Basado en Eclesiastés 12 (Versión Reina Valera 1960)
Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos, y lleguen los años de los cuales digas: No tengo en ellos contentamiento; antes que se oscurezca el sol, y la luz, y la luna y las estrellas, y vuelvan las nubes tras la lluvia; cuando temblarán los guardas de la casa, y se encorvarán los hombres fuertes, y cesarán las muelas porque han disminuido, y se oscurecerán los que miran por las ventanas; y las puertas de afuera se cerrarán, por lo bajo del ruido de la muela; cuando se levantará a la voz del ave, y todas las hijas del canto serán abatidas; cuando también temerán de lo que es alto, y habrá terrores en el camino; y florecerá el almendro, y la langosta será una carga, y se perderá el apetito; porque el hombre va a su morada eterna, y los endechadores andarán alrededor por las calles; antes que la cadena de plata se quiebre, y se rompa el cuenco de oro, y el cántaro se quiebre junto a la fuente, y la rueda sea rota sobre el pozo; y el polvo vuelva a la tierra, como era, y el espíritu vuelva a Dios que lo dio. Vanidad de vanidades, dijo el Predicador, todo es vanidad. Y cuanto más sabio fue el Predicador, tanto más enseñó sabiduría al pueblo; e hizo escuchar, e hizo escudriñar, y compuso muchos proverbios. Procuró el Predicador hallar palabras agradables, y escribir rectamente palabras de verdad. Las palabras de los sabios son como aguijones; y como clavos hincados son las de los maestros de las congregaciones, dadas por un Pastor. Ahora, hijo mío, a más de esto, sé amonestado. No hay fin de hacer muchos libros; y el mucho estudio es fatiga de la carne. El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre. Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala.
John C. Maxwell dijo: Hay dos tipos de orgullo: del bueno y el malo. El ‘buen orgullo’ representa nuestra dignidad y el amor propio. El ‘orgullo malo’ es el pecado mortal de la superioridad que hiede de engreimiento y de arrogancia. Una de las cosas que me ayuda más a mantenerme enfocado en la realidad, aparte de las noticias, es el ir a los hospitales. Voy al hospital a visitar a los demás o a mi familia cuando lo necesita. Todo lo anterior me ayuda a recordar que cualquier cosa le puede pasar a cualquiera en cualquier momento. Es necedad que una persona piense que no son susceptibles a los desafíos de la vida. Es necedad que piensen que nada les sucederá. Aquí es donde entra el orgullo malo.
Hay personas que piensan que, si tienen ciertas cosas o hacen ciertas cosas, que nunca nada le sucederá. Por ejemplo, algunos piensan que un buen trabajo, o una buena carrera los mantendrán seguros; que la estabilidad financiera es la vara mágica que hará que todo esté bien, o arreglara todo lo que se necesite arreglar. Ese tipo de orgullo trata de ponerle una venda sobre los ojos a las personas, haciéndole pensar que están más allá del alcance de las feas realidades de este mundo. Algunos ven las noticias y ven los desastres que suceden en otras partes y piensan: bueno, son pobres, y por eso que les paso eso. Recuerdo escuchar a un comediante una vez reírse de las personas en el África y de porque no se mudaban porque nada crece en la arena. Creo que lo harían si pudieran. Los sirios se escaparon del desastre que estaban viviendo, y mira lo bien que les ha ido. La ironía es que los sirios que huyeron de Siria no eran pobres. En realidad, algunos eran de dinero. Pero, hay algunos que piensan que esas cosas solamente suceden en esa parte del planeta, y que nunca les sucederá a ellos. Se sienten seguros, lejos de cualquier daño.
Hay personas que piensan que, al mantenerse saludables, convirtiéndose en gurús de dieta y ejercicio, creen que eso apartara los problemas. Así que, se apiñan en los gimnasios, o adoptan cualquier tipo de programa de ejercicio. Toman todo tipo de pastillas o consumen productos ‘naturales’. Son religiosos en revisarse seguidamente, para asegurarse que no hallan problemas. Se aseguran en comprar frutas o vegetales ‘orgánicos’, y probablemente no consumen productos de carne para alejarse de las ‘toxinas’. Recuerdo haber escuchado en el carro, hace unas semanas, en las noticias una historia de un hombre que recién había corrido una maratón. El corredor (un atleta muy fuerte de acuerdo al reporte), sintió algo de molestias en la espalda el día después de la carrera. Fue al médico y le hicieron unos exámenes. El doctor fue sorprendido al encontrar en su paciente un tumor canceroso del tamaño de una pelota de golf en uno de sus pulmones. El corredor le dijo al médico que no sintió ninguna molestia antes.
¿Es malo tener una carrera, un buen trabajo, dinero, o cuidarte físicamente? Claro que no. En realidad, son cosas buenas. El problema es cuando las personas ponen su fe y confianza en aquellas cosas, y piensan que son intocables. Creen que son especiales. Con todo respeto, es profundamente necio que una persona se deje engañar por su propio ‘mal orgullo’. Una buena carrera o mucho dinero en el banco no te da un escudo mágico en contra de las circunstancias que pueden aparecer de repente y sin aviso. El tratar de mantener una salud perfecta no te asegura estar libre de la enfermedad u otros problemas. Cosas malas no necesariamente les pasan a personas que no son suficientemente ricas, o mejores, o sabias, o saludables, etc. que los demás. Dios dice esto, acerca del ‘orgullo malo’: ¡Vamos ahora! los que decís: Hoy y mañana iremos a tal ciudad, y estaremos allá un año, y traficaremos, y ganaremos; cuando no sabéis lo que será mañana. Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece. En lugar de lo cual deberíais decir: Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello. Pero ahora os jactáis en vuestras soberbias. Toda jactancia semejante es mala; y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado. Santiago 4:13-17. Con suficiente tiempo, todos enfrentaremos nuestro fin; de una manera u otra. Porque escrito esta: Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás. Génesis 3:19.
En nuestro pasaje de hoy, leemos que debiéramos acordarnos de nuestro Creador antes que sea muy tarde. Debiéramos recordar que Dios traerá “toda obra a juicio”. También está escrito: No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; más el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna. Gálatas 6:7-8. Él también dice: Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras. Jeremías 17:9-10. Así que, ¿te estas permitiendo ser engañado con tu propio orgullo necio? O ¿Estás viviendo sabiamente, buscando a tu Creador, sembrando para el Espíritu mientras todavía hay tiempo? ¡Qué el Señor les bendiga! John