Basado en Salmo 28 (Versión Reina Valera 1960)
A ti clamaré, oh Jehová. Roca mía, no te desentiendas de mí, para que no sea yo, dejándome tú, semejante a los que descienden al sepulcro. Oye la voz de mis ruegos cuando clamo a ti, cuando alzo mis manos hacia tu santo templo. No me arrebates juntamente con los malos, y con los que hacen iniquidad, los cuales hablan paz con sus prójimos, pero la maldad está en su corazón. Dales conforme a su obra, y conforme a la perversidad de sus hechos; dales su merecido conforme a la obra de sus manos. Por cuanto no atendieron a los hechos de Jehová, ni a la obra de sus manos, Él los derribará, y no los edificará. Bendito sea Jehová, que oyó la voz de mis ruegos. Jehová es mi fortaleza y mi escudo; en él confió mi corazón, y fui ayudado, por lo que se gozó mi corazón, y con mi cántico le alabaré. Jehová es la fortaleza de su pueblo, y el refugio salvador de su ungido. Salva a tu pueblo, y bendice a tu heredad; y pastoréales y susténtales para siempre.
El mensaje de hoy es muy sencillo, pero, espero que se vuelva en uno introspectivo. ¿En qué dependes? ¿Dónde está tu confianza? De acuerdo a un artículo que escribió Judith Sills en Psychology Today (anotado 25/2/2016), ella dijo: Básicamente confiamos por quienes somos y como aprendimos a recibir el mundo, una orientación establecida mucho antes que conociéramos al jefe desconfiable o el compañero de trabajo dudoso; las experiencias con la traición ciertamente remodelan ciertas expectativas, pero siempre buscamos el confiar; o desconfiamos de todo. Como lo creyó Eric Erickson: la confianza se establece durante la etapa del desarrollo antes del segundo cumpleaños; de acuerdo a esa línea de razonamiento, mi propia madre era tan confiable con un biberón y un toque amor de que no puedo pensar mal, no importa cuánto me decepcione una relación o un icono. Entonces, con respecto a la interacción humana, los profesionales miran hacia nuestra infancia.
Después de esas etapas tempranas, cuando comenzamos a ver cómo trabaja el mundo, y la educación comienza, muchos puede que hayan comenzado a establecer más confianza en las cosas y conceptos; o por su disposición personal, por la experiencia con la gente, o ambas. Este es la vieja controversia de la naturaleza vs. la crianza. La naturaleza; porque algunos creen que nacimos de cierta manera. Y la crianza; porque algunos creen que somos el producto de nuestro ambiente. Yo personalmente subscribo a la idea de que la respuesta está en el medio de ambas. Si has vivido suficiente, te habrás dado cuenta que la verdad está en el medio, cuando se trata de estas cosas. Pero por supuesto, nunca quitando de en medio el concepto de la responsabilidad personal. Todo se trata de la elección al final del día, a pesar de muchos factores exteriores.
Durante esas primeras etapas, cuando las personas dejan de ser niños y se vuelven adultos, muchos comienzan a poner su confianza en el dinero, o en el poder, o en una educación o carrera, o en otras personas, etc. Las personas comienzan a volverse a esas cosas con la impresión de que en el “mundo real”, esas cosas son las únicas que ofrecen seguridad. Honestamente hablando, no es malo tener esas cosas. Como hecho, puede ser parte de la bendición de Dios para una vida cuando desarrollan relaciones saludables con distintas personas, o son exitosos en una carrera o con un negocio, o aún, si ejercen mucho poder. Abraham fue una persona rica. José fue vendido por sus hermanos como esclavo, pero se convirtió en la autoridad suprema de un poder global. David comenzó como un pastorcillo, pero después fue rey sobre Israel. Daniel comenzó como esclavo y después fue el segundo en autoridad en uno de los reinos más poderosos que hayan existido. Así que, el dinero, y el poder, y una carrera o educación, o relaciones, etc. no son cosas malas dentro de ellas mismas. ¿Cuándo se convierte en un problema?
El problema viene cuando esas cosas comienzan a tomar el lugar de Dios; cuando se pone a Dios en segundo lugar. Ahora, veámoslo de una manera práctica, de porque no es una buena idea poner otras cosas antes que Dios. Después de todo, la lógica es una gran aliada cuando está fundada sobre una cierta realidad. ¿Cómo podemos depender más en cosas que tienen tantas limitaciones que en Dios que lo creo todo? El dinero no existió antes de la creación. Las personas no existieron tampoco. Y como tal, el poder y la autoridad humana tampoco no tiene existencia previa. De una manera similar, el conocimiento humano tampoco existía. Dios es el Creador de los Cielos y la Tierra. Él es eterno. Él estaba al comienzo. Él está aquí en el presente (no importa cuánto las personas hagan como si no existiera). Y Él estará en la eternidad. Nuestras realidades no afectan Su existencia. Él es el YO SOY. Así que, sana lógica nos lleva a depender más de Dios, que lo que este en el mundo.
Y aquí está la bella realidad que tenemos en Dios; Su amor para con nosotros. Él es este Inmovible y Todopoderoso Ser que quiere ser nuestro todo personal. Aquí hay algunos pasajes que nos asegura acerca del amor de Dios y Su cuidado por nosotros. Alzaré mis ojos a los montes; ¿De dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene de Jehová, que hizo los cielos y la tierra. No dará tu pie al resbaladero, ni se dormirá el que te guarda. He aquí, no se adormecerá ni dormirá Él que guarda a Israel. Jehová es tu guardador; Jehová es tu sombra a tu mano derecha. El sol no te fatigará de día, ni la luna de noche. Jehová te guardará de todo mal; Él guardará tu alma. Jehová guardará tu salida y tu entrada desde ahora y para siempre. Salmo 121. ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; somos contados como ovejas de matadero. Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro. Romanos 8:35-39. Y aquí nos enseña una cierta realidad: Así ha dicho Jehová: Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta de Jehová. Será como la retama en el desierto, y no verá cuando viene el bien, sino que morará en los sequedales en el desierto, en tierra despoblada y deshabitada. Bendito el varón que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová. Porque será como el árbol plantado junto a las aguas, que junto a la corriente echará sus raíces, y no verá cuando viene el calor, sino que su hoja estará verde; y en el año de sequía no se fatigará, ni dejará de dar fruto. Jeremías 17:5-8.
Así que, ¿En quién realmente dependes? ¡Qué el Señor les bendiga! John