Basado en Malaquías 1 (Versión Reina Valera 1960)
Profecía de la palabra de Jehová contra Israel, por medio de Malaquías. Yo os he amado, dice Jehová; y dijisteis: ¿En qué nos amaste? ¿No era Esaú hermano de Jacob? dice Jehová. Y amé a Jacob, y a Esaú aborrecí, y convertí sus montes en desolación, y abandoné su heredad para los chacales del desierto. Cuando Edom dijere: Nos hemos empobrecido, pero volveremos a edificar lo arruinado; así ha dicho Jehová de los ejércitos: Ellos edificarán, y yo destruiré; y les llamarán territorio de impiedad, y pueblo contra el cual Jehová está indignado para siempre. Y vuestros ojos lo verán, y diréis: Sea Jehová engrandecido más allá de los límites de Israel. El hijo honra al padre, y el siervo a su señor. Si, pues, soy yo padre, ¿dónde está mi honra? y si soy señor, ¿dónde está mi temor? dice Jehová de los ejércitos a vosotros, oh sacerdotes, que menospreciáis mi nombre. Y decís: ¿En qué hemos menospreciado tu nombre? En que ofrecéis sobre mi altar pan inmundo. Y dijisteis: ¿En qué te hemos deshonrado? En que pensáis que la mesa de Jehová es despreciable. Y cuando ofrecéis el animal ciego para el sacrificio, ¿no es malo? Asimismo cuando ofrecéis el cojo o el enfermo, ¿no es malo? Preséntalo, pues, a tu príncipe; ¿acaso se agradará de ti, o le serás acepto? dice Jehová de los ejércitos. Ahora, pues, orad por el favor de Dios, para que tenga piedad de nosotros. Pero ¿cómo podéis agradarle, si hacéis estas cosas? dice Jehová de los ejércitos. ¿Quién también hay de vosotros que cierre las puertas o alumbre mi altar de balde? Yo no tengo complacencia en vosotros, dice Jehová de los ejércitos, ni de vuestra mano aceptaré ofrenda. Porque desde donde el sol nace hasta donde se pone, es grande mi nombre entre las naciones; y en todo lugar se ofrece a mi nombre incienso y ofrenda limpia, porque grande es mi nombre entre las naciones, dice Jehová de los ejércitos. Y vosotros lo habéis profanado cuando decís: Inmunda es la mesa de Jehová, y cuando decís que su alimento es despreciable. Habéis además dicho: ¡Oh, qué fastidio es esto! y me despreciáis, dice Jehová de los ejércitos; y trajisteis lo hurtado, o cojo, o enfermo, y presentasteis ofrenda. ¿Aceptaré yo eso de vuestra mano? dice Jehová. Maldito el que engaña, el que teniendo machos en su rebaño, promete, y sacrifica a Jehová lo dañado. Porque yo soy Gran Rey, dice Jehová de los ejércitos, y mi nombre es temible entre las naciones.
A muchos no creo que les va a gustar lo que se dirá hoy, pero mi esperanza, o más bien, el deseo de Dios es que se entienda, pero ni por el bien de Dios (porque si decidimos seguirle o no, eso no hace a Dios ni más, ni menos Dios), sino más bien, por el bien de cada uno de nosotros. En fin, siempre van a haber algunos que desearán entender, y otros, se diga lo que se diga, no querrán aceptar la verdad, como está escrito: Muchos serán limpios, y emblanquecidos y purificados; los impíos procederán impíamente, y ninguno de los impíos entenderá, pero los entendidos comprenderán. Daniel 12:10. Cada uno de nosotros escogeremos cómo reaccionar a la Palabra de Dios.
