Basado en Filipenses 1:21 – 2:11 (Versión Reina Valera 1960)
Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia. Mas si el vivir en la carne resulta para mí en beneficio de la obra, no sé entonces qué escoger. Porque de ambas cosas estoy puesto en estrecho, teniendo deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor; pero quedar en la carne es más necesario por causa de vosotros. Y confiado en esto, sé que quedaré, que aún permaneceré con todos vosotros, para vuestro provecho y gozo de la fe, para que abunde vuestra gloria de mí en Cristo Jesús por mi presencia otra vez entre vosotros. Solamente que os comportéis como es digno del evangelio de Cristo, para que o sea que vaya a veros, o que esté ausente, oiga de vosotros que estáis firmes en un mismo espíritu, combatiendo unánimes por la fe del evangelio, y en nada intimidados por los que se oponen, que para ellos ciertamente es indicio de perdición, mas para vosotros de salvación; y esto de Dios. Porque a vosotros os es concedido a causa de Cristo, no solo que creáis en él, sino también que padezcáis por él, teniendo el mismo conflicto que habéis visto en mí, y ahora oís que hay en mí. Por tanto, si hay alguna consolación en Cristo, si algún consuelo de amor, si alguna comunión del Espíritu, si algún afecto entrañable, si alguna misericordia, completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa. Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros. Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.
Uno de los mensajes más promovidos del mundo actual, es el egoísmo. Prácticamente todo en el mundo actual trata de inculcar este sentir que una persona solo debe buscar hacerse feliz a sí misma, y que debe poner sus metas, sus deseos, y por qué no, hasta sus placeres antes que a los demás. Vivimos en una era donde el egoísmo es enseñando y glorificado. Y esto es lo que diablo está tratando de establecer precipitadamente hoy, para que unánime el mundo le diga a Dios en un momento no muy lejano: nuestra voluntad sea hecha y no la Tuya.
Y ¿cómo puedo deducir que esta ola de egoísmo es diabólica? Muy sencillo, porque la Biblia entera, la Palabra de Dios, está en contra del egoísmo. Todo precepto en las Escrituras, y por supuesto, las intenciones de Dios están en contra del egoísmo. Si vemos bien el pasaje de hoy, veríamos que la enseñanza principal se trata de pensar y hasta sacrificarse por los demás. Todo se trata de Dios, y del bien del prójimo. Y esto no debiera ser ninguna sorpresa porque toda la ley y los profetas, la perfecta voluntad de Dios es que le amemos a El, y que amemos a nuestro prójimo, como está escrito: Jesús le respondió: El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que estos. Marcos 12:29-31. Aquí no hay ningún tipo de mensaje egoísta, de cumplir nuestra voluntad carnal. Y este mismo orden es lo que el diablo trata por todos los medios de destruir, de deshacer lo que manda Dios para llevar a cabo su plan, de que, si fuera posible, llegar a ser como Dios. El diablo envidia a Dios, y desea tener lo que Dios tiene, para hacer como le plazca. Esta fue y siempre será la meta del diablo: Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte; sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo. Isaías 14:13-14. El diablo está en directa competencia en contra de Dios, es el opuesto de Dios, y por lo tanto, todo lo que Dios establece, él quiere deshacer, todo lo que Dios crea, él busca destruir. Si Dios dice algo, él quiere ponerlo en duda, tal como hizo con Adán y Eva en el paraíso: Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto? Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis. Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal. Genesis 3:1-5. ¡Bienvenidos al mundo de hoy! De tal manera está operando el diablo, que hasta el ser humano ahora pone en duda su propia naturaleza, y el mundo aplaude y hasta dice que debieras estar orgulloso de ser algo opuesto a lo que fuiste creado. Y él promueve todo esto en base al egoísmo, con buscar tu propia felicidad. Pero esto enseña la Palabra: Porque ninguno de nosotros vive para sí, y ninguno muere para sí. Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos. Romanos 14:7-8.
Ahora bien, cualquiera puede preguntar: ¿Por qué es malo buscar mi propia felicidad? ¿Por qué no puedo hacer como yo quiero? Y el problema es, como todo lo que el diablo promueve, que instintivamente, uno busca su propio mal. Al buscar hacer tu propia voluntad primordialmente, y no hacer la voluntad de Dios, estas determinando tu propio camino de muerte. Esto es un hecho: que Dios es vida y el diablo y el pecado es el camino a la muerte, porque como está escrito: Porque la paga del pecado es muerte… Romanos 6:23ª. Así que, todo lo que apoya el pecado dirige derecho hacia la muerte. Esto también dice la Palabra: Porque he venido para poner en disensión al hombre contra su padre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra; y los enemigos del hombre serán los de su casa. El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí; y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí. El que halla su vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa de mí, la hallará. Mateo 10:35-39. ¿Es la voluntad de Dios en realidad causar división? No. La división se causa cuando las personas se enfocan en buscar en el pecado. Y por el propio bien de uno, para poder hallar la vida, debemos seguir la vida, seguir a Dios, pase lo que pase aquí y ahora. El buscar en el pecado, en los deleites, en las vanidades, y en el autocomplacerse, aunque se siente placentero en el momento, solo conlleva al vacío y a la perdición. Todo este mundo y lo que hay en él pasará, y todos tendremos que dar cuentas ante un Dios Santo, El cual es el ejemplo de no ser egoísta, y de pensar en el bien universal de una humanidad caída que ha pecado voluntariamente en contra de El. ¡Bendito sea Dios Padre que no escatimó ni siquiera ni en darnos a Su Hijo Unigénito para que pudiéramos tener vida eterna! Así que, ¿escogerás hacer tu voluntad para tu propia perdición, o hacer la voluntad del Padre que desea darte vida eterna? ¡Qué el Señor les bendiga! John