Basado en 2 Timoteo 1:1-12 (Versión Reina Valera 1960)  

Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, según la promesa de la vida que es en Cristo Jesús, a Timoteo, amado hijo: Gracia, misericordia y paz, de Dios Padre y de Jesucristo nuestro Señor. Doy gracias a Dios, al cual sirvo desde mis mayores con limpia conciencia, de que sin cesar me acuerdo de ti en mis oraciones noche y día; deseando verte, al acordarme de tus lágrimas, para llenarme de gozo; trayendo a la memoria la fe no fingida que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida, y en tu madre Eunice, y estoy seguro que en ti también. Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos. Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio. Por tanto, no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor, ni de mí, preso suyo, sino participa de las aflicciones por el evangelio según el poder de Dios, quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos, pero que ahora ha sido manifestada por la aparición de nuestro Salvador Jesucristo, el cual quitó la muerte y sacó a luz la vida y la inmortalidad por el evangelio, del cual yo fui constituido predicador, apóstol y maestro de los gentiles. Por lo cual asimismo padezco esto; pero no me avergüenzo, porque yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día. 

Creo que todos podemos estar de acuerdo en que esta vida no es fácil. Y esta vida nunca ha sido fácil. Desde que el hombre cayo en el pecado, el mundo ha sido duro. Hay dificultad y situaciones complejas en todas las cosas. Y ahora, con mayor razón, gracias al COVID, todo es aún más difícil. Este asunto del COVID ha hecho una vida ya dura, en algo tanto más difícil y complicado. Y claro, lo más difícil, que, si había enfermedades de que preocuparse, ahora se ha añadido una más que ha tomado la vida de muchas personas. Hasta ahora, se estima que más de 6,58 millones de personas han fallecido en el mundo entero gracias a esta nueva pandemia. En EEUU solamente, han muerto más de 1 millón de personas. Para ponerlo en perspectiva, el total estimado de pérdida de vidas de la guerra de Vietnam durante los años 1954-1975 fue 3,595,000, y esto incluye las pérdidas de soldados de todos los países envueltes, civiles, y donde la guerra tomo sitio, en Vietnam, Laos, y Camboya. Una guerra de casi 20 años tuvo menos muertes que una epidemia que todavía no lleva ni 3 años en existencia. Espero que este terminando de verdad este asunto.

Esta vida se ha vuelto aún más difícil de lo que era, y por muchas razones, no solamente por COVID. Es una lucha. Por mucho que pensemos que ahora tenemos muchos adelantos y nueva tecnología, parece que las cosas se hacen aún más difíciles. Dentro de todo lo difícil, hoy se enfrentan luchas económicas, luchas con la salud, luchas con la vida personal e íntima donde ya no se puede confiar en casi en nadie, porque en el momento que menos esperas, todo puede cambiar en una relación. Hay padres que maltratan y hasta torturan y matan a sus propios hijos, y también hijos que hacen cosas impensables con sus padres. Hay personas que toman la vida de otros en ataques violentos, asaltos en las escuelas, en tiendas, en iglesias, y en otros sitios menos inesperados. ¿Y qué de los matrimonios? La única razón por lo cual creo que se ha mantenido el porcentaje de divorcios constantes en 50% es porque hay un grupo más grande que ha tomado la norma de vivir en parejas, y esas estadísticas son más difíciles de cuantificar. Pero estoy muy seguro de que si se juntan las estadísticas de matrimonios con los que viven en pareja, los números de fracasos serian aún mucho más altos. Y por supuesto, hay guerras y conflictos, violencia y crimen, escasez, plagas, en fin, la lista es interminable, y la Biblia nos advierte que las cosas seguirán aún peores, hasta que llegue el fin de la humanidad. No hay buenas noticias para este mundo.

Y ¿después qué? Si tenemos algún tipo de raciocinio, debiéramos entender que este mundo pasará algún día (gracias a Dios). Todo lo que vemos, lo físico, lo material, quedara en nada, aún tú y yo. Del polvo salimos y al polvo volveremos, tal como lo dijo Dios. Todo esto que mencionamos por supuesto tiene una razón, y tiene todo que ver con el pasaje que leímos hoy. Todo ser humano lucha por distintas cosas, por cosas buenas, y por cosas no buenas. Pero, todo merita esfuerzo, y todo lo que una persona emprende tiene un sacrificio. Cada acción tiene consecuencias, dependiendo de lo que sea. Y claro está, si se lucha por lo temporal, así será la recompensa: temporal. Pero, Pablo menciona algo muy importante, que el padece, pero por algo, y él no se avergüenza por lo que padece, porque está convencido de algo, está seguro de recibir algo más allá, un depósito para aquel día. ¿De qué día está hablando? Del día que cada ser humano debe siempre tener en cuenta, el día del juicio. Y esto dice la Palabra: El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre. Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala. Eclesiastés 12:13-14. Este día se cree, o muy lejano, o que no habrá tal juicio. E increíblemente, como parte de nuevas enseñanzas y doctrinas, se cree que nosotros los cristianos no daremos cuenta por nuestras acciones, pero eso no es lo que la Biblia enseña. Esto dicen las Escrituras: No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad. Mateo 7:21:23. Y bien, lo único que salva al hombre es el hacer la voluntad de Dios, comenzando con un verdadero arrepentimiento y conversión de todo pecado, y hacer a Jesús, literalmente el Señor de nuestra vida. Y de esa manera, precisamente vivir esta vida como el Señor manda, haciendo la voluntad del Padre. De otra manera, todo lo que uno haga está mal, aún esas cosas que se ven como buenas. ¿Cómo puede ser eso? La raíz de todo, la razón por lo cual se debe luchar, lo que finalmente Dios protege y guarda para nosotros se obtiene solo al cumplir esto a través del Señor Jesucristo: Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón. Deuteronomio 6:4-6. Este es el fin del asunto, y la razón por lo cual Pablo legítimamente luchó: Porque ninguno de nosotros vive para sí, y ninguno muere para sí. Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos. Porque Cristo para esto murió y resucitó, y volvió a vivir, para ser Señor así de los muertos como de los que viven. Romanos 14:7-9. Si luchamos por lo que sea en esta vida, la razón por lo cual se debe hacer absolutamente todo, debe ser porque amamos al Señor y porque estamos convencidos que estamos haciendo Su voluntad. De otra manera, si se hace cualquier cosa por buscar cumplir nuestra propia voluntad, solo tendremos el infierno como recompensa al final. Porque así mismo dice la Palabra: Yo, Pablo, os escribo esta salutación de mi propia mano. El que no amare al Señor Jesucristo, sea anatema. El Señor viene. 1 Corintios 16:21-22. Así que, ¿Cuál es la verdadera razón de tu lucha? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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