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Basado en Juan 12:37-50 (Versión Reina Valera 1960)

Pero a pesar de que había hecho tantas señales delante de ellos, no creían en él; para que se cumpliese la palabra del profeta Isaías, que dijo: Señor, ¿quién ha creído a nuestro anuncio? ¿Y a quién se ha revelado el brazo del Señor? Por esto no podían creer, porque también dijo Isaías: Cegó los ojos de ellos, y endureció su corazón; para que no vean con los ojos, y entiendan con el corazón, y se conviertan, y yo los sane. Isaías dijo esto cuando vio su gloria, y habló acerca de él. Con todo eso, aun de los gobernantes, muchos creyeron en él; pero a causa de los fariseos no lo confesaban, para no ser expulsados de la sinagoga. Porque amaban más la gloria de los hombres que la gloria de Dios. Jesús clamó y dijo: El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me envió; y el que me ve, ve al que me envió. Yo, la luz, he venido al mundo, para que todo aquel que cree en mí no permanezca en tinieblas. Al que oye mis palabras, y no las guarda, yo no le juzgo; porque no he venido a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo. El que me rechaza, y no recibe mis palabras, tiene quien le juzgue; la palabra que he hablado, ella le juzgará en el día postrero. Porque yo no he hablado por mi propia cuenta; el Padre que me envió, él me dio mandamiento de lo que he de decir, y de lo que he de hablar. Y sé que su mandamiento es vida eterna. Así pues, lo que yo hablo, lo hablo como el Padre me lo ha dicho.

A lo contrario de muchas cosas en este mundo, con el Señor, no hay grises o entremedios. En realidad, es algo muy sencillo: o es todo con El, o no es nada con El. Es tan sencillo que se torna ser muy difícil (o por lo menos las personas lo hacen difícil), porque desgraciadamente, los extremos no son aceptados. Ahora bien, no estamos hablando de perseguir los detalles, sino mas bien, entender plenamente lo que está escrito. No se necesita mucha profundidad en muchas de las Escrituras, especialmente cuando se relaciona al simple hecho de seguir al Señor o no. Ahondemos un poco más.

Hay creyentes que se enfocan tanto en los detalles que pierden de vista lo principal, o crean cosas donde no las hay. No es necesario dibujar muchas líneas (por decir) o tener un entendimiento muy profundo para poder entender. En este pasaje, el Señor claramente explica el extremo de las cosas, el sencillo hecho de creer en El, y seguirle, pese a quien le pese; o no creer en El y no seguirle por cualquier razón que pueda existir, y con eso, no solo se desprecia al Señor, sino también a Dios Padre. Y este extremo, a casi nadie le gusta. Por lo tanto, nada a cambiado de aquel entonces.

Si vamos por parte, vemos que hiciera lo que hiciera el Señor, había personas que no “querían” creer en El. Y en este pasaje se ve lo Digno que es Dios. Dios es amor, pero también es fuego consumidor. El es digno. O sea, al ver la incredulidad de las personas, la simple rebelión que existía en sus corazones, Dios también puso Su dignidad. Dios tiene un límite. Su misericordia tiene una medida que solo El sabe. Entonces, no hay que malentender este pasaje en el sentido que Dios los predetermino a un corazón duro, sino mas bien, ya que ellos le rechazaron, El entonces puso Su dignidad como Dios y Rey que es, y termino por endurecer sus corazones y por cerrar sus ojos. Si ellos no hubieran sido rebeldes, la historia seria distinta.

También vemos la tibieza de algunos, al entender que creían, pero preferían complacer a los hombres que confesar a Dios. Y delante de los ojos de Dios esto es inaceptable, porque de nuevo, El es un ser digno. El no puede tener un segundo lugar, porque sencillamente, la realidad es que no hay nadie más grande que El. Esto es lo que dice la Biblia con respecto a la tibieza: Y escribe al ángel de la iglesia en Laodicea: He aquí el Amén, el testigo fiel y verdadero, el principio de la creación de Dios, dice esto: Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente! Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca. Apocalipsis 3:14-16. También dice esto acerca del confesarle delante de los hombres: A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos. Y a cualquiera que me niegue delante de los hombres, yo también le negaré delante de mi Padre que está en los cielos. Mateo 10:32-33. En estas cosas sencillamente no puede haber grises o tibiezas. Simplemente, eres o no eres.

Lo crean o no, hay una guerra en progreso; la guerra entre el bien y el mal; la guerra entre Dios y Satanás, y no hay términos medios. Y esto traza una línea muy definida e inconfundible. El Señor mismo dijo esto: No penséis que he venido para traer paz a la tierra; no he venido para traer paz, sino espada. Porque he venido para poner en disensión al hombre contra su padre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra; y los enemigos del hombre serán los de su casa. El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí; y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí. El que halla su vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa de mí, la hallará. Mateo 10:34-39.

Entonces, es muy sencillo. O aceptas a Jesús como lo que El es, o rehúsa creer, y así, niegas todo lo relacionado con El, incluyendo al Padre, el cielo, la Verdad, y finalmente, la vida eterna. O confiesas y proclamas a Jesucristo delante de los hombres, pase lo que pase, o le niegas, y así, tratas de complacer a aquellos que no te pueden dar ni la vida eterna, ni el perdón de tus pecados, ni nada que perdure. En fin, o es todo o no es nada. Así que, ¿Jesús es todo para ti, o nada? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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