Basado en Hechos 24:1-21 (Versión Reina Valera 1960)  

Cinco días después, descendió el sumo sacerdote Ananías con algunos de los ancianos y un cierto orador llamado Tértulo, y comparecieron ante el gobernador contra Pablo. Y cuando este fue llamado, Tértulo comenzó a acusarle, diciendo: Como debido a ti gozamos de gran paz, y muchas cosas son bien gobernadas en el pueblo por tu prudencia, oh excelentísimo Félix, lo recibimos en todo tiempo y en todo lugar con toda gratitud. Pero por no molestarte más largamente, te ruego que nos oigas brevemente conforme a tu equidad. Porque hemos hallado que este hombre es una plaga, y promotor de sediciones entre todos los judíos por todo el mundo, y cabecilla de la secta de los nazarenos. Intentó también profanar el templo; y prendiéndole, quisimos juzgarle conforme a nuestra ley. Pero interviniendo el tribuno Lisias, con gran violencia le quitó de nuestras manos, mandando a sus acusadores que viniesen a ti. Tú mismo, pues, al juzgarle, podrás informarte de todas estas cosas de que le acusamos. Los judíos también confirmaban, diciendo ser así todo. Habiéndole hecho señal el gobernador a Pablo para que hablase, este respondió: Porque sé que desde hace muchos años eres juez de esta nación, con buen ánimo haré mi defensa. Como tú puedes cerciorarte, no hace más de doce días que subí a adorar a Jerusalén; y no me hallaron disputando con ninguno, ni amotinando a la multitud; ni en el templo, ni en las sinagogas ni en la ciudad; ni te pueden probar las cosas de que ahora me acusan. Pero esto te confieso, que según el Camino que ellos llaman herejía, así sirvo al Dios de mis padres, creyendo todas las cosas que en la ley y en los profetas están escritas; teniendo esperanza en Dios, la cual ellos también abrigan, de que ha de haber resurrección de los muertos, así de justos como de injustos. Y por esto procuro tener siempre una conciencia sin ofensa ante Dios y ante los hombres. Pero pasados algunos años, vine a hacer limosnas a mi nación y presentar ofrendas. Estaba en ello, cuando unos judíos de Asia me hallaron purificado en el templo, no con multitud ni con alboroto. Ellos debieran comparecer ante ti y acusarme, si contra mí tienen algo. O digan estos mismos si hallaron en mí alguna cosa mal hecha, cuando comparecí ante el concilio, a no ser que estando entre ellos prorrumpí en alta voz: Acerca de la resurrección de los muertos soy juzgado hoy por vosotros.

Hay un hecho que es irrefutable, y ese es: que la Palabra de Dios se cumplirá, y no hay nada que pueda cambiar eso. Todo vendrá a cumplirse tal como lo dijo y lo dejo escrito el Altísimo, como lo volvió afirmar el mismo Señor: El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. Mateo 24:35. Tenemos que entender que esto es así, porque lo que Dios dice no son simples palabras nada más, sino que hay algo mas allá, algo casi indescriptible. Hay un poder increíble e inimaginable envuelto con lo que sale de Dios. Sabemos que todo lo que existe, lo visible e invisible existe porque un día Dios dijo que fuera así, y lo fue, y lo es hasta el día de hoy, y lo será hasta que El diga otra cosa. Un día Dios dijo: Sea la luz, y fue la luz. Un día Dios le dijo al hombre que se multiplicará, y somos hoy mas de 7 billones de personas en el mundo. Lo que Dios dice sucede.

Ahora bien, todo en la Palabra de Dios es condicional a lo que se refiere al hombre y lo que finalmente termina pasando con cada uno de nosotros. No hay tal cosa como que todo en nosotros individualmente esta predeterminado o predestinado de alguna manera, en general. En otras palabras, no somos robots preprogramados. Dios nos hizo con voluntad y raciocinio. Pero, lo que si está muy predeterminado es el trascurrir y el final del camino que el hombre escoge seguir. Una persona escoge el camino que quiere seguir, y de acuerdo a lo que desea seguir, de esa manera se va a cumplir la Palabra de Dios en su propia vida. Se tiene que entender, por el propio bien nuestro, de que si ya todo está determinado, y que habrá un fin, y que habrá un juicio final, y que todos estaremos ante El, entonces debiéramos hacernos esta pregunta: ¿Cómo se cumplirá la Palabra de Dios en mi vida? Si una persona racional entiende que todo lo que Dios dice vendrá a ser, entonces debiera hacerse esa pregunta. 

En el pasaje que vimos hoy, el Apóstol Pablo estaba pasando cosas que el propio Señor dijo que le sucederían a todos que encajan, por decir, en el esquema o en el camino que escogen seguir. Esto dijo el Señor: Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros. Mateo 5:10-12. Pero mirad por vosotros mismos; porque os entregarán a los concilios, y en las sinagogas os azotarán; y delante de gobernadores y de reyes os llevarán por causa de mí, para testimonio a ellos. Y es necesario que el evangelio sea predicado antes a todas las naciones. Marcos 13:9-10. Entonces, ¿Por qué Pablo le paso lo que le paso? Tal como él lo dijo, por la resurrección de los muertos, por su fe en Dios, y por nada más. Ese fue el meollo de todo el problema. Cristo finalmente fue el problema, por decir. Y el Señor también advirtió de la división que Su persona traería, y no solo entre personas comunes, pero hasta dentro de lo más íntimo, como está escrito: No penséis que he venido para traer paz a la tierra; no he venido para traer paz, sino espada. Porque he venido para poner en disensión al hombre contra su padre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra; y los enemigos del hombre serán los de su casa. El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí; y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí. Mateo 10:34-38.

Pero dentro de todo esto, debiéramos entonces considerar, ¿Qué ganaría yo con seguir a Cristo, si arriesgo tener problemas hasta con mis seres queridos? La gran mayoría toman la decisión de creer en Cristo a su manera, o de no seguir a Cristo para tratar de evitar problemas. Pero, la Palabra de Dios se cumplirá para nuestro bien si escogemos seguir al Señor fielmente, a pesar de los problemas que tendremos, y que la vida eterna vale más que cualquier problema que uno pueda tener aquí. Esto también dijo el Señor: El que halla su vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa de mí, la hallará. Mateo 10:39. Y también está escrito: No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad. Mateo 7:21-23. Pablo consideró que valía más la pena ganar la corona de la vida que tener el favor de los hombres y vivir una vida cómoda y tranquila en este mundo temporal. Esto mismo escribió el Apóstol, inspirado por el Espíritu Santo: Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman. 1 Corintios 2:9. En fin, si amamos a Dios, perderemos ciertas cosas aquí y ahora, pero obtendremos la eternidad y cosas que no nos podemos ni imaginar en esa eternidad. Así que, ¿estás buscando que la Palabra de Dios se cumpla en tu vida para tu bien eterno? ¡Qué el Señor les bendiga! John

Comment