Basado en Romanos 5:1-11 (Versión Reina Valera 1960)

Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo; por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios. Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado. Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos. Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo; con todo, pudiera ser que alguno osará morir por el bueno. Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira. Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida. Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en Dios por el Señor nuestro Jesucristo, por quien hemos recibido ahora la reconciliación.

El milagro más grande que puede ocurrir en este mundo no se trata de cosas físicas o materiales. El milagro más grande que puede sucederle a un ser humano no es que se eliminen todo tipo de preocupación financiera o económica. El milagro más grande no consiste en que alguien sea sano de una enfermedad mortal. El milagro más grande ni siquiera consiste en el resucitar a un ser humano que ha estado muerto físicamente. El milagro más grande es: Que un ser humano alcance el perdón de pecados y la salvación eterna a través de Jesucristo. ¿Por qué?

Todo lo demás descrito al comienzo consta de solucionar cosas pasajeras. El dinero solo ayuda mientras uno está vivo, si es que se trata de algún problema financiero, porque también hay personas que mueren de enfermedades incurables, y eran muy ricos (como Steve Jobs). El ser sano de una enfermedad mortal es algo grandioso, pero también, es algo temporal. Aunque uno logre ser sano de una enfermedad mortal, algún día tendrá que morir, porque no hay nada que detenga la muerte física. El mismo asunto ocurre con el ser que es resucitado (y si ha habido casos, como el de Lázaro). El Señor mismo levanto a Lázaro de los muertos, pero Lázaro un día volvió a morir también. Casi todo lo que el ser humano busca recibir o reconocer como un milagro es relacionado al mundo temporal y material que un día pasara. Entonces, en comparación a la eternidad, lo que muchos consideran como cosas importantes o milagros no son notorias o de importancia cuando se comparan a la eternidad. Aparte del valor eterno que tiene la salvación, ¿Qué más le dá tal valor incalculable?

Lo que hace la salvación tan valiosa (como debiera ser vista) es que soluciona algo que ningún ser humano puede solucionar. La ciencia no comprende, ni puede llegar nunca a resolver el problema del pecado y la muerte eterna. ¿Cómo puede el conocimiento científico que es basado en lo físico y calculable lidiar con algo que ni es físico o calculable, y que esta fuera de cualquier ley contemplada? ¿Podrá la física lidiar con el pecado del hombre? ¿Existirá el algoritmo que pueda lidiar con la vida eterna de una persona? ¿Hay alguna tableta o un tratamiento médico que sane el alma de una persona? Creo que no. Entonces, ¡Que increíble milagro debe considerarse la salvación que Dios nos da a través del Señor, y considerando aún mas que es un don, un regalo, que se recibe a través de la fe en Él! Ahora, ¿tendrá la salvación un propósito, aparte de solo salvar el alma del hombre? Y la respuesta es: ¡Por supuesto que si!

Aunque la salvación es un milagro gratuito, en distintas partes de las Escrituras vemos que tiene un propósito. No es un regalo que se recibe y la vida sigue normal, o sin cambios. ¡Todo lo contrario! Algo tiene que suceder en el ser humano cuando se manifiesta la salvación de Dios en la vida de alguien. En el pasaje de hoy, vemos un proceso que se identifica, y es un proceso duro porque consta de cambios y transformación, que solo pueden venir a través de la prueba y la tribulación. Como el oro, somos renovados y transformados solo a través del fuego.

La Biblia nos explica que tenemos primero que cuidar de esta salvación, lo cual no se debe descuidar. Porque escrito esta: Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos. Porque si la palabra dicha por medio de los ángeles fue firme, y toda transgresión y desobediencia recibió justa retribución, ¿cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande? La cual, habiendo sido anunciada primeramente por el Señor, nos fue confirmada por los que oyeron, testificando Dios juntamente con ellos, con señales y prodigios y diversos milagros y repartimientos del Espíritu Santo según su voluntad. Hebreos 2:1-4.

Entonces, como parte de cuidar esta salvación, viene el proceso para no solamente cuidarla, sino llevar el don a algo más grande en nuestra vida. Porque escrito esta: Vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor. Porque si estas cosas están en vosotros, y abundan, no os dejarán estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo. Pero el que no tiene estas cosas tiene la vista muy corta; es ciego, habiendo olvidado la purificación de sus antiguos pecados. Por lo cual, hermanos, tanto más procurad hacer firme vuestra vocación y elección; porque haciendo estas cosas, no caeréis jamás. Porque de esta manera os será otorgada amplia y generosa entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. 2 Pedro 1:5-11. Para poder retener la salvación, es muy claro que un proceso tiene que continuar en la vida de cada creyente. No puede haber estancamiento. Aunque la salvación es gratuita y solo por fe, Dios espera mucho fruto o producto de este regalo tan grande que nos ha dado, para nuestro propio bien.

Finalmente, el Señor nos enseñó esto: Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, éste la salvará. Lucas 9:23-24. Si uno no camina con el Señor, dejando atrás el pecado y lo temporal, nunca podrá llegar a lo que Dios desea cumplir en su vida (y Dios tiene grandes planes). Así que, ¿entiendes que Dios te ha dado tan grande salvación para hacer algo más grande de ti? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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