Basado en Rut 4 (Versión Reina Valera 1960)
Booz subió a la puerta y se sentó allí; y he aquí pasaba aquel pariente de quien Booz había hablado, y le dijo: Eh, fulano, ven acá y siéntate. Y él vino y se sentó. Entonces él tomó a diez varones de los ancianos de la ciudad, y dijo: Sentaos aquí. Y ellos se sentaron. Luego dijo al pariente: Noemí, que ha vuelto del campo de Moab, vende una parte de las tierras que tuvo nuestro hermano Elimelec. Y yo decidí hacértelo saber, y decirte que la compres en presencia de los que están aquí sentados, y de los ancianos de mi pueblo. Si tú quieres redimir, redime; y si no quieres redimir, decláramelo para que yo lo sepa; porque no hay otro que redima sino tú, y yo después de ti. Y él respondió: Yo redimiré. Entonces replicó Booz: El mismo día que compres las tierras de mano de Noemí, debes tomar también a Rut la moabita, mujer del difunto, para que restaures el nombre del muerto sobre su posesión. Y respondió el pariente: No puedo redimir para mí, no sea que dañe mi heredad. Redime tú, usando de mi derecho, porque yo no podré redimir. Había ya desde hacía tiempo esta costumbre en Israel tocante a la redención y al contrato, que para la confirmación de cualquier negocio, el uno se quitaba el zapato y lo daba a su compañero; y esto servía de testimonio en Israel. Entonces el pariente dijo a Booz: Tómalo tú. Y se quitó el zapato. Y Booz dijo a los ancianos y a todo el pueblo: Vosotros sois testigos hoy, de que he adquirido de mano de Noemí todo lo que fue de Elimelec, y todo lo que fue de Quelión y de Mahlón. Y que también tomo por mi mujer a Rut la moabita, mujer de Mahlón, para restaurar el nombre del difunto sobre su heredad, para que el nombre del muerto no se borre de entre sus hermanos y de la puerta de su lugar. Vosotros sois testigos hoy. Y dijeron todos los del pueblo que estaban a la puerta con los ancianos: Testigos somos. Jehová haga a la mujer que entra en tu casa como a Raquel y a Lea, las cuales edificaron la casa de Israel; y tú seas ilustre en Efrata, y seas de renombre en Belén. Y sea tu casa como la casa de Fares, el que Tamar dio a luz a Judá, por la descendencia que de esa joven te dé Jehová. Booz, pues, tomó a Rut, y ella fue su mujer; y se llegó a ella, y Jehová le dio que concibiese y diese a luz un hijo. Y las mujeres decían a Noemí: Loado sea Jehová, que hizo que no te faltase hoy pariente, cuyo nombre será celebrado en Israel; el cual será restaurador de tu alma, y sustentará tu vejez; pues tu nuera, que te ama, lo ha dado a luz; y ella es de más valor para ti que siete hijos. Y tomando Noemí el hijo, lo puso en su regazo, y fue su aya. Y le dieron nombre las vecinas, diciendo: Le ha nacido un hijo a Noemí; y lo llamaron Obed. Este es padre de Isaí, padre de David. Estas son las generaciones de Fares: Fares engendró a Hezrón, Hezrón engendró a Ram, y Ram engendró a Aminadab, Aminadab engendró a Naasón, y Naasón engendró a Salmón, Salmón engendró a Booz, y Booz engendró a Obed, Obed engendró a Isaí, e Isaí engendró a David.
