Jesus on the cross.jpg

Basado en Lucas 22:14-23 (Versión Reina Valera 1960)

Cuando era la hora, se sentó a la mesa, y con él los apóstoles. Y les dijo: ¡Cuánto he deseado comer con vosotros esta pascua antes que padezca! Porque os digo que no la comeré más, hasta que se cumpla en el reino de Dios. Y habiendo tomado la copa, dio gracias, y dijo: Tomad esto, y repartidlo entre vosotros; porque os digo que no beberé más del fruto de la vid, hasta que el reino de Dios venga. Y tomó el pan y dio gracias, y lo partió y les dio, diciendo: Esto es mi cuerpo, que por vosotros es dado; haced esto en memoria de mí. De igual manera, después que hubo cenado, tomó la copa, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros se derrama. Mas he aquí, la mano del que me entrega está conmigo en la mesa. A la verdad el Hijo del Hombre va, según lo que está determinado; pero ¡ay de aquel hombre por quien es entregado! Entonces ellos comenzaron a discutir entre sí, quién de ellos sería el que había de hacer esto.

La memoria es una habilidad de mucho valor, y es esencial para todo en la vida. Hay memoria voluntaria e involuntaria, lo cual tiene que ver con cosas que se hacen por acondicionamiento o por naturaleza. Por ejemplo, ¿sabrían el problema que sería si nuestra mente se le olvidara mandar señales al cuerpo para poder respirar, o para que el corazón deje de palpitar? ¿No sería un grave problema si a la mente se le olvidara saber interpretar las señales que recibe a cada instante de nuestros sentidos, que en un momento estaríamos viendo algo, pero en otro momento, no pudiéramos? O ¿qué no pudiéramos escuchar, sentir, oler, o tomarle el sabor a algo? Y relacionado con todo eso, ¿Qué sería de nosotros si nuestro cuerpo se le olvidara hacer tantas otras cosas que involuntariamente suceden: como nuestra digestión, la reparación de células, etc., etc.? Nada de lo mencionado se hace con la memoria voluntaria. No hay ningún momento en que uno diga: tengo que recordar respirar hoy, ¿verdad?

Ahora bien, veamos el lado de Dios, y la gran e inmedible dimensión de la memoria del Altísimo. ¿Qué sucedería si Dios se olvidara de hacer todo lo que El hace, tantas innumerables cosas que suceden involuntariamente, por decir, porque sencillamente suceden porque son parte de Su ser, muy parecido a lo que sucede con nuestras propias cosas involuntarias? Y en esto también tenemos que entender que Dios está detrás de toda esa memoria involuntaria humana del cual hablábamos antes. Porque si vivimos y hacemos todas esas cosas involuntarias, es porque solamente Dios lo permite. Absolutamente todo en el universo subsiste y es porque la persona de Dios está envuelta, como está escrito: Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten. Colosenses 1:16-17. Aquí no solamente debiéramos entender la grandeza de Dios, sino también, Su inmensa bondad. Y al entender aún más claramente las cosas, las dimensiones de todo con lo que Dios está envuelto en comparación a nosotros mismos, seres que somos mucho más pequeños e insignificantes, debiéramos poder ver aún mejor lo inmenso de Su amor, como está escrito: Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tú formaste, digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre, para que lo visites? Salmo 8:3-4. Bendito sea el Señor por Su memoria.

Ahora, vengamos a nuestro nivel de nuevo, a la memoria voluntaria humana. Nosotros, en general, se nos ha permitido tener algún tipo de función de memoria voluntaria, y la usamos para muchas distintas cosas. Si están leyendo este mismo mensaje, están usando la memoria de distintas maneras. Están usando la memoria para poder recordar lo que cada palabra significa, porque así es que sucede el poder comprender, al leer e interpretar todas las palabras que están escritas. Aún más, para poder leer esto, todos Uds. tienen que recordar cómo funciona una computadora o un teléfono inteligente (porque esto se ve a través de esos dos medios). Recuerdan como prender una computadora o teléfono para poder llegar a esto. Recuerdan como poder operar el software o la aplicación para poder leerlo. Toda esta sencilla operación (sencilla para algunos de nosotros) necesita el uso de la memoria. En rendidas cuentas, la memoria se usa para todo tipo de cosas.

Entonces, esto nos lleva a nuestro punto principal: ¿Para qué decidimos usar nuestra memoria voluntaria? A diario, y a cada momento, necesitamos usar la memoria para distintas cosas, para las obligaciones (como el trabajo o la escuela), para cosas relacionadas con seres queridos, y también, para cosas que no son tan necesarias, sino gustos, entretenciones, pasatiempos, etc. El punto es que nosotros decidimos usar la memoria para muchas cosas, y la vida es así. Pero ¿decidimos usar la memoria para recordar algo tan importante como el Señor, y lo que El hizo por nosotros? A muchos les falla la memoria en ese sentido. Muchos en algún momento determinado puede que recuerden muy superficialmente lo que hizo, y no es algo que esta tan presente. Es más, tratan a Dios como decir: Sé que antes diste la vida por mí, pero ¿Qué has hecho por mi últimamente? Y eso es un fallo de memoria voluntario muy grande, especialmente para aquel que se dice ser un creyente o seguidor de Cristo. Muchos dirán que ni se imaginarían decir algo así, pero eso es lo que están demostrando con sus hechos, y más bien, lo demuestran con un olvido muy grande, olvidando que Dios es Dios, que Dios murió por ellos, y de todo lo que realmente dependen de Dios, a cada momento, a cada instante; de que si respiran es porque Dios lo permite, de que si salió el sol, es porque Dios lo permitió, y así sucesivamente. A muchos le falla la memoria de una manera increíble tanto en lo que le deben a Dios, y en todo lo que dependen de Dios, sin saberlo. ¿Qué sucedería si a Dios le fallará la memoria como a nosotros nos falla muy frecuentemente? No quisiera ni pensarlo, pero cambiaria la existencia de todo ser humano en un instante.

Este es el consejo que el Señor mismo nos dejó como recuerdo, como símbolo para recordar lo que El hizo por nosotros. Deberíamos recordar a cada momento (lo cual no constaría de estar comiendo pan y tomando jugo de uva continuamente), lo que El hizo por nosotros, y especialmente, durante nuestros momentos más débiles, porque somos seres muy susceptibles y débiles, igual a los Apóstoles. Ellos, aunque imperfectamente, amaban al Señor. Así que, no comenzaron a discutir entre si quien era él que le iba a entregar porque no lo estimaban, sino porque sí entendían que eran personas falibles, y que, de alguna manera u otra, lo que había dicho se iba a cumplir, y que cualquiera de ellos, a pesar de sus mejores intenciones, podían caer. Entonces, ya que nosotros somos iguales a ellos (seres humanos imperfectos y pecadores, con una pésima memoria), debemos siempre tratar de recordar lo que Señor hizo por nosotros, lo cual es lo que demuestra más Su amor por nosotros: Su sacrificio de amor. Así que, ¿recuerdas constantemente el sacrificio del Señor para evitar caer en la tentación del desvío y de ceder al pecado que nos trata de asediar y dominar a cada momento? ¡Qué el Señor les bendiga! John

Comment