Basado en Judas 1 (Versión Reina Valera 1960)  

Judas, siervo de Jesucristo, y hermano de Jacobo, a los llamados, santificados en Dios Padre, y guardados en Jesucristo: Misericordia y paz y amor os sean multiplicados. Amados, por la gran solicitud que tenía de escribiros acerca de nuestra común salvación, me ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos. Porque algunos hombres han entrado encubiertamente, los que desde antes habían sido destinados para esta condenación, hombres impíos, que convierten en libertinaje la gracia de nuestro Dios, y niegan a Dios el único soberano, y a nuestro Señor Jesucristo. Mas quiero recordaros, ya que una vez lo habéis sabido, que el Señor, habiendo salvado al pueblo sacándolo de Egipto, después destruyó a los que no creyeron. Y a los ángeles que no guardaron su dignidad, sino que abandonaron su propia morada, los ha guardado bajo oscuridad, en prisiones eternas, para el juicio del gran día; como Sodoma y Gomorra y las ciudades vecinas, las cuales de la misma manera que aquellos, habiendo fornicado e ido en pos de vicios contra naturaleza, fueron puestas por ejemplo, sufriendo el castigo del fuego eterno. No obstante, de la misma manera también estos soñadores mancillan la carne, rechazan la autoridad y blasfeman de las potestades superiores. Pero cuando el arcángel Miguel contendía con el diablo, disputando con él por el cuerpo de Moisés, no se atrevió a proferir juicio de maldición contra él, sino que dijo: El Señor te reprenda. Pero estos blasfeman de cuantas cosas no conocen; y en las que por naturaleza conocen, se corrompen como animales irracionales. ¡Ay de ellos! porque han seguido el camino de Caín, y se lanzaron por lucro en el error de Balaam, y perecieron en la contradicción de Coré. Estos son manchas en vuestros ágapes, que comiendo impúdicamente con vosotros se apacientan a sí mismos; nubes sin agua, llevadas de acá para allá por los vientos; árboles otoñales, sin fruto, dos veces muertos y desarraigados; fieras ondas del mar, que espuman su propia vergüenza; estrellas errantes, para las cuales está reservada eternamente la oscuridad de las tinieblas. De estos también profetizó Enoc, séptimo desde Adán, diciendo: He aquí, vino el Señor con sus santas decenas de millares, para hacer juicio contra todos, y dejar convictos a todos los impíos de todas sus obras impías que han hecho impíamente, y de todas las cosas duras que los pecadores impíos han hablado contra él. Estos son murmuradores, querellosos, que andan según sus propios deseos, cuya boca habla cosas infladas, adulando a las personas para sacar provecho. Pero vosotros, amados, tened memoria de las palabras que antes fueron dichas por los apóstoles de nuestro Señor Jesucristo; los que os decían: En el postrer tiempo habrá burladores, que andarán según sus malvados deseos. Estos son los que causan divisiones; los sensuales, que no tienen al Espíritu. Pero vosotros, amados, edificándoos sobre vuestra santísima fe, orando en el Espíritu Santo, conservaos en el amor de Dios, esperando la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para vida eterna. A algunos que dudan, convencedlos. A otros salvad, arrebatándolos del fuego; y de otros tened misericordia con temor, aborreciendo aun la ropa contaminada por su carne. Y a aquel que es poderoso para guardaros sin caída, y presentaros sin mancha delante de su gloria con gran alegría, al único y sabio Dios, nuestro Salvador, sea gloria y majestad, imperio y potencia, ahora y por todos los siglos. Amén.

Sin duda, estamos viviendo los últimos tiempos, porque muchas cosas en la Palabra se están cumpliendo delante de nuestros ojos, y tenemos a este pasaje como ejemplo, porque lo que está escrito ya lleva tiempo cumpliéndose, y ahora es solo asunto de que empeora cada día más, porque más son los que se suman a esta decadencia dentro del llamado pueblo de Dios, habiendo supuestos siervos que se sirven a sí mismos. Hablando sinceramente, es muy difícil encontrar a un siervo que verdaderamente siga al Señor como corresponde, y que predique la Palabra como es debido, porque hay demasiado desvío (que finalmente es diabólico), comenzando por lo mismo que habla Judas, inspirado por el Espíritu Santo, acerca de los que convierten la gracia de Dios en libertinaje.  

