Basado en 2 Tesalonicenses 3 (Versión Reina Valera 1960)

Por lo demás, hermanos, orad por nosotros, para que la palabra del Señor corra y sea glorificada, así como lo fue entre vosotros, y para que seamos librados de hombres perversos y malos; porque no es de todos la fe. Pero fiel es el Señor, que os afirmará y guardará del mal. Y tenemos confianza respecto a vosotros en el Señor, en que hacéis y haréis lo que os hemos mandado. Y el Señor encamine vuestros corazones al amor de Dios, y a la paciencia de Cristo. Pero os ordenamos, hermanos, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que os apartéis de todo hermano que ande desordenadamente, y no según la enseñanza que recibisteis de nosotros. Porque vosotros mismos sabéis de qué manera debéis imitarnos; pues nosotros no anduvimos desordenadamente entre vosotros, ni comimos de balde el pan de nadie, sino que trabajamos con afán y fatiga día y noche, para no ser gravosos a ninguno de vosotros; no porque no tuviésemos derecho, sino por daros nosotros mismos un ejemplo para que nos imitaseis. Porque también cuando estábamos con vosotros, os ordenábamos esto: Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma. Porque oímos que algunos de entre vosotros andan desordenadamente, no trabajando en nada, sino entremetiéndose en lo ajeno. A los tales mandamos y exhortamos por nuestro Señor Jesucristo, que trabajando sosegadamente, coman su propio pan. Y vosotros, hermanos, no os canséis de hacer bien. Si alguno no obedece a lo que decimos por medio de esta carta, a ése señaladlo, y no os juntéis con él, para que se avergüence. Mas no lo tengáis por enemigo, sino amonestadle como a hermano. Y el mismo Señor de paz os dé siempre paz en toda manera. El Señor sea con todos vosotros. La salutación es de mi propia mano, de Pablo, que es el signo en toda carta mía; así escribo. La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros. Amén.

Hay dos cosas en general que esta tratando la Palabra en este pasaje, y las dos están relacionadas, y estas son: el trabajo y el compartir el Evangelio. Para comenzar, el trabajo es algo necesario. Cada persona debe trabajar como puede para proveerse para sí mismo. En la iglesia primitiva, como se le llama, los hermanos tenían todas las cosas en común, pero para ayudarse, para proveer para las necesidades los unos de los otros, pero no para crear un ambiente de flojera e irresponsabilidad. Ese es el desorden del cual el Apóstol Pablo amonesta, a que los creyentes no debieran aprovecharse de los demás para hacer cosas que no convenien. Los está enseñando a ser justos, porque no era (ni es) justo que algunos sacrifiquen sus bienes para que otros que no hicieron nada, se beneficien. Esto también aplica a aquellos que se aprovechan de los programas de beneficencia y las distintas asistencias que dan los gobiernos para ayudar a los desamparados. En fin, nadie se debiera aprovechar de nada, ni de las personas pudientes, ni del gobierno, suponiendo que este tiene mucho dinero, que finalmente es lo que pagan los contribuyentes (los que trabajamos). Por desgracia, hay mucho aprovechamiento entre los supuestos creyentes.

¿Qué más aconseja el Señor a través de la Palabra, con respecto al trabajo? Esto dice: Todos los que están bajo el yugo de esclavitud, tengan a sus amos por dignos de todo honor, para que no sea blasfemado el nombre de Dios y la doctrina. Y los que tienen amos creyentes, no los tengan en menos por ser hermanos, sino sírvanles mejor, por cuanto son creyentes y amados los que se benefician de su buen servicio. Esto enseña y exhorta. Si alguno enseña otra cosa, y no se conforma a las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo, y a la doctrina que es conforme a la piedad, está envanecido, nada sabe, y delira acerca de cuestiones y contiendas de palabras, de las cuales nacen envidias, pleitos, blasfemias, malas sospechas, disputas necias de hombres corruptos de entendimiento y privados de la verdad, que toman la piedad como fuente de ganancia; apártate de los tales. Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento; porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto. Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores. Mas tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre. 1 Timothy 6:1-11. Entonces, puede que ya no tengamos la esclavitud como en aquel entonces, pero si aplica de la misma forma a la relación entre empleadores y empleados. Hay que respetar a los que servimos, y hacer nuestro trabajo bien, porque para eso mismo nos pagan. No es un favor. Y si una persona no esta contenta con lo que gana, que ore, y que se esfuerce en estudiar para estar mas preparado y apto para otro empleo, o que se esfuerce para poder salir adelante mejor. De cualquier modo, el Señor si bendice el esfuerzo, el esmero, y por supuesto, la responsabilidad. Pero, esto también nos ensena este mismo pasaje, que debemos tener contentamiento con lograr tener lo necesario, y ¿cuánto es necesario? Eso es muy fácil entenderlo, si estamos enfocados en el Señor realmente. Debemos concentrarnos en seguir la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, y la mansedumbre.

Ahora bien, debemos aclarar una cosa, entre los hermanos que se tratan de aprovechar de los demás y de los que usan el ministerio, o la piedad como fuente de ganancia. La Palabra hace una diferencia. El asunto es que la Palabra habla de apartarse de los que se aprovechan, y de amonestarles para que puedan tanto avergonzarse de lo que hacen, y dar oportunidad a que puedan cambiar. Pero, hay una gran diferencia con aquellos que usan las cosas de Dios para ganancia. La Palabra dice bien claro que hay que apartarse de los tales, pero no habla ni de amonestar, ni de tratarle como hermanos, y ¿por qué será eso? Porque la persona que usa el ministerio para lucro tiene la conciencia cauterizada. No tiene ni escrúpulos, ni aún menos, temor por el Señor. Ellos se introdujeron en el ministerio con el fin de lucrar, y a estos Dios los juzgara con condenación eterna. Si uno no quiere ser parte de esa condenación, con mayor razón es sabio tomar distancia, tal como lo aconseja la Palabra.

Concluyendo, ¿Qué tiene que ver el ser personas de trabajo y responsabilidad con el compartir el Evangelio? Mucho. Es parte de nuestro testimonio como creyentes no dar lado a que los del mundo blasfemen en contra del Señor por nuestra culpa, como también, usar nuestros bienes no solamente para aprovecharlos personalmente, sino también, para ayudar a los mas necesitados, a aquellos que no pueden proveerse para si mismo porque sencillamente no pueden, y por supuesto, todo con el fin de que lleguen más almas posibles a ser salvas por Cristo. Nuestra meta debe ser hacer todo como para el Señor, para la gloria del Altísimo, y por amor a nuestro prójimo. La única manera que las vidas de los demás pueden ser salvas y las malas condiciones actuales de los menos afortunados ser mejoradas es a través del pueblo de Dios. Muchos reclaman de lo malo que esta el mundo y del sufrimiento ajeno, pero habría mucho menos maldad y menos necesidad ajena si el llamado pueblo de Dios se dedicará a servir al Señor como la Palabra nos enseña para así poder alcanzar la inmortalidad. Así que, ¿estás preocupado de cosas que, sí importan, comenzando por tu salvación? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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