Basado en 2 Corintios 4:7-18 (Versión Reina Valera 1960)
7 Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros, 8 que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; 9 perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos; 10 llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos. 11 Porque nosotros que vivimos, siempre estamos entregados a muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal. 12 De manera que la muerte actúa en nosotros, y en vosotros la vida. 13 Pero teniendo el mismo espíritu de fe, conforme a lo que está escrito: Creí, por lo cual hablé, nosotros también creemos, por lo cual también hablamos, 14 sabiendo que el que resucitó al Señor Jesús, a nosotros también nos resucitará con Jesús, y nos presentará juntamente con vosotros. 15 Porque todas estas cosas padecemos por amor a vosotros, para que abundando la gracia por medio de muchos, la acción de gracias sobreabunde para gloria de Dios.16 Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día. 17 Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; 18 no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.
Esto posiblemente sea el mensaje más sencillo de entender, pero es también el más difícil de aceptar, porque o es el que te va a ayudar a seguir adelante con el Señor, o abandonar y naufragar en tu fe en el Señor. Una de las cosas principales que el Señor esta siempre tratando de cultivar en nosotros es la fe, y la fe siempre te va ha impulsar a ir donde la carne no se siente a gusto, donde todo lo que en realidad va en contra de nuestra naturaleza humana. Y este proceso es el que ayuda a definir si una persona realmente ama al Señor o no (porque el amor y la fe van tomados de la mano, por decir). Aquí también es como podemos detectar si una doctrina está de acuerdo con lo que enseña la Biblia, o si es algo que solamente suena bonito y atractivo, para tratar de complacer y atraer a las masas.
Para empezar, el seguir al Señor puede implicar que las cosas estén bien, o que no estén tan bien (carnalmente hablando). Lo que mas le interesa al Señor es ayudarnos a crecer, a ser personas distintas, a que sigamos siendo transformados, tomando Su parecer y que vayamos dejando el parecer nuestro pecaminoso. Puede que una persona diga: Yo no soy tan malo como para declararme pecaminoso. Pero, tenemos que entender lo que significa ser “pecaminoso”. Casi siempre se asocia la palabra “pecado” con cosas que humanamente se ven como malas o terribles, como con el homicidio o algo así. La palabra pecado significa: errarle al blanco. Así que, cuando hablamos de pecado o de ser pecaminoso, no estamos hablando solamente de lo que nos parece feo, sino también, de todo lo que es pecado, y eso es lo que Dios trata de lidiar con cada uno de nosotros. Y desgraciadamente, cada uno de nosotros, por definición y sin excepción, seguimos siendo seres pecaminosos. Entonces, la única manera que Dios tiene para poder cambiar aquellas cosas que no se cambian voluntariamente en nuestras vidas es a través de la presión, a través de las circunstancias difíciles, sean circunstancias que nosotros mismos nos buscamos por nuestra propia desobediencia, o sean a través de cosas difíciles que Dios permite que no necesariamente hayamos hecho mal, y aquí es donde entramos en un terreno muy difícil.
Creo que a nadie le gusta pasar malos ratos o cosas difíciles. Creo que a todos nos gustaría, primero que nada, que nos resultaran las cosas como nosotros quisiéramos, que nuestra voluntad sea hecha y no la del Señor. Y en esto incluye que se nos de todo, tal cual quisiéramos que fueran las cosas, de que todo este bien, que todos nuestros seres queridos estén bien, saludables, sin problemas, que tengamos buena situación económica, que no tengamos enemigos, que todos nos quieran, etc., etc. Pero, así no es como trabajan las cosas, y desgraciadamente, no salen así las cosas no porque Dios en si quiere que suframos o que pasemos malos ratos, sino más bien, lo que determina que tengamos los problemas que tenemos, es el pecado, sea el pecado personal nuestro, o el pecado de los que nos rodean. Entonces, si le deseas asignar culpa a algo por tu mal rato, puedes apuntar el dedo a ti mismo o a alguien más, pero no a Dios. ¿Cómo es eso? Nuestros propios miembros están compuestos de pecado, ese es nuestra materia. Y como consecuencia, el pecado es lo que hace a este mundo tan desagradable. Así que, o somos nosotros mismos el del problema, u otra persona. Pero, si piensas que otra persona es del problema, no te preocupes, porque por virtud de que eres pecador, es muy probable que tú le estés haciendo algo malo a alguien más, conscientemente o no. Por eso que el Apóstol Pablo dijo esto, inspirado por el Espíritu Santo: Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado. Gálatas 6:1. El asunto es que este mundo lo hacemos más desagradable todos juntos, de alguna manera o de otra. Nuestro pecado es lo que hace que hasta las cosas que no tenemos ningún control sobre ellas sucedan, porque vivimos en un mundo en decadencia. Y esto se lo debemos a Adán y a Eva, por su desobediencia y hambre de ser como Dios. Pero, no seamos tan duros con ellos, porque es fácil condenar a otra persona al saber las consecuencias de las cosas. Ellos hicieron algo increíblemente destructivo, pero no tenían ni idea de las consecuencias. Por eso que la obediencia a Dios es algo crucial, a fines con lo que estamos tratando.
Así que, si te tratan de enseñar (usando malamente la Palabra de Dios) de que no tendrás problemas, y que todo te va a salir espléndidamente bien, te están mintiendo. Si estas en un lugar así, ¡huye! porque no es Dios el que esta ministrando, sino un poder oscuro y maléfico que desea engañarte para que no busques los propósitos de Dios, sino más bien, para que busques satisfacer tus deseos carnales. El que busca sacar algo de ti siempre te va a decir lo que deseas escuchar, algo que suene agradable, que alimente tu deseo de comodidad y de egoísmo.
Esto es lo que enseña la Palabra de Dios: Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. Romanos 8:28. De esto puede consistir cosas agradables y desagradables, cualquier cosa que haga progresar tu fe, porque escrito esta: Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan. Hebreos 11:6. Cuando tu fe progresa, tu pecado disminuye, y te concentras mas en lo invisible que lo visible, para que te vayas desligando de este mundo. Y el fin de esto es que lo visible terminara muy pronto, pero lo invisible es eterno y mucho mejor de lo que te puedas imaginar. Así que, ¿estas aprendiendo a vivir cada día mas por fe, con los ojos puestos en Aquel que desea tu bien? ¡Qué el Señor les bendiga! John