Basado en 1 Corintios 7:17-24 (Versión Reina Valera 1960)
Pero cada uno como el Señor le repartió, y como Dios llamó a cada uno, así haga; esto ordeno en todas las iglesias. ¿Fue llamado alguno siendo circunciso? Quédese circunciso. ¿Fue llamado alguno siendo incircunciso? No se circuncide. La circuncisión nada es, y la incircuncisión nada es, sino el guardar los mandamientos de Dios. Cada uno en el estado en que fue llamado, en él se quede. ¿Fuiste llamado siendo esclavo? No te dé cuidado; pero también, si puedes hacerte libre, procúralo más. Porque el que en el Señor fue llamado siendo esclavo, liberto es del Señor; asimismo el que fue llamado siendo libre, esclavo es de Cristo. Por precio fuisteis comprados; no os hagáis esclavos de los hombres. Cada uno, hermanos, en el estado en que fue llamado, así permanezca para con Dios.
Poco después de la formación de las primeras iglesias y hasta hoy, hay mucha confusión acerca de: a lo que nos ha llamado Dios hacer. Y a raíz de esto, muchos han sacado sus distintas versiones y conceptos errados, algunos por confusión, otros por carnalidad, y otros por sacar provecho de su semejante, finalmente haciéndose vasijas de deshonra. Pero algo si es claro, y el asunto es, como se ha comentado en muchas ocasiones antes, que nuestras opiniones no significarán nada, cuando venga ese momento que tengamos que estar delante de Dios. Contrario a lo que el mundo secular enseñe (lo mismo que ha absorbido la iglesia en general), uno no puede controlar la realidad. Nadie puede cambiar a Dios. Esta es la realidad: Nosotros no podemos cambiar ni convencer a Dios en nada, sino mas bien, nosotros tenemos que ajustarnos a lo que Dios dice, y hacer las cosas como Dios lo indica, para poder conseguir las cosas que solo Dios puede dar.
Ahora bien, hay aquellos que prácticamente han descalificado lo que la Biblia enseña en el Antiguo Testamento, porque piensan que ya no aplica, y de buscar hacer las cosas que están escritas en el Antiguo Testamento significa volver a la Ley. Aún más, los que subscriben a este concepto usan la gracia que tenemos ahora en Cristo como la manera de descartar muchas cosas en la Palabra de Dios, y eso no esta de acuerdo con las Escrituras. Muchos se afirman en lo que leen en el libro de Gálatas, y de cómo Pablo amonestó a la iglesia porque se habían olvidado de la gracia de Dios porque habían comenzado a practicar ciertas cosas de la Ley como vehículo para la salvación. Pero ¿a qué se estaba refiriendo Pablo? Esto es lo que dice: Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud. He aquí, yo Pablo os digo que si os circuncidáis, de nada os aprovechará Cristo. Y otra vez testifico a todo hombre que se circuncida, que está obligado a guardar toda la ley. De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis; de la gracia habéis caído. Pues nosotros por el Espíritu aguardamos por fe la esperanza de la justicia; porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale algo, ni la incircuncisión, sino la fe que obra por el amor. Gálatas 5:1-6. El problema que vió Pablo era que los Gálatas comenzaron a poner otras cosas antes de la fe en Cristo, y comenzaron a poner ciertas cosas de la Ley como condiciones para poder obtener la salvación. O sea, si una persona llegaba a la fe en Cristo, ellos decían que también se tenían que circuncidar (si eran hombres, por supuesto), para poder genuinamente obtener la salvación. Ese era el problema. Pero hay que aclarar, que la manera en que obtenemos la salvación y lo que debemos hacer después y a raíz de esa decisión, son dos cosas totalmente distintas, pero interdependientes.
Esto es lo que tenemos que entender, lo que el propio Señor dijo: No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir. Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido. De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos. Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos. Mateo 5:17-20. El Señor bajo ningún punto venía a abrogar la Ley lo cual consiste en lo que mando Dios en el Antiguo Testamento, así que, no se puede descontar esa parte de Biblia como muchos desean. El vino a cumplir la Ley en la manera de que, El iba a ser el sacrificio divino que terminaría con todos los otros sacrificios de antes. El iba a abrir completamente para todos el camino hacia Dios a través de Su persona, y ya no eran necesarias muchas de las cosas que se practicaban antes de lo que Dios enseñó, como anuncio de lo que vendría después. Dios no se equivocó, sino que Dios desarrollo las cosas como tenían que ser a través del trascurrir del tiempo. Pero si leemos bien lo que dijo el Señor, sí tenemos que cumplir los mandamientos de Dios, si deseamos entrar en el reino de los cielos (léanlo bien). Así que, las cosas no son tan sencillas.
El camino a la salvación de Dios también consta de acciones o de obras, en el sentido de que tenemos que hacer ciertas cosas para poder obtener la salvación, lo cual consiste de aferrarse de lo que Dios mismo ha hecho, porque la realidad es, que todo consiste de alguna obra o acción. El que diga lo contrario ni entiende lo que Dios ha establecido, ni la realidad, y ni aún menos, el plan de Dios. Para poder ser salvo, primero tenemos que arrepentirnos y convertirnos de todos nuestros pecados (esto requiere acción). Y lo segundo, tenemos que realmente hacer a Jesús el Señor de nuestra vida (lo cual implica muchas acciones). Y esto es solo el comienzo, lo que hace posible el nacer de nuevo. Pero después de ese comienzo, tiene que haber un proseguir, y ahí es donde entra el cumplir los mandamientos (no la circuncisión, porque eso era necesario antes para que uno pudiera ser visto como parte del pueblo de Dios. La circuncisión era una señal – Genesis 17). Cuando una persona le ha entregado su vida al Señor, no necesita una señal para poder ser visto como parte del pueblo de Dios. Pero sí, es necesario el seguir a Cristo, porque por nuestros frutos nos conocerán. No se puede parar al llegar a la salvación, sino uno tiene que seguir el Camino, vivir la vida a la cual Dios nos llamó.
Entonces, ¿Cuáles son los mandamientos principales los que Dios desea que cumplamos, después de venir a El, como señal de que si le pertenecemos? Jesús le respondió: El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos. Marcos 12:29-31. Y estos dos solo se pueden cumplir por las buenas obras, así que, el vivir la fe en Cristo consta de hacer aquellas cosas para las cuales Dios nos ha llamado. Dios nos llama a amarle, y a amar a nuestro prójimo, y el amor se demuestra de una manera muy práctica y evidente. ¿Cómo sabemos que Jesús ama a Su Padre? Le obedeció, y de tal manera que hasta llego a morir en una cruz, lo cual hizo por amor a Dios y por amor a Su prójimo. Jesús cumplió la Ley perfectamente, y Sus méritos lo proclaman por toda la eternidad. Y como Cristo es nuestro ejemplo, si deseamos ser hallados dignos delante de Dios, Dios nos tiene que ver a través de Cristo y semejantes a Cristo, deshaciéndonos de las obras de la carne. A eso nos ha llamado Dios. Entonces, ¿Estás haciendo lo que Dios te ha llamado a hacer? ¡Qué el Señor les bendiga! John