Basado en Deuteronomio 28:15-47 (Versión Reina Valera 1960)
Pero acontecerá, si no oyeres la voz de Jehová tu Dios, para procurar cumplir todos sus mandamientos y sus estatutos que yo te intimo hoy, que vendrán sobre ti todas estas maldiciones, y te alcanzarán. Maldito serás tú en la ciudad, y maldito en el campo. Maldita tu canasta, y tu artesa de amasar. Maldito el fruto de tu vientre, el fruto de tu tierra, la cría de tus vacas, y los rebaños de tus ovejas. Maldito serás en tu entrar, y maldito en tu salir. Y Jehová enviará contra ti la maldición, quebranto y asombro en todo cuanto pusieres mano e hicieres, hasta que seas destruido, y perezcas pronto a causa de la maldad de tus obras por las cuales me habrás dejado. Jehová traerá sobre ti mortandad, hasta que te consuma de la tierra a la cual entras para tomar posesión de ella. Jehová te herirá de tisis, de fiebre, de inflamación y de ardor, con sequía, con calamidad repentina y con añublo; y te perseguirán hasta que perezcas. Y los cielos que están sobre tu cabeza serán de bronce, y la tierra que está debajo de ti, de hierro. Dará Jehová por lluvia a tu tierra polvo y ceniza; de los cielos descenderán sobre ti hasta que perezcas. Jehová te entregará derrotado delante de tus enemigos; por un camino saldrás contra ellos, y por siete caminos huirás delante de ellos; y serás vejado por todos los reinos de la tierra. Y tus cadáveres servirán de comida a toda ave del cielo y fiera de la tierra, y no habrá quien las espante. Jehová te herirá con la úlcera de Egipto, con tumores, con sarna, y con comezón de que no puedas ser curado. Jehová te herirá con locura, ceguera y turbación de espíritu; y palparás a mediodía como palpa el ciego en la oscuridad, y no serás prosperado en tus caminos; y no serás sino oprimido y robado todos los días, y no habrá quien te salve. Te desposarás con mujer, y otro varón dormirá con ella; edificarás casa, y no habitarás en ella; plantarás viña, y no la disfrutarás. Tu buey será matado delante de tus ojos, y tú no comerás de él; tu asno será arrebatado de delante de ti, y no te será devuelto; tus ovejas serán dadas a tus enemigos, y no tendrás quien te las rescate. Tus hijos y tus hijas serán entregados a otro pueblo, y tus ojos lo verán, y desfallecerán por ellos todo el día; y no habrá fuerza en tu mano. El fruto de tu tierra y de todo tu trabajo comerá pueblo que no conociste; y no serás sino oprimido y quebrantado todos los días. Y enloquecerás a causa de lo que verás con tus ojos. Te herirá Jehová con maligna pústula en las rodillas y en las piernas, desde la planta de tu pie hasta tu coronilla, sin que puedas ser curado. Jehová te llevará a ti, y al rey que hubieres puesto sobre ti, a nación que no conociste ni tú ni tus padres; y allá servirás a dioses ajenos, al palo y a la piedra. Y serás motivo de horror, y servirás de refrán y de burla a todos los pueblos a los cuales te llevará Jehová. Sacarás mucha semilla al campo, y recogerás poco, porque la langosta lo consumirá. Plantarás viñas y labrarás, pero no beberás vino, ni recogerás uvas, porque el gusano se las comerá. Tendrás olivos en todo tu territorio, mas no te ungirás con el aceite, porque tu aceituna se caerá. Hijos e hijas engendrarás, y no serán para ti, porque irán en cautiverio. Toda tu arboleda y el fruto de tu tierra serán consumidos por la langosta. El extranjero que estará en medio de ti se elevará sobre ti muy alto, y tú descenderás muy abajo. Él te prestará a ti, y tú no le prestarás a él; él será por cabeza, y tú serás por cola. Y vendrán sobre ti todas estas maldiciones, y te perseguirán, y te alcanzarán hasta que perezcas; por cuanto no habrás atendido a la voz de Jehová tu Dios, para guardar sus mandamientos y sus estatutos, que él te mandó; y serán en ti por señal y por maravilla, y en tu descendencia para siempre. Por cuanto no serviste a Jehová tu Dios con alegría y con gozo de corazón, por la abundancia de todas las cosas.