Este desvío dentro de la iglesia de Dios a través de siervos corruptos, es uno de los temas más presentes hoy dentro de muchas congregaciones, el asunto del libertinaje. ¿Tenemos libertad en Cristo? ¡Claro que sí! Pero Dios nos ha hecho libres, a aquellos que realmente se han convertido a Cristo a través del arrepentimiento y conversión de todos sus pecados, y que han aceptado seguir fielmente a Jesús como el Señor de sus vidas, para hacer la voluntad de Dios, y no para el pecado, no para seguir los deseos de la carne. La gracia de Dios ha sido dispensada en nuestras vidas para hacer la voluntad del Padre, y no para seguir haciendo lo que trae corrupción o para desear lo temporal. Fuimos hechos libres del pecado por Cristo y para Cristo. Pero ¿Qué se enseña en muchos lugares hoy, o lo que les agrada a las multitudes? No necesitas arrepentirte de tus pecados, solo cree nada más. O, eres salvo, no importa lo que hagas mal. O también, deléitate en el Señor para que El te conceda los deseos de tu corazón, y así sucesivamente. En fin, el libertinaje que se enseña y se sigue (porque es tan culpable delante de Dios el que lo enseña como el que lo sigue) es que todo centra alrededor de la voluntad del hombre y no en la de Dios. Fuimos creados y rescatados de nuestros pecados no para hacer nuestra voluntad, sino para hacer la voluntad del Padre. Cristo rompió nuestras cadenas para poder hacer aquellas cosas que producen vida, y no para volver a la perdición de la autocomplacencia y el hacer como nos parece, para dejar de hacer lo mismo que produjo nuestra caída. Entonces, ¿Cómo uno puede dedicarse a esas cosas, y ser salvo, si eso mismo fue lo que causo nuestra caída? Entonces, sencillamente no se puede ni seguir cosas que conlleven a eso, ni aún menos, escuchar a personas que predican y enseñan tales cosas, aunque lo hagan con palabras aduladoras y persuasivas, y de una manera muy entretenida, y sacando pasajes de la Palabra para crear algo que luce como la verdad.

Entonces, ¿Cómo podemos identificar a estos seres que predican el desvío? Judas nos da las siguientes indicaciones: como los que siguen el camino de Caín, o el error de Balaam, o la contradicción de Coré. El camino de Caín es la envidia. Caín mato a Abel por envidia. El error de Balaam fue maldecir a Israel por el lucro, o sea, hacer cosas por amor a las riquezas. Y la contradicción de Coré fue que Coré quiso tomar el puesto de Moisés, porque era hambriento de poder, para poder ejercer dominio sobre el pueblo. Así que, si ves a un ser gobernado por la envidia, por el amor a las riquezas, o hambriento de dominar a las personas (aunque pueden ser muy aduladores), apártate de los tales y no escuches lo que dicen, porque solo buscan sacar provecho de ti, y provocar tu perdición eterna. Porque este es el verdadero asunto: que la salvación se tiene que cuidar, y se tiene que luchar por ella (tal como se nos enseña en este pasaje), porque o si no, no vas a obtener la vida eterna. Y no se puede tomar livianamente lo que Cristo ha hecho por nosotros. La salvación es gratuita, pero el precio que se pago es incalculable, porque se rompió el cuerpo de Dios, y se derramó la sangre del Altísimo por nosotros. El unigénito Hijo de Dios murió por ti y por mí. Como dijo el propio Apóstol Pablo: El que no amare al Señor Jesucristo, sea anatema. El Señor viene. 1 Corintios 16:22. Así que, ¿Estas escuchando al Espíritu Santo, o a cosas que deleitan tu carnalidad? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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