Basado en Isaías 55 (Versión Reina Valera 1960)

A todos los sedientos: Venid a las aguas; y los que no tienen dinero, venid, comprad y comed. Venid, comprad sin dinero y sin precio, vino y leche. ¿Por qué gastáis el dinero en lo que no es pan, y vuestro trabajo en lo que no sacia? Oídme atentamente, y comed del bien, y se deleitará vuestra alma con grosura. Inclinad vuestro oído, y venid a mí; oíd, y vivirá vuestra alma; y haré con vosotros pacto eterno, las misericordias firmes a David. He aquí que yo lo di por testigo a los pueblos, por jefe y por maestro a las naciones. He aquí, llamarás a gente que no conociste, y gentes que no te conocieron correrán a ti, por causa de Jehová tu Dios, y del Santo de Israel que te ha honrado. Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano. Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar. Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos. Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come, así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié. Porque con alegría saldréis, y con paz seréis vueltos; los montes y los collados levantarán canción delante de vosotros, y todos los árboles del campo darán palmadas de aplauso. En lugar de la zarza crecerá ciprés, y en lugar de la ortiga crecerá arrayán; y será a Jehová por nombre, por señal eterna que nunca será raída.

Blaise Pascal dijo una vez: Las palabras ordenadas de distinta manera tienen un significado distinto, y los significados distintamente ordenados tienen distintos efectos. ¿Has pensado alguna vez en la naturaleza de las palabras? ¿Cómo es que vino a ser el lenguaje? ¿Por qué las palabras nos pueden afectar positiva o negativamente? ¿Qué hay en realidad detrás de las palabras? ¿Qué es lo que en realidad le da significado a una palabra? ¿Qué es lo que le da su valor?

Si lo pensamos bien, en una manera muy sencilla, las palabras son solo letras o caracteres (como en las lenguas asiáticas) basadas en ciertos sonidos, dependiendo como se pronuncian y son unidas. En el mundo material, una palabra es algo muy insignificante. No obstante, para la raza humana, sin palabras no puede existir la comunicación o el entendimiento. Es la única manera de entendernos, de poder conversar, llegar a acuerdos, darle valor a las cosas, expresar sentimientos, estipular contratos, etc. A través de las palabras es la única manera de poder claramente expresar pensamientos completos e ideas. No tenemos otra manera de comunicarnos efectivamente. Entonces, ¿Cómo es que esta colección de letras o caracteres llegan a tener algún tipo de sentido para nosotros (estoy tratando de ir más allá de los idiomas a algo más profundo)?

Mirando las cosas científicamente, todo lo que se experimenta como ser humano en este planeta está basado en las interpretaciones del cerebro al recibir señales eléctricas transmitidas por detectores conectados con los cinco sentidos: la visión, el tacto, el olfato, el sabor, y la audición. Entonces, si nuestra realidad es determinada por pulsaciones eléctricas interpretadas por el cerebro, ¿Qué es la realdad? (eso es otro tema, pero está relacionado a lo que estamos tratando hoy). Al juntar ambas cosas, las palabras trabajan en conjunto con nuestros sentidos para poder ayudarnos a entender y sobrevivir en el mundo material.

Ahora bien, si introducimos la Palabra de Dios, ahora se hace más complejo el asunto. En lo que nos metemos es en algo muy profundo: el enlace entre los sentidos, lo mental, las palabras, el mundo visible, y la dimensión invisible y eterna. Aquí es donde la idea de las palabras tiene un impacto multidimensional. Si nos guiamos por la Palabra de Dios, las palabras son esenciales, pero cuando se alternan con el alma. O sea, no se trata de solo lo intelectual, sino también, de enlazar las palabras con el alma de una persona; lo más profundo del ser humano. Las palabras que encontramos en las Sagradas Escrituras son mucho más que buena literatura, sino la explicación del universo y de lo eterno.

Para comenzar, todo empezó con Dios Omnipotente pronunciando o mencionando la creación para que existiera. Él hablo y las cosas vinieron a existir; todo lo creado (no somos un accidente cósmico). Todo fue hecho a través de la Palabra de Dios. Porque escrito esta: En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. Juan 1:1-4. El Verbo, o el Logos (en griego), era la Palabra de Dios hecha vida a través de Cristo. Cristo es la Palabra de Dios o la acción de Dios. La existencia solo es posible a través de Él. La luz, los árboles, los animales, las estrellas; lo más pequeño hasta lo infinito fue hecho a través de la Palabra de Dios. El ser humano existe y subsiste porque la Palabra de Dios lo hace posible. Todo ser humano vive porque la persona de Dios a través de Cristo lo hace posible.

Y bueno, hay algunos que aceptan la Palabra de Dios, y otros no. Las Escrituras relatan esta historia: Al oírlas, muchos de sus discípulos dijeron: Dura es esta palabra; ¿quién la puede oír? Sabiendo Jesús en sí mismo que sus discípulos murmuraban de esto, les dijo: ¿Esto os ofende? ¿Pues qué, si viereis al Hijo del Hombre subir adonde estaba primero? El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida. Pero hay algunos de vosotros que no creen. Porque Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían, y quién le había de entregar. Y dijo: Por eso os he dicho que ninguno puede venir a mí, si no le fuere dado del Padre. Desde entonces muchos de sus discípulos volvieron atrás, y ya no andaban con él. Dijo entonces Jesús a los doce: ¿Queréis acaso iros también vosotros? Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. Y nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Juan 6:60-69. Pedro había comenzado a entender el valor de las palabras del Señor; que eran mucho más que palabras. También está escrito: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra de Dios. Lucas 4:4. Mientras un ser humano no se dé cuenta de la importancia de lo que Dios dice, nunca podrá llegar a entender que, en Dios, en Sus palabras, esta todo. Se hundirá en otras palabras sin sentido y sin significado. Él que busca de Dios y de Su Palabra encontrará el conocimiento eterno que traspasa lo temporal e imperfecto. ¿Entiendes que Dios es más que palabras? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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