Basado en 1 Samuel 1 (Versión Reina Valera 1960)

Hubo un varón de Ramataim de Zofim, del monte de Efraín, que se llamaba Elcana hijo de Jeroham, hijo de Eliú, hijo de Tohu, hijo de Zuf, efrateo. Y tenía él dos mujeres; el nombre de una era Ana, y el de la otra, Penina. Y Penina tenía hijos, mas Ana no los tenía. Y todos los años aquel varón subía de su ciudad para adorar y para ofrecer sacrificios a Jehová de los ejércitos en Silo, donde estaban dos hijos de Elí, Ofni y Finees, sacerdotes de Jehová. Y cuando llegaba el día en que Elcana ofrecía sacrificio, daba a Penina su mujer, a todos sus hijos y a todas sus hijas, a cada uno su parte. Pero a Ana daba una parte escogida; porque amaba a Ana, aunque Jehová no le había concedido tener hijos. Y su rival la irritaba, enojándola y entristeciéndola, porque Jehová no le había concedido tener hijos. Así hacía cada año; cuando subía a la casa de Jehová, la irritaba así; por lo cual Ana lloraba, y no comía. Y Elcana su marido le dijo: Ana, ¿por qué lloras? ¿por qué no comes? ¿y por qué está afligido tu corazón? ¿No te soy yo mejor que diez hijos? Y se levantó Ana después que hubo comido y bebido en Silo; y mientras el sacerdote Elí estaba sentado en una silla junto a un pilar del templo de Jehová, ella con amargura de alma oró a Jehová, y lloró abundantemente. E hizo voto, diciendo: Jehová de los ejércitos, si te dignares mirar a la aflicción de tu sierva, y te acordares de mí, y no te olvidares de tu sierva, sino que dieres a tu sierva un hijo varón, yo lo dedicaré a Jehová todos los días de su vida, y no pasará navaja sobre su cabeza. Mientras ella oraba largamente delante de Jehová, Elí estaba observando la boca de ella. Pero Ana hablaba en su corazón, y solamente se movían sus labios, y su voz no se oía; y Elí la tuvo por ebria. Entonces le dijo Elí: ¿Hasta cuándo estarás ebria? Digiere tu vino. Y Ana le respondió diciendo: No, señor mío; yo soy una mujer atribulada de espíritu; no he bebido vino ni sidra, sino que he derramado mi alma delante de Jehová. No tengas a tu sierva por una mujer impía; porque por la magnitud de mis congojas y de mi aflicción he hablado hasta ahora. Elí respondió y dijo: Ve en paz, y el Dios de Israel te otorgue la petición que le has hecho. Y ella dijo: Halle tu sierva gracia delante de tus ojos. Y se fue la mujer por su camino, y comió, y no estuvo más triste. Y levantándose de mañana, adoraron delante de Jehová, y volvieron y fueron a su casa en Ramá. Y Elcana se llegó a Ana su mujer, y Jehová se acordó de ella. Aconteció que al cumplirse el tiempo, después de haber concebido Ana, dio a luz un hijo, y le puso por nombre Samuel, diciendo: Por cuanto lo pedí a Jehová. Después subió el varón Elcana con toda su familia, para ofrecer a Jehová el sacrificio acostumbrado y su voto. Pero Ana no subió, sino dijo a su marido: Yo no subiré hasta que el niño sea destetado, para que lo lleve y sea presentado delante de Jehová, y se quede allá para siempre. Y Elcana su marido le respondió: Haz lo que bien te parezca; quédate hasta que lo destetes; solamente que cumpla Jehová su palabra. Y se quedó la mujer, y crio a su hijo hasta que lo destetó. Después que lo hubo destetado, lo llevó consigo, con tres becerros, un efa de harina, y una vasija de vino, y lo trajo a la casa de Jehová en Silo; y el niño era pequeño. Y matando el becerro, trajeron el niño a Elí. Y ella dijo: ¡Oh, señor mío! Vive tu alma, señor mío, yo soy aquella mujer que estuvo aquí junto a ti orando a Jehová. Por este niño oraba, y Jehová me dio lo que le pedí. Yo, pues, lo dedico también a Jehová; todos los días que viva, será de Jehová. Y adoró allí a Jehová.

Vemos a través de esta historia una oración milagrosamente contestada. Puede que muchos se hagan esta pregunta, ¿Cómo puedo asegurar que mis oraciones sean contestadas? Muchos llamados predicadores de la Palabra han desarrollado métodos para asegurar que Dios supuestamente conteste todas las peticiones que uno desea, dando supuestas claves para tratar de manipular a Dios, y claro, han vendido muchos libros, y les pagan para dar seminarios, etc., porque claro, ¿quién no quisiera que sus oraciones sean contestadas como las desean verdad?

Un problema que puede afectar que Dios responda a una oración es que no hay buenas intenciones detrás de tal oración. La gran mayoría de las peticiones tienen que ver con vanidades, con cosas que no tienen nada que ver con la voluntad de Dios. Y recuerden que la vanidad que habla la Biblia no consta solamente de lo material o superficial, sino también, de cualquier cosa que sencillamente no tiene ningún valor eterno, sino con el mundo temporal. Esto es lo que dice la Palabra con respecto a las oraciones que tiene que ver con las vanidades, en el contexto que lo pusimos recién: ¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros? Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís. Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites. ¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios. Santiago 4:1-4. Este es el problema con la relación con el mundo, que hay una afinidad tanto con lo pecaminoso como con lo temporal. Si una persona esta enfocada en este mundo solamente, y en las cosas que están afines con las cosas de este mundo, entonces lo único que va a pedirle a Dios son cosas de esa índole y con esas intenciones. Como dice el dicho: Dime con quien andas y yo te diré quien eres.

La Biblia también habla al respecto de que Dios disciplina a Sus hijos, cuando hay cosas que no están bien. Ahora, ¿qué tiene que ver esto con la oración? Leamos: …Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, ni desmayes cuando eres reprendido por él; porque el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo. Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina? Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois bastardos, y no hijos. Hebreos 12:5b-8. Si una persona pide mal, o por cosas que no son buenas, o no tiene buenas intenciones: si Dios lo toma como a bastardo, y sí permitirá que salga con las suya. O sea, que una persona obtenga lo que desea no quiere decir necesariamente que está bien delante de Dios. Todo depende de lo que está en ese corazón.

Entonces, esto es lo que dice la Biblia cuando Dios es El que concede peticiones para bien: Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, este lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho. En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos. Juan 15:5-8. Dios si puede responder a la oración, y para bien, pero cuando una persona no tiene un corazón vano, sino porque está dando fruto, porque pide de acuerdo con la voluntad de Dios. Ana no pidió un hijo por vanidad, sino que su propósito fue divino. Ana había puesto los ojos en el Señor y el fruto de su petición contestada fue Samuel, el bendito ser que Dios uso para ungir al Rey David, de donde iba a salir el Mesías, porque el Hijo del Altísimo había de ser Hijo de David. Entonces, ¿Tu corazón esta enfocado en el mundo o en los propósitos eternos de Dios? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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