicho. Y Amán tomó el vestido y el caballo, y vistió a Mardoqueo, y lo condujo a caballo por la plaza de la ciudad, e hizo pregonar delante de él: Así se hará al varón cuya honra desea el rey. Después de esto Mardoqueo volvió a la puerta real, y Amán se dio prisa para irse a su casa, apesadumbrado y cubierta su cabeza. Contó luego Amán a Zeres su mujer y a todos sus amigos, todo lo que le había acontecido. Entonces le dijeron sus sabios, y Zeres su mujer: Si de la descendencia de los judíos es ese Mardoqueo delante de quien has comenzado a caer, no lo vencerás, sino que caerás por cierto delante de él. Aún estaban ellos hablando con él, cuando los eunucos del rey llegaron apresurados, para llevar a Amán al banquete que Ester había dispuesto. Fue, pues, el rey con Amán al banquete de la reina Ester. Y en el segundo día, mientras bebían vino, dijo el rey a Ester: ¿Cuál es tu petición, reina Ester, y te será concedida? ¿Cuál es tu demanda? Aunque sea la mitad del reino, te será otorgada. Entonces la reina Ester respondió y dijo: Oh rey, si he hallado gracia en tus ojos, y si al rey place, séame dada mi vida por mi petición, y mi pueblo por mi demanda. Porque hemos sido vendidos, yo y mi pueblo, para ser destruidos, para ser muertos y exterminados. Si para siervos y siervas fuéramos vendidos, me callaría; pero nuestra muerte sería para el rey un daño irreparable. Respondió el rey Asuero, y dijo a la reina Ester: ¿Quién es, y dónde está, el que ha ensoberbecido su corazón para hacer esto? Ester dijo: El enemigo y adversario es este malvado Amán. Entonces se turbó Amán delante del rey y de la reina. Luego el rey se levantó del banquete, encendido en ira, y se fue al huerto del palacio; y se quedó Amán para suplicarle a la reina Ester por su vida; porque vio que estaba resuelto para él el mal de parte del rey. Después el rey volvió del huerto del palacio al aposento del banquete, y Amán había caído sobre el lecho en que estaba Ester. Entonces dijo el rey: ¿Querrás también violar a la reina en mi propia casa? Al proferir el rey esta palabra, le cubrieron el rostro a Amán. Y dijo Harbona, uno de los eunucos que servían al rey: He aquí en casa de Amán la horca de cincuenta codos de altura que hizo Amán para Mardoqueo, el cual había hablado bien por el rey. Entonces el rey dijo: Colgadlo en ella. Así colgaron a Amán en la horca que él había hecho preparar para Mardoqueo; y se apaciguó la ira del rey.
Sé que el pasaje de hoy es largo, pero es difícil separar las cosas con este libro en particular. El libro de Ester, a propósito, es un gran libro. Debes leerlo entero, cuando tengas oportunidad. Con relación al pasaje de hoy, vemos que un increíble mal es corregido. El problema con Amán comenzó con algo tan sencillo cuando Mardoqueo no se arrodillo ni se inclinó a Amán, para honrarlo. Mardoqueo no fue capaz de hacerlo porque, aunque era el mandamiento del rey, esto violaba su fe; interfería con su amor por Dios. Al arrodillarse e inclinarse implicaba adoración, y de acuerdo a la Biblia, eso solo le corresponde a una persona: a Dios. Como resultado, Amán quería no solo matar a Mardoqueo, sino a todo judío. ¿Es correcto extinguir a una nación entera porque no adoraron a una persona como a un dios? Simplemente, hay demasiadas cosas que están mal con ese modo de pensar.
La lección que se aprende aquí es que el verdadero amor estaba operando en el corazón del rey. El rey amaba realmente a Ester. El amor es una de esas cosas que tenemos de la imagen y semejanza de Dios, como su creación. Cada humano tiene la capacidad de amar. El problema está en que muchos confunden muchas cosas con el amor, y convierten algo puro y bello en algo muy distinto.
Cuando el verdadero amor está trabajando, la justicia comienza a ocurrir como un producto natural. El uno no puede existir sin el otro. Si hay amor real, la justicia se cumplirá, más tarde o más temprano. Cuando no hay amor, la injusticia será el producto; muchos males se harán. Cuando el amor de Dios está “en nosotros” a través de la fe en Jesucristo, automáticamente debe comenzar a corregir en todo lo que hacemos. Aun sin pensarlo (como el Rey Asuero), comenzamos a corregir los males que hemos hecho, y hacemos el bien para los que nos rodean. ¡Eso es amor real, el regalo de Dios! Y todos los que son guiados por esa virtud “siempre” terminaran buscando estar al lado de Dios; garantizado. No puede haber injusticia en el amor. Simplemente, no es posible. Si hay pecado e injusticia en tu vida, entonces no está presente el amor real. El amor “nunca” estará de acuerdo con el pecado.
Así que, ¿El verdadero amor está operando en tu corazón, u otra cosa? ¡Qué el Señor les bendiga! John