Basado en Salmo 107:31-43 (Versión Reina Valera 1960)
Alaben la misericordia de Jehová, y sus maravillas para con los hijos de los hombres. Exáltenlo en la congregación del pueblo, y en la reunión de ancianos lo alaben. Él convierte los ríos en desierto, y los manantiales de las aguas en sequedales; la tierra fructífera en estéril, por la maldad de los que la habitan. Vuelve el desierto en estanques de aguas, y la tierra seca en manantiales. Allí establece a los hambrientos, y fundan ciudad en donde vivir. Siembran campos, y plantan viñas, y rinden abundante fruto. Los bendice, y se multiplican en gran manera; y no disminuye su ganado. Luego son menoscabados y abatidos a causa de tiranía, de males y congojas. Él esparce menosprecio sobre los príncipes, y les hace andar perdidos, vagabundos y sin camino. Levanta de la miseria al pobre, y hace multiplicar las familias como rebaños de ovejas. Véanlo los rectos, y alégrense, y todos los malos cierren su boca. ¿Quién es sabio y guardará estas cosas, y entenderá las misericordias de Jehová?
Hay muchas personas que tienen distintas opiniones sobre porqué suceden las circunstancias en esta vida. Hay, por ejemplo, quienes piensan que les va a ir según como hacen las cosas, o sea, piensan que a una persona le va a ir bien si se esfuerza, si se dedica a lo que va a hacer, y si es responsable. Y claro, piensan que lo opuesto también es verdad, y sí, puede haber cierta verdad en eso. Hay quienes piensan que, en esta vida, todo se trata de oportunidades, o hasta de suerte, que haga lo que haga una persona, todo se dará o no por sí solo. Si vamos por los que asocian las circunstancias con cosas espirituales, hay muchos creyentes que piensan que todo les saldrá bien si tienen suficiente fe en Dios. Hay otros que asocian sus circunstancias con la manera que ellos creen como Dios los ve, o sea, si a una persona le está saliendo bien las cosas, es porque Dios los está bendiciendo porque ellos son mejores que los demás, y viceversa. Hay creyentes que piensan que las circunstancias se dan dependiendo de lo que se hace bien o mal, o sea, que si hacen bien, que Dios los está bendiciendo por sus buenas obras, o si le va mal a una persona, es porque hay algo que está mal, o Dios lo está castigando. En fin, podríamos ver todo tipo de ideas, porque puede haber muchas razones de porqué las circunstancias son las que son, pero ¿cuál es el único constante en todo esto?
Lo primero que debiéramos ver, y si realmente nos guiamos por lo obvio (aunque a veces lo obvio no es tan obvio para todos, porque todo depende de cómo una persona quiera ver las cosas) es que a través de los sube y bajas, o buenas circunstancias o malas circunstancias, como las que leímos en el pasaje, es que hay un solo constante en todo esto, y ese es el Señor. Vayan bien las cosas, o vayan mal las cosas, Dios es el único que no cambia, y El que está envuelto en todo lo que pasa, lo que vemos como bueno y lo que vemos como malo. Así que, si Dios es el único que no cambia, y El que permite todo, y claro, El que estará allí al final cuando todo esto termine, tanto para cada persona, como universalmente, ¿vale la pena enfocarse tanto en las circunstancias, o en lo que sucede al presente? Ahora, no quiere decir que lo que suceda ahora no importa, porque sí importa, y mucho, especialmente lo que hacemos individualmente y porque hacemos o no hacemos las cosas, A lo que me refiero es que pase lo que pase, siempre debemos tener en mente a Dios, y que El es el que más importa en todo esto. Y si nos enfocamos en El, entonces nos debiera importar supremamente lo que El va a hacer al final con nosotros, basado en lo que hacemos durante este tiempo pasajero y temporal. Esto, por ejemplo, enseño el Señor: Estén ceñidos vuestros lomos, y vuestras lámparas encendidas; y vosotros sed semejantes a hombres que aguardan a que su señor regrese de las bodas, para que cuando llegue y llame, le abran en seguida. Bienaventurados aquellos siervos a los cuales su señor, cuando venga, halle velando; de cierto os digo que se ceñirá, y hará que se sienten a la mesa, y vendrá a servirles. Y aunque venga a la segunda vigilia, y aunque venga a la tercera vigilia, si los hallare así, bienaventurados son aquellos siervos. Pero sabed esto, que si supiese el padre de familia a qué hora el ladrón había de venir, velaría ciertamente, y no dejaría minar su casa. Vosotros, pues, también, estad preparados, porque a la hora que no penséis, el Hijo del Hombre vendrá… …Y dijo el Señor: ¿Quién es el mayordomo fiel y prudente al cual su señor pondrá sobre su casa, para que a tiempo les dé su ración? Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así. En verdad os digo que le pondrá sobre todos sus bienes. Mas si aquel siervo dijere en su corazón: Mi señor tarda en venir; y comenzare a golpear a los criados y a las criadas, y a comer y beber y embriagarse, vendrá el señor de aquel siervo en día que este no espera, y a la hora que no sabe, y le castigará duramente, y le pondrá con los infieles. Aquel siervo que conociendo la voluntad de su señor, no se preparó, ni hizo conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes. Mas el que sin conocerla hizo cosas dignas de azotes, será azotado poco; porque a todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará; y al que mucho se le haya confiado, más se le pedirá. Lucas 12:35-40, 42-48. Así que, importa mucho lo que pasa en el presente, pero lo que más importa es como nos ve Dios. Y noten que el Señor está hablando de siervos, o sea, de aquellos que no solamente le pertenecen al reino, sino a los que le sirven. Entonces, este asunto de que muchas personas creen y predican de que no daremos cuenta de nuestras acciones como creyentes es completamente falso. Y si Dios juzgará los hechos de aquellos que le sirven, ¿cuánto más Dios no juzgará a aquellos quienes lo desprecian, o no hacen nada por El, o no le toman en serio o en cuenta? ¿Qué hará Dios con aquellos que, conociendo la verdad, no la siguen, sino hacen como les parece? El camino espacioso que se predica en realidad es una puerta estrecha.
Esto es lo que debemos siempre tener en mente, especialmente como creyentes, a través de las circunstancias que nos toquen, sean buenas o desagradables: Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras. Jeremías 17:9-10. No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; más el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna. Gálatas 6:7-8. No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Mateo 7:21. Así que, si te encuentrás en buenas circunstancias, siempre piensa que Dios te pedirá cuentas, y que te juzgará según hiciste durante esas buenas circunstancias o en circunstancias difíciles, o en diversos problemas. Este es el fin del asunto: a Dios no le importará tanto las circunstancias, sino lo que hacemos en ellas, y si en todo eso buscamos amarle por sobre todas las cosas, estando sujetos a Su Señorío o no. El mundo se ira, pero el Señor siempre será Señor, y de El depende nuestra eternidad, y El determinará nuestro futuro según nuestro corazón y nuestros hechos. Así que, ¿Qué es lo que el Señor vé en tu corazón y en tus hechos en todo esto? ¡Qué el Señor les bendiga! John