Basado en Hechos 22:30 – 23:15 (Versión Reina Valera 1960)

Al día siguiente, queriendo saber de cierto la causa por la cual le acusaban los judíos, le soltó de las cadenas, y mandó venir a los principales sacerdotes y a todo el concilio, y sacando a Pablo, le presentó ante ellos. Entonces Pablo, mirando fijamente al concilio, dijo: Varones hermanos, yo con toda buena conciencia he vivido delante de Dios hasta el día de hoy. El sumo sacerdote Ananías ordenó entonces a los que estaban junto a él, que le golpeasen en la boca. Entonces Pablo le dijo: ¡Dios te golpeará a ti, pared blanqueada! ¿Estás tú sentado para juzgarme conforme a la ley, y quebrantando la ley me mandas golpear? Los que estaban presentes dijeron: ¿Al sumo sacerdote de Dios injurias? Pablo dijo: No sabía, hermanos, que era el sumo sacerdote; pues escrito está: No maldecirás a un príncipe de tu pueblo. Entonces Pablo, notando que una parte era de saduceos y otra de fariseos, alzó la voz en el concilio: Varones hermanos, yo soy fariseo, hijo de fariseo; acerca de la esperanza y de la resurrección de los muertos se me juzga. Cuando dijo esto, se produjo disensión entre los fariseos y los saduceos, y la asamblea se dividió. Porque los saduceos dicen que no hay resurrección, ni ángel, ni espíritu; pero los fariseos afirman estas cosas. Y hubo un gran vocerío; y levantándose los escribas de la parte de los fariseos, contendían, diciendo: Ningún mal hallamos en este hombre; que si un espíritu le ha hablado, o un ángel, no resistamos a Dios. Y habiendo grande disensión, el tribuno, teniendo temor de que Pablo fuese despedazado por ellos, mandó que bajasen soldados y le arrebatasen de en medio de ellos, y le llevasen a la fortaleza. A la noche siguiente se le presentó el Señor y le dijo: Ten ánimo, Pablo, pues como has testificado de mí en Jerusalén, así es necesario que testifiques también en Roma. Venido el día, algunos de los judíos tramaron un complot y se juramentaron bajo maldición, diciendo que no comerían ni beberían hasta que hubiesen dado muerte a Pablo. Eran más de cuarenta los que habían hecho esta conjuración, los cuales fueron a los principales sacerdotes y a los ancianos y dijeron: Nosotros nos hemos juramentado bajo maldición, a no gustar nada hasta que hayamos dado muerte a Pablo. Ahora pues, vosotros, con el concilio, requerid al tribuno que le traiga mañana ante vosotros, como que queréis indagar alguna cosa más cierta acerca de él; y nosotros estaremos listos para matarle antes que llegue.

Hay personas que creen que el Apóstol Pablo cometió equivocaciones en las cosas que hizo, pero entendemos a través de la Palabra, de lo que quedo escrito de su vida, que aunque no era un ser perfecto (porque solo Dios es perfecto), el Apóstol Pablo no cometió casi ningún error, sino todo lo contrario, hablo e hizo tal como era la voluntad de Dios. ¿A qué viene el asunto de hablar de los hechos de Pablo? No es para glorificar a Pablo porque toda la gloria es para el Señor, sino mas bien, para poder entender que, aunque estemos acertados en nuestras decisiones por el Señor, eso no quiere decir que va a ser una vida fácil y llena de victorias como muchos por allí pregonan y enseñan. En lo principal de este compartir, veremos que la verdad trae mas bien mas dificultad y causa divisiones, mas tarde o más temprano.

Para comenzar a tratar este asunto, tenemos que ver lo que el propio Señor mismo dijo, como esta escrito: No penséis que he venido para traer paz a la tierra; no he venido para traer paz, sino espada. Porque he venido para poner en disensión al hombre contra su padre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra; y los enemigos del hombre serán los de su casa. El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí; y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí. El que halla su vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa de mí, la hallará. Mateo 10:34-39. Ahora bien, ¿Por qué dió esta advertencia el Señor? ¿Es el deseo de Dios en realidad provocar divisiones, causar dolores y sufrimiento, y hasta que perdamos la vida? No. La voluntad de Dios no es necesariamente causarnos sufrimientos. Dios no es sádico. Si vemos el comienzo de las cosas, cuando termino Su creación, leemos lo siguiente:  Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera. Y fue la tarde y la mañana el día sexto. Genesis 1:31. Dios hizo todo bueno en gran manera. No vemos que El estableció el sufrimiento y el mal en lo que El hizo, sino todo lo contrario. ¿Qué fue entonces lo que cambio todo? El pecado. Cuando el hombre cayo en el pecado, ahí entro la muerte, el sufrimiento, los problemas, etc., etc. al mundo. Entonces, ¿podemos decir que Dios creo al hombre para sufrir? De ninguna manera.

Ahora, ¿Por qué el mismo Señor dijo que había venido para traer disensión y problemas? Por el mismo problema del pecado, porque El sabe que la gran mayoría de las personas prefieren seguir y complacer sus deseos pecaminosos, que servir al Dios Todopoderoso. Por ejemplo, cuando todo estaba bien y cayo el hombre en el pecado, ¿Qué fue lo que sucedió? El diablo si tentó al hombre, pero no le forzó a hacer nada. Esto es lo que leemos en respecto a los sucesos: Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal. Genesis 3:4-5. No hubo un discurso muy largo dado por la serpiente. Esta plantó primero la duda en lo que dijo Dios, que no iban a morir. Y después, alimento la envidia hacia Dios, de querer ser como Dios. Y de ahí, ya conocemos el resto, ¿No? No mucho a cambiado de aquel entonces en general. La gran mayoría del ser humano sigue en el asunto de desafiar lo que dice el Señor, y de que envidia a Dios, porque quiere ser como El, tener el poder de hacer lo que desea y que todo le salga de maravilla. Pero, la realidad nunca cambia. Satanás nunca será como Dios, por mucho que lo envidie y trate de sabotear todo lo que Dios hace. Ni aún menos, el hombre nunca vencerá la muerte por si mismo, y la consecuencia del pecado va a seguir siendo lo mismo, porque la paga del pecado es muerte, no importa cuanto el hombre trate de convencerse de lo contrario. Ese sentimiento de rebelión y de envidia es lo que provoca tales divisiones y tales problemas a los que sí deseamos seguir al Señor. Eso es lo que produce el sufrimiento. Ese es el precio que sí tiene la verdad de Dios, porque se está luchando contra poderes malignos. Pero también, a la gran mayoría de las personas les agrada seguir el desvió del pecado, y se dejan seducir fácilmente por su propia concupiscencia. Esta era la lucha que vimos en la vida de Pablo en este pasaje. Pablo no había hecho nada malo, sino todo lo contrario, estaba sufriendo persecución por la Verdad, porque los hombres deseaban más el pecado que la Verdad de Dios.

Entonces, ¿Qué debemos hacer si deseamos lograr tener lo que en realidad vale la pena? Amar a Dios, a pesar de las circunstancias, como está escrito: Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman. 1 Corintios 2:9. Tenemos que vencer a través del Señor, y no ser cobardes. Porque también está escrito: El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo. Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda. Apocalipsis 21:7-8. Entonces, ¿entiendes qué tiene mas valor, seguir la verdad de Dios, antes que dejarnos vencer por Satanás, como los que se dejan seducir por el mal, y hasta en nuestros propios malos deseos? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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