Basado en Juan 12:27-36 (Versión Reina Valera 1960)
Ahora está turbada mi alma; ¿y qué diré? ¿Padre, sálvame de esta hora? Mas para esto he llegado a esta hora. Padre, glorifica tu nombre. Entonces vino una voz del cielo: Lo he glorificado, y lo glorificaré otra vez. Y la multitud que estaba allí, y había oído la voz, decía que había sido un trueno. Otros decían: Un ángel le ha hablado. Respondió Jesús y dijo: No ha venido esta voz por causa mía, sino por causa de vosotros. Ahora es el juicio de este mundo; ahora el príncipe de este mundo será echado fuera. Y yo, si fuere levantado de la tierra, a todos atraeré a mí mismo. Y decía esto dando a entender de qué muerte iba a morir. Le respondió la gente: Nosotros hemos oído de la ley, que el Cristo permanece para siempre. ¿Cómo, pues, dices tú que es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado? ¿Quién es este Hijo del Hombre? Entonces Jesús les dijo: Aún por un poco está la luz entre vosotros; andad entre tanto que tenéis luz, para que no os sorprendan las tinieblas; porque el que anda en tinieblas, no sabe a dónde va. Entre tanto que tenéis la luz, creed en la luz, para que seáis hijos de luz.
¿Alguna vez se han imaginado como se sentía el Señor sabiendo todos los días durante su vida terrenal que iba morir de la manera mas horrenda por los pecados de otros? ¿Cómo se sentiría sabiendo en cada minuto que pasaba se iba acercando más y más el horrible sacrificio de Su muerte? No creo que bien. Entre los mas insensibles y egoístas se dirá: Bueno, para eso el vino, ¿no? Y si, El mismo lo reconoció, pero, no obstante, eso era lo que lo hacia el sacrificio perfecto: El fue 100% ser humano, con todas nuestras debilidades, sentimientos, y sensibilidades. El sentía el dolor, la angustia, la soledad, y todo lo demás que nosotros sentiríamos si nos pasara lo mismo (aunque ninguno sufrirá lo que El sufrió). El sintió la impotencia (aunque El es el Todopoderoso) de la injusticia. El sintió la soledad. El sintió la burla y el escarnio. El sintió los golpes y los azotes cuando le azotarón con cuerdas llenas de pedazos de vidrio y metales mientras arrancaban partes de su piel y su carne, dejando partes de su esqueleto expuestos y sangre. El sintió cuando le clavaron la corona de espinas en Su cabeza. El sintió los grandes clavos que usaron para atravesar sus manos y pies, en los cuales todo el peso de su cuerpo iba a hacer sujeto. El sintió el hambre, la sed, y el extremo dolor sobre todo Su cuerpo mientras colgaba en la cruz. En el proceso, El sintió algo que ninguno de nosotros sentiríamos jamás: el peso del pecado de todo el mundo sobre Su cuerpo. Y finalmente, al expirar, El sintió la muerte. Y todo esto supo que sucedería, mucho antes que se cumpliese.
Los que le hablan en este pasaje ignoraban las Escrituras, porque estaba escrito hace mas de 700 años que el Mesías si iba ser sacrificado, y que moriría por el pueblo. El Profeta Isaías lo predijo así: ¿Quién ha creído a nuestro anuncio? ¿y sobre quién se ha manifestado el brazo de Jehová? Subirá cual renuevo delante de él, y como raíz de tierra seca; no hay parecer en él, ni hermosura; le veremos, más sin atractivo para que le deseemos. Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos. Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; más Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros. Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca. Por cárcel y por juicio fue quitado; y su generación, ¿quién la contará? Porque fue cortado de la tierra de los vivientes, y por la rebelión de mi pueblo fue herido. Y se dispuso con los impíos su sepultura, más con los ricos fue en su muerte; aunque nunca hizo maldad, ni hubo engaño en su boca. Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento. Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado, verá linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de Jehová será en su mano prosperada. Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho; por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y llevará las iniquidades de ellos. Por tanto, yo le daré parte con los grandes, y con los fuertes repartirá despojos; por cuanto derramó su vida hasta la muerte, y fue contado con los pecadores, habiendo él llevado el pecado de muchos, y orado por los transgresores. Isaías 53.
Antes que venga el tiempo del arrebatamiento que habla la Biblia (cuando el Señor levantará a los muertos en Cristo de sus tumbas, y a los que estemos vivo en aquel entonces, nos llevará a las nubes), cada persona morirá, e inclusive, todo creyente, sin excepciones. Toda persona sabrá lo que la muerte es, algunos más prontos que otros. Y en realidad, por nuestros pecados, la consecuencia natural es que tenemos que morir, aunque hayamos sido redimidos por el Señor, porque todo tiene consecuencias. Pero, no fue justo lo que le sucedió al Señor. El ladrón que estuvo a la derecha del Señor entendió esto, cuando dijo: Nosotros, a la verdad, justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos; más éste [hablando del Señor] ningún mal hizo. Lucas 23:41.
¿Por qué hablar de esto? Porque para poder apreciar algo, hay que entender lo que fue dado, lo que se hizo. Primeramente, el Señor no tenía que hacer lo que hizo. No había ninguna obligación ni de parte del Padre, ni de El. Lo que hicieron, lo hicieron porque quisieron, por bondad, misericordia, amor, etc. Segundo, ya que lo sufrió, el Señor experimento toda la injusticia de la humanidad; sufrió por cosas que El no tenía nada que ver. Y tercero, no solo murió, pero murió de la manera mas horrenda que un ser humano puede morir. El proceso de la crucifixión que se uso para El fue único. Fue un proceso largo y extendido. A través del mismo proceso, se pudo observar un poder sobrenatural, porque un ser común y corriente no hubiera llegado hasta el lugar donde le crucificaron. Entre todo el martirio que sufrió Su cuerpo y la cantidad de sangre que perdió en el trascurso, era imposible que durara tanto estando consciente.
Ahora bien, ¿Qué debiera suceder con este conocimiento del sacrificio divino del Señor? Primero, un profundo e infinito reconocimiento y agradecimiento. Segundo, usar esto como la razón para vivir una vida distinta, una vida realmente transformada. Tu salvación fue gratuita para ti, pero costo un precio grande e infinito. Pero en fin, todo lo hizo el Señor para que creamos en la Luz y seamos hijos de Luz, que hagamos cosas que son de la Luz. Entonces, ¿Qué efecto ha tenido el Sacrificio Divino en tu vida?¡Qué el Señor les bendiga! John