Basado en Números 3:1-4 (Versión Reina Valera 1960)  

Estos son los descendientes de Aarón y de Moisés, en el día en que Jehová habló a Moisés en el monte de Sinaí. Y estos son los nombres de los hijos de Aarón: Nadab el primogénito, Abiú, Eleazar e Itamar. Estos son los nombres de los hijos de Aarón, sacerdotes ungidos, a los cuales consagró para ejercer el sacerdocio. Pero Nadab y Abiú murieron delante de Jehová cuando ofrecieron fuego extraño delante de Jehová en el desierto de Sinaí; y no tuvieron hijos; y Eleazar e Itamar ejercieron el sacerdocio delante de Aarón su padre.

Tener hijos es algo bonito, y claro, si se tienen por buenas razones. Hay personas que piensan que los hijos se debieran tener cuando dos personas se aman, y que estos hijos sean el fruto de su amor, y eso es bonito. Hay otros que tienen hijos con los deseos de que sean como extensiones de ellos mismos, y de poder darle todo lo que ellos no pudieron tener, y eso no es malo tampoco. Hay otros que tienen hijos para que los hijos puedan lograr metas y sueños que ellos no pudieron obtener, y en sí, eso no es malo tampoco. Y claro, hay personas que tienen hijos por accidente, o por tratar de retener a una pareja, o por desgracia, para conseguir cosas que desean, y estas no son razones muy buenas para tener hijos. Los hijos en fin vienen por distintas razones, algunas son buenas, y otras no buenas, pero cualquiera que sea la razón, comienza una gran responsabilidad, la cual comienza en el momento de la concepción (porque de allí comienza la responsabilidad, no cuando dejan el vientre de la madre). Y como toda responsabilidad, hay que dar cuentas, y El que va a exigir cuentas es nada menos que Dios, y de Dios, nadie se escapa, como está escrito: Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en Su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta. Hebreos 4:13.

Ahora bien, ¿Cuáles son las cosas que los padres (hablando de madre y padre) le deben a sus hijos? No solamente delante de Dios, sino también delante de la sociedad, le deben las cosas esenciales como comida, ropa, un lugar adonde vivir, y cuidados. Estas son las cosas físicas que sencillamente deben estar para una persona que no se lo puede proveer a sí misma. Pero también en conjunto con eso, lo que más le deben no es necesariamente una carrera universitaria, o darle para sus gustos y deleites, o ni siquiera dejarle bienes materiales. Lo que más les deben a un hijo es la instrucción, y aún más preciso, el darle el pleno conocimiento de Dios, y de implantar el temor de Dios en ellos. Eso es un deber. Cualquiera diría: Pero yo ni se de Dios, ni sé Quién es, ¿Cómo le puedo dar algo así a mi hijo? Y ahí viene lo que incumbe a toda responsabilidad. Tienes que tú buscar de Dios para poder darle a tu hijo como corresponde. Debes tener tu propia relación con Dios para poder impartir ese conocimiento a tu hijo o hija, y esa es una responsabilidad, y como toda responsabilidad, hay que luchar por eso. ¿No te cuesta esfuerzo cumplir con un trabajo, pagar cuentas y deudas, mantener un lugar adonde vivir, tener para comer, y también tener para poder comprar ropa y medicinas si son necesarias? Claro que sí. Entonces, también hay que ponerle esfuerzo a buscar de Dios, buscar saber Quién es Dios, y lograr tener esa relación que necesitas, como está escrito: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. Mateo 7:7-8. Así que, todo esto implica acción (obra). Si buscas a Dios, lo hallarás. Si llamas a Dios, El te abrirá. Porque, en fin, solamente porque no sabes o conoces de algo, no te libera de la responsabilidad que le debes a tus hijos. No hay excusa. Tal como no hay excusa para no saber de que existe un Dios, porque El esta en todas las cosas, como también dice la Palabra: Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Romanos 1:20. Así que, nadie tiene por donde escaparse ni de Dios, ni de su responsabilidad como padre para ante Dios.

Se ha mencionado que los padres tienen una responsabilidad de darle a conocer a sus hijos de Quien es Dios. Y podrán preguntar, ¿Dónde dice eso la Biblia? Esto dice: Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos; y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas. Deuteronomio 6:4-9. Esto sigue vigente hasta el día de hoy. Los padres están supuestos a enseñarle a sus hijos a amar al Señor con todo su ser, y tienen que darle esta instrucción y conocimiento siempre, desde que están en el vientre, porque de allí dice la Palabra que llama a todo ser humano, desde el vientre, como está escrito: …Desde el vientre de mi madre, tú eres mi Dios. Salmo 22:10b. Los padres tienen que repetirle a sus hijos cuantas veces sea posible, y tener cosas que le recuerden esto a su alrededor. Esto no es una buena idea, sino un mandato. Porque también dice la Palabra: He aquí, herencia de Jehová son los hijos; cosa de estima el fruto del vientre. Salmo 127:3a. Nada ni nadie en este mundo te quita esta responsabilidad ante el Dios Todopoderoso.

¿Qué fue entonces lo que paso con los hijos de Aaron? Esto sucedió: Nadab y Abiú, hijos de Aarón, tomaron cada uno su incensario, y pusieron en ellos fuego, sobre el cual pusieron incienso, y ofrecieron delante de Jehová fuego extraño, que él nunca les mandó. Y salió fuego de delante de Jehová y los quemó, y murieron delante de Jehová. Entonces dijo Moisés a Aarón: Esto es lo que habló Jehová, diciendo: En los que a mí se acercan me santificaré, y en presencia de todo el pueblo seré glorificado. Y Aarón calló. Levítico 10:1-3. Y también: A ti, pues, hijo de hombre, te he puesto por atalaya a la casa de Israel, y oirás la palabra de mi boca, y los amonestarás de mi parte. Cuando yo dijere al impío: Impío, de cierto morirás; si tú no hablares para que se guarde el impío de su camino, el impío morirá por su pecado, pero su sangre yo la demandaré de tu mano. Y si tú avisares al impío de su camino para que se aparte de él, y él no se apartare de su camino, él morirá por su pecado, pero tú libraste tu vida. Ezequiel 33:7-9. Se les había dado las instrucciones que necesitaban, pero hicieron como les parecía, y pagaron caro el asunto. Y Aarón no fue culpado porque él les dijo lo que tenía que ser, o si no, también Aarón hubiera perecido con sus hijos. Los padres cumplen con su responsabilidad finalmente cuando hacen como Dios manda.

El tener hijos no es un juego, y una persona no debe hacer como le parecen las cosas, sino como Dios manda, si en realidad quiere hacer la voluntad del Padre, lo cual es lo que permite que tengamos vida eterna a través del Señor Jesucristo. Como también dice la Palabra: No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Mateo 7:21. Así que, ¿cumples tu con responsabilidad ante Dios? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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