Basado en Juan 15:17-21 (Versión Reina Valera 1960)
Esto os mando: Que os améis unos a otros. Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece. Acordaos de la palabra que yo os he dicho: El siervo no es mayor que su señor. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán; si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra. Mas todo esto os harán por causa de mi nombre, porque no conocen al que me ha enviado.
No se si todos los que han decidido seguir a Cristo entienden lo que eso implica. A través de la observación, parece que mucho de lo que enseña la Palabra, o no se entiende, o no se sigue; uno de estos problemas existe. A lo que me refiero es al estilo de vida en el sentido de que cuando hemos decidido seguir al Señor, ya no debiéramos seguir luchando por las cosas de aquí, a lo menos, no como lo hacíamos antes de conocer Su verdad. Cuando venimos al Señor, comenzamos a formar parte de otro reino (el reino de Dios), y nuestras metas deben convertirse en otras metas, las que ya no tienen que ver mucho con lo de aquí. Porque escrito esta: Respondió Jesús: Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; pero mi reino no es de aquí. Juan 18:36.
La realidad de lo que sucede cuando venimos al Señor y le entregamos nuestra vida (si realmente se ha hecho) es que ya no pertenecemos a este mundo. Ya no debiéramos tener las mismas metas carnales que teníamos antes. Ya no debiéramos luchar por lo corruptible, por las vanidades, por lo que hoy esta y mañana ya no estará. Nuestra lucha diaria debe ser por lo eterno, comenzando por nuestro caminar espiritual, y por hacer las cosas que le agradan al Señor. El problema surge cuando se trata de usar a Dios para resolver nada más que las cosas de aquí, con la mira en lo terrenal. Hay muchas personas que solo buscan resolver cosas terrenales y alcanzar vanidades. Y bueno, cuando nos enfocamos en hacer solo lo que le agrada al Señor, naturalmente vamos a tener enemistad con el mundo por el sencillo hecho que vamos a ser personas con distintas metas, con distintos estilos de vida, que francamente debieran hacer resaltar por sí mismos (no porque uno se lo restriegue, por decir) la superficialidad y la vanidad en que el mundo trata de vivir. En otras palabras, nuestro estilo de vida debiera reflejar todo lo contrario del mundo. Y el estilo de vida que enseña la Palabra solo va a atraer a aquellos del mundo que están cansados del mundo, que ya se han dado cuenta de las mentiras del mundo y del engaño de Satanás.
Vamos a mostrar algunos ejemplos, para tratar de demostrar que el Evangelio del Señor es algo aplicativo universalmente, que no depende en el sistema económico de ciertas naciones. En muchas partes se predica una doctrina de prosperidad, que, si sigues a Dios fielmente, El te va a prosperar y hacerte rico, dependiendo de tu fe. Esto es falso, y es falso por muchas razones. Primero que nada, si sigues a Dios, no debiera ser para que El te haga rico. Con ese simple hecho, estas tratando nada mas que utilizar a Dios, y eso es un problema. Cuando uno trata de utilizar a Dios, uno se convierte en los que seguían al Señor por los panes y los peces. ¿A ti te gusta que te usen? No lo creo. Bueno, a Dios tampoco no le gusta. El segundo problema es que la Palabra nos enseña que no podemos amar a Dios y a las riquezas. Y la Palabra también nos enseña que la raíz de todos los males es el amor al dinero. El tercer problema es que cuando una persona esta enfocada solo en tener más, no esta pensando en su prójimo, solo en si mismo. Y el egoísmo es totalmente contrario a todo lo que enseñan las Escrituras (y esta es la diferencia mas grande con el mundo, porque se debiera vivir para el Señor y para el prójimo, no para uno mismo). Y aquí viene el cuarto problema, ¿Cómo una persona puede pensar que Dios le va a dar para vanidades y lujos mientras otros que son mucho más fieles al Señor pueden estar viviendo pobremente, pasando hambre, o viviendo en la calle? Para comenzar, el Hijo del Hombre no tuvo donde recostar Su cabeza. Entonces, ¿se puede enseñar algo como verdad si ni siquiera el propio Señor lo tuvo aquí en la tierra? Y es más, si el Señor es nuestro ejemplo, ¿cómo entonces podemos justificar un estilo de vida totalmente opuesto a la manera que El vivió aquí en la tierra? ¿Van entendiendo el problema?
Este es el consejo que nos sigue dando la Palabra: Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria. Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría; cosas por las cuales la ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia, en las cuales vosotros también anduvisteis en otro tiempo cuando vivíais en ellas. Pero ahora dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca. No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos, y revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno, donde no hay griego ni judío, circuncisión ni incircuncisión, bárbaro ni escita, siervo ni libre, sino que Cristo es el todo, y en todos. Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto. Colosenses 3:1-14.
Entonces, aquí viene lo aplicativo a la vida diaria de lo que está de acuerdo a la sana doctrina de Dios. Nosotros estamos de paso en este mundo, ya no somos de aquí. Todos tenemos que trabajar, y trabajar duro. Debemos pagar nuestras cuentas y deudas porque eso manda el Señor, de pagar lo que debemos (no meternos en más deudas innecesariamente). Y si luchamos, no debiéramos luchar por vanidades, sino para suplir lo que necesitamos y para propagar el Evangelio, y para ayudar a aquellos que están en necesidad (nuestro prójimo), no por irresponsabilidad, o por tratar de hacerse más ricos, sino por desgracia, comenzando por la familia de la fe. Hay muchas personas que pasan necesidades por razones que van más allá de su control.
Así que, ¿estás viviendo tu vida aquí como para quedarte permanentemente, o estás viviendo como si estuvieres de paso, listo para irte con el Señor en cualquier momento? ¡Qué el Señor les bendiga! John