Basado en Gálatas 5:1-18 (Versión Reina Valera 1960)
Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud. He aquí, yo Pablo os digo que si os circuncidáis, de nada os aprovechará Cristo. Y otra vez testifico a todo hombre que se circuncida, que está obligado a guardar toda la ley. De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis; de la gracia habéis caído. Pues nosotros por el Espíritu aguardamos por fe la esperanza de la justicia; porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale algo, ni la incircuncisión, sino la fe que obra por el amor. Vosotros corríais bien; ¿quién os estorbó para no obedecer a la verdad? Esta persuasión no procede de aquel que os llama. Un poco de levadura leuda toda la masa. Yo confío respecto de vosotros en el Señor, que no pensaréis de otro modo; más el que os perturba llevará la sentencia, quienquiera que sea. Y yo, hermanos, si aún predico la circuncisión, ¿por qué padezco persecución todavía? En tal caso se ha quitado el tropiezo de la cruz. ¡Ojalá se mutilasen los que os perturban! Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros. Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Pero si os mordéis y os coméis unos a otros, mirad que también no os consumáis unos a otros. Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y estos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis. Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley.
Desde que el Señor vino a este mundo para establecer el nuevo pacto a través de Su Persona, ha habido mucha confusión en el hombre sobre qué es lo que debe hacer una persona para ser salvo, para poder lograr la vida eterna. Pero lo que hay que dejar bien en claro es que no es la culpa de Dios, porque El no es Dios de confusión, sino de Verdad, de luz, y de vida. Entonces, ¿Cuál es el problema? Nosotros. El ser humano, cuando es guiado por su carnalidad, por sus propias ideas, y no es humilde y sensible a Dios, es el que produce estas controversias y confusiones, porque la Verdad es la Verdad, pero todo depende de cómo una persona quiera oírla, si esta realmente dispuesta a escucharla, o si tiene otras intenciones. Pero, tan sencillamente, no hay controversias en la sana doctrina de Cristo, en lo que El nos enseñó. Dios ofrece un solo Camino, exacto, preciso, para poder llegar a la vida eterna, pero el hombre (y claro, a través de la tentación del diablo) es el que crea otros caminos, otras ideas, y da a luz a la confusión y el desvarío.
Lo primero que debiéramos ver es el asunto de que si en realidad Cristo vino a acabar con la ley. Veamos primero que es esta ley. La ley son todos los mandamientos que se nos dieron antes de que viniera el Señor a la tierra, y fue dada a través de Moisés, para que el pueblo de Dios pudiera tener la mejor vida posible en esta tierra. Y dentro de esa ley, había mandatos que eran señales o practicas carnales o simbólicas, como este asunto de la circuncisión. La circuncisión era una señal física que Dios estableció como parte de esa ley. Y si lo vemos medicamente, también es una practica muy buena de higiene para el hombre, para poder evitar ciertas complicaciones que pueden afectar al hombre y la mujer. Pero el Señor dijo esto: No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir. Mateo 5:17. Entonces, ¿hay una contradicción entre lo que dijo el Señor y lo que enseña aquí Pablo en Gálatas? Por supuesto que no. Cristo no vino a abrogar o quitar lo fundamental de la ley, lo cual, sí produce vida eterna, sino lo físico, lo que en realidad no impacta al alma del hombre, y a eso es lo que se refiere Pablo. Por eso que esta práctica de la circuncisión ya no es necesaria, porque era algo externo, físico, algo que en sí, no tiene nada que ver con el alma de una persona. Igual que el asunto de que si es el Sábado el día correcto para adorar a Dios, y para el descanso. El propio Señor trabajó, por decir, el Sábado en varias ocasiones, pero claro, para hacer cosas que eran la plena voluntad de Dios, no para enriquecerse, o para otras cosas. Entonces, ¿es el Sábado o el Domingo tan importante como para definir la eternidad de una persona? No. Lo que importa es que una persona se congregue con otras personas para adorar a Dios, como era la costumbre del Señor (porque El es nuestro ejemplo), y la misma creación, lo cual Dios creo, nos enseña que tener un día de descanso regularmente es bueno para la salud.
Entonces, ¿Qué es la gracia que tanto el Señor y Pablo enseña? El verdadero cumplimiento de la ley a través de la Persona del Señor Jesucristo. La ley es simplemente la instrucción que Dios nos da a través de Su Palabra para que sepamos que hacer para poder heredar o tener vida eterna. Esto por ejemplo dice la Palabra: Un hombre principal le preguntó, diciendo: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna? Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno, sino solo Dios. Los mandamientos sabes: No adulterarás; no matarás; no hurtarás; no dirás falso testimonio; honra a tu padre y a tu madre. Él dijo: Todo esto lo he guardado desde mi juventud. Jesús, oyendo esto, le dijo: Aún te falta una cosa: vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme. Entonces él, oyendo esto, se puso muy triste, porque era muy rico. Al ver Jesús que se había entristecido mucho, dijo: ¡Cuán difícilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas! Porque es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios. Lucas 18:18-25. Y esto también dice la Palabra: Y he aquí un intérprete de la ley se levantó y dijo, para probarle: Maestro, ¿haciendo qué cosa heredaré la vida eterna? Él le dijo: ¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo lees? Aquel, respondiendo, dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo. Y le dijo: Bien has respondido; haz esto, y vivirás. Pero él, queriendo justificarse a sí mismo, dijo a Jesús: ¿Y quién es mi prójimo? Respondiendo Jesús, dijo: Un hombre descendía de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de ladrones, los cuales le despojaron; e hiriéndole, se fueron, dejándole medio muerto. Aconteció que descendió un sacerdote por aquel camino, y viéndole, pasó de largo. Asimismo un levita, llegando cerca de aquel lugar, y viéndole, pasó de largo. Pero un samaritano, que iba de camino, vino cerca de él, y viéndole, fue movido a misericordia; y acercándose, vendó sus heridas, echándoles aceite y vino; y poniéndole en su cabalgadura, lo llevó al mesón, y cuidó de él. Otro día al partir, sacó dos denarios, y los dio al mesonero, y le dijo: Cuídamele; y todo lo que gastes de más, yo te lo pagaré cuando regrese. ¿Quién, pues, de estos tres te parece que fue el prójimo del que cayó en manos de los ladrones? Él dijo: El que usó de misericordia con él. Entonces Jesús le dijo: Ve, y haz tú lo mismo. Lucas 10:25-37. Entonces, ¿Qué vemos claramente? Que todo lo que tiene ver con el amar a Dios y amar al prójimo en la ley sigue tan vigente como cuando Dios lo mando. Y que, si no amas al Señor por sobre todas las cosas, haciendo como El manda, ni amas a tu prójimo como a ti mismo, no heredarás u obtendrás la vida eterna. Y que, en rendidas cuentas, la fe sin obras es muerta, porque el amor solo se puede mostrar a través de la acción, a través de la obra. Así que, ¿vives la gracia de Dios a través de Jesucristo para vida eterna, o sigues tus propias ideas siguiendo y observando cosas que de nada sirven? ¡Qué el Señor les bendiga! John