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Basado en Romanos 15:22-33 (Versión Reina Valera 1960)

Por esta causa me he visto impedido muchas veces de ir a vosotros. Pero ahora, no teniendo más campo en estas regiones, y deseando desde hace muchos años ir a vosotros, cuando vaya a España, iré a vosotros; porque espero veros al pasar, y ser encaminado allá por vosotros, una vez que haya gozado con vosotros. Mas ahora voy a Jerusalén para ministrar a los santos. Porque Macedonia y Acaya tuvieron a bien hacer una ofrenda para los pobres que hay entre los santos que están en Jerusalén. Pues les pareció bueno, y son deudores a ellos; porque si los gentiles han sido hechos participantes de sus bienes espirituales, deben también ellos ministrarles de los materiales. Así que, cuando haya concluido esto, y les haya entregado este fruto, pasaré entre vosotros rumbo a España. Y sé que cuando vaya a vosotros, llegaré con abundancia de la bendición del evangelio de Cristo. Pero os ruego, hermanos, por nuestro Señor Jesucristo y por el amor del Espíritu, que me ayudéis orando por mí a Dios, para que sea librado de los rebeldes que están en Judea, y que la ofrenda de mi servicio a los santos en Jerusalén sea acepta; para que con gozo llegue a vosotros por la voluntad de Dios, y que sea recreado juntamente con vosotros. Y el Dios de paz sea con todos vosotros. Amén.

¿Qué es lo que uno debe hacer como discípulo de Cristo? ¿Debemos solamente preocuparnos de las necesidades espirituales, y nada más? ¿Debemos solo preocuparnos de las necesidades físicas de una persona? ¿Cuál es nuestro deber con los que no conocen el Evangelio, y aún más, con esas personas que se oponen a lo que Dios enseña? ¿Cuál es realmente la función que debe tener cada seguidor y grupo de seguidores de Cristo? Trataremos de explicarlo concisamente.

El primer punto es que debemos entender que Dios no solamente busca creyentes, porque el ser creyente no establece mucho. Es más, la Biblia enseña que los demonios creen y tiemblan ante la presencia de Dios, irónicamente mostrándole mucho más reconocimiento al Altísimo que los seres humanos, e inclusive, más reconocimiento que muchos llamados creyentes. Dios busca discípulos, personas que se dejen enseñar por Dios, sujetos a Él y a Sus principios. Así que, no solo debemos creer, si no aún más, aprender y practicar lo que nos enseña. Y en este caso, el discípulo no pone límites para lo que se le pide. Si se le pone limites a Dios, diciéndole que no es su llamado, o que no le parece hacer lo que le pide, o que eso era para aquellos apóstoles como Pablo y los demás; siento decirlo, pero debiera pensar la persona que es lo que realmente cree. Pero en lo mas mínimo, hay un serio problema espiritual. Si no hay sujeción a Dios, no hay discipulado. Y si no hay discipulado, entonces no está entrando en lo que puede serle útil a Dios. Y si no le puede ser útil a Dios, entonces, ¿de que sirve? Todo en Dios tiene un propósito. Dios no necesita adornos, ni tampoco está buscando adornos.  

El segundo punto, si en realidad uno es discípulo de Cristo, es que siempre tiene que estar en movimiento. Si recién llego al Señor, entonces tiene que alimentarse y crecer, al buscar de la Palabra de Dios, porque es la única manera que una persona puede crecer. Y mientras crece, tiene que moverse. Lo físico nos enseña muy claro este concepto. Si uno no come, se muere. Y si uno come, y no se mueve, mas tarde o temprano, se va a enfermar y se va a morir. Uno persona tiene que comer y moverse regularmente para poder ser una persona saludable. Es exactamente lo mismo en lo espiritual.

Entonces, ¿en que nos debemos mover? En muchas cosas. Si vemos el pasaje y respondemos a las preguntas hechas al comienzo, la respuesta a todas es que debemos hacerlas todas. Como discípulos del Señor, y como grupo de discípulos (la iglesia local), debe preocuparse de las necesidades espirituales y físicas, sin excepciones. Debemos individualmente, y como grupo, ayudar en todo lo posible, e inclusive llevar el Evangelio a aquellas personas que todavía no conocen al Señor. Y como Pablo hizo, si no hay mas campo, ve a otro lugar, pero busca. Hoy en día, se puede alcanzar prácticamente a cualquier persona en el mundo a través de la televisión, de la radio, por el internet, a través del teléfono, por correo electrónico (como esto mismo), por texto, etc. ¡No hay límites! Si Pablo hubiera tenido los medios que tenemos hoy en día, el mundo sería muy distinto. Tenemos que orar los unos por los otros, apoyándonos en nuestras necesidades. Y claro, debemos amar a nuestros enemigos. No es parte de lo que enseña Dios que protestemos para luchar por las cosas de Él. Lo que Dios nos enseña es que el mundo y a nuestros enemigos se les gana con oración, de rodillas, con un verdadero testimonio, practicando la Palabra de Dios; no usando las armas del mundo. Cristo nunca protesto, ni inspiro a otros hacerlo tampoco. No hubo ninguna marcha o solicitación de políticos. La guerra se gana al hacer el bien, y nada más.  

En fin, ¿es fácil seguir al Señor y ser Su discípulo? Claro que no. Nadie dijo que seria fácil. El Señor nunca predico un evangelio de paz mundial, de prosperidad, y de que todo aquí seria perfecto. Es difícil seguir a Cristo. La esperanza no esta en las cosas de aquí. Pablo dijo esto: Si en esta vida solamente esperamos en Cristo, somos los más dignos de conmiseración de todos los hombres. 1 Corintios 15:19. Él dijo esto porque el seguir a Cristo también tiene su precio. Todo en la vida tiene un precio. Pero lo que hay que tener en mente es lo siguiente: Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo, y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe; a fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte, si en alguna manera llegase a la resurrección de entre los muertos. No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. Filipenses 3:7-14.

Lo que Dios tiene para nosotros en el futuro, para aquellos que le siguen fielmente, es de mucho mas valor que lo que este mundo puede ofrecer. Así que, ¿estás cumpliendo con tus responsabilidades divinas, por tu propio bien, y por el bien de los demás? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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