Basado en Juan 14:1-24 (Versión Reina Valera 1960)

No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis. Y sabéis a dónde voy, y sabéis el camino. Le dijo Tomás: Señor, no sabemos a dónde vas; ¿cómo, pues, podemos saber el camino? Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. Si me conocieseis, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis visto. Felipe le dijo: Señor, muéstranos el Padre, y nos basta. Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos el Padre? ¿No crees que yo soy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en mí, él hace las obras. Creedme que yo soy en el Padre, y el Padre en mí; de otra manera, creedme por las mismas obras. De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre. Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré. Si me amáis, guardad mis mandamientos. Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros. No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros. Todavía un poco, y el mundo no me verá más; pero vosotros me veréis; porque yo vivo, vosotros también viviréis. En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros. El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él. Le dijo Judas (no el Iscariote): Señor, ¿cómo es que te manifestarás a nosotros, y no al mundo? Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él. El que no me ama, no guarda mis palabras; y la palabra que habéis oído no es mía, sino del Padre que me envió.

Un concepto muy popular que hay hoy es que muchos de nosotros seguimos el mismo dios. Y como parte de este concepto, hay aquellos que creen que el islam, la cristiandad, el budismo, y otras religiones monoteístas finalmente llevan a la misma persona, al mismo Dios. Con todo respeto a aquellos que creen eso, hay un defecto con ese pensamiento. Pero en vez de decir solamente que la idea no trabaja, tratare de explicar brevemente porque no es lógico.

Para comenzar y como ejemplo, ¿Por qué el mismo dios daría distintos mensajes a distintas personas? ¿Por qué les diría a los musulmanes una cosa y a los cristianos otra? Vayamos aún más profundo. ¿Por qué les diría a distintos grupos de personas que debieran hacer desaparecer de la faz de la tierra si están supuestos estar del mismo lado, siguiendo al mismo dios? Algunos dirían: Aquellos que matan (como ISIS) están radicalizados. Pero radicalizado significa que están siguiendo su creencia de la manera más extrema, no que su creencia ha cambiado del original. Un cristiano “radicalizado”, por ejemplo, siguiendo a Dios al grado más extremo no mataría a nadie por una fe distinta. No es lo que enseño Jesús. En la actualidad, serio lo contrario. Un cristiano radicalizado haría “locuras” como ayudar lo más posible a que las personas lleguen a Dios, como también ayudarlos en sus momentos de más necesidad, y me atrevería decir, amar a sus enemigos (aún a ISIS). Pero, si fuera el mismo dios mandando mensajes conflictivos, seria en lo más mínimo, muy confuso. Y ¿quién quería creer en un dios que pone a sus seguidores en contra el uno del otro? La única conclusión es que las fuentes son distintas; no es el mismo dios.

Un claro ejemplo que nos ayudaría a entender aún mejor es a través de nuestra naturaleza humana, con respecto a ser padre. Si tienes hijos, ¿le enseñarías un tipo de valores a uno y al otro, distintos valores? Le dirías a uno: ¿pórtate bien en la escuela, y al otro: no te preocupes de la escuela? Le dirías a una, ¿Se honesto y no le robes a nadie, y al otro: róbale a los que mas puedas? ¿No le enseñarías los mismos valores, y que también se ayuden entre sí lo más posible? Si les enseñas valores conflictivos entre sí, ¿no les confundiría? ¿Se podrían ayudar si uno piensa que lo correcto es muy distinto a lo que piensa el otro?

¿Cómo se relaciona esto al pasaje de hoy? Jesús fue muy claro y conciso en la manera de llegar a Dios. No hay “muchos caminos” hacia Dios. Hay uno solo, y es a través de Cristo. Nadie puede llegar al Padre (a Dios), sino solo a través de Él. Sé que muchos dirán que esto es de una mente muy estrecha, pero solo puede haber una perfección; no muchas perfecciones. Pero, o deseas creer y aceptarlo, o no. Es tu decisión.

Aquí está la diferencia en porque vale la pena seguir a Jesús, y porque yo personalmente creo en Él. Entre todas las distintas religiones, hay uno solo que no solo hablo del amor de Dios hacia nosotros, sino que lo demostró de la manera mas sublime. Ninguna otra deidad murió por amor. Dios mando a Su Hijo Unigénito, a Jesucristo, a morir en la cruz para que “todo el mundo” pudiera ser salvo a través de Él; no solo un grupo selecto. Es el deseo de Dios que cada persona llegue al conocimiento de la salvación a través de Jesucristo, para el perdón de pecados, para que puedan vivir para siempre. Y Él nos ama hasta el punto que Él quiere que sea nuestra decisión; no un edicto o por la fuerza. Él quiere que estemos con Él porque queremos estar con Él; porque hemos venido a entender Su amor. Y cuando venimos a Él, y le seguimos, haciendo aquellas cosas que Él tan amantemente nos enseña, nuestras vidas pueden ser cambiadas aquí y para siempre. Así es como comenzamos a experimentar a Dios de una manera íntima y personal; donde Él se nos hace una realidad; al seguirle y obedecerle.

Así que, ¿estás viviendo el tipo de vida que solo Jesús puede dar, aquí y ahora? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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