Basado en Isaías 25 (Versión Reina Valera 1960)
Jehová, tú eres mi Dios; te exaltaré, alabaré tu nombre, porque has hecho maravillas; tus consejos antiguos son verdad y firmeza. Porque convertiste la ciudad en montón, la ciudad fortificada en ruina; el alcázar de los extraños para que no sea ciudad, ni nunca jamás sea reedificado. Por esto te dará gloria el pueblo fuerte, te temerá la ciudad de gentes robustas. Porque fuiste fortaleza al pobre, fortaleza al menesteroso en su aflicción, refugio contra el turbión, sombra contra el calor; porque el ímpetu de los violentos es como turbión contra el muro. Como el calor en lugar seco, así humillarás el orgullo de los extraños; y como calor debajo de nube harás marchitar el renuevo de los robustos. Y Jehová de los ejércitos hará en este monte a todos los pueblos banquete de manjares suculentos, banquete de vinos refinados, de gruesos tuétanos y de vinos purificados. Y destruirá en este monte la cubierta con que están cubiertos todos los pueblos, y el velo que envuelve a todas las naciones. Destruirá a la muerte para siempre; y enjugará Jehová el Señor toda lágrima de todos los rostros; y quitará la afrenta de su pueblo de toda la tierra; porque Jehová lo ha dicho. Y se dirá en aquel día: He aquí, éste es nuestro Dios, le hemos esperado, y nos salvará; éste es Jehová a quien hemos esperado, nos gozaremos y nos alegraremos en su salvación. Porque la mano de Jehová reposará en este monte; pero Moab será hollado en su mismo sitio, como es hollada la paja en el muladar. Y extenderá su mano por en medio de él, como la extiende el nadador para nadar; y abatirá su soberbia y la destreza de sus manos. Y abatirá la fortaleza de tus altos muros; la humillará y la echará a tierra, hasta el polvo.
Los que entendemos la plenitud de las Escrituras, y también usamos un poco de sentido común, sabemos que este mundo tal como es, no es perfecto, ni lo va a ser tampoco. La Biblia nos enseña que este mundo estará lleno de problemas y desafíos, y que los que seguimos realmente al Señor tendremos aflicción en esta tierra. Este lugar nunca será perfecto ni estará libre de problemas por el pecado. Esto no es ni el cielo, ni el Edén, ni nada que se le asemeje. Por lo tanto, no debemos poner en este lugar nuestras esperanzas.
Para poder entender un poco mas el asunto, y ver la perspectiva de la Biblia, el propio Señor nos enseñó lo siguiente: No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón. Mateo 6:19-21. Y ¿por qué nos dijo esto? Porque este lugar, esta tierra, es un lugar temporal. Como también está escrito: Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas. 2 Corintios 4:17-18.
Entonces, la siguiente pregunta pueda que surja, y especialmente si una persona se ha aferrado a las cosas escritas en la Biblia para justificar creer en una doctrina de prosperidad y de salud perfecta: Si Dios hizo grandes cosas antes para los que fielmente le seguían, ¿Por qué ahora no podría darse lo mismo? Y la respuesta o la primera aclaración es: que algo pasó entre el lapso que estuvo en efecto la ley y la manifestación de la gracia. Cristo cambio todo, y para una gloria eterna, abriendo así la puerta directa hacia la eternidad, la dispensación de la gracia de Dios. Antes que Cristo murierá y resucitará de entre los muertos, la ley estaba en efecto, y bajo la ley, nadie se podía justificar, como está escrito: Pero sabemos que todo lo que la ley dice, lo dice a los que están bajo la ley, para que toda boca se cierre y todo el mundo quede bajo el juicio de Dios; ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado. Romanos 3:19-20. Antes de Cristo, no había salvación porque no había justificación. Así que, si no había justificación, no había acceso al cielo. Entonces, ninguna persona antes de Cristo podía entrar al cielo. Por eso que existía el seno de Abraham, el cual revelo el propio Señor donde iban todos los fieles al Señor, los que guardaban la ley de Dios. El seno de Abraham era un paraíso que existía como un compartimento adjunto al infierno, o al Seol. David escribió mucho sobre este Seol. Entonces, todo ser, antes de Cristo iba al infierno, pero la diferencia estaba en este paraíso para los fieles y el lugar de tormento para los que no eran hallados fieles a Dios.
La segunda aclaración es: todo en el Antiguo Testamento eran demostraciones o vislumbres de lo eterno. Dios revelaba de alguna manera las cosas antes como señales de lo que vendría a ocurrir eternamente, cuando venga la plenitud y el cumplimiento de todas las cosas. O sea, todas las victorias y las prosperidades que se daban antes terrenalmente eran señales del porvenir eterno que sucederán a aquellos que le son fieles al Señor. Lo que vimos en el tabernáculo y en el templo, eran anuncios de lo que iba a ser cumplido en el Mesías, en Jesús. Lo que mismo leímos hoy habrá sucedido en una manera limitada al pueblo de Dios en la tierra, pero son anuncios de acontecimientos eternos. Así que, hay que tener mucho cuidado de cómo se aplican las cosas escritas antes, con la idea de que se hagan realidad ahora en la tierra.
Ahora, podría surgir otra pregunta. ¿Dios no hará nada a nuestro favor mientras estamos en la tierra? Y la respuesta es: si y no, pero todo está aferrado a la voluntad de Dios y Su propósito, y esto es difícil de aceptar si usas tus conocimientos humanos y sentidos carnales para ver las cosas. Primero que todo en este punto, no podemos pasar por alto el gran y eterno triunfo que tenemos a través de Cristo, lo cual es la eterna salvación de nuestras almas. Ya no hay mas seno de Abraham. Cuando Cristo resucitó, se cumplió el propósito de Dios y el milagro más grande ocurrió, que todos los que estaban esperando la venida del Mesías en el Seol o en el seno de Abraham fueron llevados al cielo, a la recompensa eterna. Cuando pensamos carnalmente, menospreciamos el gran milagro de Dios, la salvación. Lo segundo es, que Dios puede hacer lo que El quiera. Pero, todo lo que hace esta siempre sujeto a un propósito, a un porqué, y ese propósito y ese porqué es el poder dar a conocer que El es Dios, y de que hay salvación solamente en El, y que El es la única esperanza. Cristo hizo los milagros que hizo para mostrar que El era precisamente Dios. Los apóstoles y los discípulos a través del Espíritu Santo también recibieron estos dones como señal para demostrar lo mismo, y también Dios podrá revelar Su poder en este mundo temporal hoy (como lo hizo conmigo cuando me convertí a El) a través de nosotros sus siervos para dar ocasión a que alguien o algunas personas puedan ver que El es Dios y que en El solo hay esperanza. Todo tiene como fin el demostrar a Dios, para dar la esperanza de salvación, y para edificación de la iglesia de Cristo.
Finalmente, cosas increíbles se van a cumplir en aquellos de nosotros que permaneceremos fieles hasta el último momento de nuestras vidas, aquellos de nosotros que le aman de verdad. Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman. 1 Corintios 2:9. ¿Tienes tu esperanza en lo temporal o en el triunfo eterno? ¡Qué el Señor les bendiga! John