Basado en Juan 15:9-15 (Versión Reina Valera 1960)
Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado; permaneced en mi amor. Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor. Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido. Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado. Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer.
La obediencia a Dios es algo peculiar (porque tiene implicaciones más profundas, pero a la misma vez, elementales, de lo que pensamos), pero esencial para poder alcanzar la salvación, y para llegar a todas las recompensas que Dios desea darnos. Para comenzar, el primer requisito para la obediencia a Dios es la fe. Sin fe, nada de gran valor se puede alcanzar, especialmente las cosas de Dios. Pero, para tener el deseo de buscar a Dios, uno tiene que primero que creer que El existe, y que El es quien dice ser. Porque escrito esta: Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan. Hebreos 11:6. Y bueno, es lógico, porque, ¿Cómo se puede seguir a algo o a alguien si uno no cree en aquello o en la persona? (Aunque hay muchas personas que siguen cosas que ni siquiera saben porqué, y esto es algo muy preocupante).
Ahora bien, también hay que entender un principio muy importante, el cual muchos no entienden, por la misma falta de fe o el grado de incredulidad (y aquí es donde el asunto de la obediencia se pone aún más interesante). El aceptar a Jesús como Señor y como Dios no es necesariamente una gracia que una persona hace, sino mas bien, es una obediencia. O sea, cuando uno cree en el Señor como tal, está en realidad aceptando un hecho universal e irrefutable. Porque escrito esta: “Y por quien [Jesucristo] recibimos la gracia y el apostolado, para la obediencia a la fe en todas las naciones por amor de su nombre.” Romanos 1:5. Lo que elude a las personas es que, lo quieran creer o no, Jesús es Dios y su incredulidad no cambia la realidad. El sigue siendo Dios, y lo será para siempre independiente de que si quieran creer o no. Es sencillamente un hecho que se esta reconociendo. De otra manera, si no se acepta al Señor como tal, entonces se está negando una realidad inconmovible, y el que sale perdiendo no es Dios, sino la persona, porque sin la obediencia a la fe no puede haber salvación eterna. Lo quieran creer o no, el único camino a la salvación eterna es Jesús.
Ahora que se ha establecido este punto, viene el siguiente paso: el seguir obedeciendo a Dios, o sea, más allá después de alcanzar la fe en El (porque el entregarle la vida es solo el comienzo). Esto es algo que también elude a muchos, e inclusive a aquellos que dicen ser creyentes. Al reconocer a Jesús como Señor implica que te has convertido en Su siervo (porque esa es la relación entre Señor y siervo). Entonces, si entendemos esta lógica, podríamos también entender que la utilidad de un siervo esta en su obediencia. O sea, si un siervo no sirve a su Señor, entonces, ¿Para qué sirve? La posición de siervo tiene su función y propósito. Pero si no se cumple, se elimina. Vamos a poner esto en una perspectiva mas relevante a nuestra sociedad. Si tienes un trabajo (sea de empleado o con tu propio negocio), nadie te va a pagar por no hacer nada, ¿verdad? Y bueno, si te están pagando por no hacer nada, mas tarde o mas temprano se van a dar cuenta, y tenlo por seguro que te van ha despedir. Así que, se puede entender la importancia de la obediencia aún hasta en las cosas mas cotidianas.
Pero ahora iremos aún más profundo (y aquí es donde difiere Dios con todo lo demás). La obediencia a Dios requiere (por decir) no solamente la fe (porque todo comienza con eso), sino también, el amor. La fe conlleva a creer no solamente quien es Dios, pero también, nos lleva a creer todo lo que El ha hecho por nosotros, y eso debiera producir amor por El, porque nadie va a hacer por ti lo que Dios ha hecho por ti. Si eres una persona que entiendes la profundidad de lo que fue hecho, y tienes algún tipo de sentido de gratitud, corresponderás al inmenso amor que Dios tuvo y tiene por ti. Entonces, mientras uno va aprendiendo (a través de Su Palabra), el amor va creciendo y ese amor debiera ir criando la obediencia en uno. O sea, este debiera ser el sentir que debiera haber en nosotros: Yo le obedezco a Dios porque le amo y le quiero complacer. Entonces, el obedecer o guardar sus mandamientos ya no es solo una función, sino mas bien, un seguir voluntario porque uno le ama, y ahí es que uno hace posible la intimidad mas grande que un ser humano puede tener con el Altísimo, el de no solo ser Su siervo, sino también, ser amigo de Dios. Este fue la relación que el Padre de la Fe (de nuestra fe) Abraham alcanzo a tener con el Señor, el ser llamado amigo de Dios.
Y finalmente, aquí veremos la lógica en guardar las cosas del Señor (porque Dios es el Ser más lógico de todo el universo). Cuando le obedecemos a Dios, estamos haciendo aquellas cosas que son buenas para nosotros y para los que nos rodean. Si obedecemos al Señor, nosotros somos los que salimos ganando; es para nuestro bien. El Señor solo desea nuestro bien, y nada más, aunque a veces no lo entendamos. El Señor siempre esta buscando lo mejor para nosotros, aún dentro de nuestros dolores mas grandes. Es difícil de entender esto, pero nosotros no tenemos la capacidad de ver las cosas como Dios las ve. Nosotros tenemos una vista extremadamente limitada, y enfocada en nosotros mismos (si somos sinceros). Dios ve el panorama completo, el de nosotros y el de los demás, y no solo eso, sino que también tiene la visión y el conocimiento del futuro.
Así que, ¿has llegado a la obediencia de la fe en Jesús? Y si le has obedecido para salvación, ¿le estas obedeciendo por amor, guardando Sus mandamientos para el bien tuyo y el de los demás? ¡Qué el Señor les bendiga! John