Basado en Hechos 9:1-9 (Versión Reina Valera 1960)
Saulo, respirando aún amenazas y muerte contra los discípulos del Señor, vino al sumo sacerdote, y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, a fin de que si hallase algunos hombres o mujeres de este Camino, los trajese presos a Jerusalén. Mas yendo por el camino, aconteció que al llegar cerca de Damasco, repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo; y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Él dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón. Él, temblando y temeroso, dijo: Señor, ¿qué quieres que yo haga? Y el Señor le dijo: Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer. Y los hombres que iban con Saulo se pararon atónitos, oyendo a la verdad la voz, mas sin ver a nadie. Entonces Saulo se levantó de tierra, y abriendo los ojos, no veía a nadie; así que, llevándole por la mano, le metieron en Damasco, donde estuvo tres días sin ver, y no comió ni bebió.
Dios llama al hombre a salvación a cada instante. Incontables son los momentos que llama El a Su conocimiento, a saber Quién es Dios, y lo hace de manera muy obvia y personal. Muchos preguntarán: ¿Cómo es que El hace Su llamado, porque yo ni lo veo, ni lo escucho? La principal manera que lo hace es a través de todo lo creado, para que el hombre pueda comenzar su búsqueda por el Altísimo, como está escrito: Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad; porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó. Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Romanos 1:18-20. Todo lo que existe proclama Su grandeza, Su omnipotencia, desde lo más grande e ilimitado del universo, el espacio, las galaxias, las estrellas, y los planetas, hasta lo más cotidiano (por decir) como el palpitar de nuestros corazones, las funciones de nuestros sentidos, y hasta nuestros pensamientos, tanto los voluntarios como los involuntarios, los que nos mantienen vivos hasta este momento. Dios creo todo, y todo lo mantiene en existencia con Su solo pensamiento. Esto dice la Palabra: Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten. Colosenses 1:16-17. Todo existe porque El lo hizo y estableció un día, y todo sigue subsistiendo hasta hoy, e inclusive nuestras propias vidas porque en El subsistimos.
Después de eso, hay un tiempo cuando Dios comienza a llamar directamente a salvación, a través de Su Espíritu Santo y de Su Palabra. Estas dos identidades (por decir), trabajando juntos, son los que Dios utiliza para llamar a salvación, y estos también están siempre operando, y de distintas formas. Hay muchas veces que la Palabra de Dios aparece hasta en los lugares más inusuales. Dios llama en distintos lugares. Hasta en los símbolos, aunque los hombres lo usen de otras maneras, hablan de El y de lo que El hizo por la humanidad. La más común es el símbolo de la cruz. Es imposible poder evitar la explicación de lo que simboliza la cruz cuando se ve. Es algo tan singular, tan único, y no tiene otra interpretación. Incontables son los momentos y las distintas formas que Dios trata de llamar la atención, para que lleguemos a la salvación a través del Señor.
Ahora bien, ¿Qué fue lo que llevo al Señor para llamar a Pablo de esa manera? El grave problema es que, por alguna razón u otra, la gran mayoría de las personas no buscan de la salvación del Señor a no ser que haya un momento difícil. Casi nadie busca del Señor cuando todo está tranquilo, por decir, o que las cosas estén marchando más o menos bien, aun dentro de este mundo tan desordenado y desastroso. La gran mayoría de las personas están o contentas con las migajas que nos tira este mundo, o tan seguros de sí mismos que no sienten que necesitan de la salvación de Dios, o tan concentrados en lo que desean o están persiguiendo, que no están prestando atención, aún a las cosas tan obvias y poderosas que hablamos antes. Finalmente, están presos en las mentiras e ilusiones que el diablo pone alrededor de todos aquellos que todavía no han sido iluminados por la verdad de Dios. La gran mayoría están tan ocupados sirviendo al pecado que los domina que no pueden ver ni sentir a Dios. Y esto es lo que dice la Palabra al respecto: ¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia? Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados; y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia. Romanos 6:16-18. Pablo, antes de tener su encuentro con el Señor, estaba tan ensimismado en su religiosidad que no se daba ni cuenta que estaba enfrentando a Dios mismo.
El pasaje que recién leímos apunta un detalle muy grande, y este es: que la salvación es una obediencia. Cuando venimos al Señor, al arrepentirnos de nuestros pecados y reconocerle como tal, estamos realmente obedeciendo la justicia de Dios. ¿Qué significa esto? El aceptar a Jesús como Señor es simplemente la aceptación de una realidad. O sea, Jesús es Señor, queramos creer en El o no. En el universo no existe la democracia. Dios no es Dios porque un grupo de personas voto por El. Dios es Dios porque es realmente Dios, y Jesús es el Rey de reyes, y Señor de señores porque así es nada más. Es una verdad inevitable e irrefutable. Entonces, cuando el Señor llama a salvación, El llama a la aceptación de una realidad, y a aceptar esa realidad mientras haya tiempo es lo que produce la salvación (porque hay un tiempo donde ya no se puede tomar esa decisión). Y esto es lo que advierte la Palabra: Pero él, mirándolos, dijo: ¿Qué, pues, es lo que está escrito: La piedra que desecharon los edificadores ha venido a ser cabeza del ángulo? Todo el que cayere sobre aquella piedra, será quebrantado; mas sobre quien ella cayere, le desmenuzará. Lucas 9:17-18. Pablo, por misericordia de Dios, cayó sobre la piedra, y así fue quebrantado para poder reconocer y obedecer una realidad cierta, por su propio bien. ¡Hay de aquellos que no llegan a obedecerle a Dios a tiempo, y en vez de ellos ser quebrantados, serán desmenuzados! Como también advierte la Palabra: Por lo cual, como dice el Espíritu Santo: Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones, como en la provocación, en el día de la tentación en el desierto, donde me tentaron vuestros padres; me probaron, y vieron mis obras cuarenta años. A causa de lo cual me disgusté contra esa generación, y dije: Siempre andan vagando en su corazón, y no han conocido mis caminos. Por tanto, juré en mi ira: No entrarán en mi reposo. Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo; antes exhortaos los unos a los otros cada día, entre tanto que se dice: Hoy; para que ninguno de vosotros se endurezca por el engaño del pecado. Hebreos 3:7-13. Así que, ¿has aceptado realmente a Jesús como tu literal Señor, obedeciendo al llamado de Dios a la Salvación, o sigues endurecido en tu pecado? ¡Qué el Señor les bendiga! John