Para comenzar, creo que todos podemos estar de acuerdo en que este mundo no es perfecto. Muchas veces, especialmente nosotros los que decimos ser creyentes y seguidores del Señor, pensamos que les va mejor a aquellos que hacen lo malo. Y si, es posible que parezca así al momento. Y muchas veces, hacer el bien se siente más bien como una carga. Y si somos sinceros, creo que todos hemos sentido esto en algún momento u otro, ¿verdad? El asunto es que este mundo tiene severos problemas, no porque Dios lo quiso así, sino porque el pecado lo ha corrompido; y si somos más exactos: el pecado que entro desde el comienzo, el pecado de los que nos precedieron, el pecado de los que nos rodea, y también, nuestro propio pecado personal. Este asunto del pecado es un trabajo en equipo, y cada uno de nosotros tenemos nuestra parte. Esto es parte de lo difícil de aceptar como verdad, porque siempre deseamos pensar que alguien más rompió todo esto, y que nosotros somos víctimas. Y este es el primer problema en el asunto, de no hacer las cosas que complacen al Señor, no porque le hacemos un bien a El, sino más bien, para hacernos el bien a nosotros mismos y a los demás. Ese es el asunto del pecado. El pecado no daña a Dios. El pecado nos daña a nosotros. Esta ley universal siempre aplica: Porque la paga del pecado es muerte… Romanos 6:23a. Así que, ¿quieres conocer a tu verdadero enemigo? Es el pecado. Y este enemigo está muy cerca, dentro de tu propio ser, y aunque hallas venido al Señor, todavía mora en tus miembros, y te tratara de hacer caer hasta el día que este cuerpo sea transformado delante del Señor. Dios no es tu enemigo, así que, no lo trates como tal.
Ahora bien, ¿mejorarán las cosas en este mundo? Y esta es la otra cosa que es difícil de aceptar. Esto de aquí no se pondrá mejor, sino peor. Quisiera tener mejores noticias por ese lado, pero eso es lo que enseña la Palabra. El propio Señor nos dijo esto: He aquí la hora viene, y ha venido ya, en que seréis esparcidos cada uno por su lado, y me dejaréis solo; mas no estoy solo, porque el Padre está conmigo. Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo. Juan 16:32-33. Se nos advirtió, que tendríamos aflicción, pero también se nos dijo, que tendríamos paz en medio de la aflicción, y también, porque hay mejores cosas preparadas para aquellos que aman al Señor y esperan Su venida, porque El ha vencido al mundo. Y en esto es en lo que nos debemos enfocar. Mientras tanto, tenemos que aceptar lo de aquí, y saber lidiar con este asunto, porque también está escrito: Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado; tiempo de matar, y tiempo de curar; tiempo de destruir, y tiempo de edificar; tiempo de llorar, y tiempo de reír; tiempo de endechar, y tiempo de bailar; tiempo de esparcir piedras, y tiempo de juntar piedras; tiempo de abrazar, y tiempo de abstenerse de abrazar; tiempo de buscar, y tiempo de perder; tiempo de guardar, y tiempo de desechar; tiempo de romper, y tiempo de coser; tiempo de callar, y tiempo de hablar; tiempo de amar, y tiempo de aborrecer; tiempo de guerra, y tiempo de paz. Eclesiastés 3:1-8. Entonces, mi consejo seria que busques vivir el propósito de Dios dentro del tiempo que te toque, y que no busques evitar la realidad de este mundo, tratando de meter tu cabeza en la arena como la avestruz, por decir, y por supuesto, aferrándote a las cosas que te ofrece el mundo para evitar la realidad como las pastillas, el alcohol, y tantas otras cosas más; las distracciones de Satanás. Porque a pesar de lo difícil de este mundo, Dios es tan poderoso que puede y quiere sacar el bien de lo malo, el triunfo en la derrota, vida de la muerte, libertad de lo preso, y paz en medio de la aflicción, porque también está escrito: Porque ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? Marcos 8:36.
Así que, puede que las cosas aquí no estén bien, a pesar de que hagas el bien (aunque, si somos sinceros, nosotros muchas veces nos hemos ocasionado nuestros propios problemas). Pero, siempre recuerda el porvenir. No te enfoques en lo de aquí y ahora, y cumple con el Señor para que puedas hacerte el bien a ti mismo y a los demás mientras estas aquí, porque las recompensas del Señor son para aquellos que vencen al mundo con Cristo en esta vida, al valorar el gran amor de Dios. Entonces, ¿valorás el amor de Dios, que El te ha dado una salida hacia cosas increíbles y eternas a través del sacrificio de Su Hijo? ¡Qué el Señor les bendiga! John