A.W. Tozer dijo una vez: Rehúsa ser mediocre; deja que tu corazón vuele tan alto como desee. Una de las cosas más difíciles de encontrar en este mundo es la fidelidad. Lo normal (o lo mediocre) es ser infiel. Entre la mediocridad, se encuentra las relaciones íntimas. Si el matrimonio no era respetado antes, ahora menos que nunca. Cada persona pone condiciones y limites, con acuerdos muy materiales y superficiales dentro del matrimonio. A la hora que la otra persona no cumple como está supuesto cumplir, de acuerdo a algún tipo de criterio personal (no lo que enseña Dios; el creador del matrimonio), o no llena los requisitos debidos, viene el divorcio o el engaño dentro del mismo matrimonio. Muy pocos soportan los momentos difíciles, o también, seden donde no debiera haber ningún tipo de negociación. En cambio, permanecen fieles a la maldad, o a una relación nefasta, haciendo cosas que van en contra de la voluntad de Dios. Se cumple lo escrito: Llamaran a lo bueno malo, y a lo malo bueno.
En la misma manera, o aun de peor modo, se trata a Dios también. Muchos llamados creyentes tratan a Dios como un sirviente. Y, pobre de Dios (por decir) que no cumpla con las peticiones superficiales que se le piden. Piensan que, con dedicarle una oración egoísta, enfocada muchas veces en vanidades, que Dios les “tiene” que cumplir. No se busca la voluntad de Él, sino más bien, que se haga “mi voluntad”. Se le exige a Dios, sin ningún tipo de respeto, o temor (ni siquiera pensemos que existe algún tipo de amor hacia Él). Sencillamente no se tiene en cuenta que Dios es Dios. Muchos siguen viendo a un Cristo crucificado en la cruz; listo para recibir azotes, insultos, y humillaciones. No existe ni el respeto a Dios; pero aún más, hay demasiada poca fidelidad hacia Él.
¿Qué tiene que ver esto con el pasaje de hoy? Rut es un ejemplo Bíblico de la fidelidad. Siendo una mujer de origen pagano, supo lo que era ser fiel. Si leen el libro (lo cual se lo aconsejo), verán que Rut pudiera haber dejado sola a Noemí, una pobre mujer viuda que también había perdido a sus hijos (uno de ellos siendo el esposo de Rut). Ya no había ninguna relación humana entre las dos. Pero Rut no lo hizo. Aún más, a pesar de que era una mujer pagana, acepta al Dios de Noemí por el cariño y la fidelidad que le tenía, y acompaña a su suegra de vuelta a su tierra. Ella encontró a Dios a través de la fidelidad, al serle fiel a una persona que verdaderamente necesitaba de esa fidelidad. Y la fidelidad a lo bueno tiene grandes recompensas, porque lo vemos en Rut. A pesar de venir de algo detestable a Dios, por su fidelidad, no solo encuentra la gracia de Dios de volver a rehacer su vida, sino también que llega a ser parte de algo supremamente importante y Santo a Dios. Su hijo Obed llegaría a ser el abuelo del Rey David. Rut llega a tener parte de la genealogía más importante de la historia, la genealogía del Hijo de Dios; porque el Mesías seria llamado “Hijo de David”.
Dios busca la fidelidad en nosotros, en Su pueblo. Dios desea que seamos parte de algo verdaderamente especial. Pero si no somos fieles a Él, ¿llegaremos entonces a formar parte de los planes de Dios? El mal obrero enseña el abuso a la gracia de Dios; que no importa lo que hagas; porque Dios permanece fiel. Pero la Biblia enseña esto: Tú, pues, hijo de hombre, di a la casa de Israel: Vosotros habéis hablado así, diciendo: Nuestras rebeliones y nuestros pecados están sobre nosotros, y a causa de ellos somos consumidos; ¿cómo, pues, viviremos? Diles: Vivo yo, dice Jehová el Señor, que no quiero la muerte del impío, sino que se vuelva el impío de su camino, y que viva. Volveos, volveos de vuestros malos caminos; ¿por qué moriréis, oh casa de Israel? Ezequiel 33:10-11. También está escrito: Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. 1 Juan 1:8-9. La fidelidad de Dios se ve al perdonar el pecado cuando nos arrepentimos con todo nuestro corazón; no cuando persistimos en nuestra maldad. Si no has sido fiel, ¡Cambia! Así que, ¿le estas siendo fiel a Dios? ¡Qué el Señor les bendiga! John