Basado en Hechos 21:26-36 (Versión Reina Valera 1960)
Entonces Pablo tomó consigo a aquellos hombres, y al día siguiente, habiéndose purificado con ellos, entró en el templo, para anunciar el cumplimiento de los días de la purificación, cuando había de presentarse la ofrenda por cada uno de ellos. Pero cuando estaban para cumplirse los siete días, unos judíos de Asia, al verle en el templo, alborotaron a toda la multitud y le echaron mano, dando voces: ¡Varones israelitas, ayudad! Este es el hombre que por todas partes enseña a todos contra el pueblo, la ley y este lugar; y además de esto, ha metido a griegos en el templo, y ha profanado este santo lugar. Porque antes habían visto con él en la ciudad a Trófimo, de Efeso, a quien pensaban que Pablo había metido en el templo. Así que toda la ciudad se conmovió, y se agolpó el pueblo; y apoderándose de Pablo, le arrastraron fuera del templo, e inmediatamente cerraron las puertas. Y procurando ellos matarle, se le avisó al tribuno de la compañía, que toda la ciudad de Jerusalén estaba alborotada. Este, tomando luego soldados y centuriones, corrió a ellos. Y cuando ellos vieron al tribuno y a los soldados, dejaron de golpear a Pablo. Entonces, llegando el tribuno, le prendió y le mandó atar con dos cadenas, y preguntó quién era y qué había hecho. Pero entre la multitud, unos gritaban una cosa, y otros otra; y como no podía entender nada de cierto a causa del alboroto, le mandó llevar a la fortaleza. Al llegar a las gradas, aconteció que era llevado en peso por los soldados a causa de la violencia de la multitud; porque la muchedumbre del pueblo venía detrás, gritando: ¡Muera!
¿Qué de malo había hecho Pablo para que le tratasen de esa manera? Si vemos lo que las Escrituras cuentan de El, leeremos que él no hizo nada malo, sino todo lo contrario. Pablo buscaba el bien eterno de las personas. En eso se convirtió su misión de vida, por amor a Cristo, cuando vino a conocer a Cristo. Entonces, ¿Por qué tanta rabia, tanta ira, y el deseo de que hasta muriera? ¿Por qué desearle tanto mal a un ser que solo buscaba el bien de las personas?
Esto desgraciadamente no es nada nuevo, y el propio Señor nos enseñó que momentos como estos sucederían. El mismo lo enseñó de esta manera: Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros. Mateo 5:10-12. Así que, no todos van a reaccionar bien a lo bueno, e irónicamente, hasta los que se dicen ser creyentes y religiosos, y por desgracia, cuando tiene que ver con Dios, y con las cosas que realmente le pertenecen. Suena irónico, pero es cierto. A no todo el mundo le cae bien Dios. ¿Cómo puedo afirmar esto? Bueno, ¿Qué de malo hizo el Señor cuando estuvo aquí en la tierra para que le mandasen al calvario? ¿por cual pecado le mataron? ¿Por qué alimento a las multitudes? ¿Por qué sano a los enfermos? ¿Por qué liberó a los endemoniados? ¿Por qué levanto a los muertos? ¿Por qué enseño del reino de Dios? ¿Por qué enseño como obtener la vida eterna? No obstante, lo mandaron a matar, y de la manera mas cruel que un ser pueda morir. Esto es lo que cuentan las Escrituras: Ahora bien, en el día de la fiesta acostumbraba el gobernador soltar al pueblo un preso, el que quisiesen. Y tenían entonces un preso famoso llamado Barrabás. Reunidos, pues, ellos, les dijo Pilato: ¿A quién queréis que os suelte: a Barrabás, o a Jesús, llamado el Cristo? Porque sabía que por envidia le habían entregado. Mateo 27:15-18. Algo tan sencillo como la envidia fue el precursor de la muerte del Señor, algo que El no podía hacer nada al respecto, un sentimiento que plenamente era responsabilidad del que lo sentía, porque ningún mal había hecho el Señor, todo lo contrario, hizo la voluntad de Su Padre, y también, comportarse como el Dios bueno que es. Jesús era (y es) Dios. Ese fue Su pecado, por decir. Sea por envidia, o por algún otro sentimiento malo, es algo dentro de algunas personas que está totalmente fuera del control de uno, y hasta de Dios, va a ser los que provoquen eventos como estos, que pueden hasta provocarle la muerte a aquellos que buscan hacer la voluntad de Dios.
Ahora bien, esta persecución que puede venir es algo que posiblemente nos toque vivir, pero es parte del precio de seguir al Señor. Pablo conocía el precio, y estaba dispuesto a pagarlo porque él consideraba lo que el propio Señor hizo por él, lo cual también hizo por cada uno de nosotros. Dios Padre envió a Su unigénito Hijo, a Jesús, a morir por nosotros, para que nosotros por medio de la fe en El, y por Su sacrificio, pudiéramos tener la esperanza de la vida eterna. Esto era lo que consideraba Pablo digno de hasta dar la vida por El. Y esto es lo que otros a través de la Palabra nos animan a hacer: Por lo cual también Jesús, para santificar al pueblo mediante su propia sangre, padeció fuera de la puerta. Salgamos, pues, a él, fuera del campamento, llevando su vituperio; porque no tenemos aquí ciudad permanente, sino que buscamos la por venir. Hebreos 13:12-14. Sencillamente, los que hemos decidido seguir a Cristo, ya no pertenecemos a este lugar. Este mundo temporal no debe ser nuestra meta, sino lo por venir, la eterna, ese perfecto lugar que Dios ya tiene preparado para aquellos que le aman, y que están dispuestos a pasar lo que sea por Su Persona. Ese debe ser nuestro enfoque. Como también dijo el Señor: A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos. Y a cualquiera que me niegue delante de los hombres, yo también le negaré delante de mi Padre que está en los cielos. Mateo 10:32-33. Siempre debemos pensar en esto: Que Dios siempre esta mirando, y que nuestras intenciones y hechos definirán nuestra eternidad cuando estemos delante del Trono Santo, el cual nadie puede evitar.
Entonces, ¿qué debemos hacer mientras tanto, como seguidores de Cristo? Seguir adelante con lo que Dios nos ponga adelante, sabiendo que hay recompensas eternas reservadas para nosotros. Pero también, no dejarnos llevar por la turba y por las malas influencias del mundo. Si vemos bien el pasaje, el alboroto de la multitud se formó porque “algunos” judíos de Asia crearon el asunto. Una persona va a apoyar lo malo si se deja llevar por la carne, por no poner la mira en las cosas de Dios. Hoy en día, hay muchos llamados creyentes que apoyan muchas cosas malas porque sencillamente se dejan llevar por las malas influencias, y así apoyan a Satanás y al pecado que mora en su persona en vez de apoyar a Dios. Este ejemplo vemos hasta en Pedro, cuando se dejo llevar por su carne: Pero él, volviéndose, dijo a Pedro: ¡Quítate de delante de mí, Satanás!; me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres. Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará. Mateo 16:23-25. Entonces, hay que proseguir con la Verdad de Dios, pase lo que pase, y también, tener mucho cuidado de hacerse parte de la multitud que anda muy errada (porque es muy fácil que suceda), porque esto también dice la Palabra: quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican. Romanos 1:32. Así que, ¿estás dispuesto(a) a soportar la persecución y tribulación por Aquel que lo dió todo sin ninguna obligación por ti? ¡Qué el Señor les bendiga! John