Basado en Hebreos 12:1-3 (Versión Reina Valera 1960)
Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar.
Vince Lombardi (considerado por muchos como uno de los entrenadores más exitosos del futbol americano) dijo: Yo firmemente creo que la mejor hora del hombre, la realización más grande de todo lo que más valora, es el momento cuando ha luchado con todo su corazón por una buena causa, y yace exhausto en el campo de batalla: victorioso. Aún mas de Vince haber sido un entrenador exitoso, él era un hombre muy religioso con una fe muy fuerte en Dios. Así que, su cita no solo envuelve el futbol, sino aún más que eso.
Eso es también lo que el escritor de Hebreos nos está recordando; de que hay algo delante de aquellos que han escogido seguir a Cristo. Él nos recuerda de que tenemos una gran nube de testigos; algunos son testigos humanos, y por supuesto, hay un grupo aún más grande y más importante, los testigos del mundo espiritual. Dios ve todo lo que hacemos. Y no solo Dios, pero también los ángeles; y desgraciadamente, Satanás y los demonios también ven. Hay un mundo que no podemos ver que es mucho más grande de lo que imaginamos. Así que, para mejor o para peor, nunca estas solo. Siempre hay alguien mirando. Pero el escritor de Hebreos trata de inculcar en nosotros que hay cosas que necesitamos hacer para poder seguir hacia adelante, y esto es lo que muchos olvidan en el camino. Cuando venimos a Cristo, y nacemos de nuevo en Él (si el milagro realmente ha sucedido), siempre debe haber una progresión en la vida de la persona; un progreso “espiritual”. Aquí él explica que es una carrera. Y por supuesto, en cada carrera, hay un comienzo y hay un fin.
Nuestro principal ejemplo es Jesucristo. Jesucristo, aunque era el unigénito Hijo de Dios, nació en este mundo con el propósito de tomar nuestra forma y semejanza, y hacer el sacrificio supremo, por nuestros pecados. Porque la Biblia explica que la remisión de pecados solo es posible a través del derramamiento de sangre inocente. Así que, la única manera de que nuestros pecados hayan sido eternamente lavados es a través del derramamiento de sangre inocente y divina. Esta fue la única manera para que hubiera salvación eterna. De otra manera, si el sacrificio hubiera sido hecho por una persona común (aunque si fuera posible, de que una persona no tuviera pecado), eso hubiera durado un momento nada más. Dios (el Eterno y Santo) tuvo que derramar Su sangre para que pudiéramos ser perdonados y nuestros pecados lavados por toda la eternidad.
Volviendo al ejemplo de Cristo; Él nació. Él creció y aprendió. Él se convirtió en Hombre. Él obedeció aun hasta ser bautizado como adulto, antes de comenzar Su ministerio publico. Y después de eso, Él aun sufrió la tentación. Él caminó predicando el Evangelio y haciendo distintos milagros, yendo de lugar en lugar, nunca deteniéndose mucho tiempo. Siempre moviéndose hacia adelante. Su tiempo se cumplió, y fue traicionado. Él fue golpeado, herido, y por supuesto; crucificado. Aunque Él tenía el poder para liberarse, no lo hizo. Él siguió hacia adelante con el plan. Él fue colgado en una cruz; clavado. Y sufrió un dolor agonizante hasta que su cuerpo humano no pudo soportar más. Y antes de Su último suspiro, Él dijo: Consumado es. El nunca paró. Siempre siguió adelante, hasta su cruel final carnal. El derramo hasta la última gota de sangre y agua de Su cuerpo por ti y por mí. ¿Qué hubiera sucedido si Él se hubiera detenido, y solo hubiera seguido predicando y haciendo milagros?
Así que, lo que esto nos enseña es que siempre tenemos que seguir adelante; no importa el costo; no importa lo obstáculos o desafíos que encontremos en el camino; no importa si tenemos apoyo de los demás, o si estamos completamente solos. Si Él no paró por amor a nosotros, ¿Es justo que nosotros seamos complacientes, y que nos quedemos en nuestro lugar de comodidad? La Biblia nos enseña: Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio. 2 Timoteo 1:7. Así que, la cobardía no es una opción. También está escrito: En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva. Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado. Juan 7:37-39. Como lo ríos fluyen, así también debe fluir Dios a través de nosotros; nunca deteniéndose; siempre moviéndose; nunca estancándose.
El Apóstol Pablo tuvo esto que decir también: Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo, y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe; a fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte, si en alguna manera llegase a la resurrección de entre los muertos. No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. Así que, todos los que somos perfectos, esto mismo sintamos; y si otra cosa sentís, esto también os lo revelará Dios. Pero en aquello a que hemos llegado, sigamos una misma regla, sintamos una misma cosa. Hermanos, sed imitadores de mí, y mirad a los que así se conducen según el ejemplo que tenéis en nosotros. Porque por ahí andan muchos, de los cuales os dije muchas veces, y aun ahora lo digo llorando, que son enemigos de la cruz de Cristo; el fin de los cuales será perdición, cuyo dios es el vientre, y cuya gloria es su vergüenza; que sólo piensan en lo terrenal. Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo. Filipenses 3:1-20.
Así que, ¿sigues adelante en Él, con todo lo que tienes? o ¿te quedaste estancado en algúna parte, siguiendo otra cosa? ¡Qué el Señor les bendiga! John