El mensaje de hoy es sencillo de explicar, pero difícil de aceptar, y especialmente considerando los tiempos. Vivimos en una época donde la gran mayoría de aquellas personas que dicen saber de y conocer al Señor, están sencillamente haciendo como quieren. Por desgracia, el pecado abunda dentro del llamado pueblo de Dios. Dirán muchos que creen, dirán muchos que obedecen, y dirán muchos que hasta sirven de alguna manera a Dios, pero eso no es ni lo que el mundo que les rodea ve, ni lo que Dios está presenciando. Y en realidad no sé qué Biblia están leyendo, que creen de alguna manera que todo les saldrá bien, especialmente en la eternidad. No sé cómo las personas pueden creer que de alguna manera su opinión es lo que controla la realidad, y que lo que ellos deciden creer o aceptar es lo que será, especialmente cuando estén dando cuentas delante del trono de Dios (porque cada persona dará cuentas).
Leímos hoy como Dios le dice a Su pueblo Israel lo que les sucedería si no le obedecieran, y guardaren Sus mandamientos. Esto aplica porque fuimos añadidos al pueblo de Israel a través del Señor, y en Cristo fuimos reconciliados con Dios para hacer como El manda. Dios no mandó a Su Hijo Unigénito para morir en la cruz para que hiciéremos como nos parece, pecando en contra del mismo Dios que nos salvó. Y sabemos que le debemos todo al Señor, desde nuestra existencia, todas nuestras habilidades, todo lo que tenemos, y por supuesto, hasta lo más preciado: la salvación que solo se nos ha dado por Su gracia a través de la muerte y resurrección del Señor. Leemos muy claro que la desobediencia no quedara impune. El juicio de Dios vendrá sobre aquellos que desobedecen al Señor, si no hay un arrepentimiento y una conversión plena y completa. El Señor solo puede perdonar cuando hay una conversión genuina, y cuando se le trata como el Señor que es.
Algunos dirán: Tu estás refiriéndote a algo escrito en el Antiguo Testamento que ya no aplica, porque estamos en la gracia, y Dios nos perdona hagamos lo que hagamos. Y debo decir que están muy equivocados si piensan que lo que está escrito ya no aplica, porque Cristo vino a cumplir la ley y los profetas, y especialmente para que se cumpliese dentro de nosotros, precisamente al tratarle como el Señor que debe ser para que haya salvación. Si lo dudan, veamos lo siguiente: Ciertamente, si habiéndose ellos escapado de las contaminaciones del mundo, por el conocimiento del Señor y Salvador Jesucristo, enredándose otra vez en ellas son vencidos, su postrer estado viene a ser peor que el primero. Porque mejor les hubiera sido no haber conocido el camino de la justicia, que después de haberlo conocido, volverse atrás del santo mandamiento que les fue dado. Pero les ha acontecido lo del verdadero proverbio: El perro vuelve a su vómito, y la puerca lavada a revolcarse en el cieno. 2 Peter 2:20-22. Y también está escrito: Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho al árbol de la vida, y para entrar por las puertas en la ciudad. Mas los perros estarán fuera, y los hechiceros, los fornicarios, los homicidas, los idólatras, y todo aquel que ama y hace mentira. Apocalipsis 22:14-15. Nada en la gracia justifica la practica el pecado, al no amar a Dios con todo lo que somos, y al no amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Por lo tanto, mi consejo sería el arrepentirse con todo el corazón y temer y amar al Señor como se lo merece. Así que, ¿estás desobedeciendo al Señor o le sigues como manda la Palabra? ¡Qué el Señor les bendiga! John