Basado en Salmo 58 (Versión Reina Valera 1960)
Oh congregación, ¿pronunciáis en verdad justicia? ¿Juzgáis rectamente, hijos de los hombres? Antes en el corazón maquináis iniquidades; hacéis pesar la violencia de vuestras manos en la tierra. Se apartaron los impíos desde la matriz; se descarriaron hablando mentira desde que nacieron. Veneno tienen como veneno de serpiente; son como el áspid sordo que cierra su oído, que no oye la voz de los que encantan, por más hábil que el encantador sea. Oh Dios, quiebra sus dientes en sus bocas; quiebra, oh Jehová, las muelas de los leoncillos. Sean disipados como aguas que corren; cuando disparen sus saetas, sean hechas pedazos. Pasen ellos como el caracol que se deslíe; como el que nace muerto, no vean el sol. Antes que vuestras ollas sientan la llama de los espinos, así vivos, así airados, los arrebatará él con tempestad. Se alegrará el justo cuando viere la venganza; sus pies lavará en la sangre del impío. Entonces dirá el hombre: Ciertamente hay galardón para el justo; ciertamente hay Dios que juzga en la tierra.
Vemos que, Dios juzga en la tierra, o sea que existe un tal juicio de Dios. Y si nos dedicamos a buscar en toda la Palabra de Dios, veríamos que este tal juicio de Dios es mencionado en muchos lugares. Por lo tanto, tendríamos que decir que, sí es verdad que hay tal juicio, y es cuando toda persona dará cuentas. Es posible que, mientras tanto, veamos también aquí en la tierra juicios menores que ejecute el Señor, pero no siempre suceden, sea por misericordia, para dar oportunidad hasta en el último momento a los impíos, para que se conviertan y se vuelvan de sus malos caminos, o porque tiene reservado ese eterno castigo para ellos después del juicio final. Pero, sea cuando sea, hay un juicio final. Porque esto dice la Palabra: Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos. Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras. Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda. Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego. Apocalipsis 20:11-15. Y también dicen las Escrituras: Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio. Hebreos 9:27.
Ahora bien, muchos cristianos piensan que este gran juicio de Dios esta solo reservado para los que rehusaron creer en el Señor. Pero eso no es así. Tanto como antes, y ahora aún más, sabemos a través de las Escrituras que todos daremos cuenta por todos nuestros hechos delante de Dios en ese gran juicio final. Vemos aun mas claro que en el pasaje de hoy, el escritor no se refiere ni a los páganos, ni a los incrédulos, sino mas bien, a la congregación. A ellos es que él se enfrenta y clama por el juicio de Dios, por aquellos que dentro de la congregación hacen maldad. Así que, estas son personas que no ignoran la Verdad de Dios y los principios Bíblicos.
Ya sé que muchos dirán: Eso está en el Antiguo Testamento, y ya no aplica. Y también otros dirán: Pero si Dios lo ha perdonado todo a través del sacrificio de Cristo, ¿Cómo seremos juzgados entonces? Y, ¿no es por gracia la salvación de Dios, y ya no importa las obras, sean buenas o malas? Y así habrá muchas otras equivocadas ideas, todas fundamentadas sobre malas doctrinas y falsas enseñanzas, las cuales llevan mucho tiempo siendo muy populares. Y claro, ¿Por qué no han de ser populares si le quitan cualquier responsabilidad al creyente, y les da la libertad (o mas bien, el libertinaje) para hacer como quieran, con la expectativa que, de cualquier manera, hagamos lo que hagamos, todo va a estar bien? Estas enseñanzas son las que alimenta tanto la frialdad y la tibieza que existe en el pueblo de Dios hoy. Y la Biblia dice muy claro que Dios vomitara de Su boca a los tibios, o sea, al que quiera estar bien con El y con el diablo, con Dios y con el mundo, por ser nada más que religiosos.
Cuando el Apóstol Pablo compartía el Evangelio con los incrédulos, también hablaba de la justicia, del dominio propio, y del juicio venidero, como esta escrito: Algunos días después, viniendo Félix con Drusila su mujer, que era judía, llamó a Pablo, y le oyó acerca de la fe en Jesucristo. Pero al disertar Pablo acerca de la justicia, del dominio propio y del juicio venidero, Félix se espantó, y dijo: Ahora vete; pero cuando tenga oportunidad te llamaré. Hechos 24:24-25. Y como era de esperar, igual como no gustará escuchar hoy, Felix no quiso aceptarlo. Y si Pablo le compartió a un gentil incrédulo acerca de la fe y esas otras cosas, aún sin convertirse todavía, ¿Cuánto más aplicaría a nosotros que decimos ser pueblo de Dios, a los que dicen conocer la verdad? Esto dice la Palabra en el Nuevo Testamento (para evitar la duda, y dejar claro que esta más que vigente en la gracia): Porque si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados, sino una horrenda expectación de juicio, y de hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios. El que viola la ley de Moisés, por el testimonio de dos o de tres testigos muere irremisiblemente. ¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia? Pues conocemos al que dijo: Mía es la venganza, yo daré el pago, dice el Señor. Y otra vez: El Señor juzgará a su pueblo. ¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo! Hebreos 10:26-31. Y: Por tanto procuramos también, o ausentes o presentes, serle agradables. Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo. 2 Corintios 5:9-10.
Entonces, ¿Por cuál mal David pide justicia y clama a Dios? Al que le hace daño a su hermano. En la indiferencia también hay maldad, como el que usa de la mentira para sacarle a su hermano. Toda maldad en contra del hermano es altamente castigable delante de Dios, como está escrito: Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida, en que amamos a los hermanos. El que no ama a su hermano, permanece en muerte. Todo aquel que aborrece a su hermano es homicida; y sabéis que ningún homicida tiene vida eterna permanente en él. 1 Juan 3:15-16. Y también dijo el Señor directamente: No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad. Mateo 7:21-23. Si Dios no le permitirá entrar en Su reino a los que hacen cosas buenas con malas intenciones, ¿Cuánto mas no le permitirá a una persona que de alguna manera u otra solo busca dañar a su hermano, a su prójimo? Dios juzgará a todos, juzgará nuestros hechos, religiosidad, falta de amor, finalmente, por no buscar hacer Su voluntad en la tierra. Así que, ¿Qué pasará contigo en el gran juicio de Dios? ¡Qué el Señor les bendiga! John. ¡Apoya a Israel! ¡Ora por Israel! ¡Dios bendecirá a los que bendicen a Israel!