Basado en Deuteronomio 22:13-30 (Versión Reina Valera 1960)
Cuando alguno tomare mujer, y después de haberse llegado a ella la aborreciere, y le atribuyere faltas que den que hablar, y dijere: A esta mujer tomé, y me llegué a ella, y no la hallé virgen; entonces el padre de la joven y su madre tomarán y sacarán las señales de la virginidad de la doncella a los ancianos de la ciudad, en la puerta; y dirá el padre de la joven a los ancianos: Yo di mi hija a este hombre por mujer, y él la aborrece; y he aquí, él le atribuye faltas que dan que hablar, diciendo: No he hallado virgen a tu hija; pero ved aquí las señales de la virginidad de mi hija. Y extenderán la vestidura delante de los ancianos de la ciudad. Entonces los ancianos de la ciudad tomarán al hombre y lo castigarán; y le multarán en cien piezas de plata, las cuales darán al padre de la joven, por cuanto esparció mala fama sobre una virgen de Israel; y la tendrá por mujer, y no podrá despedirla en todos sus días. Mas si resultare ser verdad que no se halló virginidad en la joven, entonces la sacarán a la puerta de la casa de su padre, y la apedrearán los hombres de su ciudad, y morirá, por cuanto hizo vileza en Israel fornicando en casa de su padre; así quitarás el mal de en medio de ti. Si fuere sorprendido alguno acostado con una mujer casada con marido, ambos morirán, el hombre que se acostó con la mujer, y la mujer también; así quitarás el mal de Israel. Si hubiere una muchacha virgen desposada con alguno, y alguno la hallare en la ciudad, y se acostare con ella; entonces los sacaréis a ambos a la puerta de la ciudad, y los apedrearéis, y morirán; la joven porque no dio voces en la ciudad, y el hombre porque humilló a la mujer de su prójimo; así quitarás el mal de en medio de ti. Mas si un hombre hallare en el campo a la joven desposada, y la forzare aquel hombre, acostándose con ella, morirá solamente el hombre que se acostó con ella; mas a la joven no le harás nada; no hay en ella culpa de muerte; pues como cuando alguno se levanta contra su prójimo y le quita la vida, así es en este caso. Porque él la halló en el campo; dio voces la joven desposada, y no hubo quien la librase. Cuando algún hombre hallare a una joven virgen que no fuere desposada, y la tomare y se acostare con ella, y fueren descubiertos; entonces el hombre que se acostó con ella dará al padre de la joven cincuenta piezas de plata, y ella será su mujer, por cuanto la humilló; no la podrá despedir en todos sus días. Ninguno tomará la mujer de su padre, ni profanará el lecho de su padre.
Estamos viviendo en un tiempo donde nuestra sociedad está más sexualizada que nunca. La verdad es que todo hoy en día envuelve sexo, y de tal manera que muchas personas son hasta incapaces de tener relaciones platónicas. Luce que la única manera de poder expresar cariño o aprecio por otra persona es a través de un encuentro sexual. Y lo peor del asunto es que no estoy hablando de las personas incrédulas, sino de los llamados creyentes en Dios, los que dicen creer en Dios, estos viven una vida completamente entregada a la inmoralidad sexual, desde los pastores, predicadores, y ministros, hasta las personas más nuevas en la fe, muchos están viviendo gobernados por la inmoralidad sexual. Muchos llamados creyentes están practicando la fornicación y el adulterio a plenitud. Y esto en el pasado era malo delante de los ojos de Dios, y ahora sigue siendo pecado delante de Dios, y aún más, y será vista su práctica como pecado cuando sea Su juicio sobre toda la humanidad.
Como leímos al principio, la inmoralidad sexual, tanto la fornicación (las relaciones sexuales afuera del vínculo del matrimonio) y el adulterio (el engaño dentro del matrimonio) eran altamente sancionadas por Dios. Tal era el asunto para Dios que los que hacían tales cosas tenían que ser muertos. ¿Cuál es la diferencia entre aquel entonces y ahora, bajo la dispensación de la gracia de Dios? Qué, como creyentes, no estamos aquí para apedrear a los que hacen el mal, pero esto sigue siendo pecado delante de Dios. Y puede que no sufra una persona la pena de muerte física aquí en la tierra en manos de los hombres, pero si una persona mantiene este estilo de vida, será condenado a vivir en el infierno por toda una eternidad, si no se arrepiente y se convierte de estos pecados. La penalidad final sigue siendo la misma, si una persona no deja de practicar tales cosas. Lo puede justificar y aplaudir la sociedad todo lo que quiera, pero la sociedad y sus leyes no tienen ninguna potestad en el gran juicio de Dios, y esto es lo que muchos creyentes, o escogen no creer o ignoran voluntariamente. Pero, estén muy seguros, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios, como está escrito: Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios. Gálatas 5:19-21. Quieran verlo como lo quieran ver, sea que una persona nunca fue salva, o que perderá la salvación, una persona que practica tales cosas sencillamente no heredará el reino de Dios, o no se le permitirá entrar en Su reino. Porque el único que puede heredar es un hijo, y aquí el pasaje habla de que no “heredarán” el reino de Dios, así que, mediten eso.
¿Qué más dice la palabra de Dios acerca del asunto en el Nuevo Testamento (ya que muchos erróneamente toman el Antiguo Testamento como algo del pasado)? Esto dice la Palabra: Pero el que se une al Señor, un espíritu es con él. Huid de la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre cometa, está fuera del cuerpo; mas el que fornica, contra su propio cuerpo peca. ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? 1 Corintios 6:17-19. Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio. Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón. Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno. Mateo 5:27-29. Así que, tanto la fornicación y el adulterio, hasta el codiciar a otra persona fuera del matrimonio es condenable delante de Dios, y una persona corre el riesgo de ser condenada eternamente, porque el propio Señor dijo esto mismo: …y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno. Entonces, ¿Qué debe hacer el creyente, especialmente dentro de la dispensación de la gracia de Dios? Arrepentirse y convertirse de tales cosas, dejar de hacerlo completamente, dejar de practicarlo, y aún menos, excusar tales pecados. Esto mismo vemos cuando le llevaron al Señor a la mujer adultera para que precisamente fuere apedreada: Y como insistieran en preguntarle, se enderezó y les dijo: El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella. E inclinándose de nuevo hacia el suelo, siguió escribiendo en tierra. Pero ellos, al oír esto, acusados por su conciencia, salían uno a uno, comenzando desde los más viejos hasta los postreros; y quedó solo Jesús, y la mujer que estaba en medio. Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo: Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó? Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más. Juan 8:7-11. Así que, ¿buscarás hacer la voluntad de Dios con tu vida, o seguirás haciendo cosas que ponen tu salvación en grave peligro? ¡Qué el Señor les bendiga! John